Ha sido algo increíble y casi inexplicable cómo una noticia local, publicada por un diario local argentino, ha sido amplificada internacionalmente por multitud de medios sensacionalistas. Hemos visto ya aparecer todo tipo de seres ante los ojos y los móviles de jovenes varios. Casi siempre estos eventos se producen en países de América Latina, como aquel alienígena que se escondía detrás de un poste y del que ya hablé en su momento.
En este caso la aparición fue de un gnomo en la localidad argentina de Güemes, provincia de Salta. Unos jóvenes estaban reunidos de madrugada en la calle cuando de pronto fueron sorprendidos por alguien que les tiraba piedrecitas. Comprobaron que la agresión provenía de unos arbustos que se movían. Al poco tiempo vieron como un pequeño ser se les aparecía en el camino. El gnomo tenía una especie de sombrero puntiagudo y unas piernas cortas, como de enano. E igual que llegó se fue. Eso es al menos lo que se ve en el pésimo vídeo grabado por los muchachos. Según se comenta en El Tribuno, primer medio local que se hizo eco de la noticia, el gnomo fue también visto por operarios ferroviarios la misma noche.
Me parece bien que la juventud se dedique a fabricar estos vídeos en vez de grabar palizas y gamberradas varias. Pero lo que me sorprende es que la prensa digital de medio mundo lleven esta noticia a sus diarios. El sensacionalismo ha encontrado en internet un nuevo caldo de cultivo y está ansioso por encontrar hechos cada vez más impactantes, sin querer comprobar su veracidad. El primer golpe es al final el que cuenta. Las visitas, los enlaces y las referencias en redes sociales e índices de noticias tipo Digg hacen el resto. Lo saben muy bien en el tabloide británico The Sun o en el australiano Herald Sun (medio de News.com).
Después de rastrear por pura curiosidad todos los medios que informan del «duende de Güemes», me doy cuenta de que a ninguno le ha dado por profundizar un poco en el asunto, buscar a los chavales autores del vídeo, hacer periodismo de investigación para desmentir seguramente lo que ocurrió. Pero no, las webs se limitan a reproducir las mismas palabras, las mismas fotos y el mismo vídeo del dichoso gnomo.
Me parece genial la idea que han tenido en soitu.es. Se han inventado un panel electoral con todos los datos que se puede personalizar y adaptar a cualquier web.
Ahora mismo estoy hojeando virtualmente la edición escaneada a iniciativa de Bitacoras.com de ‘La Gran Guía de los Blogs’ [PDF] (153 Mb) escrita por Rosa Jiménez Cano y Francisco Polo. Se trata de una obra publicada como libro convencional por la editorial ElCobre y dentro de la Colección Planta29 y donada al Dominio Público para que pueda ser copiado, distribuido o citado siempre que sea sin ánimo de lucro. Aunque su título indica que se trata de una guía de blogs, es mucho más. Contiene una decena de capítulos dedicados a reflexionar sobre la situación actual de los blogs en el contexto de la web 2.0 e introduce el concepto de web 2.1, en la que la individualidad de los nodos de las redes sociales se difuminan para transformarse en colectividades gracias a las nuevas herramientas colaborativas.
El resto de capítulos giran en torno a diversos aspectos relacionados con las bitácoras: plataformas, herramientas, el papel de los blogs en la democracia, en la política o en el activismo social. Especialmente interesantes me parece el dedicado a la retroalimentación entre blogs y medios tradicionales de comunicación y por supuesto el de blogs y Administraciones Públicas.
Y por supuesto, la guía en sí. 408 páginas con un análisis exhaustivo de los blogs más influyentes e importantes de la blogosfera hispana categorizados en las más diversas temáticas. Cada blog está descrito en una ficha que incluye datos como la fecha de creación, una pequeña descripción, qué es lo mejor del blog y una recomendación sobre a quién va dirigido. Me parece un libro imprescindible para todos aquellos que quieren saber qué se cuece en este mundillo y que se cocerá en el futuro. Muy interesante…
Internet es, entre otras cosas, un inmenso mercado donde podemos comprar cualquier cosa. Para la gente con tarjeta de crédito fácil puede llegar a ser un peligro. Afortunadamente yo no soy de esos y compro por la red sólo de vez en cuando. Excepto en la Apple Store, que son extremadamente rápidos (y con gastos de envío gratuitos), el resto de mis compras han pasado por diversas odiseas logísticas.
Cuento esto porque acabo de recibir ahora mismo mi último pedido de discos y películas a la Fnac. Este hipermercado cultural gigantesco tiene de todo, esa es su virtud. En él he comprado aparatos electrónicos, libros, CDs y DVDs desde hace unos siete años. Pero siempre he tenido que soportar esperas eternas de meses antes de que me lo entregaran. No importa el método de envío que se seleccione. Concretamente, para este último elegí paquete postal normal. Tiene la ventaja de ser más barato, el tiempo de entrega, una vez que el pedido se lanza, no es mucho mayor que por paquetería y si no hay nadie en casa (lo que ocurre frecuentemente) dejan un aviso para que vayas a buscarlo a la oficina de Correos.
Pero por alguna extraña razón, esta vez me lo enviaron por Zeleris (la empresa de paquetería de Telefónica) en vez de por Correos. Desconozco el motivo. Desde el viernes 25 de febrero mi pedido anda danzando por ahí. El lunes recibí un primer aviso de entrega a las 10 de la mañana. En el papelito había un número de teléfono (un 902) para concertar una nueva hora de entrega. Llamé tres veces, pero «todos los operadores estaban ocupados». Un par de horas más tarde recibí una llamada para confirmar la dirección y la nueva hora de entrega. Pues nada. Al día siguiente de nuevo otro papelito idéntico al anterior. Por la tarde me llamaron de nuevo otra vez para lo mismo, aunque esta vez me dijeron que no podían asegurar una hora de entrega.
Dejé de encontrarme papelitos en el buzón. Sin noticias de ellos hasta el viernes por la mañana. Aprovechando la llamada les comenté lo que pasaba. De nuevo me preguntaron por un horario de entrega. Se lo volví a decir. Y… ¡Por fin!, esta tarde he recibido el pedido. El clic en el botón de «comprar» lo hice el 21 de enero. Ha pasado un mes y once días. A todo esto me pregunto ¿por qué siempre tiene que fallar la logística? ¿Por qué en Apple nunca falla?
Los que seguimos desde hace unos cuantos años el programa de Onda Cero ‘La Rosa de los Vientos’ estamos de enhorabuena. Lo necesitábamos después de la irreparable pérdida de Juan Antonio Cebrián hace unos meses. Paradójicamente, el espacio radiofónico está ahora más vivo que nunca. A las páginas web de Carlos Canales y Jesús Callejo, el blog de Bruno Cardeñosa y a otras iniciativas como el Boletín de las 4C con los temás tratados en las tertulias de los domingos, viene a sumarse ahora ‘El Viaje de Argos’.
Se trata de una idea de Carlos y Jesús junto con Alejandro Polanco (autor de ‘La Cartoteca’ y ‘Tecnología Obsoleta’) y viene a ser una revista digital mensual y gratuita que contendrá todos los temas que habitualmente se tratan en el programa. Asuntos que a menudo son desconocidos y no por ello menos interesantes. En febrero se ha lanzado el número 0 de prueba con algunos asuntos que despiertan nuestra curiosidad y aportan otro punto de vista sobre cuestiones que quizás ya conocíamos. Curioso es, por ejemplo, el reportaje dedicado al uso militar de los aerostatos, un extenso artículo sobre el atractivo tema del cronovisor o un repaso por los primeros intentos de crear vehículos autopropulsados.
Me parece una excelente idea que parte de estas mentes inquietas que nunca dejan de sorprendernos con sus ideas y trabajos. Ojalá hubiera más gente como ellos.
Esta próxima madrugada finaliza el plazo para votar en MySpace tu canción favorita para representar a España en Eurovision. He estado siguiendo con atención la evolución de los primeros de la lista. Después de estos días he llegado a una conclusión: en los concursos de la canción no puede haber democracia. Me explico. La facilidad que se ha dado para colgar cualquier cosa no me ha parecido buena idea. Y si digo «cualquier cosa» es «cualquier cosa». Sólo es necesario tener una plataforma multitudinaria para conseguir los apoyos suficientes.
Cuento todo esto porque la lista de los 5 que pasarán a la gala final en TVE es para echarse a temblar: En el primer puesto y con gran diferencia sobre el segundo está Antonio González «El Gato», un jubilado sevillano que más valía que se hubiera quedado callado (sin acritud) y que nos ofrece una tonadilla pseudofolclórico-bakaladera que nadie creo que se atreverá a seleccionar para representarnos. En segundo lugar está Rodolfo Chikilicuatre, que perpetra una «canción» llamada ‘Baila el ChikiChiki’ y que no le encuentro la gracia por ninguna parte. Si el jurado es serio descartará este tema si el jurado aún tiene algo en la cabeza. Chikilicuatre tiene el apoyo mediático del programa de Buenafuente.
En la tercera posición está nuestro candidato, y el de todos los indies que queremos que la música honesta llegue a Eurovision aunque luego los países balcánicos nos ganen. La Casa Azul no tiene soporte en los medios ni son graciosos, aunque no les falta una fina ironía fácilmente detectable. Casi nadie habla de ellos, pero a pesar de todo siguen aguantando en el podio, a mucha distancia de sus predecesores, pero sin peligro de que pueda quedarse fuera de los cinco magníficos. De Ozono3 no sé prácticamente nada. Sólo que tienen una pinta en plan heavy trasnochado. Imagino que serán sinceros, así que ningún problema por mi parte. Por último y cerrando el top esta Arkaitz, un muchacho que canta tópicos sin parar en su tema ‘Un Olé’, puro plagio de miles de temas anteriores. Representa al Eurovision cutre que queremos desterrar de una vez por todas.
Después de este repaso no me queda más remedio que preguntarme si lo que se quiere es salvar el concurso y ofrecer buenas canciones o tomárselo a broma y mandar a cualquier engendro pensando en que los carcas de Eurovision ya no tienen remedio. El día de la gala sabremos de verdad de qué va esto.
Actualización del 26 de febrero de 2008: El País publica un reportaje llamado ‘De Eurovisión a Frikivisión’ donde explica muy bien justo lo que yo quería decir. Además se comenta la exclusión de algunos candidatos que hicieron trampa con las votaciones.
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