‘City of Life and Death (Nanjing! Nanijing!)’
El cine chino evoluciona a la vez que lo hace su sociedad. De las pequeñas y delicadas películas de los ochenta y noventa a las grandes superproducciones que no reparan en medios ni gastos. El intento de llevar el cine de la superpotencia oriental al gran público occidental se ha conseguido, aunque a medias. ‘City of Life and Death’ (‘Ciudad de Vida y Muerte’) (2009) es una producción pensada, diseñada y rodada bajo los cánones occidentales. Sus referentes, que aparecen en casi todas las críticas que he leído, son ‘La Lista de Schindler‘ de Steven Spielberg, aunque sea más por las formas que por el fondo. El fondo es precisamente un episodio histórico reciente, pero prácticamente desconocido en occidente: la ocupación japonesa de Nanjing en 1937.
La película se centra en el horror, en la arbitrariedad de la guerra durante esta ocupación. Ambos contendientes son retratados con todos los matices necesarios. Si los japoneses son los malos es porque son la potencia ocupante, no porque intrínsecamente lo sean. Por tanto, y según avanza la película, el peso de la culpa y los remordimientos van haciendo mella sobre todo en su principal mando. Las atrocidades cometidas contra el pueblo chino tampoco se justifican pero Lu Chuan, el realizador del film, ha preferido tomar un punto de vista bastante neutral al respecto. De hecho, entre los observadores internacionales que aparecen en la película (aunque apenas juegan un papel determinante en su desarrollo) existe un enviado de la Alemania nazi que es retratado como un hombre bueno y humanitario que sólo pretende defender a la población civil de los desmanes del ejército imperial japonés.
Formalmente, la cinta no se sale de los cánones «oficiales» de la cinematografía más tradicional. Se echa de menos un poco más de riesgo o quizás un acercamiento más profundo a los personajes individuales más que a la colectividad. Incluso las figuras centrales son casi un esbozo. De ahí que el espectador no consiga establecer un vínculo emocional que «aligere» el innecesariamente largo metraje de la cinta (129 minutos). A destacar el uso de una impresionante y bellísima fotografía en blanco y negro para destacar el dramatismo y la sombría sensación de muerte que sobrevuela a lo largo de toda la película. En definitiva, ‘City of Life and Death’ es una gran película, pero que adolece de los defectos típicos de las superproducciones occidentales. No obstante cuenta con muchas secuencias memorables, especialmente al final, con el desfile triunfal de unas enajenadas tropas japonesas sobre la ciudad que provoca miedo. Recomendable.