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La bitácora personal de Ricardo Martín
Comentando cosas desde 2004
30 de noviembre de 2022

‘Kleo’

Suelo ver todas o casi todas las series que vienen de Alemania. Y hay una razón clara: suelen arriesgar más de lo normal. No tienen miedo de convertir una producción como ‘Kleo’ en una comedia ácida y absurda sobre los espías al final de la guerra fría con el trasfondo de la caída del muro de Berlín. Y todo ello para una plataforma mainstream como Netflix. Ocho episodios tarantinianos en medio del caos final de la Alemania Oriental.

Corre el año 1987 y una espía de Berlín este comete un asesinato en el oeste. Un desastre de policía intenta seguir la pista de lo que intentan que parezca y que no es. Descubrirá a Kleo, una agente de élite de la Stasi criada con su abuelo militar. Los dos mantendrán una relación de amor y odio a lo largo de medio mundo buscando un misterioso maletín rojo, causa principal de aquella muerte.

Como en un cómic, veremos situaciones imposibles, personajes delirantes y estéticas entre lo hortera y lo vintage, bastante desfasadas incluso para finales de los años ochenta. No se puede decir que el trabajo de los actores sea como para premio, pero cumplen suficientemente su función de sostener a los personajes con dignidad, cayendo en algunos clichés (quizá voluntariamente) y darle un aura extrañamente verosímil. Es verdad que el guión no es todo lo claro y coherente que debería, y que contiene millones de trampas que el espectador tiene que aceptar. 7/10

24 de noviembre de 2022

Nápoles, influencias de ida y vuelta

Hace poco más de una semana hemos regresado de nuestro primer viaje internacional tras las restricciones de la pandemia. La elección fue casi improvisada: Nápoles. ¿Por qué? Es evidente que el binomio pizza-Vesubio es lo primero que a uno le viene a la cabeza, pero más allá encontramos –Pompeya y costa sorrentina o amalfitana aparte– muchos elementos interesantes que han hecho de esta ciudad un viaje donde hemos aprendido bastante sobre nuestra propia historia y cómo la presencia española ha calado hasta hoy en la bahía napolitana. El reino de las Dos Sicilias que apellidaban a muchos de nuestros reyes y que aprendíamos en el colegio vienen de aquí y de Sicilia propiamente.

Calles y fachadas

Donde más evidente es esta presencia es en el callejero. La Via Toledo, nombrada así por el virrey de Nápoles, el salmantino de Alba de Tormes Pedro Álvarez de Toledo y Zúñiga. Sin entrar en más detalles, otras calles que podemos encontrar en el degradado pero turístico Barrio Español (nombre que procede de los campamentos de los soldados coloniales situados al pie del castillo de San Telmo) y en el no menos decadente centro histórico son la Via Medina (por el virrey Ramiro Núñez de Guzmán, duque de Medina de las Torres) o la Via Cervantes (no necesita explicación).

Y es que la presencia hispana en el sur de Italia se prolongó desde tiempos del Reino de Aragón, en el siglo XIII, hasta comienzos del siglo XVIII, aunque la dinastía borbónica se mantuvo en el poder unas cuantas décadas más, hasta que el imperio napoleónico se hizo con esas tierras. En el viaje me acompañó el interesante ‘Nápoles Española’ de José Vicente Quirante Rives, un libro que más es una guía de paseos por las construcciones más destacadas. Abundan los grabados antiguos y las traducciones de las inscripciones de las fachadas.

Loterías y belenes

En San Gregorio Armeno, una de las estrechas calles del centro y una de las más antiguas (su trazado es de origen romano y quizá griego) de Nápoles encontramos dos peculiaridades tradicionales y propias de la ciudad. La primera son los belenes. Aquí están por todas partes, en muchos edificios históricos, y algunos permanecen todo el año. Un apego a las figuritas religiosas importado a España en el siglo XVIII por Carlos III, anteriormente rey de Nápoles. A ambos lados pudimos ver todo tipo de artículos relacionados con los pesebres, desde el musgo o el corcho hasta personajes y objetos animados con mecanismos eléctricos. También son típicas las figuras de personajes famosos que se colocan casi de incógnito en el conjunto. El barroquismo y lo recargado puede llegar a extremos insospechados, añadiendo a la escena prácticamente cualquier cosa.

La segunda cosa que, mucho más soterrada, pueden verse en los puestos de San Gregorio Armeno son los juegos del bingo napolitano, allí conocido como tombola napoletana. A su vez, este juego está basado en una suerte de vieja tradición numerológica local, la smorfia (literalmente significa mueca en italiano). De origen supuestamente romano, asigna un significado simbólico a los números del 1 al 90. Pocos años después de que Carlos III subiera al trono se celebró el primer sorteo de la Lotería Nacional en España inspirándose en el bingo napolitano. De hecho tiene mucho más que ver con la actual Lotería Primitiva.



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