Las baladas Child
La primera vez que oí hablar de las baladas Child fue leyendo el libro ‘The Drifters’ (1971) (aquí peregrinamente traducido como ‘Hijos de Torremolinos’) de James A. Michener, una de mis novelas de cabecera. En él, una de las chicas protagonistas llevaba siempre una guitarra con la que tocaba estas baladas. Hace ya unos doce años de aquello, y en su día me picó la curiosidad sobre esas baladas, pero no llegué a encontrar nada. Buscando estos días por internet he encontrado algo de información, tampoco mucha, y casi siempre en inglés.
Las baladas Child reciben su nombre del investigador Francis James Child que fue quien, entre 1882 y 1898, se dedicó a recopilar cánticos populares de Escocia e Inglaterra. Estas baladas emigraron junto a los primeros colonos hacia el nuevo mundo, por lo que existen versiones «americanizadas» de muchas de ellas. Todas ellas llegaron a nuestros días a través de viejos documentos que Child recopiló. En total son 305 baladas que abarcan cinco siglos (entre el XIII y el XVIII). Viendo la lista completa de títulos, puede adivinarse que la temática predominante era la fantástica, los cuentos de hadas, las gestas épicas del Rey Arturo, de guerreros, reyes, princesas, elfos y demás personajes del imaginario popular medieval. Unos cincuenta de estos cantos narran las hazañas y aventuras de Robin Hood.
Pero fue durante los años sesenta cuando el movimiento folk (y a veces no tan folk) reivindicó y versionó muchas de estas baladas. Joan Baez o Art Garfunkel están entre ellos. A pesar de su popularidad dentro del mundo anglosajón, apenas son conocidas fuera. De hecho, que yo conozca, ninguna de estas baladas han sido traducidas ni se ha publicado ningún libro sobre ellas en castellano. No hay más que echar un vistazo por la internet en español para darse cuenta de que apenas existe información en nuestro idioma. Así que ahí queda este apunte…