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La bitácora personal de Ricardo Martín
Comentando cosas desde 2004
16 de mayo de 2011

Conclusiones sobre lo visto en Düsseldorf

Los que habéis seguido el Festival de Eurovision este año y también seguís mi blog os habréis dado cuenta de que mi quiniela ha hecho aguas por todas partes. Nunca una predicción ha sido tan diferente al resultado final. Pero tranquilos, suele ocurrir. Eurovision, en contra de lo que muchos puedan decir, es imprevisible. Imprevisible es el segundo puesto de Italia, el descalabro de Estonia (el tema ‘Rockefeller Street’ de la joven Getter Jaani es ya mi guilty pleasure musical del año) o de Suiza que ocuparon los dos últimos puestos. A la primera le dimos el triunfo y la Suiza unos cuantos puntos. También los dos puestos decentes que consiguieron Alemania y Austria con dos de las peores canciones del festival (con permiso de la ganadora Azerbayán).

Después de haber visto el Festival, llego a varias conclusiones:

  1. Alemania (y otros países) se toman muy en serio Eurovision. No hay más que ver la impresionante transformación que sufrió el campo de fútbol local, el Düsseldorf Arena, para convertirse en uno de los platós más grandes y espectaculares de la historia del festival. La impecable realización y el cuidado que se puso en las presentaciones de los países (muy bonitas las secuencias tilt-shift) ha provocado el elogio unánime entre la crítica televisiva. Veremos el año que viene en Bakú.
  2. Los tiempos de enviar fantoches se ha terminado. Durante esos años nos reimos mucho y estuvo hasta bien, pero eso ha terminado. La calidad de las canciones de esta edición ha sido, en general, muy superior a la de otros años. Incluso el tema portugués, quizás el más irreverente o «poco serio», tenía su mensaje reivindicativo muy defendible. Una pena que no se clasificara.
  3. Es imposible predecir el resultado. Ni siquiera acertar con un mínimo de fiabilidad el pódium o los cinco primeros. Es verdad que el voto popular tiende a premiar a los vecinos con las máximas puntuaciones, pero es una tendencia que este año ha estado bastante más atenuada. De hecho, de los diez últimos, cinco son países del este, y de los diez primeros tan solo cuatro. Todo dentro de lo normal, ya que aproximadamente la mitad de los países participantes son del otro lado del antiguo Telón de Acero. El mito del país del este dado al voto «vecinal» está desapareciendo poco a poco.
15 de mayo de 2011

‘Cuatro Estaciones en Zamora’

Cuando ideo un vídeo normalmente lo hago a corto plazo. Es decir, filmo un acontecimiento o un viaje e inmediatamente lo monto. En el caso de ‘Cuatro Estaciones en Zamora’ las cosas han sido muy diferentes. En un primer momento mi intención no era hacer un clip sobre las cuatro estaciones en Zamora, sino algo tan prosaico como probar mi nuevo trípode y como vi que quedaban bien las guardé como material de recurso para el futuro. Esto fue en el mes de julio del año pasado. Desde entonces, en cada viaje a Zamora, el trípode ha sido un elemento imprescindible en mi equipaje. Las siguientes tomas, ya con cierta conciencia de lo que quería hacer, fueron en agosto, noviembre, diciembre, marzo y abril. Curiosamente, el vídeo comienza con la primavera a pesar de que fue la última en ser grabada.

Durante este tiempo, como ya sabéis, he cambiado de cámara y también de objetivos. Este detalle sólo se nota en las tomas con mi gran angular y que siempre son espectaculares, más por la calidad del equipo que por la de quien os escribe. La estructura del vídeo es clara: las cuatro estaciones, sólo separadas por un fundido a negro y un cambio de música. Nada de rótulos que llamarían más a la obviedad que a otra cosa.

Sobre lo que aparece en el clip he de decir una cosa: No se trata de un compendio de monumentos de Zamora, ni siquiera medianamente exhaustivo. Ese no es el fin. Mi intención ha sido reflejar el paso de las estaciones, los cambios que se producen en la vegetación, en la luz, en el río y –por qué no– también en la gente. Todas las tomas de ‘Cuatro Estaciones en Zamora’ están «tal cual». No han sufrido ningún retoque de color, de estabilización o de otro tipo. Tan sólo algunas secuencias han sido aceleradas y a otras les he aplicado un zoom por software para añadir un toque de dinamismo a las tomas más estáticas.

En cuanto a la música, la elección ha sido larga, aunque al final he optado por la solución más sencilla. Para la primavera suena ‘A-N-U-R-U-D-H’ de Future Pilot AKA, y para el verano, otoño e invierno puede escucharse ‘Water from the same source’, ‘Esperanza’ y ‘Last things last’ respectivamente, las tres de Rachel’s. Sin más esperas, os dejo con el vídeo:

12 de mayo de 2011

Las primeras fotografías tomadas en España

Todos sabemos que la primera fotografía que se tomó en la historia fue la de Joseph Niépce, en 1826, y que las imágenes en movimiento fueron tomadas por primera vez por los hermanos Lumière en 1895. Pero lo que casi nadie sabe (yo el primero hasta hace muy poco) es cual es la primera fotografía que se realizó en España. Es un dato que siempre se ha pasado por alto y sin embargo me parece un evento imprescindible. Hace unas semanas di por casualidad con un artículo en Xatakafoto en el que se hablaba precisamente de esto.

La primera imagen tomada en España tuvo lugar en Barcelona el 10 de noviembre de ¡1839!. Es decir, sólo 13 años después del primer experimento exitoso de Niépce en una época en la que los inventos tardaban en llegar y en comercializarse. Imagino que por entonces, esto de la fotografía era poco menos que ciencia ficción, la más alta tecnología. Casi un milagro que permitía inmortalizar para siempre un paisaje, una persona o cualquier otra cosa que pasara por delante de la cámara oscura del fotógrafo con una fidelidad perfecta. La primera foto española la tomó Ramón Alabern y Casas con un tiempo de exposición de 22 minutos y en ella se puede ver la casa Xifré, en la plaza de la Constitución de la ciudad condal. Para situarnos, es más o menos donde se encuentra la escultura de Lichtenstein ‘Barcelona’s Head’. La imagen que se publicó está volteada horizontalmente, como mirada a través de un espejo, por lo que parte del puerto puede verse en la parte izquierda, cuando en realidad está a la derecha.

También suele nombrarse como efeméride la primera imagen tomada de Madrid. Para ello tenemos que irnos hasta una fecha imprecisa entre 1840 y 1850. Su autoría es desconocida y tiene un tamaño diminuto. El pasado día 5 de mayo fue anunciada su subasta. La fotografía muestra un paisaje urbano del centro de Madrid. Aunque no se sabe exactamente la ubicación desde donde fue tomada, se cree que se sacó desde un cuarto piso de un edificio en la calle Arenal porque entre otras cosas puede verse la iglesia del Carmen, en la calle del mismo nombre (hoy rodeada de decenas de comercios y una de las zonas más populosas de Madrid).

11 de mayo de 2011

Canada dirige ‘Ice cream’ de Battles

Hay a quienes el «estilo Canada» ya les suena a repetitivo. Comienzan a salir detractores de esta productora barcelonesa de videoclips (ahora también discográfica), pero lo cierto es que están consiguiendo realizar trabajos notables fuera de España. Primero fueron los neoyorkinos Scissor Sisters (no necesitan presentación) y luego los norirlandeses Two Door Cinema Club. El último en engrosa su cartera de clientes son, ni más ni menos, que Battles.

El grupo norteamericano de rock experimental se ha hecho con los servicios de Canada para su nuevo sencillo, antesala de lo que será su segundo y esperadísimo trabajo ‘Gloss Drop’. El adelanto se llama ‘Ice cream’ y seguramente ese título ha inspirado mucho a los chicos porque nos entregan una nueva evolución de su inconfundible estilo. El clip es simplemente espectacular y ya ha sido considerado por muchos (prensa musical extranjera me refiero) como el videoclip del año. Es el acompañamiento visual perfecto para un temazo quizás algo complicado.

Los más críticos dirán que usan recursos y secuencias muy parecidas o iguales que otros clips, como el que hicieron para ‘Bombay’ de El Guincho. No les falta razón (esa calavera se parece mucho a la que sale en ‘De la monarquía a la criptocracia’ de Triángulo de Amor Bizarro). Aquí la complejidad da la impresión de que es mucho mayor, con ideas visuales geniales que hacen que me vuelva a quitar el sombrero ante ellos (si lo tuviera). Os dejo ya con el clip:

10 de mayo de 2011

‘Inside Job’

El género de los documentales de investigación incómodos prolifera cada vez más. Prueba de ello es ‘Inside Job’. Consiguió en la última edición de los Oscars el galardón al mejor largometraje documental. Con toda justicia se ha convertido en el más popular y comentado del año en todo el mundo. No en vano, el gran mérito de su director, Charles Ferguson, es contar cómo se gestó la crisis financiera mundial de 2008 y tener frente a las cámaras a algunos de sus responsables, con nombre, apellidos y rostro, respondiendo (a veces no) a incómodas preguntas.

‘Inside Job’ se divide en cinco partes ordenadas cronológicamente a lo largo de sus casi dos horas. Tras el ejemplo inicial y paradigmático de Islandia comienza con los orígenes de la crisis, los mimbres que se fueron tejiendo para llegar a una situación insostenible. Quizás se trate de la parte más compleja de comprender. Demasiados conceptos, muchas gráficas, muchos personajes y muchos acontecimientos. Posteriormente el espectador se familiariza con la jerga financiera y con los personajes haciendo más llevadero el visionado. El segundo segmento es quizás el meollo de la cuestión, la burbuja financiera se va retroalimentando a sí misma hasta que se hace insostenible. Los locos años 2000s repletos de drogas, sexo y otras adicciones para los ejecutivos de Wall Street. La tercera parte trata sobre la propia crisis, cómo estalla, el por qué, y qué pudo hacerse (y no se hizo) para evitarla. Completan el documental las consecuencias de la crisis, los responsables de que todo haya sucedido como ocurrió y cómo están ahora las cosas.

‘Inside Job’ es un documental, más allá del caso concreto, de la ambición humana, de la codicia y de cómo un panorama desregulado, sin leyes ni normas, produce auténticos monstruos sin escrúpulos ni sentimiento de culpa que nunca tienen suficiente, porque más que un negocio lucrativo con el que vivir bien es una adicción enfermiza que se lleva por delante los ahorros (los presentes y futuros) a ciudadanos inocentes y el dinero público para su rescate. Como todos sabemos, muchos de los responsables de todo el tinglado siguen en sus puestos como si nada hubiera ocurrido, esperando el momento propicio para volver a las andadas.

Uno de los temas más escandalosos es la connivencia entre el poder político y el económico. Muchos de los grandes ejecutivos de bancos, aseguradoras y otras entidades han formado parte en algún momento del gobierno de los Estados Unidos, bien como asesores o bien con puestos poderosos en las altas instancias financieras, presionando para que se aprobaran leyes favorables a sus intereses.

El espectador ha de indignarse viendo el documental, pero para eso la de ser un espectador indignado e informado. La mejor forma de que esto no vuelva a repetirse es que el mundo conozca lo que ocurrió, con todos los detalles posibles, y desterrar la idea de que estos asuntos son crípticos e indescifrables para el común de los mortales. Información es poder. En este sentido, Charles Ferguson ha hecho un gran servicio a la humanidad.

Pero no todo lo que he visto en ‘Inside Job’ son cosas positivas. El documental peca de ser excesivamente «correcto» en cuanto a las críticas al sistema. Se limita a reclamar una mayor regulación del mercado, pero no arremete ni contra el G7 ni contra el FMI, organizaciones que a menudo han contribuido a que la crisis se extienda por todo el mundo.

Formalmente el documental es impecable. Los gráficos que aparecen con profusión a lo largo de todo el metraje son sobrios pero muy bonitos y elegantes, igual que la fotografía y, en general la ambientación del documental, con entrevistas en despachos con rascacielos al fondo, encuadres interesantes, tomas aéreas espectaculares de Islandia y Nueva York y, en definitiva, todo aquello que tiene un documental realizado con mucho dinero y buenas ideas. Imprescindible para todos aquellos que no comprenden lo que son las hipotecas «subprime».

Para terminar, os dejo el vídeo incrustado:

9 de mayo de 2011

Cómo crear tu propio país

«Monta tu propio país» era el título de un artículo que leí hace un tiempo en El País sobre el tema de las micronaciones. Como sabéis, es una de mis aficiones mas «frikis» y ya he dedicado unas cuentas entradas a ellas. En este caso, a través de este texto me entero de que el director de cine Jody Shapiro presentó en el Festival de Cine de Miami el documental ‘How to Start your Own Country’. A su vez hace referencia al libro del mismo nombre de Erwin Strauss, editado en 1985.

El documental –que aún lamentablemente no puede conseguirse por ningún medio legal o alegal– se acerca a varias de estas micronaciones, comprobando su existencia de facto sobre el terreno y hace una reflexión sobre qué hace estados a los territorios, tanto desde un punto de vista formal como legislativo. También hace una pequeña retrospectiva sobre todas las peliculiares iniciativas realizadas a lo largo de la historia, analizando su legalidad o su razón de ser. Esperemos que en algún momento no demasiado lejano podamos echarle un vistazo a esta película… De momento, he aquí un avance:

8 de mayo de 2011

‘Le Grand Voyage’

Siempre he dicho que una forma de pulverizar tópicos y prejuicios sobre el mundo árabe y, en general musulmán, es ver su cine. En contra de lo que muchos creen, la filmografía de estos países (y no me refiero a Irán o Turquía) es variada y abundante, aunque muy minoritaria. La mayoría de estos films son coproducciones con algún país europeo, por lo general Francia o Alemania. En el caso de ‘Le Grand Voyage’ se trata de una coproducción franco-marroquí dirigida en 2004 por el también norteafricano Ismaël Ferroukhi. Ferroukhi debuta en el mundo del largometraje con esta road-movie a la eurasiática.

La película narra el viaje de un padre y un hijo. El padre, un musulmán marroquí emigrado a Francia que conserva todas las tradiciones de sus antepasados. El hijo, Reda, un joven desapegado de todo lo que supone la cultura de su familia, educado en las costumbres occidentales e intentando salir adelante en un mundo complejo. El viaje, a La Meca, lugar de peregrinaje que todo musulmán con medios ha de cumplir una vez en su vida. A través de cinco mil kilómetros de las carreteras de Europa y Asia, ambos personajes expresarán sus diferencias y también sus similitudes e irán evolucionando a lo largo de su camino.

Este argumento quizás no sea el más original del mundo, ni los personajes que la integran, pero Ferroukhi sabe mantener cierto toque de originalidad, de autenticidad y de realismo. Todo ello a pesar de que los protagonistas son excesivamente herméticos, cajas negras de los que apenas sabemos nada. Esto puede fomentar el interés por ellos o correr el riesgo de ofrecer unos personajes demasiado esquemáticos. En conclusión, ‘Le Grand Voyage’ es una película entretenida y nada complicada que nos invita a viajar con sus protagonistas por medio mundo. Recomendable.



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