Vida más allá del granito
Como vengo a Zamora cada mucho tiempo, siempre que lo hago hay alguna nueva obra, alguna reforma, algún novedoso desaguisado o algo que comentar. En esta ocasión por fin compruebo que las obras de la plaza de Alemania han finalizado. Aunque ya había comentado el asunto de las farolas, no había visto la fuente que han instalado ni el ingenioso sistema para que cuando sopla fuerte el viento no se convierta en un gigantesco aspersor. Cuestiones urbanísticas aparte, me parece que no ha quedado mal del todo.
La segunda reforma que me he encontrado terminada es la de la plaza del Maestro. Aquí he comprobado sobre el terreno que el «nuevo estilo zamorano» de remodelar los espacios públicos sigue vigente. Me refiero a las ya famosas planchas de granito gris (¿chino? ¿de Sayago? nunca lo sabremos) que cubren toda la superficie de la plaza y los irrisorios espacios verdes. O sea, una plaza más destrozada y convertida en explanada anodina.
Pero no todo iban a ser críticas. El tercer lugar de mi particular revisión es la plaza de Sagasta. Y me parece que es una de las plazas más decentes de la última reforma urbana (lo de los puntos cardinales queda bonito) aunque posiblemente yo lo hubiera hecho de otra manera.
A la conclusión a la que llego es la de siempre: demasiado granito, demasiado gris, demasiados ángulos y esquinas. Para mi gusto queda muy triste y un poquito más de color no vendría mal o una combinación de pavimentos diferentes para romper esa homogeneidad tan… homogénea. ¿A nadie se le ha ocurrido?