11 de agosto de 2008

El pasado domingo, en El País aparecía un anuncio, que reproduzco aquí. En seguida me llamó la atención lo austero de su maquetación. Sobre todo si tenemos en cuenta que es la única publicidad que apareció en la portada del diario, que no es cualquier diario, sino el más leído, ni cualquier día, un domingo, día de máxima tirada. No sé cómo están las tarifas de publicidad, pero supongo que el coste no habrá sido bajo.
En el anuncio aparece una dirección web y alude a un personaje, el Sr. Romia, y su «Nueva Economía». Inmediatamente entré en ella y me encontré con un blog de WordPress de diseño convencional y un único post con un texto copiado y pegado de alguna otra parte. En contenido, la verdad, no es fácil de entender. Está redactado en un tono confuso, lleno de metáforas, explicaciones ambiguas y un lenguaje intencionadamente críptico. Más o menos, lo que viene a proponer es una nueva forma de entender la economía capitalista, principalmente enfocado al mercado hipotecario y a la financiación inmobiliaria. Eso se traduciría en una reducción de la cuotas para quienes ya tienen contratada la hipoteca… O por lo menos algo así he entendido yo.
Lo más interesante de la web son los comentarios de los lectores. La mayoría de ellos son escépticos y, igual que yo, no han entendido nada de nada. Se habla de charlatanería, de estafa. Pero… ¿Un estafador se anunciaría en la portada de El País un domingo? Yo no sé qué pensar. Me he leído todo el texto de la web, pero como ya he dicho, las cosas no están nada claras. Sólo he encontrado un blog que se haya hecho eco de esta extraña publicidad y por lo que veo compartimos la perplejidad. En fin, veremos si hay nuevas noticias sobre el tema…
9 de agosto de 2008
He leído que el Ayuntamiento de Zamora ha abierto varios puntos de préstamo gratuito de bicicletas en diferentes lugares de la ciudad. La iniciativa, con la que estoy absolutamente de acuerdo, propone promocionar un medio de transporte alternativo, sano y no contaminante, a la vez que es una estupenda forma de fomentar el deporte.
El problema viene cuando a la vez de fomentar todas esas buenas cosas con las que supongo que todos estamos conformes, también se fomentan los atropellos de automóviles a ciclistas y de ciclistas hacia peatones. Quitando la carretera de la Aldehuela y Valorio (perdonadadme si me olvido de algún otro) no existen zonas urbanas habilitadas para la correcta circulación de los ciclos. Porque el sano deporte del pedaleo se convierte en una actividad de riesgo cuando se nos ocurra meternos tranquilamente por las Tres Cruces, la plaza de Alemania, los Bloques o cualquier zona con mucho (bueno, y con poco también) tráfico rodado, coches aparcados en doble fila, camiones de reparto y demás obstáculos que nos pueden aparecer en un abrir y cerrar de ojos.
No parece que el asunto tenga mucha solución, al menos de momento. Quizás con la reforma de la calle de las Tres Cruces después de finalizado el proyecto del aparcamiento subterráneo se habilite un carril bici. Pero aún así serán pequeños tramos sin continuidad. Nuestro Ayuntamiento no creo que cuente con un plan integral para el desarrollo de los carriles bici por toda la ciudad.
De todos modos, en general la idea me parece buena si se sigue ampliando y va acompañada de una reforma generalizada de las calles para que puedan circular las bicicletas como deben.
7 de agosto de 2008
No sé qué es lo que me ha producido más perplejidad, si el «aviso» de las autoridades chinas para de que los deportistas olímpicos no realicen declaraciones con contenidos políticos o la docilidad con la que los gobiernos occidentales y sus atletas han aceptado esta premisa. A menos de 24 horas del comienzo de los Juegos Olímpicos de Pekín, todas aquellas palabras sobre si tal o cual país iba a boicotear los juegos ausentándose de la ceremonia de inauguración se han quedado en nada. Todo humo. Al final el mundo entero ha tragado y se ha plegado a las condiciones del régimen chino.
Yo me pregunto, en relación con las declaraciones de los atletas, si quejarse sobre la contaminación o cualquier otro asunto ajeno al puramente deportivo está prohibido. Quizás el gobierno chino puede considerar esto como un alegato político encubierto. Y tiene gracia que el único país que ha reprochado en las últimas horas a China las continuas violaciones de los Derechos Humanos haya sido Estados Unidos, el mismo país de Guantánamo y de la pena de muerte (por cierto, recientemente aplicada). Lo que hay que oír…
En fin, que parece que todo el mundo quiere ser amigo de China y no darle demasiados quebraderos de cabeza estos próximos días en los que todo el planeta estará pendiente de ellos. Esperemos que al menos los activistas a favor de la liberación del Tíbet o de los defensores de los Derechos Humanos consigan infiltrarse y descolgar alguna que otra pancarta que pueda remover las conciencias. Estaría bien.
2 de agosto de 2008
El diario gratuito 20 Minutos traía el otro día una noticia en la que se decía que los nacidos a partir de 1982 eran la generación menos productiva. Se aludía también a esa hornada como «Generación Y». La intención de este post no es entrar en el tema de si tal generación es menos productiva que tal otra. Quizás en otra ocasión.
De lo que quería hablar es de la cosa esta de las generaciones etiquetadas, con letra del final del abecedario si es posible. En 1994 se estrenó ‘Reality Bites’, una película de esas presuntamente «generacionales», en la que se retrataba a un conjunto de jóvenes sobradamente preparados (aquel rollo del JASP del anuncio del Renault Clio) que no encontraba su lugar en el mundo. Unos chicos y chicas que nos vendían como lo más cool del momento. Según la Wikipedia, la «Generación X» comprende a todos aquellos nacidos entre 1965 y 1982, una franja de tiempo demasiado amplia como para que los extremos tengan algo que ver entre ellos. Los elementos en común son más bien vagos: han crecido en un entorno cambiante, han visto el cambio tecnológico y se han adaptado bien a él, no entienden los rollos de post-guerra de sus padres y siempre han vivido en la abundancia.
Pero he aquí que surge otra generación, la «Generación Y». Por lógica aquí entran todos los nacidos entre 1982 y 1994. Siempre han vivido en un entorno tecnológico y son el próximo recambio generacional en el mundo laboral. Más allá de si son o no los más productivos en sus trabajos, son los siguientes de la cadena. No recuerdan lo que fue la Unión Soviética ni el muro de Berlín. Poco más tienen en común.
¿Qué será lo siguiente, la «Z»? ¿Y luego? Más allá de etiquetas y otras tonterías, agrupar en generaciones a la muchachada nunca me ha parecido una buena idea. Fomenta los clichés, por lo general negativos, que tenemos de una determinada gente, como si por haber nacido en una determinada franja de tiempo fueran a comportarse igual. De ahí lo chocante del artículo que comentaba al principio. En fin, habrá que asumir que vivimos en una época de etiquetas…
1 de agosto de 2008
Hace un año escribí una entrada sobre el futuro de Windows y de Microsoft tras el rotundo fracaso de Windows Vista. Esta semana he leído un artículo sobre los planes para los próximos años de la compañía de Redmond. Lo que más me ha sorprendido de esta noticia es que Microsoft podría abandonar el parcheado sistema operativo Windows para partir de cero y escribir un nuevo sistema. El proyecto, llamado Midori, incluiría también una arquitectura muy distribuida e innovadora con internet como centro y donde el hardware no sea tan importante, ya que sería capaz de funcionar sobre cualquier máquina.
Esto supondría la apertura de una nueva generación de sistemas. Las especificaciones aún son muy vagas y habrá que esperar bastante tiempo hasta que vayamos conociendo más datos sobre este concepto de sistema operativo en el que trabaja Microsoft.
Desde luego, Microsoft tiene que mover ficha ya mismo si no quiere perder terreno y el prestigio ganado con el éxito de Windows XP. El mundo de la informática está inclinándose hacia otros terrenos, más allá de los clásicos ordenadores. Ahora triunfa la movilidad, los dispositivos pequeños y manejables, la rapidez y sencillez de uso, la máxima conectividad con internet y la compatibilidad con otros sistemas operativos. Ahora toca esperar a que pase un poco de tiempo y sepamos más cosas, pero lo que es claro es que se avecina una pequeña (o gran) revolución en el mundo de la informática, de la que ya atisbamos a ver los primeros pasos.
31 de julio de 2008

Recozco que me ha hecho cierta gracia la «broma» que el concejal por ICV en Torredembarra (Tarragona) Lluís Suñé ha colgado en su blog. Hoy aparecía reflejado en muchos diarios de tirada nacional y regional, sobre todo aquí en Extremadura, donde algunos se han puesto de uñas. Y les comprendo. Después de la risa inicial, me ha venido a la mente una cosa que se llama principio de solidaridad y que está en la Constitución, concretamente en el apartado 1º del artículo 138:
El Estado garantiza la realización efectiva del principio de solidaridad consagrado en el artículo 2 de la Constitución, velando por el establecimiento de un equilibrio económico, adecuado y justo entre las diversas partes del territorio español, y atendiendo en particular a las circunstancias del hecho insular.
En la práctica, eso se ha traducido en un reparto del PIB equitativo mediante el cual las Comunidades Autónomas cuyo producto interior bruto es mayor que la media deben compensar a aquellas que están por debajo. Son las famosas balanzas fiscales. Por ese motivo, Cataluña entre otras, deben ceder parte de su riqueza para compensar los desequilibros de las más pobres. Es el precio que han de pagar por integrar un sistema autonómico solidario. Lamentablemente es muy fácil hacer demagogia con esto por parte de algunos sectores del catalanismo.
Igual que digo esto por un lado, también lo digo por el otro. Los extremeños tampoco tienen motivos para decir, generalmente por motivos políticos, que los catalanes son insolidarios. Sólo Extremadura recibe casi una décima parte (concretamente el 8,7% según las mediciones más favorables) del PIB de Cataluña, que se dice pronto. Ese es el principio de solidaridad. Y así debe ser, sabiendo cada uno lo que da o lo que recibe y lo más importante, por qué lo da o por qué lo recibe.
29 de julio de 2008
La relación entre los astronautas de la NASA y los supuestos seres extraterrestres es una historia de amor y de odio, de encuentros y de desencuentros, mitad locura y mitad folklore. Seguro que recordáis el puñetazo que Buzz Aldrin propinó al periodista Bart Sibrel en un hotel de Beverly Hills allá por 2002 cuando éste le invitó a jurar sobre la Biblia que la NASA no estaba ocultando una civilización alienígena en la luna. Este pintoresco hecho no ha sido el único, pero quizás sí el más impactante de todos.
El caso es que hace unas semanas, durante una entrevista que la cadena de radio musical de Birmingham Kerrang! Radio realizó a Edgar Mitchell, afirmó que el gobierno norteamericano ocultaba el contacto con civilizaciones extraterrestres desde hace por lo menos sesenta años. Para quien no lo sepa, Mitchell, astronauta de la NASA, fue el séptimo hombre en caminar sobre la luna y mantiene el récord de tiempo en la superficie de nuestro satélite (9 horas y 17 minutos) en 1971 con la misión Apolo 14. Aseguró que durante los vuelos tripulados realizados a lo largo de su extensa carrera como astronauta, él mismo ha tenido varios contactos y describe a los extraterrestres como «seres pequeños que miraban de manera extraña». En su descripción afirma que tienen «cabeza y ojos grandes». O sea, el modelo típico que podemos ver en la imaginería popular y en las películas.
La NASA no se ha quedado callada. La respuesta ha sido contundente a la vez que diplomática. En un comunicado enviado a la propia emisora de radio que realizó la entrevista dijo que «La NASA no sigue OVNIs, ni está involucrada en ningún ocultamiento sobre vida extraterrestre en este planeta ni en ningún lugar del universo. No compartimos las opiniones de Mitchell en esta materia.», aunque describió a Mitchell como «un gran americano».
Lo que yo me pregunto es por qué un hombre con la reputación que tiene alguien que ha conseguido viajar a la luna, pasear por ella y obtener el reconocimiento del mundo entero puede salir con estas declaraciones. ¿Necesita llamar la atención? ¿Son rencillas particulares con la NASA que nada tienen que ver con aliens? Yo sinceramente no creo que ningún astronauta se haya encontrado nada raro en ninguna de sus misiones, o por lo menos, nada raro que pueda identificarse con seres inteligentes de otros mundos. Y tampoco creo que ningún gobierno del mundo oculte nada más allá de aquellos fenómenos (explicados o no) que pongan en compromiso su seguridad nacional. Quizás algún día sabremos qué es lo que quiere Mitchell.