El cronovisor de Ernetti
El asunto del cronovisor no es nuevo para mí. La primera vez que oí hablar de él fue hace unos seis años, en un monográfico de la ‘Zona Cero’ del programa ‘La Rosa de los Vientos’. He vuelto a recuperar este tema porque me he encontrado un excelente artículo sobre los cronovisores en el blog ‘Tecnología Obsoleta’. Recuerdo que en su día, tras escuchar el programa, me interesó mucho el asunto y me puse a buscar información por internet. En aquel entonces no encontré prácticamente nada.
Y ¿qué es el cronovisor?. A priori se trata de un invento sin una base científica. Genéricamente puede considerarse un cronovisor todo aquel aparato capaz de captar las ondas de nuestros antepasados y procesarlas para convertirlas en imágenes en movimiento y sonido. Como digo, su funcionamiento carece de fundamento y, de existir, violaría todas las leyes de la física.
El cronovisor parte de la vieja idea del ser humano de conocer y poder visitar los tiempos pasados. Es el mito de la máquina del tiempo con ínfulas pseudocientíficas. El más famoso de ellos es sin duda el del sacerdote Pellegrino Ernetti. La leyenda cuenta que este religioso italiano descubrió accidentalmente el fundamento de su invento mientras realizaba una grabación de canto gregoriano en 1952. En la cinta quedaron inclusas unas voces que no pertenecían a los intérpretes, sino a su propio padre fallecido. Esta historia me recuerda a la de Friedrich Jürgenson, que obtuvo en 1959 voces de su difunta madre cuando grababa sonido ambiente en el bosque.
Ernetti, tras su descubrimiento, investigó para construir un dispositivo que permitiera procesar esas «ondas» de audio y vídeo y convertirlas en imágenes y sonido, como si de una «televisión del pasado» se tratara. Curiosamente, en las entrevistas que concedió a medios religiosos en los años sesenta y setenta, nunca dió detalles técnicos de su cronovisor.
Sinceramente, a mi me parece algo de lo más increíble. En la historia del padre Ernetti y su invento se mezclan habilidosamente datos ciertos con otros falsos. Presuntamente, el cronovisor fue destruído voluntariamente, aunque otras voces dicen que se encuentra guardado en las dependencias del Vaticano. Una contradicción más. Lo único cierto es que no hay ni una sola prueba de que existe o alguna vez existió esta máquina del tiempo. Tampoco contamos ya con el testimonio de Ernetti, porque falleció en 1994. Aunque sea falsa, la historia se merece una película.