Teléfono directo al «otro lado»
El mundo de la transcomunicación instrumental es tan siniestro como interesante. El otro día el programa Milenio 3 estuvo dedicado precisamente a este asunto. Para quien no lo sepa, la transcomunicación es la utilización de medios electrónicos para entrar en comunicación con voces cuya procedencia es muy discutida en los círculos parapsicológicos. Algunos hablan de entes de otras dimensiones, otros de espíritus de personas fallecidas, otros de ondas de radio. En mi opinión se trata de fenómenos naturales explicables, lo que no lo hace menos fascinante.
Lo más interesante del programa fue cuando se habló de máquinas creadas expresamente para estas tareas. El «spiricom» fue concebido para comunicarse con «entes» de «otras dimensiones». La historia de su gestación es digna de una película. Según se cuenta en la versión oficial, en 1973, los investigadores norteamericanos George Meek y William O’Neill «contactaron» con el supuesto espíritu de George Jeffries Mueller, un profesor universitario y científico de la NASA, quien dictó las instrucciones para construir el artilugio. Su cometido es facilitar a cualquier persona el poder comunicarse con los supuestos espíritus e incluso mantener una conversación. El aparato captaba ondas electromagnéticas y las convertía en trece niveles de frecuencias características de la voz humana. En 1980 el «spiricom» da sus primeros frutos. La presunta voz del profesor Mueller comenzó a escucharse a través del dispositivo. Fueron un total de 20 horas de conversación.
El problema del «spiricom» y de otros artilugios a priori tan delirantes es que no tienen ninguna base científica y por tanto sus resultados tampoco han sido comprobados por la ciencia. Las conversaciones de Meek con Mueller pueden no ser más que un burdo fraude, aunque siempre nos quedará la duda.