Desconozco si hay visitantes fieles a este humilde blog. Si es así, estos días os pido perdón por haber estado fuera de línea durante más de una semana. La razón es que he cambiado el alojamiento de mis sitios web. Esta cuarta migración desde que existe esta bitácora (quinta si contamos todas mis páginas) ha sido más problemática y traumática de lo esperado, pero finalmente todo ha terminado bien. Llevaba varios años buscando un hosting adecuado a lo que yo necesito, con el precio ajustado y eliminando funciones y prestaciones que no utilizo y que estaba pagando por ellas. Espero que esta nueva casa me dure mucho tiempo…
No es cuestión de darle tanto misterio, pero aquí está el avance de lo que viene con los vídeos de Granada. Aún no sé cuántas entregas serán, pero lo que sí sé es que serán mis primeros vídeos montados y publicados en 4K. Hasta la fecha había grabado material en 4K, pero siempre había terminado por montarlo y publicarlo en 1080p. Como en mis últimas grabaciones, esta vez he utilizado también mi pequeña sin espejo Panasonic Lumix DMX-GX80 con dos objetivos, el 14-140mm y el Venus Optics Laowa 7,5mm. Es posible que publique otro post sobre mis nuevas impresiones acerca del uso de este equipo tanto en vídeo como en fotos.
Estoy en pleno proceso de creación, así que sirva este avance como aperitivo hasta que lleguen los platos fuertes.
El pasado mes de abril por fin pudimos hacer nuestro primer viaje tras las restricciones a la movilidad por la pandemia. El viaje, planificado para mayo de 2020, no pudo llevarse a cabo. Pero dos años después retomamos el ansia viajera con un destino como Granada, un lugar histórico de primer nivel para la historia de España, donde el mundo musulmán alcanzó su esplendor y refinamiento máximo en la península (con permiso de Córdoba).
Han sido en total 11 galerías y 123 fotografías que pasan a mi web de imágenes Cromavista, donde ya podéis verlas. Espero que os gusten.
Fue un día bastante caluroso de 1995, un 22 de agosto. Guardé mi Sony HB-F700S en una caja junto con los discos de tres pulgadas y media, las casetes de juegos y algún cable. Tres días después su lugar lo ocupó un PC, un 486. Era necesario porque en unos meses comenzaba la carrera de informática y con un MSX uno no iba a ninguna parte ya. Nunca podría imaginar que transcurridos dieciséis años y unos meses, a finales de noviembre de 2021, rescataría el ordenador para ponerlo de nuevo en funcionamiento, ahora que dispongo de mucho sitio para ponerlo dignamente.
El proyecto de rescate de mi MSX es una idea que llevaba mucho tiempo queriendo llevar a cabo. Estéticamente estaba perfecto, con una carcasa algo amarilla pero sin grandes marcas ni rayones. La disquetera negra fue un reemplazo de la original allá por 1989. Al conectarlo por primera vez vi que funcionaba, se encendía, pero la imagen se mantenía en negro. Invertí en un nuevo cable RGB-Euroconector pero nada. Gracias a la buena gente de Vaj Lehenak, me orientaron hacia dónde podía estar el problema. En la placa de vídeo había un componente, el tiristor, que estaba cortocircuitado. Así que, hace unas semanas y partiendo de ningún conocimiento me puse a desoldarlo y soldar uno nuevo por otro con poca esperanza de que funcionara. Pero los dioses de la informática se aliaron conmigo y funcionó.
A día de hoy aún tengo pendiente limpiar los contactos de algunas teclas que no funcionan (la I y los cursores derecho y superior). A priori son problemas menores que espero solucionar. Afortunadamente, la fiebre de los 8 bits lleva unos años creciendo y en internet hay una comunidad cada vez más amplia y entusiasta dispuesta a prestar ayuda, a desarrollar nuevos videojuegos y aplicaciones, así como utilidades para facilitarnos la vida. Sin duda un mundo que está muy de moda y que pretendo disfrutar.
Todos sabemos que el tiempo pasa muy rápido. Pasan los acontecimientos, nos ensimismamos en la transcendencia que puedan tener para nosotros o para los demás, pero en la vorágine del día a día, de las metas a corto plazo, no nos paramos a pensar –o al menos yo no lo hago habitualmente– en el camino que ya hemos recorrido. Estas reflexiones vienen al caso de que hoy precisamente se cumplen veinte años desde que subí a un servidor de inicia.es –hoy desaparecido– mi primera web personal, la primera presencia por entonces incomprendida y casi ignota. Un vestigio abandonado como lanzar una botella al mar con mis datos, lo que me gustaba del mundo que empezaba a vivir.
Un 11 de julio de 2000 ocurrió que, tras contratar una alojamiento web gratuito, subí con un cuidado diseño aquello que quería que los demás vieran de mí. Una extensión de lo que yo era pero a nivel virtual. Veinte años después va a suceder algo similar a nivel físico. El paralelismo entre alojamiento virtual y físico me lleva a pensar que no es tan diferente la sensación entre tener un hueco propio en el mundo de las redes y el mundo físico. Pronto me mudaré a una vivienda de mi propiedad. Y no sólo eso, también ha sido diseñada y reformada según mi parecer y mi gusto. ¿No es eso la versión del «mundo real» de un alojamiento web?
Más allá de estas semejanzas que a muchos os parecerán extrañas, en 2005 compré el dominio y el alojamiento web que permitió que mis sitios y mi presencia se expandiera. Desde entonces han transcurrido 15 años. Surgieron nuevas webs, como Zamora en Imágenes, Cromavista, la efímera Nolovedesign o la novata Cromavideo. Mi intención siempre ha sido ofrecer contenidos, lo más correctos estéticamente hablando y los más interesantes a nivel de contenidos. No sé si lo he conseguido, pero desde luego esa ha sido mi intención todos estos años. Espero que sigáis ahí en el futuro…
Aprovechando que ahora pasamos mucho tiempo en casa he comenzado a digitalizar algunas casetes con material de lo más variopinto. Son muchas las cintas que mantengo almacenadas, al menos unas trescientas, con grabaciones de diversas calidades y procedencias. De entre ellas he comenzado por los viejos programas de radio, algunos que yo mismo busqué por la red sin éxito, como por ejemplo ‘Bértigo’. Se trataba de un extraño programa radiofónico que fue emitido por la cadena 40 Principales en los años noventa. Yo sabía que tenía la grabación de al menos las dos primeras emisiones completas –después descubrí fragmentos de otros–.
Así que me puse manos a la obra y digitalicé ese material. El resultado es que ‘Bértigo’ y aquella primera emisión del martes 17 de enero de 1995 y la segunda del día 24, han envejecido bastante bien y todavía hoy me parece innovador y rompedor. Ni que decir tiene que en la actualidad a nadie se le ocurriría emitir algo parecido en una radiofórmula al uso, pero los noventa eran otros tiempos. Gracias a ‘Bértigo’ escuché por primera vez a Elastica, a Nine Inch Nails, a Echobelly o a Shed Seven. Cierto que tenía cierta tendencia hacia un rock alternativo que nunca ha sido de mi gusto, pero el conjunto resultante era coherente y atractivo.
Detrás de este programa estaba el crítico musical y periodista Santiago Alcanda, que hacía las veces de Maese Bértigo, el conductor del programa, un ciborg cuya parte humana había sido rescatada de un accidente de tráfico la nochevieja de 1993. Vamos, un Robocop de las ondas radiofónicas, algo esnob e irreverente y con gusto por la literatura del siglo XIX y XX. He subido a archive.org aquel primer programa para disfrute de todos…
Aprovechando estos días, estoy repasando material inédito en vídeo por montar, ya sea por falta de tiempo o de ganas. En febrero de 2018 grabé unas cuantas secuencias de una de las mayores nevadas que recuerdo en Zamora. Así que aquella mañana cogí la cámara y fui a grabar. El resultado ha estado guardado durante más de dos años. Aquí os dejo el montaje. Espero que os guste. También lo encontraréis en mi web de vídeos Cromavideo.
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