La televisión pública finlandesa (YLE) ya tiene todo listo para que el próximo sábado se celebre en Helsinki la 52º edición del festival de la canción más popular del mundo. Por supuesto estoy hablando de Eurovisión. Los que sigáis este blog desde hace tiempo sabréis de mi extraña afición por este evento que miro con atención desde pequeño.
Este año, la fase final la compondrán 24 participantes. De los intérpretes españoles casi mejor no hablar. Más o menos siguen en la misma línea de «calidad» de los últimos años. Son un grupito que se hacen llamar D’Nash y que no sé si habrán salido mucho por televisión, pero en los últimos tiempos tengo sobredosis de radiofórmulas y la canción participante no ha sonado ni una sola vez. ¿Cuándo mandaremos a alguien «indecente» estilo Lordi?
Por falta de tiempo no he podido ver ni escuchar a todos los que ya han pasado a la fase final, es decir, los 10 mejores del año pasado y los cuatro «grandes» (Francia, España, Reino Unido sin Morrisey, y Alemania) que participan siempre. A falta estamos de conocer los 10 mejor clasificados de la semifinal.
Una de las principales pegas de los últimos años es el cambio de sistema para las votaciones. El televoto no me parece la mejor opción, porque al final la canción pasa a un segundo plano y lo que realmente cuenta son las simpatías entre vecinos. Por tanto los países que estén relativamente aislados (islas o estados con poca inmigración) tienen todas las de perder. En cambio lugares como las repúblicas ex-soviéticas o los países balcánicos, que cuentan con fuertes lazos culturales y sociales son los que se llevarán los primeros puestos. Con saber un poco de geopolítica se pueden adivinar las votaciones de la mayoría de los países.
La banda asturiana Mus han publicado hace unas semanas su nuevo trabajo ‘La Vida’ (Green Ufos, 2007). Con motivo de este lanzamiento llevaba tiempo queriendo escribir un pequeño artículo sin repetirme, porque ya escribí en su día una referencia sobre Mus cuando publicaron ‘Divina Lluz’.
Precisamente hoy en Babelia, el suplemento cultural de El País, viene un artículo con una pequeña entrevista informal a los asturianos. En ella explican el llamativo, aunque moderado, cambio de forma y de fondo. Menos folk y más pop. Sus letras por primera vez no están basadas en el acervo cultural asturiano y en la música se cuelan sintetizadores y cajas de ritmos. Pero que los seguidores de Mus no se asusten, este cambio no vulgariza ni banaliza, sino que más bien enriquece la propuesta que Fran y Mónica vienen ofreciendo desde hace una década. Parece que las nubes oscuras que adornaban e inspiraran los temas de sus anteriores trabajos se han esfumado para dar paso a un sol que calienta e ilumina. Una de las señas de identidad de la banda, defender la lengua asturiana cantando en bable, sigue intacta. Como curiosidad, la vocalista Mónica Vacas revela en el artículo para Babelia sus orígenes zamoranos, algo de lo que no tenía ni idea.
Hoy muchos temas destacables, pero algunos como ‘Cantares de ciegu’ o ‘Una sábana al vientu’ valen por todo el disco. Para mi gusto, su mejor trabajo hasta el momento. En la otra ocasión en que hablé de Mus cerré diciendo que es una banda que nunca me ha defraudado. Desde luego esta máxima sigue vigente.
La Habitación Roja entran a degüello. Lo que se intuía en su anterior trabajo ‘Nuevos Tiempos’ (Mushroom Pillow, 2005) se vuelve crítica explícita. Ya comenté por aquí que el grupo valenciano había dedicado una de las canciones de aquel álbum a nuestro querido ex presidente y a sus amiguitos de las Azores. Una letra encubierta en una presunta historia de desamor.
Ahora quizás con menos acierto y más obviedad abundan en esa crítica. ‘Tened piedad del ex presidente’ es uno de los once temas de ‘Cuando Ya No Quede Nada’ (Mushroom Pillow, 2007). Para mi gusto, el conjunto no brilla tanto como su antecesor. Es como si el afán por acercarse a letras más comprometidas se hayan dejado la sensibilidad, la ensoñación y la sutileza por el camino. No hay melodías inolvidables como en ‘4’ o en ‘Nuevos Tiempo’ y tampoco hay un puñado de temas estrella.
A favor tienen la claridad y la contundencia de las letras (aunque más facilonas que de costumbre) y de la música. Más guitarras, más distorsión (Steve Albini en la producción se nota) y menos temas lentos. El primer sencillo extraído es ‘La vida moderna’, un tema con mucha pegada pero con una letra tan obvia que lo echa por tierra. El videoclip es igual de poco original.
Hasta ahora no había hablado de Souvenir, un grupo formado por Patricia de la Fuente y Jaime Cristóbal, dos pamploneses francófilos que llevan una década componiendo canciones que miran al otro lado de los Pirineos. En estos diez años han publicado cuatro álbumes y un EP. Yo les he seguido desde el principio y hasta la fecha han tenido una trayectoria más que digna con un puñado de buenas canciones.
Acaban de presentar el que quizás sea su mejor disco hasta la fecha. Sin abandonar el pop sofisticado, Souvenir nos ofrecen en ’64’ (Jabalina, 2007) un paseo por la pista de baile con especial referencia al techno de los años ochenta. Salvando las distancias, en algunos momentos nos recuerdan a bandas como Desireless.
’64’ está formado por diez temas redondos, bailables, donde dejan de un lado las ya agotadas influencias de las grandes cantantes galas de los sesenta (France Gall, Françoise Hardy o Sylvie Vartan). Era el momento de renovarse o morir. En su página oficial puede escucharse el disco entero así como consultar bastante información sobre ellos.
To Rococo Rot es una banda extraña con nombre (palíndromo) extraño. Yo los conocí a través del inclasificable videoclip de ‘Cars’. Y es que a este grupo berlinés formado por los hermanos Robert y Ronald Lippok y Stefan Schneider siempre les ha gustado jugar con lo enigmático, lo esquemático y, por qué no decirlo, también con lo irónico. Su música tampoco es de fácil definición. Algunos lo colocarían en la cubeta del post-rock sin serlo exactamente, otros buscarían directamente en la música electrónica experimental, pero tampoco creo que sea una definición acertada. A pesar de ser crípticos, To Rococo Rot suenan accesibles. Y aunque sus clips sean extraños, tienen algo que enganchan.
Hasta la fecha, To Rococo Rot tienen publicados cinco álbumes y cuatro sencillos entre 1996 y 2004. Al ser alemanes y hacer música electrónica, han tenido que soportar el sanbenito del krautrock con las consabidas comparaciones con Neu! o Can, bandas excepcionales, pero con los que no tienen nada que ver.
Si dije que los conocí a través de los vídeos no es por casualidad. Es posible que a mucha otra gente le ocurra lo mismo. La tríada ‘Telema’ (1999), ‘Cars’ (1999) y ‘Pantone’ (2001) son muestras ejemplares que deberían estar en un museo y pasan por ser algunos de los mejores y más originales clips que he visto nunca. Mucha imaginación e historias donde no pasa nada, pero repletas de un encanto especial. Aquí os dejo estos tres vídeos.
‘Telema’: Una figura se metamorfosea al ritmo de la música.
‘Cars’: El protagonista se come una manzana en su coche después de recibir un regalo.
De nuevo Los Planetas tienen un inminente nuevo disco. Aunque aún no se ha publicado (lo hará la próxima semana) ya puede escucharse en su web oficial. Han transcurrido tres años desde aquel ‘Contra la Ley de la Gravedad’ (BMG, 2004) que nos supo a poco y nos sonó a fórmula agotada. No es que el disco fuera decepcionante, pero se escuchaba a J y compañía algo cansados, repitiendose demasiado. De ahí a convertirse en caricaturas de sí mismos hay un paso.
Pero con el nuevo ‘La Leyenda del Espacio’ (BMG, 2007) han mirado hacia su tierra, donde han encontrado un filón en la música tradicional andaluza, sobre todo el flamenco. Pero que nadie se asuste, Los Planetas siguen siendo Los Planetas y siguen sonando inconfundibles, lo que ocurre es que han evolucionado. Han dado un paso más. Han conseguido encajar a las mil maravillas los palos más populares del flamenco en su imaginario sin abandonar la distorsión y los temas hipnóticos de largo desarrollo, que quizás han encontrado un nuevo sentido dando la mano a la tradición más pura.
Los Planetas se han sacado de la manga un disco brillantísimo que, al contrario de los anteriores, entra desde la primera escucha y que además gana con el tiempo. Las letras tienen un aire popular en el sentido más tradicional de la palabra a la vez que modernas. Con ‘La Leyenda del Espacio’, Los Planetas han vuelto a abrir las puertas de la conexión «flamenco-cósmica» que ya abrieron en su día sus paisanos Lagartija Nick.
En definitiva, para mi gusto es su mejor disco desde ‘Unidad de Desplazamiento’ (BMG, 2000) y siguen siendo la referencia indie más importante de la música española y por lo que parece, lo va a seguir siendo por mucho tiempo.
Lo que es cierto es que el primer sencillo de adelanto ‘Alegrías del incendio’ no hace justicia al contenido del disco. Me parece uno de los temas más flojos si lo comparamos con el resto. En el tracklist del disco aparece casi al final, en la pista 11 de un total de 13. El vídeo, dirigido por Luis Cerveró, sin embargo está más que curioso. Es éste:
En este 2007 se cumplen 40 años (ni más ni menos) desde la publicación del primer álbum de The Doors. La banda liderada por el insustituible Jim Morrison causó conmoción. De título homónimo contenía temas legendarios como ‘Break on Through’ que fue su primer sencillo y uno de los primeros videoclips de la historia, ‘The End’, un drama teatral de once minutos de duración y la impresionante ‘Light my Fire’ (una de mis favoritas) con un largo solo de teclado cortesía de Ray Manzarek.
The Doors no eran una banda habitual para la época. Sus influencias eran más literarias y profundas que sus contemporáneos. Aunque no estaban alejados del espíritu del «flower power», concebían éste con un sentido más profundo. Su música era diferente. La ausencia de un bajo convencional y su sustitución por un órgano daban a su sonido un sello muy particular, ratificado por la potente voz de Morrison. El mito creció con la muerte de Jim en París en 1971 tras una borrachera.
Es imposible calcular la influencia que la banda ha tenido en la música pop y rock, pero sin duda ha sido enorme y son un pilar básico a la hora de contar la historia de la música popular del siglo XX. The Doors son clásicos como pocos, ofreciendo su música a cada nueva generación, y cada generación ofrece nuevas lecturas de su música haciendo que siempre suenen modernos. Al fin y al cabo eso es lo que se espera de los clásicos. La película ‘The Doors’, dirigida en 1991 por Oliver Stone, abrió las puertas a un nuevo público al que quizás no hubiera llegado de otro modo.
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