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La bitácora personal de Ricardo Martín
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19 de junio de 2009

El caso de Osel o la libertad de elección

El lama budista más joven del mundo, Osel Hita Torres, un niño español de dos años, fue entronizado y venerado ayer como la reencarnación de un lama tibetano ya fallecido, mientras lloraba y chupaba un caramelo. Osel, natural de Bubión, un pueblo alpujarreño de la provincia de Granada, vestía la típica túnica de color naranja, así como el puntiagudo sombrero amarillo -conocido como sombrero de la sabiduría- que usan todos los lamas tibetanos, mientras era llevado a su trono mordisqueando un juguete de plástico.

Así comenzaba el artículo que el diario El País publicaba el ya lejano 18 de marzo de 1987 bajo el título de «Un niño español de dos años fue entronizado lama budista ayer en la India». La historia de Osel, el «niño lama» español, ocupó muchas páginas en la prensa (en la foto un recorte de La Vanguardia del 29 de enero de 1987), la radio y la televisión de la época. A mí, desde siempre, fue una historia que me interesó por lo inusual. Eso de que un niño de menos de dos años sea proclamado como la reencarnación de un lama (en este caso del lama Yeshe, fallecido en Los Ángeles en 1984) es como para prestarle, por lo menos, un poco de atención. No menos curioso y revelador es el dato de que los padres del, por entonces, pequeño Osel, vivían en una comunidad de orientación budista en La Alpujarra granadina. O sea que no eran precisamente ajenos a la religión asiática. Incluso la madre de Osel conoció al lama Yeshe en Ibiza años antes de su muerte.

Con todos estos antecedentes, resulta lógico que quisieran que uno de sus seis hijos estuviera destinado a cumplir sus deseos (y caprichos, por qué no decirlo). Dicho y hecho. El lama Zopa, discípulo del lama Yeshe, tuvo la visión en sueños de quién era la reencarnación de su maestro, aunque por entonces Osel aún no había nacido. A partir de aquí todos conocemos la historia: el «niño lama» es recluido en un remoto lamasterio de La India para recibir su formación bajo una disciplina férrea que incluía castigos físicos y una vida repleta de privaciones. Volvimos a tener noticias de Osel muchos años después, en 2002, en un reportaje de El País Semanal publicado el 30 de junio de ese año. Las evidencias que el Himalaya no era su sitio quedaban bien patentes. Por entonces tenía 17 años. Al año siguiente lo abandonó todo para volver a España y comenzar estudios de cinematografía.

Y llegamos al día de hoy. Todo este rollo que os he contado viene a cuento porque hace unas semanas se publicó una entrevista exclusiva del diario El Mundo y la revista ¡Hola! (esperemos que no sea carne de «norias» ni de otras telebasuras), reproducida en parte también por el diario gratuito 20 Minutos, que fue hecha en Madrid y donde confiesa su desorientación ante el mundo, ante la vida, y donde se queja amargamente de no haber tenido infancia ni adolescencia. En este punto llego a la reflexión a la que os quiero llevar: ¿Qué derecho tienen los padres a decidir el destino de su hijo, aunque piensen que es lo mejor para él? El caso de Osel, desde mi punto de vista, es uno de tantos que involucran a padres caprichosos, más pendientes de su propia realización personal que de la de sus vástagos. Y también de cómo el fanatismo religioso, en este caso el budismo (una religión que tradicionalmente ha tenido buena prensa en occidente), destroza vidas por ser una creencia impuesta y no elegida libremente de acuerdo con las inquietudes, reflexiones y vivencias de cada cual, independientemente de lo buena o beneficiosa que sea.

  1. Si señor, en el magnífico documental de TVE el laberinto del tibet que imagino que hayas visto hablan de los lamas y dicen que uno era un borracho, otro un mujeriego,… vaya divinidad, si es que las organizaciones de los hombres poco tienen que ver con dios.

    Dicho por Alberto el 19 de junio de 2009 a las 21:49

  2. Sí, he visto los documentales y ya he hablado aquí de ellos hará cosa de un año y medio. Además me dejaste un comentario…
    http://bitacora.ricardomartin.info/2007/05/20/el-laberinto-del-tibet/

    Dicho por Ricardo el 22 de junio de 2009 a las 18:56



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