10 de febrero de 2007
Desde el pasado día 25 de enero, en la sala de exposiciones de la Biblioteca Pública del Estado de Zamora, puede verse una interesante exposición sobre la labor de las bibliotecas y sobre todo de las Misiones Pedagógicas que recorrieron una España atrasada y analfabeta durante la primera parte de la II República (hasta el triunfo de la CEDA en 1934). Se hace mención también del tratamiento que desde ambos bandos se le dió a la difusión gratuita de la cultura a través de los libros durante la guerra civil. Por extensión, se reflexiona sobre la misión de la cultura en las guerras y el interés por parte de los elementos más reaccionarios de eliminar cualquier tipo de expresión cultural libre.
Casualmente, poco tiempo después de que se inaugurara esta exposición, vi en La 2 un documental sobre la encomiable labor, casi imposible, de culturizar los lugares más deprimidos de nuestro país. Tal era la situación que al llegar a zonas como Sanabria, los encargados quedaron horrorizados ante la pobreza, la ausencia de los más elementales medios y la proliferación de enfermedades provocadas por el hambre y la falta de higiene. Esa era la España de comienzos de la II República.
El ascenso de la derecha en las elecciones de 1934 hizo que se eliminaran todas estas misiones culturales. El estallido de la guerra en 1936 dio al traste definitivamente con estas misiones y con la cultura de las bibliotecas públicas. Los sublevados ordenaron destruir todos los libros y muchas de las bibliotecas inauguradas años antes. De nuevo España caminaba hacia atrás…
Otro aspecto que intenta homenajear la exposición es la labor de los bibliotecarios para proteger de los estragos de la guerra los fondos más valiosos y el patrimonio artístico español, ilustrado con fotografías. Lamentablemente, en ocasiones, este trabajo fue inútil, y algunos códices milenarios fueron destruídos bajo las bombas.
‘Biblioteca en Guerra’ es una exposición bien montada que no sólo cuenta con textos e imágenes de la época, sino también se muestran documentales, libros y documentos relacionados con la Biblioteca Pública de Zamora durante la guerra y el franquismo.
9 de febrero de 2007
El otro día, escuchando el programa del sábado de ‘Milenio 3’, se comentaba algo sobre los ectoplasmas y sobre la verosimilitud de algunos de los casos. Hace algunos años, en la tertulia de ‘La Rosa de los Vientos’ se comentó que hasta la fecha no se había podido demostrar ningún caso como real y que todos los fenómenos ocurridos sobre todo a finales del siglo XIX y comienzos del XX se han caído por su propio peso.
Pero, ¿qué es un ectoplasma?. En resumen se puede definir como una representación de una persona o una parte de ella a partir de una sustancia blanquecina de diferentes texturas que es expulsado por el supuesto medium por la boca o la nariz. Todos hemos oído alguna vez esta palabra en películas de Hollywood como ‘Los Cazafantasmas’. Las pocas veces que se han tomado muestras de esta sustancia y se han analizado en un laboratorio han arrojado resultados de lo más polémico: silicatos, agua y celulosa.
Siendo sinceros, este fenómeno es algo muy difícil de creer para nosotros, habitantes de comienzos del siglo XXI. De hecho, desde hace décadas no se han generado ectoplasmas. Y aunque existen abundantes fotografías, más que como pruebas sirven como demostración de su falsedad. Algunas de ellas son simplemente ridículas.
Tras echar un vistazo a toda la información rigurosa (que no es mucha) y fotografías que existen sobre los ectoplasmas a lo largo y ancho de internet, no me queda más remedio que inclinarme por el fraude en todos y cada uno de los casos.
8 de febrero de 2007
Suelo pasar a menudo por el puente de piedra y cada vez veo los bordillos más destrozados. La calzada es demasiado estrecha como para soportar un tráfico bastante intenso en ambas direcciones. El roce de los neumáticos de automóviles, furgonetas y pequeños camiones deteriora las aceras. A pesar de que las obras del pavimento del puente de piedra no tiene más que unos pocos años, ya necesitan una renovación a fondo. ¿Cómo puede haberse permitido tal chapuza? ¿Por qué nadie protesta?
Para colmo, las obras del nuevo puente que canalizará el tráfico que ahora transcurre por el de piedra, no están siquiera presupuestadas ni por parte del ayuntamiento ni de la Junta de Castilla y León. Así nos luce el pelo. Seguimos en la ciudad de las chapuzas dentro del país de las chapuzas.
7 de febrero de 2007
‘En el Curso del Tiempo’ es una de las primeras películas del realizador alemán Wim Wenders. Producida en 1976, se trata de una amable «road movie» existencial, o mejor dicho casual, donde el tiempo pasa sin estar vertebrada por un guión. Esta obra puede considerarse como una rareza de casi tres horas sobre la vida, las relaciones humanas y las raíces familiares.
Bruno es un proyeccionista ambulante que se dedicar a llevar con su camión el cine a pueblos y ciudades de Alemania Occidental. Debido a los azares del destino conoce a un hombre, Robert, quien se une a Bruno en su recorrido. Anárquico y alegre el primero y reservado y reflexivo el segundo, rápidamente formarán una extraña pareja. Juntos compartirán su vida nómada y conocerán a todo tipo de personajes.
El metraje es quizás excesivo (casi tres horas), aunque nunca llega a aburrir. La improvisación de la que Wenders hizo gala en esta película la convierte en naturalista, casi documental y totalmente imprevisible. ‘En el Curso del Tiempo’ obtuvo el premio FIPRESCI de la crítica internacional en el Festival de Cine de Cannes de 1976.
6 de febrero de 2007
Hay muchos otros ejemplos, pero el asunto que me ha llevado a esta reflexión es el revuelo que entre algunos ha provocado el anteproyecto de la ‘Ley de Medidas Sanitarias para la Protección de la Salud y la Prevención del Alcoholismo entre los Jóvenes’ (mal llamada «ley antibotellón»). En este anteproyecto se limitará y restringirá la publicidad y la venta de alcohol entre los jóvenes. Algo que es desde luego muy loable.
Como digo hay muchos otros casos similares que me hacen pensar en por qué el Estado intenta «reeducar» a unos jóvenes que no han sido educados por sus propios padres. Creo que ese es el principal problema. El bombardeo de mensajes de uno y otro lado que reciben los más pequeños por televisión, internet y otros medios enseña modos de vida contra toda lógica y realidad. Lo peor de todo es que sus padres también se han contagiado de ese aura de infantilismo permanente, de falta de responsabilidad y de búsqueda de la comodidad frente a las obligaciones que le son naturales. Moderación, justicia, equilibrio, respeto y esfuerzo son conceptos fundamentales y no son precisamente los que los niños y jóvenes aprenden con sus familias.
La obligación de todo Estado occidental y de corte social es preocuparse por sus ciudadanos y por tanto, legislar en consecuencia. La cuestión es que jamás van a poder suplir con normas lo que es función de los padres ausentes, así que me temo que, a pesar de la buena fe con que se idean, toda ley en este sentido será en vano. La culpa no es de los jóvenes, es de una sociedad donde la falta de madurez es lo normal.
5 de febrero de 2007
Es una pena que en muchas ocasiones los espacios más interesantes que se emiten en televisión lo hagan a unas horas intempestivas, como de relleno para la parrilla. Hasta que lo descubrí a través de las redes p2p y me lo descargué, no tenía ni idea de que la cadena de televisión privada La Sexta hubiera emitido un documental de cuatro episodios acerca de la historia de la televisión en España, coincidiendo con el 50 aniversario de las primeras emisiones regulares de TVE. Este espacio fue emitido los domingos de madrugada entre octubre y noviembre de 2006.
A los que siempre nos gusta echar un vistazo a la historia de la televisión, este tipo de programas resulta de gran interés. ’50 Años No Es Nada’ recorre los principales acontecimientos y programas contados por sus protagonistas. Se divide en bloques temáticos, cada uno de ellos dedicado a un aspecto (los debates políticos, los orígenes de la televisión, los programas «del corazón», los informativos, la influencia de la política sobre la televisión, la censura, la información deportiva y un largo etcétera) todo ello contado de una manera diáfana, sencilla, con cierta profundidad y huyendo de la clásica explotación de la nostalgia a la que tan acostumbrados estamos. El aspecto estético también está cuidado, algo de agradecer.