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La bitácora personal de Ricardo Martín
Comentando cosas desde 2004
23 de octubre de 2008

La buena televisión española se hizo hace décadas

Es lamentable que en España se haya perdido la poca cultura televisiva que ha existido. Para muchos cultura y televisión son dos conceptos antagónicos. Por desgracia ahora sí lo es, pero desde luego en la España de los sesenta y primeros setenta, con todas las limitaciones técnicas y políticas que había, se puede considerar (con permiso de los ochenta) la edad de oro de la televisión española.

Me he decidido a escribir un post sobre este tema después de ver ‘El Irreal Madrid’ (1969), un desconocido programa producido por TVE y dirigido por un desconocido Valerio Lazarov que descolocó a muchos en aquella época. Aunque han pasado los años (y los años no perdonan), ‘El Irreal Madrid’ sigue conservando toda su fuerza, su originalidad, su humor y su irreverencia. Como digo en su día no fue bien entendido. Tal y como comenta Lazarov en la introducción de la reemisión emitida en el canal TVE 50 hace un par de años, la obtención del primer premio en el Festival de Televisión de Montecarlo de 1969 consiguió que el programa se salvara de la censura.

Y es que eran tiempos en que las producciones televisivas españolas triunfaban en el extranjero. La celebérrima serie de Narciso «Chicho» Ibáñez Serrador ‘Historias para no Dormir’ (1966-1968) consiguió la Ninfa de Oro al mejor guión en el citado Festival de Montecarlo en 1967 por el episodio ‘El Asfalto’. Otro controvertido programa de Chicho fue ‘Historias de la Frivolidad’ (1967) que consiguió también el principal galardón en Montecarlo. Por último voy a recordar el cortometraje ‘La Cabina’ (1973) de Antonio Mercero, donde un muy dramático José Luis López Vázquez hizo quizás uno de los mejores papeles de su carrera. El ambiente opresivo del corto era una genial metáfora (que la censura no detectó) de la España del tardofranquismo.

Pero hay que volver al presente. Ahora que tenemos todos los medios a nuestro alcance, toda la libertad del mundo, toda la tecnología que podamos imaginar, lo que falta es lo más importante: la audacia y la originalidad. Se pueden contar con los dedos de una mano, y nos sobrarían dedos, los espacios televisivos que hoy día merecen la pena en nuestras cadenas. Una pena.

14 de octubre de 2008

El fin de SIMO

Todavía no se sabe si SIMO, la principal feria sobre informática y nuevas tecnologías que hay en España, se celebrará en próximas ediciones. Desde luego este año no. La negativa de las grandes empresas del sector a asistir ha cambiado los planes y ha optado por cancelar la cita. Compañías como Microsoft, Vodafone, Telefónica, Lenovo, Apple, Toshiba, Fujitsu-Siemens, entre otras, han dicho no. Ante este panorama, la organización de SIMO ha decidido cancelar esta edición.

A nivel particular he acudido en bastantes ediciones al SIMO (1995, 1996, 1997, 1999 y 2003 si no me falla la memoria). Y lo cierto es que cada año las cosas han ido a peor. Tras la novedad de la primera vez, el resto de visitas han sido para pasar de largo por el noventa por ciento de los stands y recoger los miles de papeles que las amables azafatas nos ofrecían. Es verdad que es una feria dirigida al público profesional y de negocios, pero tampoco hubiera venido mal que hubiera sido una feria un poco más vistosa e innovadora, más dirigida al público general y no al distribuidor mayorista.

La impresión que me llevaba según avanzaban las ediciones era de decadencia, de excesiva formalidad. El formato de SIMO es rancio y desfasado y está pidiendo a gritos una reforma en profundidad. Algunos echan la culpa a la crisis de la ausencia de las grandes compañías, pero lo cierto es que nunca antes, en los 48 años que lleva celebrándose, se había suspendido ninguna edición. ¿No es posible que SIMO haya dejado de ser interesante y rentable para ellas y prefieran asistir a otras ferias similares fuera de España?

13 de octubre de 2008

Evolucionismo, creacionismo y diseño inteligente

El año que viene se celebrará el bicentenario del nacimiento de Charles Darwin, el científico que revolucionó la biología y casi la religión con su teoría de la evolución de las especies. Todos la hemos estudiado en el colegio y sabemos en qué consiste. La admitimos con la mayor naturalidad. No podía ser menos. Se trata de una teoría ampliamente comprobada por la cantidad de evidencias en forma de fósiles y últimamente a través de pruebas genéticas que muestran el parentesco entre las especies y que dejan bien claro que los seres que pueblan la Tierra son el «producto» de una adaptación constante y de un proceso de selección natural continuo que comenzó cuando la vida no era más que unos poco organismos microscópicos.

Pero en los últimos años están tomando cierto auge otras teorías alternativas. No es nada nuevo. De hecho eran las teorías imperantes antes de que Darwin enunciara la suya. Con sus variantes, estas teorías se agrupan bajo el nombre de creacionismo, en referencia a la creación bíblica. Según esta hipótesis, los animales que viven en nuestro planeta siempre han mantenido el mismo aspecto y fueron creados de la nada por Dios hace relativamente poco tiempo. Básicamente se hace una interpretación literal de la Biblia. Seguro que ya lo sabéis, pero sobre todo en Estados Unidos, muchos estados pugnan porque estas teorías entren a impartirse en colegios e institutos. Resulta curioso que precisamente en el país más poderoso del planeta, más avanzado tecnológicamente y vanguardia de la ciencia, sea donde prendan postulados indemostrables que más parecen de siglos pasados que de nuestros tiempos.

Hace unas semanas, en el Reino Unido, cuna de Darwin, un biólogo y directivo de la Royal Society ha dimitido, obligado por las críticas, por haber propuesto que el creacionismo entre en las escuelas inglesas. Curioso (y escalofriante) es la referencia a esta noticia que se hace en el diario digital Hispanidad, de corte ultracatólico y derechista, que titula «Prohibido creer en Dios» y cuya entradilla reza (la noticia está borrada, sólo puede leerse un fragmento en Google Noticias): «Un directivo de la Royal Society britanica ha sido expulsado por creer en la creación. Es un vicio muy acendrado éste que conviene extirpar de raíz.». Pese a todo, de momento en la Europa continental nadie ha osado a plantear su enseñanza, que yo sepa. Aunque siempre hay fanáticos con ánimos publicitarios, como la historia del creacionista turco

A medio camino entre estas dos posturas enfrentadas surgió el llamado diseño inteligente. Ni es plenamente científico ni tampoco es una teoría dogmática. Más o menos viene a decir que la evolución existió pero que, de alguna manera, ha sido dirigida o controlada por una entidad superior. La gran habilidad del diseño inteligente es la de aprovecharse de las lagunas o zonas oscuras que el evolucionismo no puede explicar para introducir sus hipótesis. Principalmente se refiere al origen de la vida en la Tierra. El diseño inteligente sostiene que las posibilidades de que surgiera la vida en tales condiciones eran más que remotas y que fue necesario un «factor externo» al que llaman Dios. Otro de estos «huecos» evolutivos se refiere a la aparición del ser humano como tal, a su capacidad de raciocinio y sobre todo de conciencia de sí mismo y de su entorno. De momento la evolución no puede explicar los mecanismos de la transformación del homínido en un ser humano racional.

Aunque a muchos no le guste, hoy por hoy la teoría que más se ajusta a las evidencias que los paleontólogos y biólogos encuentran a lo largo y ancho del mundo es sin duda el evolucionismo, con sus imperfecciones y sus aciertos. Aún queda mucho camino por recorrer para conocerlo todo sobre la evolución de la vida en la Tierra, pero la senda a seguir es sin duda la que abrió Darwin.

7 de octubre de 2008

Jornada Mundial por un Trabajo Digno (y un artículo indignante)

Hoy es la Jornada Mundial por un Trabajo Digno. Curiosamente ayer leí algo que me ha parecido indignante. Se trata del artículo que el día 4 de octubre publicaba El Confidencial con el título de ‘Hoy no voy a trabajar, que estoy cansado’. En el texto se aludía a la falta de interés de los jóvenes por su trabajo y por el mercado laboral en general en términos que a mí me han molestado. Se hace referencia a la «falta de implicación en la empresa» o de «ambición» que se está apoderando de las nuevas generaciones que se incorporan al trabajo. Vale, a mi generación ya no le pilla, pero casi me siento identificado. ¿Cómo va a implicarse un joven en su empresa si ésta la trata como un pañuelo de usar y tirar? ¿Cómo va a implicarse si no hay seguridad laboral ni posibilidad de labrar un futuro como profesional? Primero que se implique la empresa con el empleado.

Según Carlos Jesús Fernández, profesor de sociología de la Universidad Complutense, «[los jovenes] se limitan a cumplir con su jornada laboral sin asumir esfuerzos adicionales y protestan mucho las decisiones que implican un sacrificio mayor por su parte». ¿No será que ante el retroceso de los derechos de los trabajadores, son realmente la primera generación que se incorpora con la consciencia de que van a ser prácticamente esclavizados?. Después se alude a excusas, echando balones fuera, algunos realmente vergonzantes como achacar esta actitud a la LOGSE. Cualquier cosa con tal de no asumir que quizás los empresarios tengan bastante culpa. Hasta alusiones a la que ellos llaman «generación Gran Hermano», haciendo referencia a la cultura del mínimo esfuerzo de los famosillos de la tele.

Yo no veo ningún delito en querer tener unas mejores condiciones laborales que sus padres, estabilidad en el puesto de trabajo y un sueldo digno (los jóvenes becarios españoles tienen uno de los sueldos más bajos de los países desarrollados). Las ocho horas de antaño se han quedado atrás y son sólo un sueño que rara vez se cumple. Otra perla: Desde la Escuela de Negocios del CEU se dice: «… De modo que los jóvenes, como saben que no van a estar en ese puesto mucho tiempo, no quieren trabajar 14 horas diarias. Prefieren estar con sus amigos o su pareja». Por fin los jóvenes son conscientes de sus derechos. ¿14 horas o trabajar un sábado sin cobrar extras? Eso se está terminando.

Como comprenderéis a mí me traen sin cuidado estas cosas, si trabajo donde trabajo es porque estaba harto de los abusos y las exigencias a cambio de nada. El trabajo es un medio para poder subsistir, no una forma de vida. Si un trabajo no deja vivir, deja de ser trabajo para convertirse en algo peor: servidumbre o esclavitud. Y los que tanto critican, más vale que se apliquen el cuento y se adapten a las nuevos tiempos. La productividad no son más horas, sino mejor empleadas. Y otra cosa: nadie va a poder competir con China ni los demás países asiáticos. Eso es algo con lo que tenemos que convivir.

Por cierto, si leéis el artículo, leed también los comentarios porque ponen las cosas en su sitio.

6 de octubre de 2008

Oasis siguen cayendo (aunque menos)

Cuando se cumplen catorce años desde que escuché por primera vez a Oasis (con su tema ‘Shakermaker’) me dispongo a acercarme al recién publicado último trabajo de los Gallagher ‘Dig Out your Soul’ con mucho escepticismo. Han sido muchas decepciones, y tras ellas me he convencido de que Oasis jamás serán aquellos que crearon maravillas como ‘Definitely Maybe’ o ‘(What’s the Story) Morning Glory?’. Es verdad que después nos han entregado algún destello de su antiguo talento, pero en todo caso piezas menores.

‘Dig Out your Soul’ viene después de un par de discos de perfil bajo como son ‘Heathen Chemistry’ (2002) y ‘Don’t Believe the Truth’ (2005). De este último ni siquiera se podían salvar los sencillos, el punto fuerte de los de Manchester. Su último trabajo es continuista en forma y fondo con aquellos. Les sale la vena rockista y entierran el pop brillante más que nunca para cubrirlo de un barniz opaco. Se agradece de todos modos que los cortes no sean muy largos. Pero lamentablemente todo se queda en un intento, sincero supongo, de dar alguna que otra brazada más para no hundirse.

El primer sencillo ‘The Shock of the Lightning’ recuerda vagamente a alguno de sus primeros temas como ‘Supersonic’ o ‘Rock and Roll Star’, pero sin su inspiración. En sus buenos tiempos no hubiera sido ni una cara B. Si hay que destacar algún corte, me quedo con el medio tiempo de ‘I’m Outta Time’, ‘Soldier On’ que cierra el disco o con el ya mencionado sencillo ‘The Shock of the Lightning’. En fin, hay que reconocer que el tiempo de Oasis, igual que el de otras bandas coetáneas, ha pasado y es mejor dejar paso a las nuevas ideas que convertirse (bueno, ya lo son) en dinosaurios.

4 de octubre de 2008

45 años de ‘Doctor Who’

Me parece admirable, por no decir increíble, que un espacio de televisión se mantenga en antena durante 45 años seguidos. Esto sólo puede ocurrir en los países anglosajones, donde aún se respeta y se cuida la televisión. El caso británico es especialmente revelador. En este 2008 se cumplen cuatro décadas y media de aquel 23 de noviembre de 1963. En la BBC 1 se emitía por primera vez ‘Doctor Who’, una teleserie de ciencia-ficción que rompió esquemas y que fascinó a millones de jóvenes.

La serie trata sobre un viajero del tiempo que lucha contra extraterrestres que pretenden destruir la Tierra. Así a simple vista parece un argumento muy básico, pero ‘Doctor Who’ sabe sacar todo el provecho al clásico terrestres vs aliens con ironía, mucha acción e imaginación (la máquina del tiempo, la TARDIS, es una cabina de emergencias) a la vez que una puesta en escena de serie B, con efectos especiales de segunda división y pensada como un entretenimiento intrascendente y para el consumo inmediato. Tanto es así que muchos de los episodios de los años sesenta y setenta se perdieron porque se borraron las cintas para ser reutilizadas o directamente se destruyeron.

Como os podéis imaginar, a lo largo de todo este tiempo, la serie se ha convertido en toda una institución británica, con múltiples estudiosos y exégetas. No tenéis más que visitar la entrada en inglés que la Wikipedia dedica a ‘Doctor Who’ o la cantidad de información y enlaces que arroja Google al hacer una búsqueda. Al igual que con otros seriales como James Bond, el Doctor Who ha sido encarnado por hasta diez actores diferentes en estos 45 años. Incluso hasta el popular Rowan Atkinson (Mr. Bean) ha sido uno de ellos en 1999.

Desconozco si se ha emitido ‘Doctor Who’ en España. Quizás en La 2 durante los años ochenta se emitió alguna temporada, porque tengo vagos recuerdos de una serie británica de ciencia-ficción… En cualquier caso, en nuestro país nunca ha sido una serie popular. La prueba de ello es que, a pesar del auge de las series de televisión de los últimos años, sólo TV3 se ha interesado por los derechos de la nueva etapa que comenzó en 2005. Aquí se ha lanzado directamente al DVD. Ni siquiera en internet pueden encontrarse episodios antiguos (anteriores a 2005), ni en versión original subtitulada ni doblados… Una pena.

3 de octubre de 2008

‘Tiro en la Cabeza’: críticas poco cinematográficas y estreno en internet

Ser un realizador arriesgado tiene su peligro. Lo sabe bien Jaime Rosales, el director de ‘La Soledad’. Le han llovido críticas, desgraciadamente no todas cinematográficas, sobre su nueva película ‘Tiro en la cabeza’. Pero a Rosales no parece importarle mucho el qué dirán. Aunque aún no he visto la película, he leído mucho sobre ella y he visto fragmentos. El objetivo de este post no es hablar sobre el film en sí, sino sobre dos asuntos que me han interesado.

En primer lugar, ‘Tiro en la Cabeza’ va a poder verse a través de internet desde la web FilmIn con la colaboración de ADN Stream. A partir de hoy mismo, se harán cuatro pases diarios, a las 16:00, 18:00, 20:00 y 22:00. El precio será de 3,40 euros y el «aforo» está limitado a 100 conexiones por pase. La entrada se comprará mediante SMS. Es la primera vez, por lo menos en España, que una película comercial se estrena simultáneamente en cines y virtualmente. Me parece una idea innovadora y rompe con la industria del cine en sentido clásico tanto como Rosales ha roto las reglas convencionales de la narración cinematográfica.

Lo segundo es sobre lo que comentaba al principio de las críticas. Un artista, sea cual sea el campo en el que desarrolle su actividad, ha de ser juzgado por su obra y no por sus intencionalidades políticas. Un ejemplo claro es la obra de Serguéi Eisenstein, cineasta del régimen soviético, pero cuyas películas, especialmente ‘El Acorazado Potemkin‘ está considerada como pionera de la técnica narrativa. Lo mismo podríamos decir de D.W. Griffith y la apología del racismo y el totalitarismo de ‘El Nacimiento de una Nación’ o la filiación nazi de la documentalista Leni Riefenstahl. Así que juzguemos a los artistas por su obra y no por sus ideas.



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