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La bitácora personal de Ricardo Martín
Comentando cosas desde 2004
4 de junio de 2007

La última tontería sobre el himno

Da la impresión de que hay gente que se aburre mucho o que no sabe cómo ganarse su sueldo. Este parece ser el caso de Alejandro Blanco, presidente del Comité Olímpico Español, a quien le preocupa que el himno español no tenga letra. Esta preocupación no creo que sea compartida por los españoles, igual que no lo es (al menos a priori) la forma política del Estado (Monarquía o República) u otros asuntos «estatales» de hondo calado.

Oficialmente, por mucho que algunos quieran decir, el himno español nunca ha tenido letra como tal. Desde sus orígenes como himno en 1770, esta marcha Real o marcha granadera, que así se llama, ha tenido varias y siempre efímeras letras, a cada cual más hortera y ridícula. Acompañaron a la música los versos de Ventura de la Vega (1843), Eduardo Marquina (durante el reinado de Alfonso XIII) o José María Pemán (1942).

Pero no termino de entender esa afición por poner letra a una marcha militar del siglo XVIII. ¿Qué ventajas conlleva una letra para el himno? ¿Cómo debe ser? ¿Quién la decidirá? Me parece un tema que no interesa a nadie. Y por mi parte, si ya los himnos me parecen ridículos, mucho más me parecen sus letras. Como siempre, los que hablan desde sus púlpitos y que todo lo saben hablan de la España «acomplejada» (no sabía que «desacomplejado» era sinónimo de «facha»). Yo debo de ser acomplejado, porque me aburren soberanamente (nunca mejor dicho) las discusiones sobre cosas tan superficiales como esta del himno.

2 de junio de 2007

‘El Universo Mecánico’

Por pura curiosidad me he bajado los 52 capítulos de los documentales educativos ‘The Mechanical Universe’, mal traducido en España como ‘El Universo Mecánico’ (más bien sería ‘El Universo de la Física’ o ‘El Mundo de la Física’). Fue producida por la PBS, la televisión pública norteamericana (sí, existe) y por Intelecom en 1985. Cada episodio era una clase magistral, con pupitres y pizarra incluída, de un aspecto de la física. De hecho están pensados para ser puestos en las clases de los institutos norteamericanos. Incluso hoy día, la serie se sigue vendiendo a los centros en ediciones renovadas en DVD.

El profesor-presentador de ‘El Universo Mecánico’ era David Goodstein, profesor de física del California Institute of Technology. Las lecciones están contadas tal y como nos hubiera gustado que nos las contaran a nosotros en los tiempos del instituto. Se incluyen abundantes ejemplos, gráficos e infografías de la época (un poco cutres hoy día) que hacen que comprender los principios avanzados de la física sea sencillo. No se escatima tampoco en sobreimpresionar montones de fórmulas, desde las más sencillas a las más complejas, siempre explicando su origen empírico. La serie prácticamente cubre todo el espectro (nunca mejor dicho) de la física de nivel elemental (la inercia, la conservación de la energía, el movimiento armónico, las leyes de Kepler, el electromagnetismo… así hasta 52 lecciones.

En España se emitió a principios de los años noventa en La 2, dentro de lo que se llamó la televisión educativa. Los capítulos que me he bajado con el eMule son grabaciones pobres en VHS de aquella época. A pesar de esto, sigue siendo una buena forma de recordar la física de los tiempos del instituto, adquirir una base elemental de conocimientos sobre esta ciencia o presumir de «friki» y de raro ante los amigos y familiares.

31 de mayo de 2007

El contraataque de Microsoft Virtual Earth

Captura de Zamora en Virtual Earth

Si la nueva característica de Google Maps de sacar fotos a nivel de calle de las principales ciudades del mundo me dejó bastante sorprendido, mucho más sorprendido me he quedado al ver las vistas aéreas (o de pájaro) de Microsoft Virtual Earth, que es la competencia directa y descarada por su parecido a Google Maps. Hasta la fecha, el servicio de mapas de Microsoft no me había interesado especialmente. No ofrecía nada que no tuviera Google. Además el interfaz de Virtual Earth era más lento y no tan usable como aquel.

Pero me he llevado una grata impresión al comprobar que Microsoft ha cartografiado con un nivel de detalle bastante bueno algunas ciudades españolas. Curiosamente no están ni Madrid, ni Barcelona ni muchas otras. En cambio sí están Palencia, Valladolid, Salamanca o ¡sorpresa! Zamora. Las vistas aéreas son de una calidad excelente y tienen una inclinación de forma que pueden verse las fachadas de los edificios, al estilo de las últimas versiones del Sim City. Las fotos son perfectas, cuidadas y tienen un tono y un color uniforme. Parece que han sido procesadas para obtener en todas las tomas el mismo aspecto. Esto le proporciona un aire de infografía muy atractivo. De cada uno de los sectores existen cuatro posibles visiones según los cuatro puntos cardinales. De este modo podemos ver las cuatro fachadas de, por ejemplo, la catedral.

Si hay que ponerle pegas a Microsoft Virtual Earth es que está en inglés y las medidas y escalas están en el sistema anglosajón. Otro inconveniente es que con Mozilla Firefox da algunos pequeños fallos. Ahora le toca a Google mover ficha.

30 de mayo de 2007

El nuevo invento de Google Maps

Captura del nuevo servicio de Google Maps

Google no deja de sorprendernos con sus iniciativas. Conjuntamente con la empresa Immersive Media está llevando a cabo un proyecto para fotografiar a pie de calle (literalmente) las principales ciudades del mundo e integrarlo en su servicio de mapas. Lo mejor es que ya podemos ver un pequeño avance con algunas de las más populares urbes estadounidenses. Podemos pasearnos por Nueva York, San Francisco, Denver, Las Vegas y Miami. Mi impresión es que es una buena idea y, aunque las fotos van a saltitos, cambian con cierta soltura gracias a los fundidos. A su vez cada una de las imagenes es una panorámica que nos permite rotar 360º para ver lo que hay a nuestro alrededor. Unas flechas integradas en cada imagen nos facilitan la navegación hacia adelante, hacia atrás o, si hay un cruce, tomar otra dirección.

Para conseguir esta pequeña maravilla, Immersive Studio ha ideado un sistema llamado Telemmersion instalado en un automóvil que realiza las fotografías cada ciertos intervalos de tiempo. El sistema está compuesto por un «chisme» (Dodeca 2360) con forma esférica que cuenta con varias cámaras de vídeo que capturan todo lo que ven sea cual sea la dirección en la que se encuentren. Por lo visto, las fotos son un primer paso para ofrecer vídeos interactivos de las rutas que deseemos en la ciudad que deseemos, pudiendo avanzar o retrodecer o tomar las calles que se nos antojen.

Google Maps indica con un borde azul las zonas que han sido «callejeadas». Disponemos de un muñequito que podemos arrastrar hasta el lugar que queramos ver o bien con los cursores (o con las flechas mostradas en las fotos) movernos por la calle y girar para echar un vistazo al entorno. De momento, aunque sólo hay unas pocas ciudades de Estados Unidos, uno ya puede darse sus buenos paseos virtuales por Silicon Valley, cruzar el Golden Gate o visitar las inmediaciones de lo que fueron las torres gemelas de Nueva York.

25 de mayo de 2007

La nueva web de Carlos Canales

Soy un seguidor acérrimo de la ‘Tertulia de la Zona Cero’ que emite Onda Cero dentro de ‘La Rosa de los Vientos’ las madrugadas de domingo a lunes a la una. En él se tratan temas curiosos, enigmas y misterios de lo más variopinto. Sus componentes son Juan Antonio Cebrián, Jesús Callejo, Bruno Cardeñosa y Carlos Canales. Este último ha estrenado hace poco su nueva página web. Con él ya son tres (junto con Juan Antonio y Jesús) en tener su propio sitio en internet. Carlos puede considerarse como una enciclopedia andante y es buena muestra de lo que un cerebro puede llegar a almacenar. Ha escrito libros, algunos muy especializados sobre historia, es abogado, investigador del mundo del misterio y aficionado a la informática entre otras cosas.

La web carloscanales.com no tiene demasiada información ni tampoco su formato lo permite, repleto de gráficos. Cuenta con secciones como la agenda, donde se cuelgan las fechas de actos y actividades públicas donde Carlos estará presente, los boletines con datos complementarios sobre las tertulias de las que hablé antes, artículos sobre cualquier tema (por cierto, ilustrado con una foto del autor en Zamora, en uno de los miradores del Duero), cuadros pintados con acuarela (aunque parezcan fotos con filtros del Photoshop) y por último su figuritas bélicas.

21 de mayo de 2007

El aparato volador de Martínez Barrón

Los últimos años del siglo XIX estuvieron dominados por una fiebre por la tecnología, la innovación y la inventiva. La electricidad, la bombilla, la radio, el automóvil y muchos otros inventos que hicieron que hoy, ya en el siglo XXI, todo sea como lo conocemos. Se equivocan los que piensen que sólo se inventaba en «el extranjero». El caso de Torres Quevedo es sólo un ejemplo de gran inventor nacional. Pero incluso si cogemos la lupa y ampliamos el mapa, en nuestra propia provincia existieron humildes inventores que, con los pocos medios de que disponían, ideaban y planeaban (aunque no siempre construían) sus creaciones.

Buscando en la hemeroteca del Heraldo de Zamora, he encontrado el curioso invento de Baltasar Martínez Barrón, un benaventano que diseño y presentó su aparato volador ante una comisión del ministerio de la Guerra. El bueno de Baltasar ya había patentado su invento. Intentaba ahora conseguir dinero para hacer realidad el proyecto. El periódico dedicaba un extenso artículo el 31 de enero de 1898 a este evento. Éste es un resumen:

Don Baltasar Martínez Barrón, del partido de Benavente, ha obtenido patente de invención por un aparato de navegación aérea del cual hemos podido procurar las siguientes noticias:

Un modesto vecino de un pueblo de Castilla la Vieja, que sin conocimientos científicos de ninguna clase, sin conocer las leyes de la mecánica y sin más guía que un instinto maravilloso y un espíritu de observación poderosísimo, ha llegado a impresionar a personas tan competentes como las que formaban la comisión encargada por el ministro de la Guerra de dar su dictamen sobre los trabajos presentados por don Baltasar Martínez Barrón, que así se llama el autor a que nos referimos.

[…] Consiste el aparato ideado por el señor Martínez Barrón en un cilindro provisto de una especie de cortavientos destinado a cortar el aire; de dos aletas, de dimensiones proporcionadas y de una cola o timón, que regula la dirección de dicho aparato. Una máquina de petróleo de un de los sistemas más conocidos, de fuerza de siete caballos, capaz, según los cálculos del inventor, de producir la ascensión del aerostático, o mejor dicho, del aereoplano, cuyo peso total es de 1.175 kilogramos, pone en movimiento las aletas, y éstas, a semejanza de lo que hacen las de las aves, imprimen un movimiento ascensional siguiendo la dirección de un plano inclinado y con una velocidad igual que la de las aves más ligeras.

El descenso se hace sin necesidad de que funcione el motor, por el mismo peso del aparato y siguiendo siempre la dirección de un plano inclinado, asegurando el inventor que este descenso se verifica con tal suavidad, que ni el más pequeño movimiento se advierte en los objetos contenidos en su interior.

[…] La velocidad que puede alcanzar es prodigiosa, pues según asevera el inventor puede recorrer 85 kilómetros por hora.

Nada he podido averiguar sobre Baltasar Martínez Barrón. Su historia se desvanece más allá de esta noticia. Imagino que no consiguió el dinero suficiente para seguir investigando y probar y mejorar su invento. La historia nos dice que cinco años después, los hermanos Wilbour y Orville Wright consiguieron, con su estrafalario aparato, volar durante 12 segundos. Otros cinco años más tarde, ese vuelo fue de 62 minutos. Había nacido la aviación.

20 de mayo de 2007

‘El Laberinto del Tibet’

Fotograma de El Laberinto del Tibet

En estos días estoy viendo una serie documental que hacía tiempo que tenía ganas de ver. ‘El Laberinto del Tibet’ (2000) es uno de los documentales españoles (coproducidos entre otros por TVE y Canal+) más ambiciosos y caros (unos 300 millones de pesetas y un equipo de 18 personas) realizados hasta la fecha. Fueron tres años de rodaje e investigaciones por las tierras tibetanas, accediendo con las cámaras hasta lugares donde nunca nadie antes había llegado. Quizás lo más sorprendente sea la colaboración de las autoridades chinas, que ocupan el país de los lamas desde 1960.

Igual de valiosos son los testimonios de exploradores pioneros y el material fotográfico y cinematográfico de éstos que había permanecido prácticamente inédito. Otra cosa digna de tener en cuenta es el enfoque de los documentales, huyendo siempre de los tópicos y acercándose a los ritos y costumbres menos conocidas en occidente.

Y como budismo y Tibet no es lo mismo, en el país del Himalaya no sólo hay monjes. También se ofrece una semblanza de la población corriente, de las ciudades, cada vez más parecidas a las de la China post-revolución y de los nómadas, los tibetanos que más sufren las inclemencias de un clima extremo. La narración de la serie es de Rafael Taibo, el impagable locutor de las aventuras submarinas de Cousteau. ‘El Laberinto del Tibet’ fue emitido originalmente por Canal+ en 2000 y por TVE en 2002.



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