No es la primera vez que hablo aquí sobre una de las tipografías más populares, querida y odiada casi a partes iguales. La Helvetica, desde su creación por la Fundición Haas de Zúrich en 1957, ha sido utilizada con profusión en todo tipo de diseños y publicaciones. Hay muchos fanáticos de esta fuente. Yo no sé si realmente soy un fanático, pero es mi fuente favorita de lejos. Dediqué una pequeña entrada de mi serie «Tipos de interés» a la Helvetica y algún tiempo después me hice eco de la aparición de un documental de Gary Hustwit y producido por Veer donde se desentrañaban los secretos de este tipo, se entrevistaban a diversos tipógrafos y diseñadores gráficos a lo largo y ancho del planeta que la adoraban o la aborrecían.
Ha pasado ya mucho tiempo y… ¡Por fin he podido verlo!. No me ha defraudado y he descubierto muchas claves que no conocía. Con un estilo ágil, desenfadado y muy imaginativo podemos ver, por ejemplo, al hijo del verdadero creador de la Neue Haas Grotesk (nombre inicial con que se conocía a la Helvetica), Max Miedinger, un comercial que a priori no tenía muchos conocimientos de diseño de tipos, pero que terminó por crear un símbolo de nuestro tiempo. Porque viendo el documental se toma conciencia de la ubicuidad de esa tipografía, usada y abusada, siempre sin perder esa magia de la simplicidad.
En definitiva es un documental que apasionará a los aficionados al diseño gráfico y a la creación de tipos, pero que dada su especialización, no hace concesiones y aburrirá a aquellos no iniciados o no interesados en el tema. Después de verlo dan ganas de coger todo el juego de Helvetica Neue que tengo instaladas en mi ordenador y ponerse a diseñar como un loco…
Cada cuatro años las grandes marcas deportivas mundiales se frotan las manos con motivo del campeonato mundial de fútbol. Se venderán grandes cantidades de camisetas de las selecciones nacionales favoritas. Ni que decir tiene que estas son las más deseadas por las marcas. A pesar de todo muy pocas cambian. En el último mundial ya hicimos el recuento de quién llevaba qué equipación. Las diferencias no son muchas, aunque el liderazgo pasa de Puma, que ahora queda en tercer lugar, a Adidas. Desparece una marca, Lotto, y también aparecen otras que sólo visten a una selección cada una. Es el caso de Umbro, Brooks, Joma o Legea. Para los más curiosos ésta es la lista de las marcas del mundial:
Adidas: Sudáfrica, Argentina, Japón, España, Alemania, Francia, México, Paraguay, Nigeria, Dinamarca, Grecia y Eslovaquia.
Nike: Brasil, Australia, Croacia, Holanda, Portugal, Corea del Sur, Estados Unidos, Nueva Zelanda y Serbia.
Puma: Italia, Paraguay, Uruguay, Costa de Marfil, Ghana, Camerún y Suiza.
Umbro: Inglaterra.
Joma: Honduras.
Brooks: Chile.
Legea: Corea del Norte.
En cuanto a mi camiseta favorita, tengo pocas dudas: Grecia, con su camiseta «monocroma» (sólo lleva blanco y azul) me parece un diseño discreto y a la vez elegante. Lástima que la tipografía que este año ha elegido Adidas sea horrible, con esas eles que parecen jotas invertidas. Aunque lo cierto es que tampoco Nike ha acertado con el suyo… En segundo lugar me quedaría con la de la selección de Holanda, también bastante sobria. He aquí las dos:
El mundo de lo audiovisual cambia rápido. Internet y las nuevas tecnologías nos han proporcionado unas herramientas increíbles para poder desarrollar nuevas formas de expresión al margen de los ya muy manidos. Simplemente hace falta una buena idea y buen gusto para desarrollarla. Eso parece que les sobra a la gente de la ETB, la televisión pública vasca. Gracias al blog de Papel Continuo me entero de que existe en ETB3, el canal más o menos «alternativo» de esa emisora, un pequeño espacio llamado Orain («ahora» en euskera) realizado por Debolex Films, una productora de Bilbao que cuenta entre sus trabajos con algunos videoclips de La Oreja de Van Gogh que retrata en piezas de pocos minutos a los creadores actuales de Euskadi en todas las disciplinas imaginables.
Me ha interesado especialmente porque todos los clips están realizados con una cámara réflex digital (una Canon EOS 7D) y el resultado se acerca bastante a la idea estética que yo busco y además sirven de inspiración para todos aquellos que hacemos nuestros pinitos en este mundillo. Un mundo apasionante pero en el que también cuesta mucho hacer algo interesante y que guste.
No me ha dado tiempo a ver todos los clips de Orain que la gente de Debolex tienen colgados en Vimeo (ya van por 58), pero ya la tengo en mis marcadores para echar un vistazo de vez en cuando, en los momentos de creatividad baja… Os dejo con los dos últimos, el de Vivalavida y el de Vudumedia:
El otro día visitando el siempre inspirador y sorprendente Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid me encontré con una vitrina que contenía unas hojas de papel impresas de varios colores con estrafalarias inscripciones, juegos de palabras, de tipografías… a medio camino entre el objeto artístico y el diseño gráfico. Se hacían llamar grupo zaj, y fue durante los años sesenta uno de los colectivos artísticos multidisciplinares más iconoclastas y vanguardistas de España. Por curiosidad me he puesto a buscar algo de información sobre esta peculiar agrupación.
Fue formado en 1964 por los músicos experimentales Juan Hidalgo, Ramón Barce y Walter Marchetti. Y según la Wikipedia, en sus bases fundacionales se encontraban los movimientos neodadaístas y zen, compartidos también por otros músicos de la misma cuerda como el norteamericano John Cage. Fueron también los pioneros del mail-art en España (del que ya hablé hace algún tiempo), de la poesía visual y las instaciones y performances. Las obras y acciones de zaj, incluso hoy son rompedoras y provocadoras. En 1966 se incorpora José Luis Castillejo, y el año siguiente Esther Ferrer. Tras varios cambios en su composición, el grupo se disuelve definitivamente en 1996. El MNCARS se hará con parte de este material, que es el que se encuentra expuesto en el museo.
Incluso aparecieron en el No-Do franquista algunas secuencias de uno de sus conciertos:
Desde luego los medios de la época por lo general o no se hacían eco o directamente escribían cosas como esta pequeña crítica de La Gaceta del Norte:
UNA TOMADURA DE PELO
Que John Cage, patriarca de la música experimental, por ende, del arte contemporáneo, aplaudiera en nuestra presencia a los tres miembros del grupo Zaj; durante su representación no es óbice para que aquí califiquemos de auténtica tomadura de pelo lo que en la tarde del miércoles vimos en el Teatro Gayarre. El grupo Zaj;» bien puede permitirse una «boutade», pero no hacer de un espectáculo al que acudió una cantidad tal de público que llenó el teatro, la broma más insípida y sin razón que pueda verse.
Florencio Martinez. La Gaceta del Norte, 30 de Junio de 1972.
Es evidente que el país no estaba preparado (aún no lo está) para este tipo de actuaciones, que más que eso son performances artísticas en busca de la exploración de nuevos medios de expresión e interacción con el público. ¡Nadie dijo que ser vanguardista fuera fácil!
Tengo el defecto de, mientras paseo, fijarme en todos los desmanes urbanísticos que uno puede llegar a ver. Desconozco cómo será en otras ciudades españolas o europeas, pero absolutamente todas las que conozco (es verdad que unas más y otras menos) tienen graves carencias. Hay muchas, pero si me permitís, voy a resumirlas en varios tipos:
Barreras arquitectónicas. Ya no sólo hablo de los rebajes en los bordillos de las aceras, sino en pavimentos sin baldosas, obras repentinas que cortan el paso a discapacitados y capacitados, sino también en elementos que sobresalen alarmantemente del suelo (pivotes, bocas de incendio en medio del paso, postes de carteles inexistentes, etc) y que suponen un problema para el paso de sillas de ruedas y para los invidentes que no se esperan tal obstáculo.
Los coches, el principal problema. Si por mí fuera, prohibiría la entrada de vehículos a motor en los cascos urbanos que no estén preparados para ello. Cada vez tengo más claro que suponen un inconveniente para los peatones, que son quienes han de tener siempre la preferencia en los núcleos habitados. No en vano, cada vez proliferan más las vías libres de coches, donde el ciudadano puede transitar sin peligros.
Distancias cada vez mayores. Es alarmante darse cuenta de que, incluso en las ciudades pequeñas, disponer de un coche se está convirtiendo en imprescindible. La tendencia de sacar los servicios públicos esenciales para el ciudadano y los establecimientos al por menor fuera de las poblaciones es, como mínimo, nefasta. Máxime cuando los transportes públicos –salvo honrosas excepciones– son un desastre absoluto. ¿No es esto perder calidad de vida?
Existen algunos proyectos de ciudades ideales. De hecho es un tema que siempre ha apasionado a arquitectos y urbanistas de todas las épocas, desde Óscar Niemeyer (artífice de Brasilia, la capital brasileña) hasta Zaha Hadid pasando por Ildefonso Cerdá (diseñador de L’Eixample de Barcelona) por nombrar sólo algunos de memoria. Pero lo cierto es que muy pocos han llevado sus proyectos al terreno tal y como fueron concebidos. En mi opinión, la única solución es la peatonalización de calles, la creación de centros de reunión como plazas y parques y, esto es vital, crear una red fuerte de transporte colectivo y alternativo a los vehiculos de motor y fomentar su uso. ¿Una utopía? Quizás, pero al menos hay que intentarlo.
HDR, las siglas de High Dynamic Range (alto rango dinámico), es una técnica de procesado de fotografías digitales que permite, en una misma imagen, «igualar» las exposiciones de las diferentes zonas de la fotografía de forma que todas ellas tengan un nivel similar. Desde que escribí mi artículo sobre esta técnica hace casi tres años (y que, por cierto, es la entrada más leída de la historia de mi blog) ha llovido mucho, han surgido muchas aplicaciones que permiten este tratamiento y muchos aficionados a la fotografía se han incorporado al mundo de las réflex digitales.
Todo esto está muy bien, pero esta masificación de gente con réflex haciendo fotos en RAW para posteriormente crear su propio HDR está provocando un curioso fenómeno. Pasarse por Flickr y buscar, por ejemplo, «fotografías de Cáceres», es asistir a un desfile de imágenes saturadas, de colores antinaturales o con exposiciones forzadas. Es verdad que es muy difícil no caer en la tentación (y en el error) de pasar por el procesado HDR todas nuestras fotos. Quedan casi siempre muy aparentes y todos los principiantes que se adentran por estos mundos (bueno, y algún veterano también) quedan deslumbrado por un tratamiento tan fácil de aplicar y a la vez tan «resultón».
El abuso del HDR hace que las fotos pierdan parte de su encanto y se pretenda buscar más una función estética que práctica. Yo también caí en el error de exagerar mis imágenes en HDR. Pero pronto me di cuenta de que el mejor HDR es el que realza la foto y ayuda a «descubrir» zonas de la imagen que de otro modo quedarían demasiado sobreexpuestas o subexpuestas y que a la vez nadie identificaría como una «típica imagen HDR». Como en todo en la vida, el uso del HDR puede ser beneficioso para nuestras fotografías si no abusamos de él. El límite está en el sentido común. Yo personalmente prefiero las imágenes naturales y he renunciado casi por completo a esta técnica. Ahora, si he de realzar alguna imagen prefiero manipular la «luz de relleno» en el software de revelado de los RAW (en mi caso el Camera Raw de Adobe).
No es muy normal que traiga aquí el trabajo de un fotógrafo. El de los fotógrafos sigue siendo para mí un mundo desconocido sobre el que prácticamente no sé nada. Sin embargo he dado por casualidad con la obra del londinense Tom Hunter y me ha encantado. No se puede decir que se salga de lo habitual en este tipo de fotografía, pero sí creo que aporta algo novedoso. Sus fotografías tienen un tinte pictórico innegable, de pintura clásica. De hecho, muchas de estas imágenes son interpretaciones modernas no exentas de ironía, de mitos o motivos representados en obras pictóricas de otros siglos.
Hunter utiliza en muchas de sus series el entorno de su barrio, el barrio londinense de Hackney. Incluso los modelos que aparecen en muchas de estas fotos son sus amigos, vecinos o desconocidos que se prestan para figurar en ellas. A pesar de todo este presunto amateurismo los resultados son espléndidos o quizás por ello lo sean. No es fácil convertir unos personajes cotidianos y un escenario vulgar en una obra de arte. Pero lo consigue a base de utilizar inteligentemente la sobreinterpretación y, como dije antes, una fina ironía que terminan de redondear la obra.
Aunque esto al final es lo de menos, también me ha interesado la técnica utilizada. Al menos en sus primeras obras. Se trata del cibachrome (o ilfochrome), un tipo de papel plástico con unas cualidades especiales que permite ser impresionado a partir de una película en positivo (una diapositiva). El resultado difiere mucho del papel fotográfico normal, puesto que proporciona unos brillos y un color peculiares que son difíciles de conseguir mediante otros procedimientos. En la exposición temporal Thyssen-Bornemisza de Madrid puede verse una de estas fotografías. Es ‘Reservoir nº 1’ de la serie ‘Life and Death in Hackney’. Se trata de un préstamo de la colección del Domus Artium 2002 de Salamanca.
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