Ray Kurzweil
Que el mundo de la tecnología siempre ha tenido sus gurús y sus profetas no es nada nuevo. Desde los primeros tiempos de la técnica moderna tal y como hoy la conocemos ha habido quien se ha aventurado a predecir y a teorizar aquello que ocurrirá y cómo esa tecnología afectará al ser humano. Pero pocos han tenido tanto éxito y han sido tan influyente dentro de la comunidad especializada como Raymond Kurzweil. Hijo de emigrantes judíos austríacos, Kurzweil fue un avanzado a su tiempo desde muy joven. Su tío trabajaba en los laboratorios Bell y fue quien le inculcó esa afición por la tecnología y los ordenadores hacia los años cincuenta, cuando la mayoría de los niños de su edad sólo los conocían por las novelas de ciencia-ficción.
Apenas siendo un adolescente comenzó a crear aplicaciones informáticas en el campo de la estadística y el análisis de datos. Uno de los momentos cumbre de sus primeros años fue su participación en 1965 en el programa de televisión ‘I’ve Got a Secret’, donde presentó una melodía tocada al piano que tenía la particularidad de estar compuesta íntegramente por un ordenador. De hecho, esa fue y es una de sus obsesiones: conseguir que los computadores sean tan inteligentes o más que los propios humanos y que nos ayuden en nuestra vida diaria y a resolver nuestras limitaciones y problemas. Kurzweil sostiene, en contra de otros autores, que en pocos años un ordenador tendrá la inteligencia suficiente como para superar el Test de Turing. Esta simbiosis entre el ser humano y la máquina (implantes, nanotecnología) para que nuestra raza mejore a través de la tecnología es lo que se ha llamado transhumanismo, del que Kurzweil es su principal exponente en la actualidad.
Otro de los campos en los que Kurzweil es respetado y escuchado es en el de las profecías tecnológicas. La mayoría de sus vaticinios se han cumplido finalmente en los plazos que él ha indicado. Predijo en su libro ‘La Era de las Máquinas Espirituales’ de 1999 el uso masivo de la tecnología inalámbrica para la interconexión de dispositivos y redes, la utilización de pantallas de alta definición o el triunfo de los dispositivos portátiles frente a los clásicos ordenadores de sobremesa.
Particularmente, a mí me da un poco de miedo eso de que la los ordenadores puedan aprender más rápido que nosotros y que en pocos años dupliquen, tripliquen o quizás más nuestros conocimientos y sobre todo nuestra inteligencia. Como mínimo es preocupante. Aunque también apasionante. ¿Qué nuevos movimientos sociales, artísticos o de otro tipo podrán surgir cuando la inteligencia de las máquinas sea miles de veces la nuestra? ¿Acaso las máquinas nos prometerán algún día la vida eterna y serán inconcebiblemente inteligentes? ¿Sería eso Dios? Curiosamente estas preguntas nos llevan hasta Pierre Teilhard de Chardin y su teoría del Punto Omega.
Para terminar un par de vídeos. El primer es el del programa ‘I’ve Got a Secret’. Cuando a la mayoría eso de los ordenadores les sonaba a chino, este angelito ya tocaba melodías compuestas por uno. Era ¡1965!:
El programa Redes de Televisión Española con Eduardo Punset entrevistó en una ocasión a Ray Kurzweil: