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La bitácora personal de Ricardo Martín
Comentando cosas desde 2004
10 de julio de 2008

Los números griegos

Nunca me había planteado el modo en el que se representaban los números en la antigua Grecia. No podemos olvidar que en aquel lugar y en aquella época nacieron algunos de los mejores matemáticos de todos los tiempos (Pitágoras, Eratóstenes, Thales, Euclides o Arquímedes), que sirvieron de base para la ciencia y el cálculo de las siguientes generaciones.

El caso es que el otro día en el programa La Rosa de los Vientos un oyente planteaba esta cuestión. Se respondió que la mecánica era similar a la de los romanos, utilizando letras de un modo especial. Buscando buscando he dado con la forma exacta. En un principio se usaban un método llamado acrofónico, en el que las grafías Ι, Π, Δ, Η, Χ y Μ designaban las cifras 1, 5, 10, 100, 1000, 10000 respectivamente. Salvo el caso de I, las letras eran las iniciales de la palabra del número. Π de Penta (cinco), Δ de Deka (diez), Η de Hekaton (cien), X de Xilioi (mil) y la M de Myrioi (diez mil). Combinando todos estos símbolos mediante la suma se conseguían el resto de los números. El viejo método acrofónico no era práctico para las cifras grandes y las que se aproximaban a los «números redondos». Imaginemos el 4999. El aspecto que debía tener para los antiguos griegos este número sería XXXXHHHHHHHHHΔΔΔΔΔΔΔΔΔΠIIII. El método se mejoró introduciendo símbolos intermedios para las cifras 50, 500, 5000 y 50000.

Hacia el siglo IV a. C. se sustituyó el sistema de numeración. Curiosamente, los antiguos griegos se acercaron mucho a un sistema decimal como el que manejamos nosotros, pero al no conocer el cero tal y como nosotros lo conocemos, se quedó en «nonesimal». Se seguían utilizando las letras griegas, pero de modo diferente. Se asignó cada una de las letras para los dígitos del 1 al 9, del 10 al 90 y del 100 al 900. Como esto supone 27 símbolos y no los 24 del alfabeto griego clásico, se añadieron viejas grafías ya en desuso hasta completar los tres restantes. Para diferenciar la letra en sí del número se añadía a este último un apóstrofe posterior. Para los miles se volvían a usar las nueve primeras letras del alfabeto, pero con una comita delante. Nuestro número 4999 quedaría ahora mucho más corto: ͵δϡϙθ (͵δ = 4000 + ϡ = 900 + ϙ = 90 + θ = 9). Como puede verse, la comita sólo va en el primer carácter del número.

Este método tan avanzado para la época se perdió inexplicablemente con la hegemonía del Imperio Romano, volviendo a un sistema mucho más simple y limitado. Tendrían que pasar muchos siglos para que los árabes trajeran a Europa los dígitos actuales originarios de la India.

9 de julio de 2008

Adiós a Sergio Algora

Me acabo de enterar de que Sergio Algora murió la pasada madrugada (noticia en El País, Público). Por ser una desaparición no esperada ha caído como una bomba dentro del mundillo indie nacional. Para quien no lo sepa, Algora, zaragozano de 39 años, fue el alma de uno de los proyectos musicales más originales y talentosos de los últimos años. Por supuesto me refiero a El Niño Gusano. Sergio tiñó con su particular personalidad y forma de ver el mundo tanto la música como las letras de la banda.

Considerado un grupo de culto, El Niño Gusano publicó tres aclamados trabajos (‘Circo Luso’ (1995), ‘El Efecto Lupa’ (1997) y ‘El Escarabajo más Grande de Europa’ (1999)) antes de abandonar la formación para embarcarse en otras lides. Aunque nunca abandonó la música, comenzó a dedicarse a la literatura, sobre todo a la poesía. Durante cuatro años, entre 2003 y 2007, fue junto a Fran de Australian Blonde el cincuenta por ciento de La Costa Brava, uno de los tándems musicales más fructíferos y particulares de la historia de la música española. En ese breve período de tiempo publicaron seis inolvidables trabajos: ‘Déjese Querer por una Loca’ y ‘Los Días más Largos’ en 2003, ‘Se Hacen los Interesantes’ y ‘Llamadas Perdidas’ en 2004, ‘Costabravismo’ en 2005 y ‘Velocidad de Crucero’ en 2007.

Mi experiencia personal con este tipo genial comenzó en 1995 cuando escuché por primera vez a El Niño Gusano con una marcianada llamada ‘La mujer portuguesa’, el que sería su primer sencillo. Nadie había hecho algo parecido a esas rimas imposibles que evocaban imágenes disparatadas repletas de freaks (en el sentido clásico de la palabra) con buen corazón y capaces de hacer una psicodelia con referencias genuinamente españolas. Se les comparó durante años con otros inclasificables como los galeses Gorki’s Zygotic Mynci o con bandas nacionales de los sesenta y setenta, pero sin mucho acierto. El Niño Gusano no encajaba en ninguna etiqueta. Su gran explosión y llegada a las masas vendría con ‘El Efecto Lupa’. Ficharon por la multinacional RCA y comenzaron a hacer videoclips. Aunque se perdió algo de la «esencia gusana», fue su disco más accesible. El vídeo del tema ‘Pon tu mente al sol’ marcó, en mi opinión, un punto de inflexión en la música independiente nacional. Era la prueba palpable de que un grupo indie con una propuesta poco convencional podía llegar al gran público. No es casualidad de que poco tiempo antes, en 1996, Pepsi consiguió que Australian Blonde salieran en uno de sus anuncios. Después de dos años llegaría el que para muchos fue su mejor disco, ‘El Escarabajo más Grande de Europa’, un trabajo amargo y más serio que los anteriores, pero en mi opinión también más acertado.

Con La Costa Brava, mis sensaciones fueron similares. Aunque estaba Fran, en el fondo seguía teniendo el sello inconfundible de Algora en las letras y por supuesto en su voz particular. No estabamos acostumbrados a que una banda nos entregara dos discos de catorce canciones por año. En ese sentido, La Costa Brava fueron un portento. Aunque los temas de sus discos eran un tanto irregulares, nos ofrecieron un montón de perlas dignas de ser recordadas. Ahí queda, por ejemplo, ‘Adoro las pijas de mi ciudad’ (2005) con vídeo incluido. Tampoco puedo dejar de hablar de la agradable sorpresa que me llevé al saber que habían hecho una versión del ‘Race for the prize’ de The Flaming Lips.

Y para terminar, unos vídeos:

‘Pon tu mente al sol’ (1997) de El Niño Gusano (¡qué recuerdos!):

‘Adoro a las pijas de mi ciudad’ (2005) de La Costa Brava:

8 de julio de 2008

Google Maps Street View en el Tour de Francia

Google Maps Street View ya ha llegado a Europa. Me defiero a su plasmación en los mapas. Si hace unas semanas comentaba el tema de los coches que estaban fotografiando algunas ciudades de España, ahora comenzamos a ver los resultados. Y me alegra que haya sido en Francia y con motivo del Tour de Francia. Yo, que nunca he sido gran aficionado al ciclismo, siempre veía las retransmisiones de televisión sólo por contemplar los paisajes y las ciudades del país vecino.

Son precisamente las etapas de la ronda gala las que aparecen en Street View. Hasta ahora apenas habíamos tenido ocasión de ver pequeñas ciudades y pueblos fotografiados en Google Maps. En Estados Unidos, aunque ya hay gran parte del territorio visible mediante este sistema, siempre se limita a las grandes ciudades. Otra cosa que me ha llamado la atención es la calidad de las fotos. Su resolución es muchísimo mejor que la norteamericana.

Por poner una pega, me parece que el sistema de navegación de Street View es muy mejorable, y resulta un poco engorroso. Vale que el muñequito amarillo está gracioso (o en este caso un hombrecillo en bicicleta), pero estaría bien que se pudiera hacer también de otra forma. En Google Earth, donde las fotos aparecen a pantalla completa se echa de menos un mapita en una esquina donde localizar y modificar nuestra posición. También el paso de «vista aérea» a Street View es un poco «cutre», pero en fin, son menudencias que supongo que se irán subsanando.

Y ya que tenemos parte de Francia en Street View, sólo nos queda esperar que pronto podamos ver nuestras ciudades y sobre todo, las del resto de Europa y hacer un poco de «ciberturismo». De nuevo, bien por Google.

7 de julio de 2008

El orgullo musical de la clase trabajadora

Estos días de vacaciones he escuchado mucho el disco de Martín ‘La Vida en General’, publicado por el sello de Los Planetas El Ejército Rojo. Confieso que ha sido uno de esos trabajos que he dejado aparcado mucho tiempo porque no llegaba a convencerme, hasta que me he puesto en serio con él. Todo después de leer cosas sobre ellos en internet.

‘La Vida en General’ es un disco conceptual pensado desde la particular forma de entender la música y el movimiento pop de sus artífices, Chema y Chilín. Martín se mueve dentro de la militancia mod, pero muy a su manera. Aunque el artwork de su disco y todo su merchandising está repleto de referencias a este movimiento juvenil con ambiente british, union jacks por todas parte, lemas anarquistas, martillos, banderas, pancartas, ruedas dentadas y demás imaginario izquierdista «retro», su música está muy lejos del pop-punk o del rock. Más bien se aproxima a un pop intencionadamente amateur con cajas de ritmos, guitarras punteadas y sobre todo muchos sintetizadores. Casi parece música de juguete. Quizás esa poca concordancia entre continente y contenido fue lo que me hizo aparcarlo. Me esperaba otra cosa.

Pero la verdad es que después de retomarlo no me arrepiento de haberlo hecho. ‘La Vida en General’ no es un disco difícil, pero hay que escucharlo con atención. Como dije, se trata de un álbum conceptual que plantea el dilema de los ideales utópicos de la izquierda contra la realidad del amor y el desamor. La chica encarna la movilización política y el chico la vida contemplativa (según el texto de su página web). Como es de suponer la relación se resquebrajará, sentimental y también ideológicamente.

Tras unas cuantas escuchas, me fijo en que las letras son bastante buenas y que muchos de los temas son notables, llegando a conmover por su sencillez y apartente ingenuidad. Un disco a tener en cuenta.

6 de julio de 2008

Ubuntu 8.04 Hardy Heron, la alternativa real a Windows

Ya habéis leído muchas veces mis alabanzas y sorpresas por los pasos de gigante que GNU/Linux y en especial Ubuntu está dando. He tenido la oportunidad de instalar Ubuntu 8.04 Hardy Heron tanto en un PC como en mi MacBook. Ambos procesos de instalación han sido muy sencillos, increíblemente sencillos diría yo. Incluso en un Mac, con su fama de sistema cerrado, la tarea ha sido coser y cantar. Me ha sorprendido que Ubuntu ha sido capaz de reconocer «de salida» la tarjeta gráfica integrada, el touchpad, el ratón mighty mouse que tenía conectado. Todo excepto la iSight (la webcam integrada), la tarjeta de red wireless y el sonido. Pero con la ayuda de un estupendo tutorial he podido superar con éxito todos estos inconvenientes. Quizás lo que más me ha llamado la atención es la sencillez de la instalación del sistema de arranque que he utilizado, el rEFIt, que incorpora un bonito menú gráfico al arrancar el Mac con iconos de todos los sistemas operativos que podemos iniciar y que detecta automáticamente.

Sobre el sistema en sí, Ubuntu supone un salto cuantitativo y cumple con creces el propósito de su lema de crear un sistema Linux para seres humanos. Para un profano en estos asuntos, Ubuntu es más sencillo incluso que Windows. Proporciona muchas ayudas efectivas (no como el sistema operativo de Microsoft) que solucionan nuestros problemas. Me ha ocurrido al abrir un clip de vídeo. No me lo ha podido reproducir, pero me ha aparecido una ventanita con el problema: faltan los códecs necesarios, y la solución: ¿Quiere descargar los códecs?. A continuación ha descargado los archivos y me ha reproducido la película sin problemas. El gestor de paquetes sigue siendo tan bueno como siempre.

Como conclusión, Ubuntu 8.04 Hardy Heron me ha dejado un muy buen sabor de boca. Los efectos gráficos (incorpora por defecto Compiz Fusion) hacen que el entorno de ventanas Gnome sea más bonito y parezca más ágil en su uso cotidiano. Como he dicho, también el rendimiento en mi MacBook es inmejorable. Después de esta prueba puedo decir sin temor a equivocarme que Ubuntu es ya una alternativa real a Windows, sobre todo después del patinazo que ha supuesto Vista. La lucha está abierta.

5 de julio de 2008

¡Larga vida a ‘Metal Gear’!

Estaba leyendo el artículo que en Soitu.es dedican a la cuarta y última entrega de la saga ‘Metal Gear’ y rápidamente he recordado la cantidad de horas que pasaba delante de mi MSX2 intentando pasarme el ‘Metal Gear’. Aunque antes venía en un cartucho ROM de 128 Kb y ahora en un Blu-Ray para PS3, la filosofía sigue siendo la misma, y reencontrarme con el ya viejo soldado Solid Snake ha sido una sorpresa.

Puedo considerarme un privilegiado al haber jugado al ‘Metal Gear’ (1987), uno de los primeros videojuegos creado por Hideo Kojima para la compañía Konami (junto con otro clásico al que le eché también muchas horas, el ‘Penguin Adventure’), y además en la plataforma para la que fue ideado, el MSX. La segunda parte ya no llegué a verla. Era 1990 y el sistema MSX estaba ya en decadencia. ‘Metal Gear 2: Solid Snake’ sólo se lanzó en Japón. Ocho años después vendrían las primeras conversiones para PC y PlayStation con gráficos 3D, rebautizándolo como ‘Metal Gear Solid’. En 2001 llegaron los distintos ‘Metal Gear Solid 2’ para PlayStation 2 y en 2004 el tercer videojuego de la serie.

Poco a poco Kojima ha ido perfilando el personaje de Solid Snake, el soldado mercenario, hiperpreparado e hiperequipado que se infiltra. Ha demostrado que los héroes de videojuego también envejecen, son engañados por sus jefes y mueren… O al menos eso es lo que dicen que ocurre en la cuarta entrega. De todos modos, ¡Larga vida a ‘Metal Gear’!

4 de julio de 2008

El bloguero responsable y los comentarios

Estoy siguiendo con atención todo el asunto SGAE contra Julio Alonso. La SGAE sabemos todos quienes son y ya he hablado ampliamente por aquí sobre ellos, pero quizás muchos de vosotros no sepáis que Julio Alonso es un bloguero que desde su bitácora Merodeando lleva un buen puñado de años escribiendo mayoritariamente sobre internet, tecnología y medios de comunicación. Todo comienza en 2004 con un artículo escrito el 23 de abril por Julio llamado SGAE=Ladrones’ en el que se recoge la campaña de Google bombing que se llevó a cabo contra la sociedad de autores. El post es bastante correcto, pero el problema está en los comentarios, donde se realizan acusaciones graves contra miembros de la SGAE.

Son estos comentarios los que han llevado a Julio Alonso a juicio. En la vista pública celebrada hoy se ha condenado al autor de Merodeando (en El País, Público, Soitu.es) a 9.000 euros de multa y a retirar los comentarios ofensivos. El caso es polémico, porque hay sentencias a favor y en contra dentro y fuera de España. En nuestro país tenemos casos en los que la Justicia ha resuelto a favor del demandado. El más sonado es el de un estudiante que dejó en un blog un comentario insultante contra uno de sus profesores. A pesar de que el propietario de la bitácora borró el comentario fue llevado a juicio por el docente. La sentencia fue absolutoria. En la misma línea van las sentencias dictadas por la Corte Federal norteamericana.

Hay varias claves que, a mi entender, hay que poner encima de la mesa para dejarlas claras. La primera de ellas es que un blog no es un medio de comunicación al uso y que no todos los blogs son iguales. No me parece de la misma gravedad un comentario ofensivo en una bitácora influyente con miles de visitas diarias que en, por ejemplo, rmbit, que tiene apenas unas setenta. En este sentido un bloguero influyente ha de ser más responsable de lo que se escribe en su blog que los demás.

La segunda clave se refiere a lo pertinente del comentario o a si es ofensivo. La ofensa es a menudo algo subjetivo y no todas las ofensas son iguales. Se puede ofender con cierta gracia o siendo grosero. Aparte de la cuestión de ofender o no ofender, otro aspecto importante es si el comentario es pertinente, está relacionado con la información a la que comenta o aporta o complementa la información expuesta en el post. Revisando mi Guía de Estilo y Buenas Prácticas se recoge en el artículo 4.2 lo siguiente:

rmbit se reserva el derecho de moderar los comentarios para, en su caso, modificar o suprimir aquellos que resulten ofensivos, promuevan la polémica gratuita, usen lenguaje impropio o no concuerden con el contenido del artículo que comentan.

La tercera y última clave es la libertad de expresión. Es cierto que en nombre de este derecho se han dicho auténticas barbaridades. El límite entre la libertad de expresión y el delito de amenazas, de calumnias o de intromisión en el derecho al honor está borroso y es muy polémico. Internet está poniendo a prueba esta débil frontera…



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