Tipos de interés: Helvetica
Si las fuentes tipográficas fueran actores de cine, la Helvetica sería una de las estrellas. Este tipo sans-serif es uno de los más utilizados y reconocibles. En parte debido a su versatilidad, su austeridad, su homogeneidad de formas, su neutralidad y su claridad de lectura.
Los diseñadores de señaléctica la usan en los letreros del metro, de las autopistas, de las secciones de los hipermercados, en los aeropuertos. Sin duda es la fuente funcional por excelencia. Desde los años sesenta es sinónimo de cosmopolitismo y sofisticación.
Sus detractores dicen que la Helvetica está sobreexplotada, no transmite nada y es demasiado fría.
El origen de esta tipografía la situamos (cómo no) en Suiza en los años cincuenta. El padre de la criatura es Max Miedinger que la diseñó en 1957 por encargo de Edouard Hoffmann de la fundición Haas. Durante los primeros años de existencia llevó el nombre de su creador y de la fundición (Haas Miedinger). En 1961 cambió su nombre por el que todos conocemos de Helvetica.