Segunda serie belga en poco tiempo. Netflix aún sorprende con cosas que se salen de la hegemonía anglosajona. El entorno cultural de ‘Rough Diamonds’ (aquí titulada ‘Diamantes Turbios’) es auténtico y original. Se desarrolla en el barrio de los diamantes de Amberes (Flandes, Bélgica), un negocio no siempre lítico regentado mayoritariamente por judíos. Es aquí donde se centra la trama que mezcla tambien gentiles flamencos, albaneses, ingleses e indios. Aunque el argumento ya es atractivo por sí mismo, el añadirle el mix cultural con sus correspondientes idiomas (ver en versión original subtitulada, por favor) donde en el caso de los personajes judíos los actores llegan a hablar cuatro idiomas (yidis, neerlandés, inglés y francés) aporta una dosis de realismo.
Noah es el hijo pródigo que regresa de Londres a sus orígenes judíos de Amberes: la familia Wolfson, comerciantes de diamantes desde hace generaciones. Lo que inicialmente iba a ser una visita rápida al funeral de su hermano se convierte en una enrevesada estancia junto con su hijo y donde reproches familiares, viejos recuerdos y amenazas varias impiden que pueda volver a su antigua vida. Una deuda que se intenta saldar con un turbio negocio va engordando una situación que se vuelve insostenible y peligrosa.
Uno de los aciertos de la serie es mostrar a los protagonistas lejos de los ideales de bondad. Eso no impide que empaticemos con ellos desde el principio. En general el trabajo de los actores es bastante bueno. Lo mismo se puede decir de un guión bien pensado aunque con algunas trampas y giros extraños que estropean un poco la conexión con el espectador. Pero, en cualquier caso, una serie entretenida con la que aprenderemos bastante de las comunidades judías asentadas en las ciudades europeas desde hace cientos de años. 7,5/10.
Siguiendo comentando series de países improbables, hoy traigo una producción finlandesa que, más allá de su origen, ofrece en el fondo pocas cosas originales. ‘Kansan Vihollinen’ o ‘Enemiga del Pueblo’ es una reflexión sobre los medios de comunicación, la realidad que reflejan y el supuesto trabajo interno de investigación, no siempre limpio ni está exento de riesgos. A pesar de no ser una coproducción, parte de la acción se desarrolla en Barcelona y sus inmediaciones y con actores españoles (concretamente catalanes).
Katja es una periodista de un medio finlandés que descubre accidentalmente una trama para estafar a través de un falso negocio de criptomonedas. El problema es que todo se montó con dinero público, con la connivencia de políticos, periodistas y personajes famosos de Finlandia. La perspectiva de sacar a la luz toda esta información podría hacer tambalear las instituciones. Katja sufrirá un acoso y derribo sistemático tanto a nivel laboral como personal.
Formalmente no es una producción excesivamente original e incluso a veces se acerca peligrosamente a los clichés de la ficción sobre periodismo, pero el trabajo de los actores funcionan y hay buena química entre los protagonistas. No es difícil entrar en la trama e implicarse en ella, simpatizar con algunos de los protagonistas y odiar a otros. ‘Kansan Vihollinen’ ayuda a comprender no solo el mundo periodístico del país nórdico, sino también la idiosincrasia de sus habitantes, con fama de fríos e impasibles. Interesante aunque poco original. 6,5/10.
La Europa de los años 80 fue mucho más convulsa de lo que ahora pensamos. Al margen de lo que estaba ocurriendo más allá del Telón de Acero con la URSS y sus países satélites, la Europa occidental estaba azotada por el terrorismo de origen político, tanto independentista como de corte ultraderechista o de extrema izquierda y anarquista. Al margen de los conflictos en muchos países árabes que tuvieron trágicas consecuencias en Europa (Lockerbie por ejemplo). Lo que nunca imaginé es que en Bélgica existiera un grupo asesino (ni siquiera terrorista, porque nunca reivindicaron sus acciones ni tenían un objetivo que alcanzar) que mantuvo en vilo a la sociedad de aquel país entre 1982 y 1985. Fueron denominados los Asesinos de Brabante y tienen dos componentes bastante inquietantes. El primero de ellos es que se sospecha que estaba integrados por miembros radicalizados de las fuerzas policiales y militares de Bélgica y el segundo, que a día de hoy no se conocen sus identidades y todos sus crímenes siguen impunes precisamente por la presunta connivencia de las altas esferas de la defensa y los servicios secretos del país.
Corre el año 1981 y dos amigos deciden alistarse en el cuerpo de gendarmes. Pero sus ambiciones son muy diferentes. Mientras Mark se encamina hacia la investigación, Franky, de caracter impulsivo, opta por un cuerpo más operativo. Poco a poco será captado por un grupúsculo dentro de la policía con extraños y turbios objetivos.
‘1985’ es una producción belga más que interesante. En sus ocho episodios se nos desgrana una realidad bastante desconocida fuera de sus fronteras, unos hechos reales con múltiples ramificaciones, algunas en lo más alto del poder de la época. El guión basado en esos acontecimientos cumple correctamente, aunque a veces pueda resultar previsible. El trabajo de los actores es bastante bueno y consiguen transmitir perfectamente la tensión del momento. Finalmente, un diez para la ambientación, donde nada sobra y recrea fielmente la Bélgica de la época. Una de las series del año. 8,5/10.
rmbit está bajo una licencia de Creative Commons.
Plantilla de diseño propio en constante evolución.
Página servida en 0,117 segundos.
Gestionado con WordPress