Cuidemos nuestras baterías
Todos (o casi todos) tenemos un montón de aparatos que funcionan con las consabidas baterías recargables. Cada uno con su cargador y con su modo de comportamiento. A menudo nos volvemos locos con las medidas a tomar para cuidarlas y alargar su duración al máximo. Hace poco leí un artículo en un blog chileno llamado ‘El Francotirador’ y que ha sido referenciado muchas veces a lo largo y ancho de la blogosfera. En él se contaban algunas de las grandes mentiras sobre las baterías. Quizás lo que más me llamó la atención fue que no siempre los manuales de los propios aparatos aciertan con las instrucciones más idóneas sobre la utilización y manipulación de las baterías. Me dejó un poco desconcertado. Pero si conocemos cómo se comporta cada uno de los tipos llegaremos a sacarles el máximo partido, instrucciones aparte.
Hoy en día la mayoría de las baterías están formadas por un compuesto de ión de litio (Li-Ion). Se están imponiendo frente a las antiguas de Ni-MH (hidruro metálico de níquel) o Ni-Cd (níquel-cadmio). Entre sus ventajas están su menor peso, mayor capacidad de almacenar energía en menos volumen, retienen su carga durante más tiempo y sobre todo no sufren el llamado «efecto memoria». Sobre este último aspecto hay mucha confusión. Incluso en algunos manuales se dice que la no descarga total de la batería antes de ser cargada de nuevo merma su capacidad durante su siguiente uso, algo que es totalmente falso. Las baterías de ión de litio están diseñadas para poder ser cargadas en cualquier momento sin sufrir «efectos secundarios».
Muchos manuales también dicen que la primera carga es crucial para la vida futura de la batería. Se dice que esta primera carga debe ser completa. También es algo falso. Como igualmente no es cierto que son necesarias varias cargas y descargas antes de que la batería alcance su máxima capacidad.
Un mundo aparte son las baterías más grandes, como las de los portátiles, que por su tamaño soportan una intensidad de corriente mucho mayor y que se deterioran con mucha más facilidad. Por eso nunca se debe tener siempre el portátil conectado a la corriente. Es recomendable desconectarlo una vez que esté cargado y volverlo a conectar cuando esté a punto de agotarse.
Este y otros muchos aspectos sobre las fuentes de energía de nuestros aparatos favoritos podéis encontrarlos en este artículo que comenté al principio. Muy interesante si queremos saber a qué atenernos sin que nos tomen el pelo.