rmbit - La bitácora personal de Ricardo Martín
La bitácora personal de Ricardo Martín
Comentando cosas desde 2004
26 de diciembre de 2007

REALBasic: programación multiplataforma sin complicaciones

Una captura del interfaz del REALBasic

Este titular es lo que mejor define este fantástico entorno integrado de programación de la compañía REALSoftware. Primero, es multiplataforma. Esto implica que no importa el sistema operativo sobre el que estemos programando, ya que podremos compilar nuestra aplicación tanto en Mac OS X (Intel, PowerPC o binario universal), MacOS 9, Windows 98 y posteriores o Linux con GTK+ 2.x (librería gráfica) a partir de un sólo código fuente y sin tener que modificarlo. Esto supone una característica muy potente. Aunque por las pruebas que he hecho el interfaz no se ve exactamente igual, con un poco de práctica es fácil conseguir un look & feel similar en todas las plataformas.

Y segundo, es sencillo y rápido. REALBasic, como su propio nombre indica, está basado en Basic, más concretamente en Visual Basic, aunque mantiene importantes diferencias respecto a la herramienta de Microsoft. Reconozco que estoy muy acostumbrado a programar en Visual Basic y echo en falta muchas funciones que facilitaban bastante las cosas. Todo se soluciona teniendo el manual de referencia a mano. Cuestión de adaptarse. Una de las cosas que echo de menos es el autocompletar, que me ayudaba mucho a elegir la propiedad o el método adecuado de cada objeto.

Una captura del interfaz del REALBasic

Otra de las cosas relacionadas con la sencillez es que los ejecutables que genera para Windows no necesitan de ninguna librería externa. Todo va «empaquetado» en un archivo .exe. Esto implica un aumento de peso en el archivo, pero merece la pena sacrificar espacio en aras de una menor complicación.

En conclusión, REALBasic es una herramienta que ya es una seria alternativa a otro tipo de programación, sobre todo para Mac, donde no hay muchas alternativas para crear aplicaciones de escritorio más allá Cocoa, pero necesita todavía algunas iteraciones para ser una entorno «maduro».

23 de diciembre de 2007

El agravio de aconsejar

Hay un sector político, y también de la sociedad, que se toma muy mal los comentarios y consejos de determinados cargos del Gobierno. Y de entre todos esos comentarios hay dos que han sido la comidilla de personas que, benevolentemente, trataremos de mal informadas. El primero de ellos es el tema de comer carne de conejo en vez de otras más caras. Ahora no recuerdo quién fue el que lo dijo, pero a niveles populares se entendió casi como una ofensa personal de los «poderosos» al «pueblo». Y aquí entra la reflexión barata y demagógica del «mientras ellos no se privan de nada, recomiendan para los demás lo que ellos no quieren» que he oído de varias bocas en las últimas semanas. De hecho se ha convertido en uno de los temas de conversación en cafeterías.

Y si hablamos de cafeterías, hablamos del famoso asunto de las propinas. El comentario de Pedro Solbes parece que no ha sentado bien en el gremio de la hostelería. Quizás la forma tan gráfica que tuvo el vicepresidente económico de exponer la falta de concienciación ante el euro no fue la más adecuada. Y precisamente por ser tan gráfica se ha quedado como un tema anecdótico y superficial. Pero debajo subyace una reflexión que creo que es bastante acertada sobre el euro y lo que su implantación ha supuesto para nuestros bolsillos. Nadie puede negar que aún no somos plenamente conscientes del valor de la moneda común. Vale, de acuerdo que todos sabemos que son 166,386 pesetas de 2001, pero en nuestro día a día no lo pensamos fríamente. No pensamos que un café supera en la mayoría de los establecimientos las 150 pesetas. Un periódico cuesta las 166 pesetas de un euro, una entrada de cine (en Zamora) más de 650 pesetas y que cada pequeño billete de 5 euros son casi lo mismo que el antiguo de 1000 pesetas. Las entradas de los cotillones de fin de año se acercan a las 8000. Poquísima gente se para a pensar en el dinero que paga a diario y, la verdad, a veces es mejor no hacerlo.

Hay muchos más ejemplos que podría mencionar, muchos sobre recomendaciones de sostenibilidad ecológica y seguridad vial, y que hacen aflorar a algunos esa tradición tan española que consiste en la crítica gratuita del estilo de «nadie tiene que decirme lo que tengo que hacer, porque yo sé lo que me conviene mejor que nadie». A la conclusión que quiero llegar es que un consejo no es una ley de obligado cumplimiento y que ese tipo de comentarios normalmente no se hacen gratuitamente. Está en nuestra mano seguirlos o no. Pero me da la impresión de que cualquier nimiedad será utilizada como arma de guerra. Y estoy bastante harto de que esto ocurra.

22 de diciembre de 2007

¡Esas farolas!

Algunas imágenes de las farolas de la plaza de Alemania

Había oído hablar mucho de ellas, me habían contado muchas cosas, pero no podía escribir sobre ellas hasta que no las viera personalmente. Y esa ha sido una de las primeras cosas que he hecho al llegar a Zamora. En realidad me las encontré de camino hacia casa. Era ya noche cerrada y he de reconocer que me impresionaron esos focos al más puro estilo de los de los campos de fútbol y que «abrazan» maternalmente la plaza de Alemania. Coomonte ha ejecutado una de sus obras más… inclasificables, que yo calificaría benevolentemente como de enigmático futurismo.

Aunque me cueste, voy a hablar en serio. En realidad las farolas en sí no me parecen mal, pero como suele ocurrir, nuestro querido ayuntamiento no acierta con las ubicaciones adecuadas para el mobiliario urbano. Por su tamaño y su forma parecen diseñadas para ser emplazadas en lugares abiertos. La plaza de Alemania desde luego no lo es. Está rodeada por edificios de considerable altura que encajonan la glorieta. El añadir unas farolas como éstas acentúan esta sensación. Ahora la plaza parece más pequeña y angosta. En cuanto al color, quizás pintadas de un tono claro ganarían mucho… En fin, intercambiando opiniones parece que estas impresiones mías son bastante comunes entre los zamoranos.

21 de diciembre de 2007

En Navidad, cine para todos los gustos

Las navidades son una de mis épocas del año favoritas para ver películas, muchas películas. Me ha parecido buena idea hacer algunas recomendaciones para estos días tan especiales. La selección es un poco precipitada, pero todas tienen algo de navideñas, o al menos a mí me lo parece. También he elegido aquellas que, siendo de mis favoritas, no he hablado nunca de ellas.

Estas son mis sugerencias:

  • Fanny y Alexander‘ (1982). La última gran película de Ingmar Bergman es una mezcla de suntuosidad y siniestra fantasía. Los temas que aparecen en toda la filmografía del realizador sueco también están aquí.
  • ‘Plácido’ (1961). Uno de los clásicos de nuestro cine y quizás de lo mejor de Berlanga. ‘Plácido’ nos invita a echar un vistazo no sin cierta nostalgia a las navidades que vivían nuestros abuelos. Humor, crítica social y los grandes actores de la comedia española.
  • ‘Entrevista con el Vampiro’ (1994). Un poco de terror para la Navidad y una de las mejores películas de Neil Jordan.
  • ‘El Secreto de la Pirámide’ (1985). Una película fantástica para todos los públicos. Un Sherlock Holmes adolescente investiga su primer caso en el Londres victoriano. Hace mucho que no la veo y ya tengo ganas.
  • ‘Doctor Zhivago’ (1965). La Rusia de la revolución bolchevique es el escenario de esta gran superproducción de David Lean basada en la novela de Boris Pasternak. Una historia de amor atemporal (e invernal). Geniales Julie Christie y Omar Sharif.
20 de diciembre de 2007

Adiós al cachete en el Código Civil

Como a estas alturas todos sabréis, el Congreso de los Diputados ha suprimido del artículo 156 del Código Civil (aprovecho para recomendarlo como lectura que, para los legos en derecho como yo, es de lo más curioso) la excepción legal que hasta ahora permitía a los padres «corregir razonable y moderadamente» el comportamiento de sus hijos. En concreto la cita de esa parte del artículo es la siguiente (en negrita la parte modificada):

«Los padres podrán en el ejercicio de su potestad recabar el auxilio de la autoridad. Podrán también corregir razonable y moderadamente a los hijos.«

No sé por qué, pero esto se interpretó como la autorización legal para que los padres pudieran pegar con fines «educativos» a sus hijos. Quizás haya jurisprudencia al respecto… En cualquier caso creo que esto no pasa de ser una mera anécdota que algunos sectores de la sociedad de sobra conocidos por todos utilizarán para arremeter contra los partidos de izquierda y los llamados despectivamente «progres».

Ya era hora de que se eliminara de nuestro vetusto y remendado Código Civil la coartada para el castigo físico a los hijos. Porque, ¿dónde está el límite entre el cachete o la bofetada y el paso siguiente? ¿A qué padre o madre no se le puede ir de la mano un golpe fatal con la excusa de un inofensivo castigo? ¿Qué consecuencias psicológicas tiene este trato en los niños? ¿No es hora de educar con algo que no sea la coacción y el miedo? En mi opinión el tener que pegar a un niño es la consecuencia última de una educación nefasta por parte de sus padres, un fracaso en su intento de inculcar unos valores de respeto y saber estar frente a los demás. Ya no vivimos en un mundo donde la fuerza y la violencia sean los motores de la sociedad. La severidad no tiene por qué ir asociada a la violencia y yo soy de los que están completamente convencidos de que se puede educar perfectamente a un hijo sin acudir a esos recursos tan primarios e irracionales. Pero claro, no todos los padres tienen el tiempo, la paciencia o la preparación que hay que tener para tan complicada tarea.

19 de diciembre de 2007

Indiferencia ante el canon digital

Debo de ser uno de los pocos y raros individuos a los que les da exactamente igual el tema del canon digital. Tanto los que están a favor como los que están en contra han conseguido hartarme. Por un lado me parece que 3,15 euros en un reproductor MP3 que puede costar 100, 200 o 300 euros o 1,5 euros en un teléfono móvil con capacidad para reproducir sonidos me parece un «impuesto» irrisorio. Además el canon de los CDs y DVDs vírgenes baja en torno a un 25% y en las grabadoras nuevas se pagará la mitad de lo que se pagaba hasta ahora. Por tanto me parece que la polémica es pura artificialidad, no me merece mayor consideración.

Y tampoco me merecen una consideración los autores que intentan vivir de su trabajo. ¡No se escandalicen! Yo siempre pensé que el arte y la creación artística no tiene nada que ver con la economía y que cuando ambos cruzan sus caminos los resultados no suelen ser buenos. Es una opinión muy personal mía. Crear algo con la expectativa de poder ser vendido al mejor precio posible hace que el propio arte esté condicionado por factores externos que no suelen ser beneficiosos. ¿Qué hubiera ocurrido si Van Gogh hubiera tenido que pintar sus obras pensando en si las iba a vender o no? Se dice que sólo vendió un cuadro en vida. En mi opinión el mejor arte ha de ser arriesgado y avanzado a su tiempo, debe crear nuevos cánones (perdón por la palabra) y abrir sendas que después otros seguirán. Y eso no vende.

Una de las muchas cosas buenas que ha tenido la llegada de internet es que ha democratizado la creación artística y ha demostrado también que existen nuevas formas de expresión y de gestionar los derechos de autor. Ahí tenemos el Copyleft y las licencias Creative Commons, que han supuesto una revolución en todo este mundo. Los músicos regalan su música (por ejemplo el nuevo disco de Grande-Marlaska, antiguos Garzón) y los escritores sus libros (por ejemplo, Alberto Vázquez Figueroa) bajo estas licencias. Es un movimiento imparable que nadie ni nada va a detener. Tanto la cultura como el arte no tiene precio para nadie, no al menos obligatoriamente. Si me quiero comprar un libro o un disco, lo haré por convicción y no porque no tenga otra alternativa.

18 de diciembre de 2007

Fuentes para la web y sistemas operativos

Las alternativas a Windows están cobrando cada vez más importancia, bien sea por decantarse hacia el software libre con Linux o bien hacia el mundo Mac. Lo cierto es que a la hora de diseñar un nuevo sitio web, estos usuarios no mayoritarios han de ser tenidos en cuenta. Pero claro, cada plataforma tiene su idiosincrasia y su forma de interpretar las instrucciones que han de aparecer en pantalla (renderizar). De todos es conocida la rebeldía de Internet Explorer a la hora de seguir los estándares establecidos por la W3C y que siguen el resto de navegadores sea cual sea el sistema operativo sobre el que se ejecutan. A menudo me he llevado sorpresas desagradables después de haber terminado un diseño web y probarlo en otras plataformas diferentes a Windows o ahora a Mac.

Pero desgraciadamente no todo se soluciona con seguir los estándares. Mi último quebradero de cabeza es con las fuentes estándar o fuentes «seguras» que se utilizar para maquetar las páginas web. Para quien no lo sepa, existe un reducido conjunto de tipos de letra que pueden ser utilizados con seguridad y que son aceptados por todos los sistemas operativos. Suelen agruparse en «familias» y se definen en los archivos de estilos CSS. Para definirlos, cada «familia» se compone de una lista de nombres de fuentes separadas por comas, de forma que el navegador al interpretar la página escrita con esa fuente coge la primera, si el sistema no la tiene pasa a la segunda y así sucesivamente. La última de la lista siempre es la opción «de emergencia», el estilo de fuente genérico (es decir, serif o sans serif). Las «familias» más clásicas y «seguras» son las siguientes:

  • font-family: arial, helvetica, sans-serif;
  • font-family: georgia, "Times New Roman", times, serif;
  • font-family: "Times New Roman", times, serif;

Existen muchas otras combinaciones posibles, pero hay que tener mucho cuidado. De hecho, estas «familias» que consideraba como seguras me han dado más de un dolor de cabeza a la hora de diseñar. He hecho la prueba a utilizar las mismas fuentes en los tres grandes sistemas operativos: Windows XP, Mac OS X y Linux Ubuntu. Los resultados han sido tan diferentes que me he tenido que replantear la forma o las fuentes que son seguras y las que no. El caso de Ubuntu es muy llamativo. La versión que he probado lleva las fuentes de la suite ofimática Open Office 2.3. Curiosamente ninguna se llama Arial, Helvetica, Times New Roman, Times, Verdana, Georgia o nada que se le parezca, con lo que las listas de antes de poco sirven en el sistema del pingüino. La fuente sans serif por defecto en este caso es la Free Sans, una especie de Helvetica «libre» que más o menos da el pego, la serif más parecida a la Georgia es Bitstream Vera Serif, y para sustituir a la Times/Times New Roman tenemos la Nimbus Roman No9 L.

He aquí los ejemplos de las tres familias de antes en Windows XP SP2, Mac OS X Tiger y Linux Ubuntu 7.10. Primero la renderización de fuentes en Windows:

Las fuentes en Windows

En Mac:

Las fuentes en Mac

Y en Linux Ubuntu con las fuentes sucedáneas «libres»:

Las fuentes en Linux

Las diferencias son apreciables en cuanto al interletrado, a la forma de la propia fuente y sobre todo a la longitud del párrafo dependiendo del sistema operativo usado. Estas variaciones en bloques grandes de texto puede suponer el descuadre de las columnas, eso sin contar la sensación antiestética que provoca y que a mí me molesta bastante.



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