Hay programas de televisión que marcan a la gente. En mi caso, uno de esos espacios fue sin duda Plàstic. El artífice y director del programa era Joan Ramón Mainat, fallecido en 2004 y directivo de Gestmusic. Aunque Plàstic recogía el espíritu de otros programas rompedores, también aportaba su dosis propia de gamberrismo, imaginación y concursos estrafalarios. Sus presentadores eran Tinet Rubira y David Bagés. Se emitió entre 1988 y 1992 en La 2 TVE desde el centro territorial de Barcelona.
Recuerdo pegarme a la tele todos los viernes por la tarde cuando todavía era un niño. Aunque muchas veces no entendía o no me gustaban los grupos que actuaban o de los que ponían vídeos me enteré de que había una banda islandesa llamada Sugarcubes con una cantante con pintas raras que atendía al nombre de Björk o que actuaban unos chalados que decían llamarse Extremoduro. Aunque no lo recuerdo, por él también pasaron otros grupos como My Bloody Valentine, 091, Los Romeos, Cancer Moon, Los Nikis, La Frontera, Los Brigatones y otros muchos.
La influencia de Plàstic en la tele que vino después se quedó en espacios minoritarios. Ahí está por ejemplo el celebrado concurso chanante de Smonka! en Paramount Comedy. Pero desde luego lo que no se volvió a dar es esa combinación descarada de música, irreverencia e imaginación… Una pena.
Perdón por la calidad de los vídeos, pero es lo único que he encontrado:
El Twee Pop es un tipo de Indie-Pop conocido por sus letras y melodías dulces y simples, a menudo con guitarras melodiosas y tintineantes, y un notable énfasis en un aspecto de ingenuidad casi infantil. Si bien el Twee pop es una rama del Pop, nunca alcanzó éxito masivo como género, más que en ciertos momentos y lugares puntuales, nunca llegó al «gran público» y siempre se mantuvo en circuitos indie (por independientes). El género surgió alrededor de 1986 de la escena del indie, cuando la revista británica New Musical Express lanzó la cinta «C86», un compilado con bandas como The Pastels y Primal Scream.
Esta definición, traducida literalmente de la Wikipedia en inglés, expresa básicamente las líneas generales de este subgénero surgido en los ochenta, durante los estertores de la new wave británica. Como siempre a la hora de etiquetar bandas dentro de estilos, los límites son borrosos y podrían entablarse discusiones bizantinas sobre si tal o cual grupo es twee pop o no. La entrada inglesa de twee pop en la Wikipedia a la que antes aludía ha sido fusionada con indie pop. Sería muy largo explicar por qué no estoy de acuerdo y se escaparía del cometido de este artículo.
En lo que sí que estamos de acuerdo es que este subestilo musical nació al calor de las maquetas y los fanzines poppies que comenzaron a resucitar y reivindicar el movimiento sixtie a mediados de los ochenta. Sus características básicas (entre otras) son: melodías contagiosas y sencillas, pose descarada, guitarras bien visibles y temas rápidos.
El paradigma del sello discográfico twee es sin duda Sarah Records. En él se han publicado discos de, por ejemplo, Heavenly. Y precisamente en Heavenly está una de las figuras más populares y reconocibles de este estilo: Amelia Fletcher. Esta británica también ha formado parte de bandas como Talulah Gosh, Tender Trap o Marine Research. Otros ejemplos de bandas unánimemente reconocidas son Comet Gain y Velocette (con Sarah Bleach poniendo la voz en ambas), My Favorite o The Pastels.
En España, el twee pop llegó tarde. Aunque bandas como Aerolíneas Federales tiene mucho de él, no ha sido hasta la explosión indie de los noventa cuando han surgido verdaderas bandas homólogas a las del Reino Unido. Hablamos de Los Fresones Rebeldes y su continuación Cola Jet Set, Vacaciones o Serpentina y en menor medida TCR o Niza.
‘Los Años Desnudos’ es la última película de ese peculiar tándem de realizadores que son Félix Sabroso y Dunia Ayaso. En realidad tampoco me interesa demasiado verla, pero me ha parecido que la época en la que está ambientada ha sido muy poco tratada en nuestro cine. La historia transcurre en ese lustro que cubre prácticamente toda la transición (entre 1975 y 1980), en la época del destape y de las películas pseudoeróticas que se filmaron por entonces. Es ahora cuando se están recuperando todos aquellos temas que triunfaban en las discotecas, al margen de los primeros compases de La Movida.
Después de ver el trailer de la película me quedé sobre todo con la banda sonora. En la web oficial viene una lista con los temas musicales que aparecen en ‘Los Años Desnudos’. Si no recuerdo mal, hasta uno de ellos (‘Aún vivo para el amor’ interpretado por Fernando Fernán Gómez) apareció en una de esas recopilaciones frikis de ‘Spanish Bizarro’. Otra de las habituales de esas recopilaciones «retrocutres» es Susana Estrada, la «actriz» y «cantante», que aquí incluye ‘Acariciame’. El repertorio lo completan otros intérpretes rescatados de las catacumbas más oscuras del sonido «disco»: ‘Macho’ de Celi Bee, ‘Soul Dracula’ de Hot Blood (os recomiendo que veáis los vídeos en YouTube), ‘Yo también necesito amar’ de Ana y Johnny, ‘Lay love on you’ de Luisa Fernández y ‘Estoy bailando’ de las Hermanas Goggi (de actualidad por una reciente versión).
Bienvenidas sean estas películas si nos ayudan a recuperar la memoria musical de una época que hoy sólo se recuerda por ser el germen de La Movida y de la que muchos como apenas habíamos oído nada. Las canciones «menos buenas» también tienen derecho a ser recordadas, sobre todo con la distancia que dan treinta y tantos años.
Cuando se cumplen catorce años desde que escuché por primera vez a Oasis (con su tema ‘Shakermaker’) me dispongo a acercarme al recién publicado último trabajo de los Gallagher ‘Dig Out your Soul’ con mucho escepticismo. Han sido muchas decepciones, y tras ellas me he convencido de que Oasis jamás serán aquellos que crearon maravillas como ‘Definitely Maybe’ o ‘(What’s the Story) Morning Glory?’. Es verdad que después nos han entregado algún destello de su antiguo talento, pero en todo caso piezas menores.
‘Dig Out your Soul’ viene después de un par de discos de perfil bajo como son ‘Heathen Chemistry’ (2002) y ‘Don’t Believe the Truth’ (2005). De este último ni siquiera se podían salvar los sencillos, el punto fuerte de los de Manchester. Su último trabajo es continuista en forma y fondo con aquellos. Les sale la vena rockista y entierran el pop brillante más que nunca para cubrirlo de un barniz opaco. Se agradece de todos modos que los cortes no sean muy largos. Pero lamentablemente todo se queda en un intento, sincero supongo, de dar alguna que otra brazada más para no hundirse.
El primer sencillo ‘The Shock of the Lightning’ recuerda vagamente a alguno de sus primeros temas como ‘Supersonic’ o ‘Rock and Roll Star’, pero sin su inspiración. En sus buenos tiempos no hubiera sido ni una cara B. Si hay que destacar algún corte, me quedo con el medio tiempo de ‘I’m Outta Time’, ‘Soldier On’ que cierra el disco o con el ya mencionado sencillo ‘The Shock of the Lightning’. En fin, hay que reconocer que el tiempo de Oasis, igual que el de otras bandas coetáneas, ha pasado y es mejor dejar paso a las nuevas ideas que convertirse (bueno, ya lo son) en dinosaurios.
Sí amigos, de nuevo ha triunfado el «buen rollito». Cáceres se está convirtiendo en la meca de los festivales que no me interesan. Vale, podemos exceptuar el humildísimo minifestival Cáceres Pop Art que acaba de terminar, pero a un precio de 36 euros por ver a bandas pseudomaqueteras (menos Los Planetas, Russian Red o La Casa Azul, que se cayeron del cartel en el último momento). El caso es que durante los cuatro fines de semana de octubre se celebrará en dos escenarios de la zona antigua de la ciudad el Festival Internacional de Música de Cáceres (o Play Cáceres). Este año se celebrará la primera edición y nace ya entre polémicas. La primera es el presupuesto de más de un millón de euros y la segunda que la iniciativa surge como competencia al Womad que tiene lugar en mayo y que este año estuvo a punto de no celebrarse. La organización corre a cargo del Ayuntamiento de Cáceres y de la Consejería de Cultura y Turismo de la Junta de Extremadura. Vamos, que se trata de algo institucional.
Pero al ver el cartel se me cae el alma a los pies: Albert Plá, Diego «El Cigala», Carlinhos Brown, Chambao, Noa, Orishas, Raimundo Amador y unos cuantos más. Es decir, riesgo cero, pero sin renunciar a ese toque étnico-comercial-comodón que tanto odio. Todos los conciertos serán gratuitos, así que se montará un jaleo que mejor ni pensarlo. En fin, al que le guste que vaya, pero me parece que las instituciones deberían gastarse el dinero en eventos un poquito más variados, para otros públicos, y no concentrarlo todo en un solo estilo.
El próximo 29 de septiembre se cumplirán diez años del lanzamiento de uno de mis discos favoritos. Un disco que me trae muy buenos recuerdos y que siempre asociaré a las navidades de 1998. Me estoy refiriendo a ‘Deserter’s Songs’, el álbum cumbre de la banda de Nueva York Mercury Rev. Siempre lo he considerado como un milagro dentro de la carrera de una banda tan irregular y discutible. Tanto sus tres obras anteriores ‘Yerself is Steam’ (1991), ‘Boces’ (1993) o ‘See You on the Other Side’ (1995) como por supuesto las posteriores ‘All is Dream’ (2001), ‘The Secret Migration’ (2005) y ‘Snowflake Midnight’ (2008) no le han llegado siquiera a hacer sombra.
Y es que ‘Deserter’s Songs’ tiene piezas que saben aunar como casi nadie el clasicismo, la melancolía, lo onírico y un toque de psicodelia muy calculada que lo convierten en atemporal. Si ya en su día fue muy aclamado por público y crítica, en mi opinión no ha perdido ni un ápice de vigencia. Temas como ‘Holes’, ‘Tonite it shows’, ‘Endlessly’, ‘Opus 40’ o ‘Godess on a hiway’ reflejan claramente la lucidez compositiva por la que atravesaba la banda en aquella época.
La influencia de este álbum nos llega de la mano de grupos como Grandaddy, sus coetáneos The Flaming Lips (que a su vez influyeron en los neoyorkinos) o en menor medida otros «neoclasicistas» norteamericanos como Band of Horses. Es también un buen momento para echar la vista atrás y recordar aquellos vídeos que lanzaron, y que corresponden con los excelentes sencillos ‘Goddess on a hiway’, ‘Opus 40’. Son sólo una pequeña muestra de lo que es ‘Deserter’s Songs’.
Me he pasado toda la semana pasada ordenando los discos en mp3 que tengo en el disco duro. Son 162 álbumes que he ido descargando o «ripeando» de CDs originales a lo largo de un par de años más o menos. Ha sido un trabajo largo y minucioso, porque los tenía revueltos, dispersos por cualquier parte y muchos sin etiquetas. Así que me he dedicado a «depurar» mi biblioteca de música, creando y modificando carpetas hasta que ha quedado a mi gusto. Por primera vez en mucho tiempo tengo todos los discos como Dios manda, o más bien como Steve Jobs manda, porque utilizo iTunes para mantenerla organizada. En Mac no hay apenas alternativas así que hay que pasar por el aro, con sus limitaciones y virtudes. Precisamente esta semana de reorganización musical se ha presentado la versión 8 de iTunes, con algunas novedades como la vista de portadas, que es bastante práctica y queda muy aparente o la creación automática de listas inteligentes de la característica Genius. iTunes tiene una función desde hace ya unas cuantas versiones que permite descargar automáticamente (y gratuitamente) todas las carátulas con sólo tener una cuenta de la iTunes Store.
Además de esta carpeta con todos los discos «nuevos», he creado otra con discos «ripeados» de CDs originales que tengo, pero que necesito conservar en mp3 para poder escucharlos en el iPod o en el ordenador y otra más con el nombre de «música del mundo real» con cancioncillas de las que escucha el populacho y que suenan a todas horas en la radio. Nunca se sabe cuando le puede dar a uno la vena mainstream. La penúltima carpeta lleva el título de «varios» almacena temas sueltos, un cajón desastre con canciones extraídas de las más variopintas fuentes. Y por último la que contiene mis recopilaciones Muestra Musical. Mi biblioteca de música de iTunes «bebe» de todos estos orígenes.
El siguiente paso será el almacenamiento físico de todas estas canciones. Estamos hablando de unos 18 Gb de información. Hasta la fecha lo que solía hacer era grabar un CD o un DVD con los discos que cupieran y etiquetarlo con un número. El último lo grabé hace ahora dos años y dos meses y hacía el número 53. Pero este sistema ya no me parece práctico. Al final uno se junta con montones de CDs sin clasificar y en los que encontrar un tema o un álbum concreto se vuelve una tarea imposible. Después de pensar en varias alternativas me he decidido por un disco duro portátil. Si sigo a este ritmo tardaré bastantes años en llenarlo. Mucho más teniendo en cuenta que muchos de los discos que tengo archivados los borraré porque terminaré comprándome los originales, porque diga lo que diga la gente, el mejor soporte para la música sigue siendo el CD o el vinilo con su portadita…
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