Spiritualized, ‘Sweet Heart, Sweet Light’
Spiritualized es una de esas pocas bandas que siempre he seguido. Bueno, al decir siempre, desde que la descubrí allá por 1997 cuando publicaron el grandioso y todavía no superado ‘Ladies and Gentlemen We Are Floating in Space’. En cierto modo, por aquel entonces supuso un antes y un después en mi forma de entender la música pop. Se acercaba al ruidismo y al lirismo a partes iguales, a las guitarras y a los violines. Esos largos desarrollos parecían una herencia actualizada del sinfonismo de los setenta.
Mucho de aquel disco lo conserva ‘Sweet Heart, Sweet Light’, el recientemente publicado nuevo trabajo de Jason Pierce y compañía. Los británicos consiguen un disco que supera –en mi opinión– a todas las secuelas del que lanzaron hace ahora 15 años. Ni ‘Let It Come Down’, ni ‘Amazing Grace’, ni ‘Songs in A&E’ llegan a su nivel. No quiero con esto decir que no sean grandes trabajos, pero el listón estaba tan alto que incluso para un genio como Pierce le resultaba complicado igualar o superar.
Lo que nos encontramos en esta nueva entrega es un retorno a los patrones clásicos de la banda, quizás dulcificados por una mayor tendencia a la melodía, una sección de cuerdas bien integrada en los temas y que para nada es decorativa y unas letras quizás algo más optimistas, aunque igual de místicas que siempre. Las eternas preguntas de la humanidad flotan en el ambiente a lo largo de todo el minutaje del disco. También se recuperan los típicos desarrollos largos que la banda había abandonado en sus dos trabajos anteriores y las voces negras del gospel y el blues.
Repasando las pistas del disco, es complicado quedarse con una. Desde luego, el sencillo que se ha publicado, ‘Hey Jane’, es uno de los platos fuertes con sus más de ocho minutos de duración. Pero también lo son otros como ‘Little girl’, ‘Too late’ o ‘So long you pretty thing’ que canta junto a su hija de 11 años. En definitiva, un trabajo sólido como pocos en la carrera de Spiritualized, que a la vez que conserva todos los elementos clásicos y reconocibles apuesta por el optimismo. Y eso está muy bien.