Leyendo la prensa esta tarde me entero de que la actriz y cantante francesa Charlotte Gainsbourg (Londres, 1971) está pasando por delicados momentos de salud al haber sufrido una hemorragia cerebral. Confiemos en su pronta recuperación. Charlotte es hija de dos grandes de la escena artística del país vecino: Jane Birkin, sex symbol musical y cinematográfico durante los setenta, y Serge Gainsbourg, compositor entre otras del célebre y polémico ‘Je t’aime, moi non plus’ y de quien he hablado ya aquí.
Su carrera ha estado ligada desde su infancia al cine y ya ha sido reconocida como una de las promesas confirmadas del cine francés. Puede considerarse una actriz independiente, ya que no ha participado en ninguna gran producción de renombre internacional. La primera vez que la ví fue en una película llamada ‘Enamorada’ (1991) que pusieron en La 2 allá por el 95 o el 96. La fama le ha llegado relativamente tarde y no con el cine, sino con la música. Ha sido con su segundo disco ‘5:55’ (2006) con el que ha triunfado al menos dentro de los circuitos independientes. Es un buen disco con al menos un tema excelente. Me refiero a ‘The songs that we sing’, que incluí en mi recopilatorio Muestra Musical 66.
Gainsbourg tiene la gran virtud de la discrección y de haberse ganado su hueco poco a poco, sin estruendo, en el mundo del cine y ahora de la música. También tiene esa elegancia tan especial y tan difícil de conseguir hoy día.
Yo pensaba que lo último que grabaron juntos John Lennon y Paul McCartney eran las sesiones para su último álbum ‘Abbey Road’ en 1969. Pero parece que no. Me acabo de enterar a través del blog Soundtracktunes.com, que remite a su vez a la Wikipedia. Según se comenta, en marzo de 1974, cuatro años después de la disolución de los Beatles, los dos compositores y almas de la difunta banda de Liverpool se volvieron a reunir para una sesión «casual». Lennon pasaba por apuros familiares con Yoko Ono y estaba cayendo en una sequía musical, de la que no saldría hasta poco antes de su asesinato en 1980.
En esta sesión, una leyenda sin confirmación «oficial» hasta 1997, estaban también presentes Ringo, Keith Moon (batería los Who), Klaus Voorman (amigo de los Beatles desde los tiempos de Hamburgo), Stevie Wonder y otros amigos de la banda. Los resultados de la grabación pueden escucharse en el blog ‘Licorize Pizza’. No es nada del otro mundo ni hay ninguna canción que pueda considerarse nueva más allá de balbuceos. Recuerda a algunas tomas descartadas recogidas en los discos ‘Anthology’. A pesar de esto, desde que se publicó clandestinamente en 1992 con el título de ‘A Toot and a Snore in ’74’, se ha convertido en uno de los bootlegs más apreciados por los completistas y fanáticos de los Beatles (aunque esta grabación no sea estrictamente de ellos).
Escuché a Sigur Rós por primera vez hacia el otoño de 2000, cuando me compré su disco ‘Ágætis Byrjun’ (PIAS, 1999) un poco a la aventura. Apenas había oído nada suyo, sólo su primer sencillo ‘Svefn-g-englar’ (1999), que me pareció y me sigue pareciendo increíble. Y acerté con mi adquisición, porque el álbum está muy bien y su sonido era muy diferente a cualquiera que hubiera escuchado antes. Largos desarrollos, guitarras que sonaban como truenos lejanos, secciones de viento. Todo formando un equilibrio perfecto que no han conseguido, para mi gusto, en sus trabajos anteriores ni posteriores.
Y es que la carrera musical de Sigur Rós, siempre desde mi discutible criterio, está llena de altibajos. Su primer disco ‘Von’ (Smekkleysa Records, 1997) me resulta demasiado experimental y monótono y los dos posteriores ‘()’ (Smekkleysa Records, 2002) y ‘Takk…’ (EMI-Chrysalis, 2005) decepcionantes y sin brillo. Sabían a poco después del espectacular ‘Ágætis Byrjun’. Creo que no han sabido reinventarse después del éxito y han repetido la misma idea una y otra vez.
Así que me quedo con ‘Ágætis Byrjun’ como su obra magna y con dos de sus sencillos hechos videoclip ‘Svefn-g-englar’ y ‘Viðrar vel til loftárása’. Dos vídeos que son para contemplarlos detenidamente. De lo mejorcito que he visto hasta la fecha. Y si os han gustado, en breve editarán un DVD llamado ‘Heima’ que promete paisajes islandeses impresionantes y tomas de sus conciertos.
A los que nos gusta la música «chispeante» estamos de enhorabuena. The Go! Team regresan con un nuevo trabajo. Su anterior disco ‘Thunder Lightning Strike’ (Memphis Industries, 2004) fue para mi gusto uno de los grandes descubrimientos del año y así quedó reflejado en las listas de lo mejor de aquella temporada. Su mezcla sin complejos del soul de los sesenta con el funk de los setenta con los scratchs y los samples de la old skool de los ochenta supuso la invención (o quizás el redescubrimiento) de los lazos invisibles que unían de forman muy natural estos estilos apartentemente tan diferentes.
Curiosamente la banda no viene de Broolkyn ni del Bronx ni de ninguna parte de Nueva York. The Go! Team son unos británicos de Brighton que no dejan a nadie indiferentes. Es un proyecto musical que parte de Ian Parton, un melómano que tuvo la ocurrencia de mezclar estilos y grabarlos en la cocina de la casa de sus padres. Posteriormente no le quedó más remedio que reclutar a una banda para las actuaciones en directo, debutando como teloneros de Franz Ferdinand.
Su último trabajo no se publica hasta el 10 de septiembre, pero por obra y gracia de internet ya he podido escucharlo con bastante detalle. ‘Proof of Youth’ (2007) sigue una línea continuista con su predecesor, sin notarse apenas evolución. Pero quizás su principal virtud es no perder la frescura ni intentar experimentos musicales más elaborados. Cada uno de los temas sigue siendo igual de bailable y sorprendente que los de ‘Thunder Lightning Strike’. Un disco bastante recomendable para pasar un buen rato.
Escuché ‘Diario Pop’ por primera vez un sábado de marzo de 1995. Por entonces el programa se emitía en horario de tarde los fines de semana. Fue el comienzo de mi andadura por el mundo de la música independiente, aquella que permanecía al margen y que rara vez se podía escuchar en otros medios. Rápidamente me aficioné al programa y me sirvió para descubrir a muchas nuevas bandas. Apenas hacía unos meses que Los Planetas habían publicado su debut en la multinacional RCA y Manta Ray o Nosoträsh aún sonaban en maqueta. Al frente de este oasis de independencia estaba Jesús Ordovás, un tipo que trataba con un respeto exquisito a cualquier banda de chavales ilusionados con cuatro canciones bajo el brazo. Quizás eso fue lo que más me impresionó. Ordovás era un descubridor de talentos y jamás cerró la puerta.
Lejos de motivaciones comerciales, ‘Diario Pop’ fue un escaparate del Estado de la Nación Indie durante muchos años y supuso un poco de aire fresco. Yo aprendí sobre música, sobre las últimas novedades del subsuelo musical (cuando aún no había internet) y tomé conciencia de que había vida más allá de los estantes de discos de las grandes superficies. ‘Diario Pop’ cumplía la función de servicio público. Otorgaba unos minutos de gloria a las pequeñas bandas, sonaban sus maquetas por mal grabadas que estuvieran, todo de forma directa.
La culminación de esta admiración por Ordovás y por ‘Diario Pop’ tuvo lugar el año pasado en Zamora, durante las conferencias del Festival Proactive. En una de ellas pudimos pasar un largo rato con él y preguntar a placer sobre todo lo que se nos ocurría. Pero todo eso son sólo buenos recuerdos. Jesús Ordovás deja, después de 25 años, su ‘Diario Pop’ para acogerse a la jubilación anticipada como empleado de RTVE que es. Es la segunda marcha tras José María Rey y su ‘Bulevar’. Me inquieta pensar en cómo será la nueva Radio 3 post-regulación, pero temo que las cosas vayan a peor.
Índigo son una banda surgida en Valencia allá por 2003. Fueron semifinalistas del concurso de maquetas Proyecto Demo del FIB en 2004 y 2005. En marzo de este año publicaron ‘Cosas que Nunca te he Dicho’ (Junk Records, 2007). No es que se trate de un grupo con una propuesta muy original, puesto que están en la media de lo que se está haciendo ahora. Léase: influencias de La Buena Vida y bandas españolas de los setenta, voz femenina cantando en castellano, ritmos a medio tiempo, violines, sección de viento…
Pero el enganche (por lo menos para mí) ha sido el tema de apertura ‘Échale la culpa a Hill‘, una magnífica carta de presentación que obliga a escuchar el resto del trabajo con atención. Y si bien se pueden encontrar algunos temas «estándar» de pop independiente nacional, también hay otros notables como ‘Eclipse 3105’. En general el conjunto forma una colección de canciones bastante agradable y que puede ser una perfecta banda sonora para estas ociosas tardes de verano.
Índigo tienen su página web oficial que en el momento de escribir esto no funciona. Lo que sí funciona es su web de MySpace, donde pueden escucharse algunas de sus canciones, ver sus fotos y saber un poco más de ellos. También podéis visitar el blog de Vanessa, ‘La Risa de la Vida’, donde la vocalista de Índigo se explaya con sus reflexiones personales y con los secretos de la banda.
Uno de mis últimos descubrimientos musicales viene de Liverpool. Se llama Candie Payne y lo escuché por pura casualidad tras leer una referencia suya en el foro de la web oficial de Broadcast. Candie Payne se ha criado con la música. La afición le viene de familia, sobre todo de sus hermanos, Howie, líder de la desaparecida banda The Stands (una canción suya formó parte de mi recopilatorio Muestra Musical 46) y Sean, batería de The Zutons.
Hasta la fecha, Candie ha publicado desde julio de 2006 cuatro sencillos y un álbum que fue lanzado en mayo de este año. Su carta de presentación oficial ha sido ‘I wish I could have loved you more’, un tema que recuerda un poco a la música de las bandas sonoras de Morricone. Su primer larga duración deja buen sabor de boca, pero da la impresión de que las canciones podrían haberse aprovechado un poco más. Quizás en futuros trabajos podamos ver a Candie en todo su esplendor. De momento aquí tenemos este debut que es más que apreciable. Ojalá todos los debuts fueran como este.
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