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La bitácora personal de Ricardo Martín
Comentando cosas desde 2004
19 de septiembre de 2010

‘Poliţist, Adjectiv’

El cine rumano continua con su suma y sigue particular. El que es uno de los países más pobres de la orgullosa Europa, tiene un grupo de cineastas que sorprenden a cada película. Muy diferentes unos de otros, eso sí. El joven realizador Corneliu Porumboiu ya nos mostró su estilo con ‘A fost sau n-a fost?’ (aquí traducida como ‘12.08 Al Este de Bucarest’), un análisis tan crudo como irónico de la caida de Ceaucescu. Brillante teniendo en cuenta que Porumboiu tenía 14 años en aquel momento. Su segundo largometraje es ‘Poliţist, Adjectiv’ (2009), una nueva reflexión igual de minuciosa que la anterior, donde se plantea de nuevo el conflicto entre la ley oficial y la moral personal. Pero también ofrece muchas otras cosas. Aparte de enseñarlos los castigados suburbios de Bucarest en largas tomas, es una película que radiografía con precisión la vida y pensamientos del protagonista.

Cristi es un agente de policía que investiga un caso de menores y drogas. Su vida tanto la personal como la profesional es aburrida, rutinaria, y prosaica, lejos de los estereotipos. Pero pronto se obsesionará con su caso, tomándolo como algo personal. Mientras sus jefes quieren una operación para capturar a los muchachos, Cristi, siguiendo su conciencia, prefiere no ir a por ellos, en un acto de marcaría sus vidas, e ir directamente a la fuente que suministra las drogas. El caso es una mera excusa de Porumboiu para plantear con acierto y rigor el eterno tema de la ley contra la moral.

En algunos momentos, ‘Poliţist, Adjectiv’ recuerda un poco al film de Bertrand Tavernier ‘Ley 627’, con comisarías ruinosas o compañeros leyendo indolentes el periódico en sus despachos y charlando sobre temas intrascendentes. Hay quienes han reprochado a Porumboiu sus largas secuencias de cámara fija, a veces de hasta 7 u 8 minutos, y donde aparentemente no pasa nada. Quizás se abuse un poco de este recurso, pero no se entendería la personalidad ni el conflicto interior de Cristi sin ellas. Además, el realizador parece querer abrir una ventana al espectador para que contemple una vida lánguida, tediosa y gris, ni infernal ni idílica, donde los acontecimientos ocurren en «tiempo real». Milagrosamente, el talento del realizador convierte estas tomas en entretenidas. Por tanto no es una película aburrida, ni mucho menos, sino tensa, reflexiva y hasta melancólica. Creo que Corneliu Porumboiu consigue justo lo que buscaba. Recomendable para todos aquellos que quieren educar la mirada para otra tipo de cine. Fue candidata al Oscar en 2010 en la categoría de mejor película de habla no inglesa y ganó el premio FIPRESCI del Festival de Cannes 2010.



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