Después del éxito y la calidad de una serie como ‘Girls’, muchas otras han tratado el mundo de los jóvenes desde puntos de vista variados. Evidentemente no es un fenómeno nuevo, pero el enfoque contemporáneo, realista y social del tema sí lo es. Hace algún tiempo vimos por aquí la estupenda ‘Broad City’, una versión gamberra, socarrona y faltona de ‘Girls’. El caso de ‘Ackley Bridge’ (Channel 4, 2017) y ‘Unge Lovende’ (NRK, 2015) aporta la perspectiva europea actual, algo mucho más cercano a nosotros.
‘Ackley Bridge’ es una serie británica ideada por Ayub Khan-Din que toma su nombre de un instituto experimental en el que tratan de convivir jóvenes de diferentes estratos sociales y orígenes. Bajo esta premisa, los protagonistas, además de los problemas típicos de su edad, tendrán que afrontar los derivados de su condición de inmigrantes en un país que los rechaza a ellos y a sus costumbres. Se trata de una producción moderna, fresca, con ritmo, buenos actores y buenos guiones. Por el hecho de no ser una comedia, lo que pese más en su contra sea la ligereza con que trata asuntos graves, como el racismo, el alcoholismo o la pobreza. El síndrome del final feliz planea en todos los episodios y vence casi siempre. 6,5/10.
‘Unge Lovende’ ya ha sido bautizada –con razón– como la ‘Girls’ noruega. La serie de Siri Seljeseth cuenta la historia de tres chicas veinteañeras de clase media que luchan por hacerse un hueco en el mundo y dedicarse a lo que realmente les motiva. Pero pronto comprenderán que la vida no es tan sencilla, y tendrán que aprender a renunciar y elegir. La producción tiene ciertos tintes oscuros que le aportan realismo, idas, venidas de los personajes que dudan, se equivocan y rectifican, y donde la realidad a veces aplasta y coarta. Los personajes protagonistas están muy bien dibujados, las historias interesantes. Lástima que ‘Girls’ estuviera antes… 7,5/10.
La política italiana siempre ha sido de todo menos estable. La convulsa historia institucional del país vecino está repleto de escándalos, dimisiones, corrupción, candidatos estrambóticos, etc… Siempre Italia ha sobrevivido a sus políticos. Pero esto, que a priori puede resultar un inconveniente, se ha convertido en una seña de identidad. Especialmente entre los años setenta y los noventa, los acontecimientos sucedidos están ahora estudiándose en profundidad, con la distancia que da el paso del tiempo.
La ficción italiana también ha tenido parte de su inspiración en este aspecto. Hace unos meses vimos por aquí la serie ‘1992’, en la que se relataban los equilibrios de poder a comienzo de los noventa y los vasos comunicantes entre los medios de comunicación y la política. Ahora, la producción de Sky Italia y Wildside ‘1993’ continúa con la narración. El año siguiente es el de la crisis final del sistema multipartito y el comienzo del ascenso de Silvio Berlusconi y Forza Italia por un lado, y de la Liga Norte de Umberto Bossi por otro. Los protagonistas de la serie son los mismos, pero han de moverse en un entorno que cambia rápido, a menudo corrompido por el poder y la mafia. También continúa la historia paralela del fiscal Antonio Di Pietro y las investigaciones para limpiar la política y el mundo empresarial (como el caso Enimont).
Al igual que en su predecesora, el guión de Alessandro Fabbri, Ludovica Rampoldi y Stefano Sardo es certero y funciona perfectamente combinando las tramas personales con las históricas, ofreciendo un relato humano y a la vez preciso de los hechos que ocurrieron aquel año en Italia. El trabajo de los actores es en general bastante bueno, y las ambientaciones y recreaciones de la época son de una exactitud milimétrica. Imprescindible. 8,5/10.
Las series basadas en hechos históricos son una tradición en el mundo anglosajón, especialmente británico. Aquí hemos aprendido mucho con grandes series como ‘Isabel’ o ‘Carlos, Rey Emperador’, bastante rigurosas y ajustadas a la realidad histórica, pero poco ambiciosas en medios técnicos y ambientación y en ocasiones con un nivel de actores más bajo de lo requerido. Aún hay mucho que aprender de producciones como ‘Wolf Hall’ (2015). Se trata de una serie producida por la BBC y basada en las novelas históricas de Hilary Mantel ‘Wolf Hall’ y ‘Bring Up the Bodies’, que a su vez se centran en un momento convulso de la historia de las islas británicas: el paso del catolicismo al anglicanismo. O lo que es lo mismo, el fin de la autoridad del Papa de Roma en favor del rey Enrique VIII.
La serie se centra en los tejemanejes de Thomas Cromwell, legislador venido a más desde su origen humilde como hijo de herrero hasta su llegada a la corte. La historia lo ha tratado como un traidor, algo que sin duda fue, pero también en su vertiente humana. Ni blancos ni negros, sino toda una gama de grises tratados con minuciosidad. Una minuciosidad que puede resultar exasperante algunas veces, sobre todo si no se conoce la historia.
Lo primero que me llamó la atención de la serie es su factura estética. El uso de la luz es espectacular y realista. Nada de candelabros que iluminan la habitación entera. Aquí el director de fotografía más parece un pintor renacentista o barroco, llenando de claroscuros cada plano incluso en las tomas diurnas de los interiores. El rostro de Mark Rylance en el papel de Cromwell encaja perfectamente en este entorno, también el del resto de personajes (por ejemplo Damian Lewis –sí, el protagonista de ‘Homeland’— como Enrique VIII). Ya sólo por eso merece la pena darle una oportunidad. Pero, evidentemente hay mucho más. Que sea el espectador el que lo descubra. Muy recomendable. 7,5/10.
Es verdad que este mundo de series que triunfa sobre el cine –en popularidad al menos–, Europa no está en cabeza en cuanto a producciones de renombre. Pero esto no quiere decir que no exista una industria de la series tanto para la televisión tradicional como para las plataformas de vídeo bajo demanda que llevan un par de años creciendo imparablemente. Francia, una de las principales potencias cinematográficas del viejo continente, también ha producido algunas de las mejores series –junto con el Reino Unido– que hemos visto en los últimos tiempos.
En ‘Ainsi Soient-ils’ (o ‘Así Sean’ en castellano) no deja de ser la traslación de la tradición del cine francés contemporáneo al mundo de las series de televisión. Su apuesta por la cotidianeidad, el realismo y las historias de los personajes es muy interesante y fresca en un mundo donde prima la espectacularidad y el efectismo barato. Esta serie producida y emitida por Arte entre 2012 y 2015 cuenta con 24 episodios a lo largo de sus tres temporadas.
‘Ainsi Soient-ils’ es la historia de cinco jóvenes de procedencias muy diferentes que ingresan en el seminario de Los Capuchinos de París para conseguir ser sacerdotes. Cada uno de ellos deja atrás una vida y se enfrenta a una nueva repleta de retos. Paralelamente, serán también instrumentos para mostrar al espectador las contradicciones y dilemas de la decadente religión católica en un país laico como Francia. Lo que les une es la esperanza de conseguir una Iglesia distinta, más moderna y acorde con los tiempos.
La serie se basa en las historias personales de cada uno de los personajes, muy bien diseñados por los guionistas y acertadamente interpretados por unos actores de primera categoría, aunque desconocidos para el público español. No sólo de los cinco seminaristas, sino de los demás que circulan en torno a ellos. Un conjunto coherente y armonioso que nos acerca a los puntos fuertes y débiles del catolicismo sin blancos ni negros y siempre desde un punto de vista neutro. Imprescindible. 8/10.
Se trata de una de las series de moda, o por lo menos, de aquella que surge cuando se habla de producciones televisivas de calidad. Ha cosechado varios premios ya después de la emisión de su primera temporada. ‘The Handmaid’s Tale’ (o en castellano ‘El Cuento de la Criada’) es una producción estadounidense para el servicio de vídeo por demanda Hulu y distribuido en el resto del mundo por HBO. Está basada en una novela homónima de Margaret Atwood.
La aterradora historia de la serie es la de un hipotético futuro en el que los Estados Unidos son dominados por fanáticos religiosos cristianos, creando un nuevo estado totalitario y teocrático donde las mujeres fértiles son esclavizadas (las criadas) para que los grandes jerarcas del régimen obtengan descendencia. La protagonista, June, es una de esas criadas. Después de perder a su familia, su entorno, su trabajo, etc, lucha por rehacer su vida dentro de unas condiciones brutales de represión social y religiosa.
‘The Handmaid’s Tale’ es una adaptación literaria modélica. La tensión continua a la que se somete al espectador está conseguida a la perfección, y el guión mantiene el interés de principio a fin. El trabajo de los actores es bastante bueno, siendo siempre sobrio, tal y como requiere el contexto. Lo más aterrador de todo es que, a pesar de que a primera vista el argumento puede parecer descabellado, consigue hacerlo creíble y posible en un mundo en el que ya no nos sorprendemos de nada, pero en el que el caos y el fanatismo retrógrado moralista está a la vuelta de la esquina. Imprescindible. 8,5/10.
Detrás de las grandes series británicas existe una segunda línea de producciones más modestas y con actores quizás menos conocidos. Una de ellas es ‘The Village’, cuyas dos temporadas producidas en 2013 y 2014 fueron emitidas en la BBC (se espera una tercera temporada no anunciada aún). Su creador es Peter Moffat, quien desarrolla este drama en 6 capítulos por temporada. Una historia generacional que intenta ser un ‘Heimat’ a la inglesa, según ha comentado el propio Moffat.
‘The Village’ cuenta la historia de una población del condado británico de Derbyshire entre la primera guerra mundial y los años veinte del siglo pasado. La trama se centra en la familia Middleton, propietarios de una granja con la que luchan a diario para salir adelante. En el lado opuesto de la escala social está la familia noble de la zona, que viven en una ostentosa «country house» llamada simplemente La Casa Grande. En medio, todo tipo de personajes, más o menos desafortunados en su vida que se enfrentaran a las vicisitudes bélicas y políticas del tiempo que les tocó vivir.
A pesar de ser una producción de segundo orden, sí reconocemos a algunos actores, como Rupert Evans (‘The Man in the High Castle’) o John Simm (‘Life on Mars’, ‘Doctor Who’). El resultado final es bastante esmerado, pero sin llegar a la calidad de las grandes producciones. Quizás esta no sea su aspiración y sea consciente de sus limitaciones. Los actores secundarios no son lo que cabría esperar y muchas veces el guión roza lo previsible y el drama fácil. Tampoco se pueden pasar por alto algunos extraños giros en la historia que son poco comprensibles. 6/10
Vamos con dos miniseries británicas que he visto últimamente y una superproducción norteamericana de Netflix:
‘The Mystery of Lord Lucan’ o, simplemente, ‘Lucan’. Dos capítulos bastan a esta producción de la ITV de 2013 para contar magistralmente la historia y miserias de Richard John Bingham, séptimo Conde de Lucan, un noble británico venido a menos envuelto en un asesinato que sus amigos tratan de encubrir. El estupendo guión está basado en la obra literaria de John Pearson que a su vez está basado en hechos reales. Los actores, y en especial el siempre espléndido Rory Kinnear, están muy bien. 8/10.
‘National Treasure’. Un famoso cómico es acusado de una violación ocurrida décadas atrás. Pronto volverán algunos fantasmas que ya creía olvidados. Una radiografía del éxito, del fenómeno fan y, como en muchas otras series británicas, una disertación sobre el papel de los medios de comunicación en los escándalos privados de los personajes públicos. Se trata de una miniserie de cuatro capítulos producida por el Channel 4 y dirigida por Marc Munden. Munden tiene un peculiar imaginario audiovisual al que dio rienda suelta en su obra más famosa ‘Utopia’ (que vimos por aquí hace tiempo): Predilección por los colores flúor, los desenfoques y algunos efectos visuales y sonoros curiosos que a veces resultan inquietantes. 7/10.
‘The OA’. Si hay algo que no soporto tanto en el cine como en la televisión son los discursos facilones y huecos disfrazados de trascendencia. He visto demasiados casos, más de los que quisiera. Incluso filmografías enteras se basan en prometer algo que no ofrecen, o si lo ofrecen es como un suflé que se desinfla a la mínima. La historia cuenta la aparición de una joven desaparecida siete años atrás en circunstancias misteriosas. Durante ese tiempo su vida no ha sido fácil, especialmente después de haber visto de cerca lo que hay más allá de la muerte. ‘The OA’ fue una de las series más publicitadas de Netflix hace unos meses, así que decidí verla. No es muy larga, ocho episodios. El primero es una cosa hueca y sosa. Algo mejores son los dos siguientes. El problema es que el argumento que engancha realmente se agota muy rápido y lo siguiente es perder el interés completamente en los personajes y en sus situaciones. Creo que ninguno de los actores consigue conectar con el espectador, ni ganarse su simpatía. Hay muy pocas obras a las que lo trascendente le sienta bien, y esta no es una de ellas. Para olvidar. 4/10.
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