Sinfonía para un Berlín que ya no existe
Mi primer contacto con ‘Berlín, Sinfonía de una Ciudad’ fue curiosamente a través de la banda sonora de Timothy Brock, añadida en 1993 al metraje mudo original. Uno de los temas venía en un disco sampler de (creo) la revista Factory sobre K Records. Lo cierto es que el título de la película me sonaba un montón, pero no ha sido hasta hace apenas unos días que he podido verla. Y me ha gustado mucho.
‘Berlín, Sinfonía de una Ciudad’ fue dirigida en 1927 por Walter Ruttman (1887-1941). Ruttman fue, más que cineasta, un artista de vanguardia. De esas vanguardias de principios del siglo XX que posteriormente tanto influyeron en la cultura de nuestro tiempo. Su pasión era experimentar con la pintura y con la imagen en movimiento siguiendo los postulados de su maestro Dziga Vertov (autor del clásico ‘El Hombre con la Cámara’) en un tiempo en que los medios técnicos eran muy limitados.
Aparte de la apabullante y sorprendentemente moderna estética, una de las cosas que más me gusta de ‘Berlín, Sinfonía de una Ciudad’ es que retrata una ciudad que ya no existe. El viejo Berlín fue bombardeado y reducido a cenizas por los aliados durante la segunda guerra mundial década y media después. Por eso, la película es además un documento excepcional de cómo era la vida en una ciudad bulliciosa, alegre, industrial y muy tecnificada para la época. Todavía faltaban seis años para la llegada al poder del nazismo y once para el estallido de la guerra…
La película puede verse y descargarse libremente puesto que ya hace tiempo que pasó al dominio público. Aquí la tenéis íntegra sacada del Internet Archive: