25 años de Muestra Musical
Este 2024 se da una conjunción extraña por la que a la vez que se cumplen 25 años de mi primer recopilatorio Muestra Musical (concretamente el pasado 2 de enero), se publica la edición 150. 25 y 150 son dos números lo suficientemente redondos como para echar la vista atrás, a las 2533 canciones recopiladas y a los seis días y medio con sus noches que nos llevaría escucharlas todas. Ha habido cambios brutales de estilos, tendencias, modas, mis habilidades para diseñar las portadas también han cambiado.
Ese primer paso que comenzó este viaje tuvo lugar el 2 de enero de 1999. Desde hacía algunos meses había acumulado mucha música en formato MP3 y CD comprados por mí, prestados por amigos, alquilados en establecimientos o en la biblioteca pública. En aquellos momentos aún no tenía internet, con lo que la adquisición de canciones y discos a través de la red aún era una utopía para mí.
El listado de canciones inaugural comenzaba con ‘The wild bunch’ de Najwajean, el proyecto de Carlos Jean y Najwa Nimri que se estrenaba por entonces. Continuaba con una banda tan generacional como Echobelly, los desaparecidos Space Monkeys, los añorados Portishead, los incombustibles Belle and Sebastian… y así hasta 18 pistas. Sabía que aquel primer recopilatorio no sería el único, y que con el año nuevo también había comenzado una nueva etapa en cuanto a la forma de relacionarme con la música. A partir de aquel momento llegaría de forma periódica una nueva compilación que captaría el espíritu del tiempo que estaba viviendo en ese momento. Como estratos uno sobre otro, los CDs en la estantería se iban apilando año tras año hasta llegar a los actuales 150 discos (152 ya que hay dos ediciones dobles, la 5 del año 1999 y la 16 del año 2001.
Normas autoimpuestas
Las normas son muy sencillas y han permanecido inalteradas hasta hoy. La primera es que sólo puede haber un tema por intéprete. La segunda que cada edición debe contar con al menos 15 pistas. La tercera que la portada ha de ser original. La cuarta y última no se cumplió desde el principio, sino que se incorporó con el tiempo y es que no se admiten temas publicados con anterioridad a dos años respecto a la publicación del recopilatorio. Así mantengo con más fuerza lo que comentaba del espíritu del tiempo.
Sí, en CD
En los tiempos de las listas de Spotify, de Apple Music o Amazon Music o simplemente de MP3 en una carpeta el seguir «tostando» un disco es no sólo un ritual, sino una afirmación de que lo físico permanece, de que esa música tiene un soporte tangible y compatible en cualquier sistema de sonido del mundo. Es un símbolo visible, un objeto del que sólo hay un ejemplar. El acto de imprimir la portada, colocarla en la caja y ubicarlo en su lugar de la estantería es cerrar una etapa también de mi vida para a continuación comenzar una nueva.
A lo largo de este año iré publicando algún artículo más relacionado con este aniversario así que estad atentos.