A lo largo de los últimos días, el cierre de la cadena de noticias CNN+, ha venido provocando multitud de reacciones sobre todo en internet, todas contra su fin. Pero lo cierto es que, una vez que el muerto está en el ataúd, todo son parabienes. Está claro que en España la calidad en televisión no vende. Ofrecer contenidos serios, argumentados y un poquito más profundos que la media (que está muy baja por estos lares), no es rentable ni económicamente ni a nivel de audiencia.
También es verdad que en este caso no todos los males provienen de las audiencias. Sobre esto habría mucho que hablar. Los propios extrabajadores de CNN+ aludían a la mala gestión empresarial de sus directivos, pero lo cierto es que la audiencia de los canales de noticias en la TDT nunca ha sido rentable en nuestro país. Sólo una emisora pública como TVE puede mantener en España un canal de noticias 24 horas con una audiencia de menos del 1% de la cuota de pantalla.
El fracaso de la televisión de calidad, o al menos la televisión «reflexiva» y más compleja que el resto, en España es un síntoma preocupante. Muchos dirán que los programas que vemos no es lo que somos. Es cierto, porque no todo el mundo ve ya la televisión. De hecho según los recientes estudios de Barlovento Comunicación en base a los datos de audiencia de Kantar Media (que son quienes miden estas cosas), los jóvenes entre 13 y 24 años son los que menos televisión ven, probablemente porque prefieren otros medios como internet. En cambio los mayores de 65 años son los que más tiempo pasan delante del televisor.
CNN+ cierra y vende la frecuencia a Telecinco, que lleva ya dos días con su nuevo canal, Gran Hermano 24 Horas. Estoy convencido de que lo multiplicará varias veces. Es lo que hay. ¿No es una metáfora perfecta de en lo que se está convirtiendo la televisión? ¿Tanta TDT para esto? ¿No habrá nadie que aproveche de verdad las ventajas de esta tecnología? Menos mal que (de momento) tenemos a Televisión Española…
Os dejo con un reportaje de la serie ‘Abierto en Canal’ que emitió Canal+ en 1999 donde se cuenta la gestación de CNN+. ¡Qué tiempos aquellos!:
Uno a veces se siente impotente por la cantidad de películas que me pasan desapercibidas a mí y a la mayoría de los que somos aficionados al cine no norteamericano. Siendo generosos, la inmensa mayoría no llegan a estrenarse más que en unas pocas salas en España. Y a veces ni siquiera eso. Es lo que me ha ocurrido con ’33 Sceny z Życia’ (que podría traducirse como ’33 Escenas de la Vida’), una producción germano-polaca de 2008 que ha pasado sin pena ni gloria incluso por internet. De hecho no hay ninguna crítica en castellano sobre ella y los subtítulos que he encontrado son en inglés. De su directora, Małgorzata Szumowska, tampoco tenemos ninguna referencia. En cualquier caso, la película que nos ofrece es un drama tan duro y contradictorio como interesante.
’33 Sceny z Życia’ es la historia de una familia de intelectuales. El padre es director de cine y la madre escritora. Su hija Julia, el eje sobre el que se monta toda la trama, también es una artista de cierto éxito. Junto a sus hermanos viven una vida normal. Todo cambiará cuando a su madre se le diagnostica un cáncer terminal. Su entorno se vendrá abajo y aflorarán los egoísmos. Las máscaras caerán para mostrar a cada uno como es verdaderamente.
La factura austera y desnuda de la película acentúa aún más el espléndido trabajo de todo el reparto sin excepciones, transmitiendo la desesperación, la tensión, incluso el odio. En él podemos reconocer al danés Peter Gantzler, que ya vimos en películas del entorno del Dogma y de Lars Von Trier y también a la estupenda actriz alemana Julia Jentsch, que también estaba en ‘Die Fetten Jahre Sind Vorbei’ junto a Daniel Brühl. En definitiva, una cinta de esas que están escondidas y que gustará a aquellos iniciados que tienen la vista «entrenada».
Por fin alguna alma caritativa ha colgado un vídeo que llevaba años buscando. Se trata del clip en el que aparecen en un mismo escenario –aunque no todos juntos– el recientemente fallecido Enrique Morente, el coro de Voces Búlgaras que se hizo famoso en todo el mundo hace unos años y la banda Lagartija Nick. Parece ser (aunque yo no estoy muy seguro) que tuvo lugar en un especial sobre el cantaor en 1999. La memoria me traicionó porque pensaba que los tres habían tocado a la vez. Aún así, merece la pena ver la actuación de más de trece minutos:
Llegamos a la penúltima entrega de los vídeos más viajeros del año. Viaje a Barcelona cumple con el noveno capítulo, esta vez dedicado al Parque Güell, una de las obras magnas de Antonio Gaudí y un lugar de obligada visita si se va a Barcelona. Un clip corto que es un repaso rápido a este parque tan particular.
Siempre que veo una película rumana me viene a la mente la misma idea. Más allá de hacer un juego fácil con el título de esta cinta, el cine de aquel país está viviendo una edad de oro. Sé que soy un poco pesado repitiendo una y otra vez esta idea. Pero no me queda más remedio que hacerlo al ver películas como ‘Historias de la Edad de Oro’ (en rumano ‘Amintiri Din Epoca de Aur’), una comedia con cinco relatos dirigida en 2009 por Cristian Mungiu, Hanno Höfer, Razvan Marculescu, Constantin Popescu y Ioana Uricaru cada uno de ellos. Se basan, según se comenta en la propia película, en leyendas urbanas que circulaban por la Rumanía de Ceaucescu (la llamada por el régimen comunista como «Edad de Oro»). Todas ellas son delirantes y se narran con gran habilidad y gracia. De hecho, forman un extrañamente homogéneo conjunto y es complicado elegir una que sobresalga por encima de las demás.
Las cinco historias contadas son de lo más variopinto y bizarro. Desde la familia que intenta matar un cerdo con el gas de la cocina de su casa, hasta los falsos inspectores ministeriales (en realidad adolescentes a la búsqueda de botellas de cristal) pasando por fotógrafos expertos en montajes absurdos o ciudadanos preocupados por cuidar los detalles de su pueblo ante la llegada de un gerifalte del Partido. Como ya he dicho, todas ellas están contadas con desparpajo y gracia, aunque también con toques trágicos y absurdos. Viendo algunos episodios es imposible no pensar en el mejor Berlanga o incluso en Fellini.
A pesar de su larga duración (dos horas y media largas), la estructura del film hace que sea bastante ameno. Así que si queréis iniciaros en el mundo del cine rumano, probablemente esta cinta sea una buena (y amable) puerta de entrada hacia una filmografías que rara vez llegan a programarse en nuestros cines o cadenas de televisión. Imprescindible.
A lo largo de los próximos días la frecuencia de actualización de este blog no será la habitual debido a las vacaciones navideñas. A pesar de todo intentaré mantener la normalidad en la medida de lo posible. Hasta los primeros días de enero no preveo recuperar el ritmo habitual. Mientras podéis echar un vistazo al archivo, seguro que hay muchos e interesantes posts que no habéis leído.
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