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La bitácora personal de Ricardo Martín
Comentando cosas desde 2004
31 de agosto de 2009

Cosas variadas

Unas cuantas cosas que quería contar pero no sabía cómo ni dónde:

  • Tenía idea de que mi nueva televisión Sony Bravia tenía una ranura sospechosa en el costado izquierdo. Mirando el manual, efectivamente, se trata de un receptáculo donde puede conectarse la tarjeta para la TDT de pago a través del adaptador que suministra el proveedor televisivo. ¡Qué pena que no me interese absolutamente nada el fútbol! Aunque veremos que otros canales nos ofrece el dichoso acceso condicional. También los usuarios de Imagenio tendrán los partidos de Gol TV completamente gratis. Pero a mis padres, que tienen la televisión ADSL de Telefónica, tampoco les interesa el fútbol.
  • Llevaba una semana expectante al ver los anuncios sobre los Beatles en el El País. Esperaba alguna promoción interesante, pero… ¡son tazas! ¡Más tazas no! Bastante tuvimos ya con la odisea de las tazas de Forges…
  • Confirmamos que estamos en el fin de una época. Hasta Ikea, que siempre ha cuidado mucho la estética de sus catálogos y su cartelería, ha cambiado la fuente Futura por la ¡Verdana!. Sí, como lo oyen. Cierto es que podía haber sido mucho peor. Podían haber puesto la Comic Sans. Todavía no sé en qué estarán pensando los grafistas de la compañía sueca.
  • Hace unos días leí la noticia de que los hermanos Gallagher vuelven a separarse. Noel dice por enésima vez que no soporta a su hermano. Ya lo hizo en 1994 y en 2000. Sigo pensando que Oasis sin Noel Gallagher ya no sería Oasis y que ya han ofrecido todo lo que tenían que ofrecer (que no ha sido poco). Sinceramente, creo que es el momento de terminar con el proyecto.
26 de agosto de 2009

Flickr: decepción y alternativas

Desde hace unos meses me ronda en la cabeza reformar profundamente mi web de fotos Cromavista para transformarla en una web de fotos de viajes más que en la «cosa» indefinida medio experimental que es ahora. Este cambio iría desde el logo hasta en el concepto general. Mi intención es añadir muchas más fotos de muchos más lugares que ahora permanecen inéditas y que merecen la pena ser vistas. Como tampoco tengo ganas de dedicarle demasiado tiempo programando o reformando el código del Cromavista actual, lo primero que pensé fue en usar uno de los servicios de fotos que nos ofrece internet.

Flickr es la primera opción. Lo tenía todo: un software para Mac que permite subir cómodamente las imágenes, posibilidad de crear carpetas, comentarios para las fotos y, por qué no, formar parte de la mayor comunidad fotográfica de toda la red. Pero claro, para un usuario básico, el límite está en 200 fotos. Si queremos eliminar estas limitaciones tenemos que actualizarnos a usuario Pro. No es que sea caro (unos 2 dólares al mes), pero teniendo espacio en servidor propio de sobra (me quedan unos 300 Mb libres) para almacenar unas cuantas fotos, me parece una tontería pagar por otro servicio.

Otra opción era usar una de las muchas aplicaciones escritas en PHP y MySQL para gestionar álbumes de fotografías digitales. Hace unos años investigué algo Coppermine, sin duda el más popular. Pero también existen otras opciones menos conocidas y dignas de ser investigadas. El principal inconveniente de estas aplicaciones es su dificultad para ser adaptadas a las necesidades de cada usuario. Hace falta invertir unas cuantas horas trabajando con la plantilla para conseguir unos resultados medianamente aceptables, que es justo lo que no quiero hacer.

La última y más drástica alternativa es crear una web «a la vieja usanza» con HTML estático. De esta forma modificar los álbumes sería más engorroso, pero su desarrollo sería más rápido si se consigue automatizar lo suficiente (me refiero al copiar+pegar). Ahora mismo estoy investigando esta opción, pero todavía no tengo nada concretado ni en cuanto a estructura ni en cuanto a estética. Sólo me queda ponerme manos a la obra cuando tenga tiempo y ganas. Puede ser mañana o dentro de un mes. Ya se verá.

24 de agosto de 2009

Congelación salarial

Estas palabras, a las que podemos sumarles la de «funcionarios», consiguen captar la atención de todos los que somos empleados públicos. Si se lleva a cabo, será la primera que sufro en mi vida. Lo cierto es que, tras un par de años de subidas notables (por diferentes razones), mi nómina se estancará. Lamentablemente, hablar del sueldo de los funcionarios siempre es polémico. La demagogia suele apoderarse de aquellos que no son empleados públicos. Piensan que somos demasiados, que trabajamos poco y que cobramos más de lo que nos merecemos. También lo piensa determinado sector liberal a los que la palabra «Estado» les provoca sarpullidos y su meta es reducirlo a la mínima expresión en favor de la empresa privada. Pero curiosamente, en vez de aplaudir la propuesta del Gobierno para contener el gasto, la han criticado.

Evidentemente yo no estoy de acuerdo con ninguna congelación. No queremos oír hablar de nada que no sea aumentos. Lógico. Pero también hemos de tener en cuenta la situación económica que vivimos, con un IPC en mínimos históricos. En estas circunstancias, una congelación (o una subida inferior al 1%) apenas tendría repercusión en el poder adquisitivo de los empleados públicos. Si hay que congelar, quizás este sea el momento idóneo. Y si hay que congelar, que se comience por los de la parte alta del escalafón. Esto es una obviedad. Por una parte, su situación es mucho más desahogada y por otra, porcentualmente, supone una cantidad mayor. En cualquier caso, está por ver si finalmente se lleva a cabo y cómo se realizará.

19 de agosto de 2009

La reforma del castillo

Por lo que estoy viendo estos días, uno de los temas del verano aquí en Zamora, si no el Tema, es la apertura del recinto del castillo después de mucho tiempo de reformas, sorpresas e incertidumbres sobre su fecha de inauguración. Quedan ya lejos aquellos posts que escribí en 2006, uno el 20 de febrero sobre el inicio de las obras y otro el 15 de junio sobre los inesperados descubrimientos durante esas obras. Por fin llegó el momento. Tres años y pico después ya tenemos la fortaleza remozada para las futuras generaciones.

Me he pasado creo que en tres ocasiones para echar una ojeada a todos los rincones y tomar fotografías y vídeos. Es fácil dar una opinión precipitada y casi seguro que errónea, por eso he tardado unos días en escribir esta entrada, y aún así tengo sensaciones contradictorias. Por una parte, la reforma era imperiosa, necesaria y urgente y por otro, por mucho Moneo que esté detrás de la restauración la sombra de Somoza es alargada y me trae infaustos recuerdos sobre otras obras de la ciudad (la Plaza de la Constitución o la de Castilla y León por ejemplo) a base de granito y madera. Todo demasiado lineal, demasiado diáfano, nada de vegetación, nada de color. Esta sensación se acentúa todavía más en los jardines, donde se han dejado grandes extensiones de césped (menos mal) y muy pocos árboles, lo que lo convierte en una obra más para el catálogo de lugares desangelados de la ciudad. Ni fuente ni flores, como había antes. En su lugar, unas pasarelas de madera comunican los jardines con algunos lugares estratégicos de la muralla por donde el personal puede asomarse.

Dentro del castillo lo primero que llama la atención es la extrema austeridad de la obra. Tan sólo un lecho de gravilla cubre el suelo de piedra viva sobre el que se asientan las losetas de granito y los travesaños de madera que hacen las veces de pasadizos para que los visitantes puedan pasear. Lo mismo si nos acercamos hacia el centro de la construcción. Un patio de gravilla en plan jardín zen japonés con alguna piedra que otra y escoltado por los muros descarnados de lo que fue en su día la Escuela Oficial de Idiomas. Unos muros donde se ve el cemento, los restos de baldosas y algún ladrillo que otro. Humildemente y como profano en la materia, me pregunto que valor histórico puede tener semejante cosa. Confundiéndose con estos muros encontramos restos de lo que se adivinan estancias con seguridad mucho más antiguas. Supongo que en la visita guiada (ha sido imposible apuntarme por la gran demanda que había) explicarán algo más que en los escuetísimos letreros que jalonan algunos de los puntos principales del castillo.

Pero sin duda el principal atractivo para zamoranos y turistas es la posibilidad de pasear por la parte alta del recinto, incluyendo todas las torres. Se accede a esta ruta elevada por unas estrechas y empinadas escaleras metálicas que a mí me parecieron un poco precarias a juzgar por los chirridos que soltaba a cada paso del ascenso. Una vez arriba la vista es tan impresionante como inédita. Mucho más si nos subimos a la torre principal, desde donde obtendremos una de las panorámicas más bonitas y originales de la ciudad.

Como conclusión puedo decir que el castillo se ha convertido en una cáscara de algo que no existe. Lo que se pretendía que fuera el museo del gran escultor Baltasar Lobo está muy lejos de lo que esperábamos. Desconozco si en el futuro se aprovechará algo de las estructura interna de castillo para construir un museo como se merece. O si no que trasladen el Centro de Interpretación de las Ciudades Medievales del edificio de la cuesta de Pizarro hasta el castillo, que parece ser un lugar mucho más acorde.

3 de agosto de 2009

2000-2009. Ecos de una década (I)

A la primera década del siglo XXI sólo le quedan cinco meses. No voy a entrar en discusiones bizantinas sobre si la década comienza con el siglo en 2001 o si por el contrario es con el cambio de los dos últimos dígitos. Convencionalmente las décadas siempre han comenzado en años redondos: 1980-1989, 1990-1999, etc, sí que he decidido que esta década que ahora termina comenzó en el ya lejano año 2000.

Me he entretenido rompiéndome la cabeza para elegir 50+50. Mis 50 canciones internacionales favoritas y mis otras 50 nacionales. En principio pensé que la tarea sería complicada, pero apoyándome en las listas nacionales de lo mejor de cada año y en mis recopilaciones de Muestra Musical (desde la 8 hasta la 80) había un punto de partida y una guía que hizo todo mucho más sencillo. Unas trescientas canciones pasaron la primera criba, y de ahí las cien finalistas. Son listas aún abiertas y sin orden. Puede que entren y salgan algunos temas. Hasta diciembre no las haré públicas, pero se me ha ocurrido la idea de ir dejando cada cierto tiempo algunos vídeos de esos temas que para mí son imprescindibles. No digo con esto que sean los mejores ni los más influyentes. Son simplemente mis favoritas y muchas veces los factores que entran en juego no son musicales, sino emocionales o que me traen buenos recuerdos al escucharla. Es una lista como la de cualquier otro, igual que las que podéis hacer vosotros. A esto hay que añadir que es la primera vez que puedo hacer esto sobre una década completa. Diez años siguiendo día a día, semana a semana, recopilatorio a recopilatorio, la actualidad musical del mundo independiente y eligiendo mis canciones favoritas de cada momento.

Este pequeño serial será un poco «guadiana». Aparecerá de vez en cuando y no tendrá ninguna periodicidad. Tampoco va a ser un repaso exhaustivo, porque no todas las canciones tienen videoclip ni pretendo llenar el blog de vídeos que hoy están y quizás mañana no. Para esta primera entrega os tengo preparados cuatro vídeos. El primero de ellos pertenence al tema ‘Mais pas chez moi’, incluido dentro del álbum ‘Spanked’ (2003), de la banda francesa A.S Dragon. Una formación bastante desconocida pero interesante. He estado detrás de este vídeo desde que salió el sencillo y por fin lo he podido ver completo en YouTube. Un indiscutible dentro de los 50 internacionales:

El segundo de los videoclips pertenence a la formación canadiense de chicas The Organ, tristemente disuelta el año pasado. En 2006 publicaron ‘Grab that Gun’, un excelente disco con reminiscencias siniestras y del rock británico de los ochenta. El tema ‘Brother’ es sencillamente brutal:

Seguimos en el país de la hoja de arce para presentar a Stars, un grupo con poco predicamento en España, pero que siempre ha tenido muy buenas críticas. En 2007 lanzaron su cuarto disco titulado ‘In Our Bedroom After the War’ que contenía una canción, ‘Bitches in Tokyo’ merecedora de ser una de mis favoritas del decenio:

Y para terminar, los barbudos filosófico-ecológico-tecnológico-sinfónicos de Grandaddy. La banda californiana cautivó a los indie kids del cambio de milenio con su segundo trabajo ‘The Sophware Slump’ (2000), un excepcional disco con muchas excepcionales canciones y entre ellas una de las cumbres: ‘Hewlett’s Daughter’:

En el próximo episodio, cuatro videoclips nacionales de la década.

1 de agosto de 2009

El Walkman, treintañero y obsoleto

El 1 de julio de 1979, Sony puso a la venta en el mercado japonés el primer Walkman, el TPS-L2. Aquel modelo inauguraría una serie de exitosos aparatos y un nuevo concepto: llevar la música a todas partes. Un concepto que llega hasta nuestros días con sus herederos naturales los reproductores mp3. Este primer y legendario Walkman, una caja plateada, azul, fue sólo el primer paso… O quizás el segundo, porque hay cierta polémica sobre el origen de esta idea revolucionaria. En 1972, el inventor germano-brasileño Andreas Pavel desarrolló el Stereobelt (el «cinturón estéreo»), que patentó en 1977. Aunque Pavel ofreció su invento a algunos de los principales fabricantes de electrónica de consumo de la época (Philips, Grundig y Yamaha), estos lo rechazaron asegurando que nunca nadie se pondría auriculares en público para escuchar música. Un error antológico. Sony le copió, aunque no lo reconoció hasta 1986. Desde entonces el inventor recibe royalties por cada Walkman vendido, pero nunca consiguió que se le reconociera la autoría del sistema. La compañía japonesa llegó en 2003 a un acuerdo extrajudicial (supongo que multimillonario) para terminar con el litigio.

Sony consiguió lo que las compañías a las que visitó Pavel con su Stereobelt no veían claro. Hoy nos parece de lo más normal. Todo el mundo lleva cascos por la calle, pero en 1979 ponerse un auricular de diadema en público a la vista de todos era algo inaudito. Por supuesto sólo era algo cultural. Tras una enorme campaña de marketing, en unos pocos años comenzaron a verse a lo largo y ancho del planeta a practicantes de footing y a paseantes con esos auriculares y un cordoncito conectado a una caja.

Yo tuve mi primer Walkman Sony en 1990. Era un aparato de lo más sencillo. No tenía sintonizador de radio y su tamaño era bastante reducido, prácticamente del tamaño de las cassettes. Lo tuve conmigo muy poco tiempo, aunque le di un uso intensivo. Al año siguiente me compré otro Walkman Sony, esta vez con radio. Unos años después me pasé a Aiwa, un aparato muy bueno y robusto que me acompañó hasta que tuve mi primer reproductor mp3 en 2001. De hecho lo seguí utilizando para escuchar la radio hasta hace cuatro o cinco años.

Visto con ojos de 2009, el Walkman de cassette estaba lleno de incovenientes. A la ya escasa calidad de sonido de las cintas había que unirle su gran consumo eléctrico puesto que tenía que mover un motor con todas sus partes mecánicas. Y es precisamente la mecánica lo que lo hacía mucho más frágil y sensible a los golpes que los actuales reproductores mp3. En ocasiones, las cintas se reproducían más lentamente de lo normal por falta de fuerza en el motor (sobre todo las de 90 minutos, que tenían que soportar más arrastre). Personalmente era una cosa que no soportaba y uno de los motivos por los que dejé de escuchar cassettes en el Walkman y a cogerles un poco de manía.

Buscando en la hemeroteca de La Vanguardia, me he econtrado con un curioso artículo publicado en el ejemplar del día 17 de marzo de 1981 y que se titulaba «Con la música en la oreja» y con el llamativo subtítulo de «El estéreo del bolsillo, la nueva moda en todo el mundo occidental»:

Con la invención de este curioso «gadget», la industria japonesa ha desatado una verdadera revolución, probablemente sin proponérselo. En principio se trata simplemente de la puesta a punto, evolucionada, de un aparato lector de cassettes, de bolsillo, conectado a un auricular ultraligero. Todo ello miniaturizado al máximo y capaz de llevar directamente al oído, en estéreo, la clase de música que elija el usuario, sin que trascienda el sonido al exterior. Y tan perfectamente logrado que es una auténtica joya de la técnica sonora.

28 de julio de 2009

El negocio está en las vacunas

Los medios de comunicación nos marcan a diario lo que importa y lo que no. De lo que hemos de asustarnos y lo que no tiene la menor importancia. Lo que no aparece en los medios no existe y su frecuencia de aparición, siguiendo este mismo razonamiento, es una forma de medir su importancia. Así es desde que los medios de comunicación son masivos y llegan a todos. La llegada de nuevas formas de información no han mermado este fenómeno salvo algunas excepciones. Me refiero a la desproporcionada cobertura que la evolución de la llamada gripe A está teniendo en radios, televisiones y prensa de todo el mundo, contando una a una las víctimas mortales de la enfermedad, sus antecedentes y el lugar donde ha ocurrido el triste acontecimiento. Pero esta entrada tampoco trata exactamente sobre el H1N1.

Ayer, la Ministra de Sanidad y Política Social Trinidad Jiménez anunció los grupos «de riesgo» que serán vacunados con los 37 millones de dosis que ya están encargadas y también que estas vacunaciones tendrán lugar en otoño. Los principales laboratorios farmaceúticos Novartis, Roche o GlaxxoSmithKline se han lanzado a una carrera contra el reloj para desarrollar y producir masivamente los aproximadamente 800 millones de dosis que comprarán cinco países del mundo. No deja de ser alarmante y algo obscena la rapidez (cuestión de meses) con la que se ha desarrollado una vacuna que va a ser aplicada de forma masiva. Alarmante porque me da la impresión (ojo, y es sólo una impresión personal) de que proceso de elaboración del medicamento está siendo demasiado precipitado y quizás se corra el riesgo de que, o bien no sea suficientemente efectiva, o tenga efectos secundarios poco deseables. Y obscena porque esta premura se debe principalmente a razones económicas. Ya se están frotando las manos pensando en los cientos de millones de euros que están en juego. De hecho, el laboratorio Roche ha anunciado que las ventas de su Tamiflu han aumentado un 203% a pesar de que no es un medicamento específicamente creado (aunque parece que efectivo) para combatir el H1N1.

Yo no tengo duda de que los laboratorios se están aprovechando del estado generalizado de hipersensibilidad que los medios y los gobiernos han creado en la población a fuerza de machacar un día sí y otro también (y con esto volvemos al argumento de partida) con noticias sobre la gripe A. Una enfermedad que, como se ha dicho en repetidas ocasiones, no es más que una gripe corriente, quizás algo más contagiosa, pero mucho más debilitada que la que nos amenaza todos los inviernos. La mejor forma de combatir esta hipersensibilidad es mantenerse informados: saber qué es y cómo se comporta el virus, sus efectos reales, su prevención (la misma que una gripe normal) y su cura (ídem). Me da la impresión de que las vacunas no son contra el H1N1, sino contra la ansiedad de una sociedad cada vez más histérica y ávida de catástrofes.



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