Brujas, el viejo y olvidado puerto comercial de Flandes durante la época medieval. Hibernada durante siglos y desde hace medio siglo redescubierta para el visitante. Por eso Brujas es posiblemente la ciudad más turística de Bélgica, para bien y para mal. Sus detractores la acusan de ser un parque temático, un mero decorado donde todo es por y para el visitante. Tiendas de recuerdos (las mejores y más grandes que vimos en todo Bélgica) por todas partes, bares, restaurantes, museos, etc. Pero también tiene sus cosas buenas. Se ha preservado un espectacular, excepcionalmente fotogénico y cuidado casco histórico –muy restaurado, cuando no directamente reconstruido–. Hay poco tráfico de vehículos a motor, muchas bicis y carros de caballos para los turistas. Esto produce una extraña sensación de tranquilidad, de estar viviendo en otra época. Y si se camina desde la estación de tren –como hicimos nosotros– mucho más, cruzando el canal que sirve de barrera entre la «civilización» y la ciudad antigua hacia el Minnewater y el Begijnhof.
En la iglesia de Nuestra Señora puede verse una escultura de Miguel Ángel, la conocida como ‘Madonna de Brujas’, la única que salió de Italia en vida del genio renacentista. Recuerda a ‘La Pietà’, aunque algo más modesta. También en esta iglesia pueden verse tumbas de reyes, los de Carlos el Temerario y su hija María de Borgoña, que a su vez era la madre de Felipe el Hermoso. Éste, aunque enterrado en Granada, su corazón momificado también se conserva en esta iglesia dentro de un cofre. El centro de Brujas es su plaza mayor, o Grote Markt, con la imponente torre del campanario civil presidiéndola, y la estatua de Jan Breydel y Pieter De Koninck en el centro.
Brujas es una ciudad muy cervecera, algo que, hablando de Bélgica, ya de por sí es una redundancia. Pero aquí es más visible que en otros lugares. Y si no, basta con darse un paseo por el enorme expositor donde pueden verse (y probar) todas las variedades y marcas de cerveza belga. También vimos allí alguna de las mejores tiendas del gremio, incluso con varios pisos y salas llenas de botellas. La cervecera local —Halve Maan— que, gracias a unas tuberías que la conecta con la embotelladora, sigue fabricando la bebida dentro de la ciudad, produce las dos marcas más populares para locales y visitantes, la Brugse Zot (El Loco Brujense) y la Straffe Hendrik (Enrique el Fuerte).
Las reminiscencias españolas en Brujas permanecen siglos después del fin de la ocupación. Aquí nació Felipe el Hermoso y murió Luis Vives, que cuenta con un busto en uno de los lugares más turísticos de la ciudad. También en la plaza de Jan Van Eyck encontramos el Spinolarei o Muelle de Spínola, en referencia al militar hispano-italiano que comandó los Tercios de Flandes. En sus inmediaciones, nombres de calles que nos recuerdan: Spanjaardstraat o Calle de los Españoles y la Biskajersplein o Plaza de los Vizcaínos. Brujas también compartió en 2002 la capitalidad cultural europea con Salamanca. Y desde entonces están hermanadas.
Las fotos de Brujas que he añadido a Cromavista están organizadas en las siguientes galerías: