Voy a dar mi opinión personal sobre todo el asunto de la llamada ley del cine, que provocó ayer lunes una huelga de exhibidores que ha tenido bastante éxito. Para exponer mi opinión voy a hacerme unas cuantas preguntas cruciales. El tema es muy complejo, porque en el intervienen por un lado el dinero y por otro el arte. Normalmente suelen llevarse mal.
¿Debe un Estado subvencionar el arte? Según mi criterio el arte debe ser protegido. Se dice a menudo que el arte subvencionado es menos independiente. Quizás sea cierto, pero el Estado tiene también el deber de defender a sus creadores. Precisamente la actividad creativa no siempre genera beneficios materiales, sino que más bien sirve para enriquecer y entender la cultura de un determinado territorio, así como servir de «imagen vendible» hacia el exterior. El arte es una forma de comunicación y por tanto transmite ideas y puntos de vista, independientemente de si es música, cine, escultura, pintura o fotografía.
¿Todo el cine es arte? Esta una pregunta complicada de responder. Porque, ¿quién establece qué cine es arte? ¿El cine pensado como máquina de hacer dinero no es arte? ¿Todo el cine español es arte? Según mi criterio (discutible, por supuesto), no todo el cine es arte. En la mayoría de los casos no es muy complicado diferenciarlo del resto. Existen algunas características que debe tener el arte y que son comunes al cine y a las demás disciplinas. Según mi humilde opinión, el buen cine debe cumplir al menos una de ellas:
- Debe ser honesto. Sé que es un aspecto muy subjetivo, pero entiendo como honestidad aquel artista que realiza su obra con la sincera intención de expresar su forma de ver la vida sin más pretensiones. Es la necesidad de comunicar.
- Debe ser innovadora. Es decir, no debe ser algo «repetido» o ya visto. Es cierto que muchas obras se basan en otras anteriores de otros autores, pero generalmente si es de calidad lo hace para reinterpretarla.
- Debe tener cierto impacto e influencia sobre sus contemporáneos y sucesores.
Es obvio que esto vale para el cine español y para otros cines. Pero calidades aparte, para bien o para mal vivimos en España y nuestro cine es el español. Un Estado responsable debe proteger nuestra cultura y nuestra identidad de la que también forman parte las obras cinematográficas. Personalmente, a mi no me entusiasma el cine español que se hace hoy día, pero entiendo que está en desventaja frente a la maquinaria norteamericana. Sería triste que al final sólo tuviéramos acceso a películas yanquis, por muy buenas que sean. En la variedad está el gusto. Y si hablamos de variedad hablamos de nacionalidades. El cine no puede limitarse a la dualidad España-Estados Unidos. Los grandes olvidados son los cineastas llamados «exóticos». Bajo el falso mito de ser películas «difíciles de entender», el cine asiático o países con poca producción cinematográfica es casi totalmente desconocido. Muchas veces es en estas obras donde uno se reencuentra con el cine de verdad, con las películas honestas que cuentan una historia y expresan unos sentimientos, pero que no tienen mecanismos para promocionarse más allá de los festivales especializados.
¿Somos cinematográficamente educados? En mi opinión, rotundamente no. Las características que la mayoría de la gente busca en una película no son precisamente indicadores de la calidad. Es fácil dejarse llevar por las operaciones de promoción en televisión, radio y prensa. Que el cine sea espectáculo no es malo en sí mismo si ofrece algo más que efectos especiales. España no es un país con gran cultura cinematográfica a pesar de que somos un país con una buena cosecha de grandes realizadores. Apreciar una película no es cosa de «intelectuales», basta tener un mínimo de sensibilidad que cualquier ser humano tiene, ver mucho cine de todo tipo y ser observador. Lo demás viene sólo. Cada uno elegirá un estilo, tendrá sus preferencias, pero generalmente hará buenas elecciones. No creo en el cine como puro entretenimiento.
¿Tienen razón los exhibidores? Sí y no. Me explico. Sí porque viven de la taquilla. Su único objetivo es conseguir proyectar las películas que les dejen más dinero. Como he dicho antes, desde mi punto de vista, el arte está bastante reñido con el dinero. Los cines, en su mayoría, no son centros culturales, sino negocios. Por otra parte, también digo no porque el único canal que existe para exhibir las películas son los cines. Por eso pienso que en las carteleras deben (aunque nunca se cumple) figurar películas de todo tipo, y, porque estamos en España, películas españolas. El tema de las cuotas no es nuevo precisamente. Viene ni más ni menos de los tiempos de Franco.
Personalmente, paso de los cines. Es raro que se proyecte alguna película que me interese y cuando esto ocurre los precios al pasar por taquilla me resultan abusivos, así que soy carne de DVD o de internet. Una lástima, porque el cine está hecho para ser visto en pantalla grande.