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La bitácora personal de Ricardo Martín
Comentando cosas desde 2004
1 de junio de 2025

Mi primer PC desde 2007

Fue en septiembre de 2007, concretamente el día 17, cuando cambié mi PC, un AMD Athlon de 2003 que me había construido en un barebone bastante pequeño y que por aquel entonces montaba un Windows Vista (sí, aún no había salido Windows 7). Lo cambié por un Apple iMac de 21 pulgadas. En seguida me adapté y se convirtió en uno de los mejores ordenadores que he tenido nunca. Pero en el verano de 2013 empezó a fallar la tarjeta gráfica y el disco duro, así que lo reemplacé por otro iMac, un 27 pulgadas, que he ido ampliando a lo largo del tiempo. De hecho es y va a seguir siendo mi ordenador principal para todo tipo de uso a pesar de que va a cumplir doce años.

¿Y entonces, por qué me compro un PC? Básicamente porque quería experimentar con algunos aspectos que con mi iMac no puedo: juegos de última generación, inteligencia artificial generativa con Stable Diffusion (hay una compilación especialmente diseñada para el procesador de IA Blackwell con que cuenta mi Nvidia RTX 5070 TI) y también para editar mis vídeos con Da Vinci Resolve. La pantalla por supuesto tiene que estar a la altura, y se trata de un monitor ultra ancho de 3440×1440 píxeles de resolución nativa con una frecuencia de actualización de 180 Hz.

Como ya he dicho no va a ser mi ordenador principal y de hecho si se me averiara y tuviera que reemplazar mi iMac, su sucesor posiblemente será un Mac Mini. Espero que eso ocurra dentro de mucho tiempo.

23 de mayo de 2024

Probando Stable Diffusion 3

Hace ya unos pocos años que la inteligencia artificial entró en nuestras vidas. Recuerdo cuando durante la carrera, hace ya casi veinticinco años, teníamos una asignatura llamada Sistemas Expertos donde tocábamos muy de pasada el asunto de las redes neuronales, uno de los fundamentos teóricos del aprendizaje artificial. Desde entonces hemos visto un desarrollo que ha ido parejo al crecimiento de la potencia de computación hasta el punto de que hoy día cualquier interacción con esta inteligencia nos parezca magia. Primero se popularizaron los chats de texto y después los llamados text to image. Tres son los sistemas que pugnan entre sí para conseguir que nuestro texto se convierta en una imagen: Dall-E que puede utilizarse gratuitamente en Microsoft Copilot Designer, Midjourney, usable a través de Discord, y Stable Diffusion, un sistema de código abierto basado en modelos especializados en diferentes tipos de tratamiento de imágenes.

Aunque Dall-E a través de Copilot da unos resultados muy buenos, no termina de convencerme. Midjourney me resulta demasiado complejo y apenas lo he utilizado. Me he centrado en Stable Diffusion 3 para hacer mis pruebas de generación de imágenes, tanto por la calidad de resultados (permite realizar imágenes bastante grandes y fotorrealistas) como por su versatilidad a la hora de redactar un texto indicativo de como ha de ser la imagen (o prompt en el argot). Existen multitud de sitios en internet donde probar Stable Diffusion con sus diferentes modelos, aunque quizás Civitai sea la principal, donde además podemos descargar los modelos gratuitamente. Para aprender lo básico yo he seguido los estupendos tutoriales para principiantes de Stable Diffusion Art.

He instalado Stable Diffusion junto con el interfaz web AUTOMATIC1111 en uno de mis Macs en cuestión de unos pocos minutos. En realidad, lo complejo de su uso se basa en su versatilidad. Recomiendo leer mucho sobre como escribir prompts correctamente, entender los conceptos de como funciona SD para poder sacarle todo el partido, ya que en un principio la tentación de poder escribir cualquier cosa de cualquier manera nos lleva a textos desordenados, confusos también para la inteligencia artificial y por tanto con resultados decepcionantes.

Lo más interesante es que con un ordenador de potencia media (o incluso baja sin tarjeta gráfica dedicada) se puede empezar a trabajar. Eso sí, el método de prueba-error hace que haya que armarse de paciencia hasta depurar el prompt y conseguir lo que queremos. Es muy recomendable echar un ojo a las webs de prompts (como PromptHero) para orientarse de como organizar nuestras instrucciones.

No hay duda de que estamos aún en la prehistoria de este tipo de aplicaciones, y ahora nos parecen sorprendentes, pero se incorporarán a nuestras vidas en poco tiempo para ayudarnos en los procesos creativos, tanto a los que nos gusta la fotografía o el diseño gráfico como a los que simplemente son curiosos y quieren generar imágenes a medida por el simple hecho de generarlas…

7 de marzo de 2022

Rescatando mi MSX

Fue un día bastante caluroso de 1995, un 22 de agosto. Guardé mi Sony HB-F700S en una caja junto con los discos de tres pulgadas y media, las casetes de juegos y algún cable. Tres días después su lugar lo ocupó un PC, un 486. Era necesario porque en unos meses comenzaba la carrera de informática y con un MSX uno no iba a ninguna parte ya. Nunca podría imaginar que transcurridos dieciséis años y unos meses, a finales de noviembre de 2021, rescataría el ordenador para ponerlo de nuevo en funcionamiento, ahora que dispongo de mucho sitio para ponerlo dignamente.

El proyecto de rescate de mi MSX es una idea que llevaba mucho tiempo queriendo llevar a cabo. Estéticamente estaba perfecto, con una carcasa algo amarilla pero sin grandes marcas ni rayones. La disquetera negra fue un reemplazo de la original allá por 1989. Al conectarlo por primera vez vi que funcionaba, se encendía, pero la imagen se mantenía en negro. Invertí en un nuevo cable RGB-Euroconector pero nada. Gracias a la buena gente de Vaj Lehenak, me orientaron hacia dónde podía estar el problema. En la placa de vídeo había un componente, el tiristor, que estaba cortocircuitado. Así que, hace unas semanas y partiendo de ningún conocimiento me puse a desoldarlo y soldar uno nuevo por otro con poca esperanza de que funcionara. Pero los dioses de la informática se aliaron conmigo y funcionó.

A día de hoy aún tengo pendiente limpiar los contactos de algunas teclas que no funcionan (la I y los cursores derecho y superior). A priori son problemas menores que espero solucionar. Afortunadamente, la fiebre de los 8 bits lleva unos años creciendo y en internet hay una comunidad cada vez más amplia y entusiasta dispuesta a prestar ayuda, a desarrollar nuevos videojuegos y aplicaciones, así como utilidades para facilitarnos la vida. Sin duda un mundo que está muy de moda y que pretendo disfrutar.

26 de enero de 2015

‘Gone Home’

Hacía bastante tiempo que no dedicaba una tarde a jugar a una aventura gráfica. Por casualidad me enteré de la existencia de ‘Gone Home’, un aventura de las llamadas independientes bastante enigmática y con una ambientación inmejorable. De siempre me han llamado mucho la atención este tipo de propuestas al margen de la industria. Creo que sólo así se puede lograr una libertad tanto formal, como de argumento y creativa completa. ‘Gone Home’ es una producción de The Fullbright Company, con sede en Portland y formada por Steve Gaynor, Karla Zimonja y Kate Craig. Desde su lanzamiento en 2013 ha obtenido diversos premios y menciones.

¿Y sobre qué trata? Básicamente, y según comentan sus autores, es un videojuego de exploración libre en la que tendremos que averiguar qué es lo que le ha ocurrido a nuestra familia. Encarnamos a Katie, una joven hija de la típica familia norteamericana que regresa de un viaje por Europa en 1995. Al llegar a casa encontramos con que está cerrada. Fuera suena una lluvia que no cesa. Y a partir de aquí la investigación. Al contrario de otras aventuras gráficas, aquí nos movemos en un universo tridimensional en primera persona, podremos coger objetos, lanzaros, dejarlos, examinarlos o interactuar con otros de forma natural. Resulta sorprendente la cantidad de detalles con que nos podemos encontrar. Es evidente que el juego ha sido diseñado con una minuciosidad casi enfermiza. Por ejemplo podemos abrir una nevera y sacar un bote de ketchup, abrir cajones o descolgar el teléfono. A medida que avancemos descubriremos qué es lo que ha ocurrido con nuestros padres y nuestra hermana a través de documentos escritos, tales como facturas, cartas o páginas de diario.

Y el toque indie desde luego se nota mucho. También en la temática y en los guiños a la cultura fanzinera y al pop-punk underground norteamericano de mediados de los noventa (por ejemplo se pueden reproducir cintas de Bratmobile) y al movimiento de las riot grrrl. En el lado de los inconvenientes, la duración del videojuego, que apenas da para una tarde estirándolo mucho. ‘Gone Home’ lo tenemos tanto para Windows como para OS X y Linux, lo que siempre es de agradecer… Ah, y la banda sonora ambiental compuesta por Chris Remo puede escucharse y comprarse también. En definitiva, una aventura gráfica que es casi una experiencia literaria…

20 de mayo de 2014

El «poke» y los viejos tiempos

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Hace cosa de treinta años mis manos tecleaban habitualmente en mi MSX esta instrucción de Basic para que algunos de los juegos que tenía pirateados funcionaran correctamente. Inmediatamente ha venido a mi memoria mientras leía el artículo «The Rise and Fall of Cheats» (algo así como «Auge y Caída de los Trucos») en el número 128 de la revista Retro Gamer. Tan curioso como interesante, en este texto se cuenta a grandes rasgos la historia de los trucos en los videojuegos. Comienza precisamente con esa palabra mágica, el «poke». Este comando del lenguaje nativo de la mayoría de los ordenadores de 8 bits servía para colocar un valor en una determinada posición de memoria (algo parecido, aunque no igual, a los MOV de ensamblador). Con esta técnica, aplicada con habilidad y conocimiento, se conseguían algunas ventajas a la hora de jugar: Avanzar de nivel, obtener vidas o dinero infinito, ser inmune…

Pero no solo de «pokes» vive el jugón retro. Las combinaciones de teclas eran también habituales. Los que teníamos MSX conocíamos el llamado Código Konami, que funcionaba en muchos juegos de la compañía nipona. Otra de las ayudas clásicas eran los mapas de niveles, que solían publicar las revistas especializadas. De hecho, estas publicaciones popularizaron los trucos, los «pokes», las combinaciones de teclas y los mapas. En este sentido, la pionera –tal y como se comenta en el artículo de Retro Gamer— fue Crash, una publicación británica de videojuegos, que ya en 1984 incorporó una sección para dar conocer los trucos que enviaban los lectores.

En la actualidad, aunque los trucos no han desaparecido por completo, su popularidad está muy lejos de lo que fue en los viejos tiempos de los 8 bits. Y en todo caso no tienen nada de artesanales…

18 de enero de 2014

Cómo organizar y archivar nuestras fotografías digitales

Uno de los aspectos más importantes que hay que tener en cuenta cuando uno se dedica al tema de la fotografía es tener una estrategia a la hora de guardar el resultado de nuestro trabajo. Por experiencia sé que ese es uno de los aspectos que más se descuida y, en mi opinión, absolutamente básico si queremos conservar las fotografías que hacemos. Existen muchas formas, tantas como personas. Cada uno tenemos nuestro método más o menos eficaz. Os voy a contar el mío particular, que no tiene por qué ser el mejor. En quince años trabajando con fotografía digital no he perdido una sola imagen que quisiera conservar.

  1. El primer paso es descargar las fotos de la cámara al ordenador, manteniendo una copia en la tarjeta original. Es posible que en ese momento ya haya borrado algunas directamente de la cámara, sobre todo si necesitaba espacio en la tarjeta de memoria. Una vez en el ordenador, es el momento de eliminar aquellas que están borrosas, subexpuestas o sobreexpuestas, repetidas o tomadas accidentalmente. Suelo abrir una ventana de mi Finder (o Explorador de Archivos en el caso de Windows) en modo miniaturas grandes para hacerlo más rápidamente. Así muchas veces no tengo ni siquiera que abrir la foto. En otras me valgo del visor rápido de OS X (pulsando la barra espaciadora con la foto seleccionada). Existen visores de archivos RAW (CR2 en el caso de Canon) para Windows. En Mac es una función nativa que viene con el sistema operativo:

  2. Una vez tenemos las fotografías que queremos conservar, creo carpetas con la fecha y el evento, motivo y lugar de lo que van a contener. El formato, por ejemplo, es más o menos así: 20140118 Casco Antiguo de Cáceres para archivar las fotos hechas hoy día 18 de enero de 2014 en el casco antiguo de Cáceres. Puede haber más de un evento el mismo día. No hay problema. Crearemos otra carpeta con la misma fecha y el nuevo evento. Dentro guardaremos las fotografías sin cambiar el nombre. Si son muchas resulta muy engorroso cambiar el nombre a todas y al final os cansaréis de hacerlo.

  3. Es el momento de hacer las copias de seguridad. En mi caso cuento con dos discos duros externos donde almaceno las fotos. Actualmente ambos son de 3 Tb. Uno es un disco duro externo normal y corriente y el otro está instalado dentro de un dispositivo de almacenamiento en red (NAS). Ambas copias son exactas.

  4. Por último sólo queda el retoque de las imágenes. Yo prefiero llamarlo procesado. Utilizando el plugin para Adobe Photoshop Camera RAW, corrijo los valores de las fotografías que en su momento no me gustaron. No es recomendable que el resultado de esas modificaciones se guarde en las propias fotografías. Yo prefiero guardarlas en un archivo xmp adjunto. No recuerdo si esta opción es la activada por defecto, pero entrando en las preferencias del plugin lo podemos modificar (En Mac Photoshop - Preferencias - Administración de archivos - Preferencias de RAW de cámara - Guardar ajustes de imagen en: Archivos sidecar ".xmp"):

  5. Una cuestión al margen que también afecta al almacenamiento de las imágenes y que veo que mucha gente se planea es si guardar los JPG resultantes del procesado de las fotografías. En mi caso, después de procesar y convertir a JPG para incluirlas en alguna de mis webs, las borro. Hay que tener en cuenta que la combinación de RAW (archivo de foto original) y de XMP (archivo de ajustes de la foto) nos da cuando queramos de nuevo la imagen resultante.

Creo que con estas humildes recomendaciones –sobre todo hacer al menos dos copias en dispositivos diferentes– conservaréis muchos años vuestras fotografías.

5 de octubre de 2013

Impresiones sobre el nuevo iMac 27»

A finales de agosto, mi viejo iMac dijo basta. A un problema inicial con el disco duro se unió pronto otro de placa base. El veredicto era claro: No tenía arreglo. En estos seis años, mi iMac no me había dado ningún problema, ni de hardware ni de software, con lo que, a pesar de su abrupto final, lo sigo considerando una buena adquisición. Por eso mi intención era clara y ya estaba ojeando los nuevos modelos. Afortunadamente, hace un par de semanas se presentaron silenciosamente los iMacs con los nuevos procesadores de Intel, los Haswell. Los modelos de 27 pulgadas contaban además con una tarjeta gráfica de 1 Gb. Esto y comprobar que la memoria y el procesador eran reemplazables y no estaban soldados a la placa base me animaron definitivamente a comprar este modelo.

Ya antes de ponerlo en marcha, uno tuvo una sensación un tanto desagradable de que Apple parece que no cuida como antes ni los detalles ni la calidad de los materiales con que construye sus productos. El cable de alimentación (el único necesario para el funcionamiento del ordenador) da la impresión de ser de mala calidad. Tampoco la sensación al tocar el aluminio es la misma que la de mi antiguo iMac. Parece más delgado y tosco. Pero evidentemente todas estas sensaciones y temores se disipan al encenderlo y comprobar como lo que verdaderamente llama la atención de este ordenador es la enorme pantalla y la delgadez de su perfil. Cierto que tiene una pequeña panza en su parte central, pero es mucho menor de lo que había visto en imágenes y vídeos. Estas dimensiones tan impresionantes pasan factura al sonido que sale por sus altavoces. Se ha intentado dotar de mayor nivel de tonos graves, quizás para disimular el deficiente sonido de agudos. Desde luego, el nuevo iMac no es para escuchar música si tenemos un oído medianamente fino. Enseguida percibiremos el clásico sonido a «lata». Pero esto siempre lo podremos solucionar con unos buenos altavoces externos.

Respecto al teclado y ratón, opté por el teclado inalámbrico y el ratón Magic Mouse, con lo que tengo ya el lote completo (ya tenía el Magic Trackpad y el Mighty Mouse inalámbrico). El teclado es muy cómodo y el recorrido de las teclas es algo mayor que el teclado USB que tenía antes. Se echa de menos las conexiones USB de los laterales. Las utilizaba mucho para conectar un lápiz de memoria o el iPod. También cuesta algo acostumbrarse a unos cursores más pequeños. Sin embargo, a lo que no cuesta nada acostumbrarse es al Magic Mouse. Me parece una pequeña maravilla, el colmo de lo intuitivo. Posee un botón (configurable como dos, izquierdo y derecho) y su superficie es totalmente táctil, con lo que tenemos un trackpad y un ratón en el mismo periférico. A mi me parece ideal, porque combina lo mejor de mis otros dos ratones.

Desde hace unos años, los iMac no llevan unidad SuperDrive (lector/grabador de CD/DVD). Con el tiempo comprobaré si esto es un problema o no. En un principio no lo he necesitado para nada. El sistema operativo viene precargado y –como muchos sabréis– no es necesario formatear el sistema de vez en cuando como en Windows. De hecho yo en seis años no lo he formateado nunca y –hasta que dijo basta– funcionó perfectamente. En ese primer encendido he restaurado el sistema de mi viejo ordenador con Time Machine y en algo más de una hora tenía mi sistema de siempre –hasta el último detalle– en el nuevo ordenador.

A pesar de estos años de uso continuado e intenso de Mac, me sigue sorprendiendo que OS X siga funcionando tan bien. Algo que en definitiva, es el triunfo de las ideas sencillas. A muchos este artículo les parecerá mera propaganda de Apple, pero lo que realmente me mueve es la admiración por la compañía que, si bien ya no genera los titulares que generaba hace unos años, sigue fabricando muy buenos aparatos con el valor añadido de un software elegante, útil, potente y sencillo que nos facilita mucho la vida.



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