La república de Goust
Me gusta mucho buscar lo que yo llamo «rarezas geográfico-históricas». Hace no mucho comenté aquí los casos de Llívia y del Principado de Seborga. Dos casos de lagunas en los tratados de adhesión que se firmaron en su día que no se subsanaron posteriormente. En el caso de Goust es más discreto, ya que apenas es una aldea de pocas familias repartidas en una 2,5 kilómetros cuadrados, pero no por ello menos interesante. Lo he descubierto a través del magnífico blog friki-geográfico Fronteras, con muchos posts sobre estos asuntos que tanta curiosidad me despiertan.
Goust está situado en plenos Pirineos occidentales franceses y ocupa parte de un amplio valle a medio camino entre Jaca (Huesca, España) y Pau (Francia) y no muy lejos de Lourdes. Su centenar de habitantes originariamente hablaban (supongo que aún lo hablarán) el bearnés, un peculiar dialecto del gascón (variante occitana con algunas influencias del euskera). A lo largo de toda su historia, Goust ha sido una territorio independiente y, por tanto autogobernado más o menos democráticamente por una asamblea de ancianos o consejo que elegía a un regidor para cinco años. Incluso en 1648 Francia y España la reconocieron como estado soberano. Hoy día sigue habiendo un vacío legal sobre esta soberanía, aunque está comunmente aceptada la pertenencia al país galo.
Hay dos datos que hacen de este pequeño territorio un lugar aún más pintoresco. El primero, aunque no sé si esto será cierto, que sus habitantes llegan a edades centenarias. Y el segundo sus costumbres funerarias. Los habitantes «lanzan» los féretros por la ladera hasta el pueblo de Laruns, ya que en Goust no hay cementerio ni iglesia. Curiosamente, buscando información por internet no he encontrado absolutamente ningún vídeo sobre Goust, lo cual no deja de extrañarme.