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La bitácora personal de Ricardo Martín
Comentando cosas desde 2004
10 de diciembre de 2008

La situación económica y las medidas del Gobierno

He pensado mucho las últimas semanas sobre la situación económica adversa en la que estamos desde mediados de año y sobre todo en si el Gobierno pueden tomar medidas efectivas a corto o medio plazo para paliarla. Lamentablemente no creo que las haya, aparte de algunas medidas publicitarias para calmar a la opinión pública. El detonante para que me haya decidio hoy a escribir sobre el asunto son las agoreras previsiones del Fondo Monetario Internacional. Este organismo augura para España un decrecimiento máximo del 1% del PIB en 2009. Pero lo que más me ha indignado es que las soluciones que se proponen son la clásica cantinela liberal. Es decir, «flexibilizar» el mercado laboral, abaratar el despido, liberalizar totalmente algunos sectores o no revisar los salarios para adaptarlos a las subidas del IPC. En resumen: volver aún más precario los empleos que ya de por sí son de los más inestables de Europa y perder poder adquisitivo (a pesar de que ahora los precios se están estabilizando).

Es cierto que España tiene un talón de aquiles bastante importante: la productividad. El FMI también hace alusión a este aspecto. Pero no es algo que pueda cambiarse de la noche a la mañana y en mi opinión la forma de aumentar esa productividad es, por un lado, recuperar la implicación del empleado en la empresa (mediante incentivos económicos, estabilidad laboral, horarios razonables, conciliación, etc) y por otro la inversión en I+D. El primero puede conseguirse de manera relativamente sencilla, pero el segundo requiere generaciones para poder ver los resultados.

Esto se veía venir. Nuestro país ha basado su economía durante una casi década en el ladrillo. En 2000 y 2001, tras pagar la novatada con el estallido de las tecnológicas (con Terra y Telefónica a la cabeza), vimos como las empresas promotoras, las constructoras y las inmobiliarias crecían sin parar. Y paralelamente a ese crecimiento también vimos el insoportable aumento del coste de la vivienda. España fue de ladrillo y cemento y algunos no aprendieron de los errores del pasado. Hasta hace prácticamente unos meses. El mercado se saturó porque nadie podía comprar ya a esos precios. Ahora de nuevo hay que reestructurar la economía y basarla en «otra cosa» («otras cosas» diría yo). El sector bancario podría, según los expertos, tomar el relevo. Pero cualquiera sabe…

Es una pena, pero vivimos en un país donde lo que prima es el dinero fácil, no fruto de la tecnología, del trabajo racional o del ingenio, sino de la especulación, del pelotazo y de la picaresca. Ha sido así desde que tenemos memoria y va a ser muy difícil cambiar esta mentalidad tan arraigada. Ante todo esto, ¿Qué podemos hacer?

7 de diciembre de 2008

Sobre la financiación de los medios públicos

En uno de los primeros artículos que escribí en rmbit traté el tema de la televisión pública y de su financiación. De esto hace más de tres años y todavía estamos con lo mismo. A pesar de todas las reformas llevadas a cabo en la corporación pública RTVE, el asunto económico es algo que sigue pendiente. Según los últimos datos que he encontrado, en los Presupuestos Generales del Estado de 2008 aplicables en el ejercicio 2009, la partida destinada a Radiotelevisión Española suponen 555 millones de euros. Sinceramente no sé si es mucho o es poco, pero los gastos previstos por la corporación para 2009 según su director Luis Fernández es de 1196 millones. La diferencia entre ingresos y gastos es, por tanto, de 641 millones de déficit. Es de suponer que una parte de este déficit se cubrirá por la publicidad.

Y aquí entra el segundo factor: la reducción de la publicidad. Antes de 2008, el límite de publicidad por hora de emisión era de 12 minutos. Con la entrada del año actual se redujo a 11 minutos. Aún así sigue siendo una barbaridad que de cada 60 minutos, 11 sean espacios publicitarios (el 18,3% del tiempo de emisión), sobre todo si tenemos en cuenta de que es una televisión de servicio público. La Unión Europea ha llamado la atención en repetidas ocasiones a España y a otros países por esta doble financiación. Pero ¿cuál es la solución? ¿Más financiación en los presupuestos? ¿Una televisión pública más «humilde» y sin publicidad? ¿Un impuesto especial?

Lo que está claro es que no se puede estar a varias aguas y que es un problema que hay que afrontar tarde o temprano. Podemos optar por la opción del aumento de la partida presupuestaria hasta esos 1200 millones de euros anuales, una vía que muchos quizás no entenderían, sobre todo cuando una parte de ese dinero va para pagar galas infumables, famosillos del ‘Mira Quién Baila’ o series y películas norteamericanas. Otra alternativa es reducir el tamaño de Televisión Española, de su plantilla y de sus pretensiones, algo que por otra parte ya se ha hecho con las recientes prejubilaciones.

La idea del impuesto para financiar la televisión pública es quizás la más impopular, aunque a mí es la que me resulta más justa. Me he informado sobre cómo se aplica este canon en el Reino Unido y mediante el que se financia la BBC. Se trata de un impuesto con que se grava cada televisor del país y que se paga anualmente. Según la web de la corporación británica, la cuota para televisores en color es de 139,50 libras (161,1 euros) y para aparatos en blanco y negro de 47 (54,2 euros). Si hacemos la cuenta con algún otro dato, como el número aproximado de receptores que hay en las islas (521 aparatos por 1000 habitantes y unos 60 millones de habitantes nos da un total de 30 millones de televisores aproximadamente), obtenemos unos ingresos aproximados de 4200 millones de libras (4800 millones de euros), que no está nada mal. Este mismo sistema de financiación se utiliza en Alemania y en los países nórdicos. Y no hay lugar para la picaresca ni para «televisores clandestinos», ya que toda una legión de funcionarios se dedican únicamente a recorrer los hogares comprobando que el pago del canon está al día.

No quiero ni imaginar que ocurriría si algún día se implantara un método similar o lo que dirían algunos medios. En la práctica creo que, por nuestra idiosincrasia cultural, sería imposible…

27 de noviembre de 2008

Novedades sobre Google Street View

Me he decidido a escribir otra vez sobre Google Street View porque este mismo mediodía cuando salía de trabajar he visto a uno de los misteriosos Opel Astra negros que fotografían las calles de las ciudades de España. Y a falta de una, lo he visto dos veces. Para los que sean o conozcan Cáceres, el «avistamiento» se produjo por la avenida de Hernán Cortés a la altura de la plaza de Argel. Por lo poco que pude ver, llevaba las cámaras tapadas con una funda negra.

Buscando información sobre esta nueva tanda de ciudades que se añadirán a Street View me he encontrado con un artículo de El Periódico de Extremadura publicado el día 12 de este mes donde se comenta que Cáceres es una de las ocho nuevas ciudades que se incorporarán próximamente. El resto son Salamanca, Oviedo, Santiago de Compostela, Vigo, Bilbao, Tarragona, Málaga y Palma de Mallorca. Sinceramente no pensaba que la expansión de Street View fuera a ser tan rápida. A este ritmo, en un año tendremos todas las capitales de provincia y otras localidades importantes listas para ser consultadas. Ojalá sea así.

Y ya que estamos con Street View, deciros (si no habéis entrado ayer o hoy) que si entráis desde la web, el sistema de navegación ha mejorado bastante. Ahora las fotos aparecen ocupando toda la parte útil de la ventana y también podemos arrastrar el muñequito amarillo (me he enterado que se llama Pegman) por cualquier parte del mapa. Un texto nos indicará si la zona que queremos visualizar está disponible o no…

24 de noviembre de 2008

Batallitas con Turbo Pascal

Me he enterado a través de Barrapunto que este mes se está celebrando (bueno, no sé si realmente alguien lo celebra) el 25 aniversario de la primera versión de Turbo Pascal. Para quien no lo sepa, se trata de un lenguaje de programación muy sencillo de la compañía Borland y con el que mucha gente aprendió a programar. Este no fue mi caso, porque yo empecé con Basic en 1986. No fue hasta 1995 cuando me adentré (o me adentraron) en el apasionante mundo del Turbo Pascal. Hasta la popularización de los IDE gráficos en Windows (sobre todo con Visual Basic), Turbo Pascal era el rey de los primerizos, los que querían tener un entorno integrado para programar, compilar, enlazar, depurar y ejecutar nuestras pequeñas aplicaciones.

En la carrera dimos a fondo Turbo Pascal y me di cuenta de la cantidad de posibilidades que puede tener. De hecho una de sus principales bazas era su potencia y su sencillez con capacidad para programación orientada a objetos. La herencia de Turbo Pascal la encontramos en Delphi, la versión con IDE para Windows, aunque la verdad es que hoy prácticamente ya no se utiliza.

En un ejercicio de nostalgia me he bajado el Turbo Pascal 5.5 y he programado un pequeñísimo ejemplo. El código fuente en el entorno integrado tenía un aspecto tal que así:

18 de noviembre de 2008

Llamadas basura

Hace meses que llevo sufriendo lo que se llama spam telefónico. Aunque usa un medio tan antiguo como la comunicación por voz, se trata de un fenómeno relativamente nuevo. Quién no ha recibido alguna vez una llamada en la que una operadora nos relata las bondades de tal o cual compañía de internet. Yo desde luego muchas… muchísimas. Ocurre desde hace ya unos cuantos meses. Especialmente insistentes (e intempestivas) son las llamadas desde un número de teléfono concreto, el 917719500. Al principio ni me fijaba en el número que aparecía en la ventanita, pero ante la insistencia comencé a fijarme. Las cosas se volvieron todavía más raras cuando me colgaban nada más contestar. Otras veces simplemente descolgaba y me quedaba callado y nada, silencio al otro lado durante unos segundos antes de colgar.

Pero tranquilos, parece que no se trata de ningún psicópata, sino de Jazztel. Lo he descubierto pegando el número en Google. Aparecen decenas y decenas de páginas quejándose de lo mismo que yo. Incluso ya se han escrito entradas en blogs quejándose de esta práctica que casi roza lo mafioso. En cuanto pueda pienso bloquear este número para que no me llamen nunca más.

Lo que no comprendo es qué mentes pensantes han ideado este sistema tan innovador de telemarketing basado en el acoso y la molestia continua. Si algo tengo claro es que jamás voy a contratar nada con Jazztel y espero que muchos como yo hagan lo mismo. Ojalá pronto se den cuenta de su error.

12 de noviembre de 2008

El cambiante mundo de los teléfonos móviles

He de reconocer que nunca me llamado especialmente la atención el mundillo de los teléfonos móviles. Será porque ni hago ni recibo muchas llamadas por él. Aún así hace dos años y pico me embarqué en un contrato con Orange para conseguir el Sony Ericsson K610i que tengo ahora mismo y con el que estoy muy contento. Pero claro, han pasado meses desde que terminó la permanencia en la operadora, así que estoy obligado a dar por amortizado mi terminal.

En los últimos días me he intentado informar sobre por dónde van los tiros en el mercado actual de los móviles. Lo primero de todo es que he llegado a la conclusión de que ninguna compañía teléfonica premia la fidelidad o la permanencia de un cliente. La prueba es que Orange no me ofrece ningún teléfono medianamente decente. Y lo segundo es que la tecnología aplicada a los móviles sigue siendo una de las más avanzadas. No les queda otro remedio. Si los fabricantes de teléfonos móviles quieren que sigamos consumiendo sus productos (y por cierto, deshechando los que tenemos ahora, que son máquinas potentísimas con las que hace cinco años ni siquiera hubiéramos soñado), estos tienen que aportar cada vez más prestaciones para hacerlos realmente apetecibles, tanto como para tirar nuestro teléfono actual. Y por lo que he podido leer, estos avances van por cuatro caminos: las capacidades WiFi, los sistemas de geolocalización GPS, los interfaces táctiles (por influencia del iPhone, que ha hecho que los demás tengan que ponerse las pilas) y las prestaciones multimedia (vídeo y foto cada vez de más calidad).

Hace años que los móviles no son sólo móviles, sino pequeños ordenadores con los que se puede hacer casi cualquier tarea. El dilema es el de siempre: prestaciones versus estética. Y una vez más nos tocará elegir entre las prestaciones de Nokia o la estética de Sony Ericsson… En definitiva puede que lo mejor ahora mismo sea esperar un poco porque la maquinaria tecnológica nunca se detiene y siempre estará ahí para tentarnos… incluso a los que llamamos muy poco.

11 de noviembre de 2008

Call of Duty 4 para Mac

Alguna vez he hablado ya sobre los videojuegos en Mac. Es verdad que quien se compra un Mac no lo hace por los juegos, pero echar una partidilla de vez en cuando también gusta. El último que he probado (por encima, porque uno no tiene todo el tiempo del mundo) es el ‘Call of Duty 4: Modern Warfare’ y sólo puedo decir de él una cosa: es una obra de arte. Gracias a Aspyr podemos disfrutar en el Mac del juego más espectacular al que he jugado hasta la fecha. Los gráficos son hiperrealistas y se ha cuidado hasta el más mínimo detalle. Los movimientos tanto del jugador como del resto de los personajes es prácticamente perfecta y aprovechan hasta el fondo los 256 Mb de la gráfica ATI y los 4 Gb de RAM de mi iMac.

Al contrario que en los anteriores juegos de la saga Call of Duty, en esta ocasión no lucharemos en la segunda guerra mundial, sino que formamos parte de un comando de intervención especial con arriesgadas misiones en barcos de modernos piratas de algún mar asiático, en países árabes, en repúblicas ex-soviéticas y otros lugares conflictivos del mundo. La mecánica es muy sencilla y similar a la de otros videojuegos del mismo corte.

Enhorabuena al equipo de desarrollo y sobre todo a aquellos que han hecho posible que esta maravilla funcione tan bien en un Mac. Ahora sólo nos queda esperar nuevos títulos… Y aquí un vídeo del juego funcionando en un MacBook Pro:



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