rmbit - La bitácora personal de Ricardo Martín
La bitácora personal de Ricardo Martín
Comentando cosas desde 2004
2 de abril de 2008

40º aniversario de ‘2001: Una Odisea del Espacio’

Era el 2 de abril de 1968. Se vivían tiempos turbulentos en todo el mundo. Hacía apenas quince días que se había producido la matanza de May Lai en Vietnam, un hecho que agravaría las protestas contra esa guerra y que a su vez sería una de las mechas del Mayo del 68 francés. El 4 de abril caería abatido Martin Luther King. En tono más frívolo, el 6 de abril, Massiel ganó en Londres el Festival de Eurovision con el ‘La, La, La’ y los Beatles estaban en Rishikesh meditando con el Maharishi y componiendo las canciones para el álbum blanco.

Pero aquel día 2 los espectadores y los periodistas se agolpaban a las puertas del Uptown Theater de Washington D.C. Se iba a proceder a la primera proyección en primicia de la última obra del ya por entonces reputado realizador Stanley Kubrick. Era una película de ciencia-ficción como nunca antes de había visto. Su título era ‘2001: Una Odisea del Espacio’ (‘2001: A Space Odyssey’). Estaba basada en un relato de Arthur C. Clarke llamado ‘El Centinela’. ‘2001’ tuvo aspiraciones grandiosas desde el primer momento. Fue rodada en 70 mm y proporción 2.21:1, aunque en la mayoría de salas terminó por proyectarse en 35 mm anamórficos por cuestión de economía de medios, con lo que posiblemente nunca tendremos la oportunidad de ver la película con toda la grandiosidad que sin duda se merece.

No sé si lo sabréis, pero ‘2001: Una Odisea del Espacio’ es una de mis diez o quince películas favoritas y la he visto un montón de veces. Cuando me enteré de que hoy se cumplían los 40 años de su estreno me dio rabia no tener aquí el DVD para volver a verla antes de escribir este artículo. Además, todavía no tengo la versión en alta definición 1080p que tenía previsto ver estos días, así que me he tenido que conformar con entresacar algunos fotogramas de webs de aficionados.

Desde la primera vez que la vi, cuando era pequeño y no entendía nada, me llamó la atención la estética. Esas lucecitas, esas pantallas, los gráficos indescifrables, las tipografías (esa Futura que aparece por todas partes), el diseño de las naves, las vistas tan realistas de la Tierra desde el espacio, la banda sonora tan apabullante… Eran un cúmulo de cosas que todas unidas producían una sensación indescriptible. Imaginadlo en una pantalla enorme a finales de los años sesenta. Y ya no digamos en la España de la época.

Como suelo decir en estas ocasiones, ‘2001: Una Odisea del Espacio’ es producto de su tiempo. La fiebre por el espacio y los adelantos tecnológicos estaban a la orden del día. La carrera hacia la conquista de la Luna estaba en su apogeo. El programa Apolo se preparaba para lanzar el mes de diciembre de 1968 a los primeros seres humanos que orbitarían nuestro satélite. La sensación de que una nueva época aparecía en el horizonte era generalizada. Y ‘2001’ se aprovechó magistralmente de ese estado de opinión.

‘2001’ también fue la reinvención de la ciencia-ficción. Se abandonan los héroes y las naves de cómic para entrar en una ciencia-ficción realista, creíble y espectacular. Abrió una senda enorme por la que después caminarían George Lucas con ‘THX-1138’ (1970) o Ridley Scott con ‘Alien’ (1979) para inaugurar una nueva estética a la hora de enfocar el futuro

Pero como para todo, la película también tiene muchos detractores. Y en parte los entiendo bien. Comprendo que haya mucha gente que pueda calificarla como pretenciosa, vacía, larga o aburrida. Eso va en los gustos de cada uno. A mi me parece que una de las grandes bazas con la que juega ‘2001’ es precisamente lo críptico de su argumento (aquí explicado). Si todo hubiera quedado claro (como en su olvidable secuela ‘2010’ (1984)) perdería parte de la gracia.

29 de marzo de 2008

‘12.08 Al Este de Bucarest’

El cineasta rumano Corneliu Porumboiu, director de ‘12.08 Al Este de Bucarest’ (2006), ha recibo múltiples y merecidos elogios por todos los festivales donde ha presentado su cinta. Y yo me uno a ellos. Porque la película es otra muestra más de que los medios son lo de menos cuando se tiene talento, sensibilidad y una idea ingeniosa.

Porumboiu, lejos de tomarse a la tremenda el asunto de la revolución del 22 de diciembre de 1989 y la caída de Ceaucescu, urde una trama aparentemente absurda que sirve para perfilar fielmente el sentimiento de la nación rumana ante su pasado reciente. Un pasado que se toma con indiferencia, con ironía e incluso con desprecio ante la falta de un presente esperanzador. Y es que en ‘12.08 Al Este de Bucarest’ no se escatiman planos imperfectos, calles embarradas y grises, bloques de edificios desconchados y ennegrecidos por el humo y aparatos que se estropean.

La historia que cuenta la película es bien sencilla. El dueño de una emisora local de televisión de un pueblo de Rumanía decide organizar un programa sobre el 16º aniversario de la revolución que derrocó el régimen comunista. Para ello contará con la presencia de un profesor alcohólico y un anciano que dijeron haber participado en ella.

A pesar de su situación geográfica, el cine de Porumboiu se acerca más al de la comedia mediterránea (italiana sobre todo) que al de sus vecinos de la Europa del este, tratando con gran inteligencia y humor soterrado cada plano y cada personaje. ‘12.08 Al Este de Bucarest’ obtuvo la Cámara de Oro en el Festival de Cannes de 2006 o la mejor película en el Festival Internacional de Copenhage entre muchos otros.

27 de marzo de 2008

The Valerie Project

No es la primera vez que un grupo de músicos compone una nueva banda sonora para una película. Así, de memoria, recuerdo los casos de Jeff Mills con la banda sonora de ‘Metropolis’ o a The Cinematic Orchestra con la de ‘El Hombre de la Cámara’. El de The Valerie Project es una nueva iniciativa de reinterpretación de un film a través de un nuevo acompañamiento musical.

La idea corrió a cargo de unos músicos de Filadelfia y la película elegida fue ‘Valerie y su Semana de las Maravillas’ (que ya comenté por aquí el verano pasado), una obra checoslovaca de 1970 dirigida por Jaromil Jires que puede enmarcarse dentro del movimiento del terror fantástico con algunos toques eróticos y mucha imaginación. The Valerie Project sustituye la banda sonora original de Lubos Fiser, también muy interesante y que inspiró por ejemplo el tema ‘Valerie’ de Broadcast, por otra ideada ad hoc por este colectivo.

El resultado ha sido un disco complejo, de treinta cortes, que se ajusta como un guante al metraje de la película. Lo interesante del tema es que fue compuesta para ser tocada en directo junto con la proyección cinematográfica, creando una atmósfera muy especial y perfecto acompañamiento para las subyugantes imágenes del film.

Pero The Valerie Project es sólo la primera pieza de un proyecto mayor. Se engloba dentro de lo que han llamado The Project Series, en la que reinterpretarán más bandas sonoras de otras películas para ponerlas al día y de paso sacarlas del olvido. En mi opinión el resultado me ha parecido muy bueno y un día de estos voy a hacer el experimento de ver ‘Valerie y su Semana de las Maravillas’ junto con el disco.

26 de marzo de 2008

‘Zeitgeist’, el documental conspiranoico de moda

Tenía por ahí pendientes unos cuantos documentales para ver. Uno de ellos era ‘Zeitgeist’ (literalmente del alemán «el espíritu del tiempo»). ‘Zeitgeist’ encarna modélicamente lo que se puede denominar un nuevo subgénero dentro de los documentales y que ha crecido exponencialmente gracias a internet. Me refiero a aquellos que cuestionan todo lo establecido y denuncian las mentiras de los poderosos para hacernos ver que la realidad no es tal y como nos la cuentan. Ya hay docenas de estos trabajos por ahí repartidos. Unos defienden sus ideas de forma más o menos solvente y otros de forma desastrosa.

Hay un tercer tipo, al que pertenence ‘Zeitgeist’ que sabe mezclar con habilidad temas reales y probados (por ejemplo el recorte de libertades en los Estados Unidos) con otros bastante dudosos y partir de asuntos con los que es fácil estar de acuerdo para después hacernos comulgar con ruedas de molino y llevarnos a jardines fantasiosos.

El documental consta de tres partes: en la primera hace un repaso a la historia de las religiones, «demostrando» que todas al final tienen un origen en las primeras civilizaciones de la humanidad y su adoración al sol y al firmamento. Para ello se vale de datos para mi gusto muy forzados, queriendo encajar con calzador todas las piezas y no dejarse ningún cabo suelto. Esta parte es curiosa, pero un poco cargante y repleta de datos inútiles que si tuviera un poco de tiempo y de ganas se podrían rebatir con facilidad. A donde nos quiere llevar es que con el tiempo, las religiones (en especial la cristiana) se convirtieron en superestructuras de gran poder, por encima incluso del poder político, que funcionaban con amenazas y sembrando el terror (con lo que estoy de acuerdo). La Iglesia tuvo su momento de gloria durante el cual subyugó a cualquier movimiento cultural y social que no se ajustaba a sus ideas. Al final del documental establecerá un paralelismo con el superpoder que según ellos nos gobierna actualmente.

La segunda parte es seguramente la más endeble. Se apunta a la teoría de la conspiración para explicar los atentados terroristas del 11-S con los ya famosos argumentos utilizados por estos grupos. Una vez más digo lo mismo de siempre: de acuerdo con que todo lo que sucedió aquel día no está completamente explicado y que Bush lo manipuló y lo utilizó en su beneficio. Pero de ahí a concluir que fue una misteriosa conspiración hay un buen trecho. No merece mayor explicación.

Por último, ‘Zeitgeist’ se centra en el débil sistema financiero norteamericano y en cómo las crisis y las guerras son económicamente beneficiosas para el capitalismo, a la vez que el propio poder económico genera las guerras. Vale, con esta parte puedo estar de acuerdo.

La conclusión a la que llega ‘Zeitgeist’ es que tanto la religión como la política, el orden geoestratégico y todo aquello que se escenifica en el mundo que vemos es una farsa, un mero teatro para mantener a la población entretenida y confundida mientras unos pocos se reparten el poder más allá de lo que la historia nos ha venido a contar. Por supuesto me parece un absoluto delirio.

Formalmente el documental me parece pretencioso, largo, farragoso, intencionadamente impactante, grandilocuente y sensacionalista. La versión subtitulada en español parece traducida por un «Hoygan». Para mí ‘Zeitgeist’ no causa ni revuelo, ni controversia ni polémica. Más bien me parece una mera caricatura de todos los documentales que he visto anteriormente sobre denuncias y que intentan «abrirnos los ojos».

Pero por si alguien quiere verlo, aquí se lo dejo:

16 de marzo de 2008

‘El Pan Nuestro de Cada Día’

Acabo de ver el documental austríaco ‘El Pan Nuestro de Cada Día’ (‘Unser Täglich Brot’) dirigido en 2005 por Nikolaus Geyrhalter sobre la industria de la alimentación, o mejor dicho a quienes hacen el «trabajo sucio» y «cultivan» las materias primas (carne, cereales, leche, verduras y frutas) en un entorno casi siempre altamente tecnificado. Sí ya el argumento es de por sí inusual, no lo es menos la forma en que es tratado, sin palabras, sólo colocando la cámara en los lugares donde se produce la acción y observando fríamente.

El documental es casi una oda a las máquinas, a la industrialización de los procesos. Unas veces los artilugios son ingeniosos, otras terribles tanto para hombres como para animales. De aquí que llegue a la conclusión de que Geyrhalter también quiere reflejar las condiciones inhumanas del trabajo en estas instalaciones, casi estableciendo un paralelismo con sus víctimas animales.

Lo cierto es que en la sociedad contemporánea occidental poco queda de la imagen idealizada de las granjas con las gallinas o de los cerdos corriendo a su libre albedrío. Hoy la funcionalidad y la aumentar la producción es lo que prima. Cuanto más rápida y más cantidad, mejor. El ser humano no conoce límites en su voracidad. Cada vez comemos más y la maquinaria industrial del sector tiene que responder a la demanda con métodos de producción cada vez más masivos y aterradores. Así que, damas y caballeros, bienvenidos al espectáculo de la producción alimenticia en Europa.

Aquí está el documental íntegro:

15 de marzo de 2008

‘Tetsuo’: paranoias japonesas

‘Tetsuo’ es una de esas películas que retratan al país del que vienen para convertirse en un producto típicamente «made in Japan«. Todas las filias, fobias, paranoias y obsesiones del país asiático están en esta cinta dirigida en 1988 por Sinya Tsukamoto y que se convirtió de inmediato en una obra de culto. ‘Tetsuo’ sigue la ya larga tradición japonesa de la ciencia ficción de bajo presupuesto. Desde Godzilla hasta las series televisivas de los sesenta y los ochenta (Bioman, Ultraman) pasando por el manga y el anime.

Pero ‘Tetsuo’ lleva esta estética hasta sus límites para convertirla en una película bastante oscura, allí donde ciencia ficción y terror se mezclan y la ultraviolencia y el fetichismo sexual por el metal y la electrónica son algo común. En realidad es díficil describir su argumento, porque más bien se trata de una sucesión de secuencias extrañas, desagradables, desasosegantes y que tiene mucho de ejercicio estético. Esa estética es quizás lo más interesante de ‘Tetsuo’, porque tiene esa habilidad típicamente japonesa de sacarle todo el partido a unos efectos especiales hechos con pocos yenes mezclando ingeniosamente las imágenes para obtener un resultado abrumador.

A mí me ha recordado bastante al anime ‘Akira’, sobre todo en su concepto de transformación de hombre a máquina. Pero aparte de todas esas referencias que antes he comentado, ‘Tetsuo’ hace su propia aportación al género con una estética oscura, casi gótica y que a veces recuerda al expresionismo alemán (no hay más que ver la fotografía en blanco y negro y el maquillaje de los personajes).

7 de marzo de 2008

’13 Tzameti’

La mayoría de las veces que me pongo a ver una nueva película no suelo mirar ni siquiera mínimamente su argumento. Prefiero que el desarrollo de la trama me pille siempre por sorpresa. Eso podría llevarlo a su máxima expresión con ’13 Tzameti’ (2005), porque cuando me senté en el sillón a verla no sabía absolutamente nada de ella, ni siquiera su nacionalidad o su género. Así que nada más comenzar comprobé que era un thriller oscurísimo, rodado en blanco y negro y con una estética diseñada para generar tensión y desasosiego sin dejar de ser una película humilde.

’13 Tzameti’ es una coproducción franco-georgiana dirigida por Géla Babluani. Su protagonista es Sébastien, un hijo de inmigrantes georgianos que trabaja en Francia reparando tejados. Un día el dueño de la casa en la que estaba trabajando muere víctima de una sobredosis. El trágico hecho ocurre después de recibir una extraña carta que accidentalmente cae en manos de Sébastien. La misiva contiene instrucciones muy concretas para que acuda a un determinado lugar a participar en un «juego» mortal.

Después de ver la película se me ocurrió que este argumento tenía trazos de «tarantinismo». Sin duda el director norteamericano la hubiera interpretado de manera muy diferente. Pero Babluani decidió alejarse desde un principio del barroquismo, de la sangre fácil y del humor negro para crear una obra de corte bastante clásico y sin concesiones, acercándose al genéro policiaco de toda la vida. Obtuvo los premios a la mejor dirección novel en el Festival de Venecia 2005, el premio del jurado en Sundance 2006 y el premio a la película revelación europea de 2006 según la EFA



rmbit está bajo una licencia de Creative Commons.
Plantilla de diseño propio en constante evolución.
Página servida en 0,080 segundos.
Gestionado con WordPress