El mundo de las series comienza a estar saturado de ficciones políticas, de maquiavelismo de altos vuelos y de juegos estratégicos. Hoy son incontables las producciones televisivas que reflejan con más o menos acierto los entresijos del servicio público. Todos recordamos clásicos como ‘Sí, Ministro’ y ‘Sí, Primer Ministro’ –sin duda las mejores–. Mucho después llegaron ‘House of Cards’ (la original británica y la copia estadounidense), ‘Borgen’ y el toque nórdico o ‘Marsella’ entre muchas otras. ‘Les Hommes de l’Ombre’ (‘Los Hombres de la Sombra’ literalmente en castellano) es una más. Hasta la fecha han emitido tres temporadas de seis episodios cada una.
Simon Kapita (Bruno Wolkowich) es un antiguo «spin doctor» del presidente de la República Francesa que actualmente reside en Nueva York. La historia arranca justo en el momento en que el presidente es asesinado en un atentado. Kapita, que circunstancialmente se encuentra en París, detecta que se esconde algo extraño detrás del magnicidio. Al tiempo asesorará al candidato sucesor. De este modo se convertirá en un personaje a medio camino entre detective y asesor político que navegará por las alcantarillas del poder, aunque el olor sea insoportable. A lo largo de una campaña electoral para elegir un nuevo mandatario donde todo vale, tendrá que atacar y defenderse en un toma y daca sin tregua.
La serie resulta bastante entretenida y el trabajo de los actores en general es bueno, pero la sensación con la que nos quedamos es que falta algo, un hilo argumental sólido que hilvane todas las temporadas y le aporte originalidad. ‘Les Hommes de l’Ombre’ se queda al final en un ‘Borgen’ con peleas de navajeros. Y en estas comparaciones necesariamente sale perdiendo… A pesar de todo se deja ver. 6,5/10.
Russell T. Davies es uno de esos personajes de la televisión europea que han contribuido a la revolución de las series que vivimos hoy día. Es artífice, por ejemplo, de la resurrección en 2005 de ‘Doctor Who’, guionista de ‘Queer as Folk’, ‘A Very English Scandal’ o ‘Torchwood’. Tenía mucha curiosidad por ver su última creación, ‘Years and Years’. Se trata de una producción de 2019 entre la BBC y HBO.
Si muchas películas y series se dedican a radiografiar social y políticamente el pasado, ‘Years and Years’ se atreve con el futuro. Como una obra de ciencia-ficción realista, retrata el futuro a quince años vista, sus evoluciones sociales, geopolíticas y tecnológicas. Asomarse a lo que vendrá tiene sus riesgos. Por ejemplo a caer en la fantasía. Eso no ocurre aquí. A pesar de que este ejercicio de prospectiva puede resultar descabellado, todo suena inquietantemente realista. Podría ocurrir. La serie se centra en la vida de la familia Lyons con la abuela a la cabeza y la repercusión que tiene sobre ella la evolución de las costumbres sociales y la convulsa situación geopolítica.
Son tan sólo seis episodios, pero en todos y cada uno de ellos se mantiene una tensión extrema y a lo largo de la serie asistiremos a varios giros de guión que nos sorprenderán. Respecto a los actores, ‘Years and Years’ cuenta con un elenco de primer nivel. A destacar el siempre fantástico trabajo de Rory Kinnear o de Emma Thompson. No hay duda de que es una de las mejores series que he visto este año, mucho más a quienes nos gustaron las primeras temporadas de ‘Black Mirror’. 8/10.
El principal aliciente que encontré en empezar a ver esta producción islandesa fue –precisamente– su procedencia. No es muy común cruzarse con series grabadas y producidas (al menos en parte) por el país nórdico. Por eso la curiosidad me pudo y comencé a ver ‘Flateyjargátan’ (en castellano ‘El Enigma de Flatey’). Nada sabía del argumento, de los actores, ni de que estaba basada en una novela hómonima bastante exitosa escrita por Viktor Arnar Ingólfsson que se llegó a publicar en castellano en 2014. ‘Flateyjargátan’ no se aleja demasiado del género negro escandinavo –el llamado «nordic noir»— con toques melodramáticos y sociales.
En los primeros años 70, Johanna es una profesora e investigadora que se desplaza junto con su hijo pequeño a una remota región islandesa a recoger el legado de su padre fallecido, un reputado estudioso del mundo medieval nórdico. En su posesión Johanna encuentra una manuscrito donde se dan pistas para encontrar la tumba de un antiguo rey. Paralelamente, en la pequeña comunidad miran con recelo la presencia de una madre soltera con ideas avanzadas. Poco a poco le irán haciendo la vida imposible. Todo cambiará cuando uno de los vecinos es asesinado.
Aunque el argumento lo tiene todo para ser una serie intrigante –o al menos interesante–, la historia descarrila a menudo y se adentra en asuntos que quizás le vengan demasiado grandes, sobre todo cuando la serie la forman tan sólo cuatro capítulos. Los actores también bordean peligrosamente la sobreactuación. He leído alguna crítica que la tildan de «blanda». Y efectivamente es un buen calificativo, aunque tampoco «pastiche» le iría mal. Bien podría ofrecerse por entregas en la sobremesa de cualquier televisión generalista. 4/10.
La edad dorada de las series en la que vivimos actualmente sigue adelante. Uno de los últimos fenómenos –ayudado por los medios que parecen hacerle la publicidad gratuita a un HBO post ‘Juego de Tronos’ que teme una avalancha de bajas de su plataforma– es ‘Chernobyl’, un drama basado en hechos reales que narra la historia del accidente nuclear más grave ocurrido hasta la fecha. Se trata de una producción británico-estadounidense de HBO junto con Sky rodada principalmente en Lituania.
He leído hasta la fecha muchas críticas sobre la miniserie. Con muchas estoy de acuerdo, pero tampoco creo que sea una producción tan redonda como la pintan. Es cierto que la ambientación es absolutamente convincente, aunque esto no evita que se caiga continuamente en el tópico del mundo soviético. Me sorprendió ver cómo los apartamentos de Prípiat parecían viejos y destartalados cuando apenas hacía 16 años que habían sido construidos para servir de vivienda a los trabajadores de la central. Por otra parte, el hecho de que el idioma en el que se haya rodado sea el inglés y no el ruso y el ucraniano dice muy poco del pretendido realismo del que presume.
Todas estas críticas negativas no evitan que pueda apreciarse que detrás hay unos grandes actores y un guión preciso que dosifica la tensión y reparte el interés a lo largo de todos los capítulos. En definitiva, ni es una serie mediocre ni tampoco es la mejor (o de las mejores) de la historia. 7/10.
‘Informer’ es una típica serie británica de la última hornada. Realizada para la BBC en 2018 por John Campbell y con guión de Rory Haines y Sohrab Noshirvani, muestra con una estética atractiva y moderna (al principio cansa un poco esos tonos tan alterados) la actividad policial antiterrorista en los barrios multiculturales de Londres. El formato británico ya clásico de series de pocos capítulos aquí se ajusta como un guante a la temática y al desarrollo de la serie, y permite concentrar la intensidad en cada entrega.
Raza es un joven de origen paquistaní que, por un error, es detenido por la policía. Pronto, desde la brigada antiterrorista reconocen su potencial para actuar como informante. A pesar de su inexperiencia, se infiltrará en grupos de musulmanes radicalizados. Por otra parte, del lado policial, Gabe, un policía encargado de coordinar las operaciones de infiltración, luchará contra su pasado y por que el fantasma de éste no vuelva al presente para arruinarlo todo. El tercer vértice es Holly, la compañera profesional de Gabe. Bajo su apariencia de novata inexperta se esconderá una implacable investigadora.
Toda la trama transcurre en un enorme flashback a partir de un presente donde se produce un atentado terrorista. Al comienzo de cada capítulo iremos conociendo más datos sobre estos hechos que son el desencadenante de todo lo que se narra a lo largo de la serie. Una apuesta arriesgada pero interesante. El enfoque de la temática también huye del maniqueísmo (nada que ver con ‘Homeland’), sin malos de cómic y donde el enemigo a batir es difuso. Los actores, no hace falta decirlo, son de una solidez y una credibilidad impresionante. Y el guión, un mecanismo de relojería bastante complejo que sabe mantener la tensión en los momentos clave. En definitiva, una gran serie a tener en cuenta. 8/10.
Años atrás comenté por aquí ‘Deutschland 83’, una serie –como dice su título– germana que repasaba a través de sus dos protagonistas la guerra fría de los ochenta entre los bloques oriental y occidental. Esta producción resultaba algo irregular, pero en todo caso interesante. En ‘Deutschland 86’, su segunda parte, la historia continúa tres años después en otro escenario y con algunos protagonistas nuevos. La acción se traslada a Sudáfrica durante los últimos años del apartheid, donde la resistencia contra el régimen racista se alía con los países del bloque comunista. Pero esta relación resulta no ser demasiado sencilla.
La acción está asegurada en cada capítulo y también el gusto por la estética vintage de la Alemania Oriental, en la que se recrean ampliamente. La ambientación resulta bastante convincente. Sin embargo los guiones tienen cierta facilidad para caer en los tópico del género y las tramas no terminan de enganchar. 6/10.
En los últimos días también he tenido ocasión de ver ‘Koselig Med Peis’ (algo así como ‘Acogedor con Chimenea’), una serie tragicómica noruega original y resultona. Esta producción cuenta la historia de una familia desestructurada compuesta por dos padres separados –él un borracho demente y ella con su nueva pareja amante de la new age–, dos hijos que no se llevan demasiado bien (uno rebelde y otro preocupado por el bienestar del grupo). En torno a ellos muchos otros personajes y un puñado de situaciones incómodas, dramáticas, irónicas y demás que quizás aquí en el sur no terminamos de entender o de pillar la gracia.
En cualquier caso una serie bastante bien realizada, con buen guión y buenos actores. El conjunto es bastante creíble y a la vez inverosímil. Interesante y diferente. 7/10.
Parece que Oslo es una de las ciudades más horadadas del mundo. A las líneas del metro han de unirse la construcción de innumerables búnkeres para el refugio de la población civil durante la segunda guerra mundial. Bajo esta premisa se construye ‘Valkyrien’. Por una parte, el temor a una catástrofe –ya sea natural o provocada por el ser humano– y por otro el submundo que existe bajo el asfalto de las calles y los cimientos de los edificios.
Leif es un encargado de seguridad municipal que se dedica a supervisar y administrar estos espacios subterráneos. Además es un obseso de la seguridad y de las teorías más catastrofistas. Lleva años preparándose para el gran cataclismo. Pero mientras tanto llega a un acuerdo con Ravn, un médico que busca una cura desesperada para su mujer, enferma y en coma, para construir un laboratorio donde pueda investigar y dar con la solución para devolverla a la consciencia. Pero este secretismo se verá pronto comprometido cuando tras un atraco fallido, un nuevo habitante se refugiará en el búnker.
A pesar de que el argumento parece disparatado –no nos engañemos, lo es– la gran virtud de esta producción noruega es la de hacer que parezca verosímil. Todo transcurre con tal fluidez, los personajes actúan con tal profesionalidad que nos olvidamos de uno u otro giro del guión (hay muchos) es o no creíble. Original y entretenida. 8/10.
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