Esta es una de esas series que me pongo a ver más por curiosidad que por otro motivo. La razón es evidente: Es una serie sobre un hombre normal que se convierte en presidente de su país. Ese hombre es Volodymyr Zelenskyy y el país es Ucrania. Una profecía hecha ficción televisiva que se convirtió en realidad. La historia es lo suficientemente alucinante como para resistir la tentación de ver ‘Sluhá Narodu’ (‘Slugá naroda’ en el ruso de la versión original –sí, los diálogos están en el idioma del archienemigo del norte– o ‘Servidor del Pueblo’ en la traducción al español).
La historia que nos cuenta es la de un ucraniano medio, Vasyl Petróvych Holoborodko, un profesor de historia en un instituto que consigue ser presidente de su país. De pronto se encuentra con un país en bancarrota, controlada por tres oligarcas que ponen y quitan políticos a su antojo y conveniencia. Se rodeará en su gabinete de los amigos de toda la vida, cada uno en un área en la que más o menos son expertos. Holoborodko tendrá que lucha contra todo y contra todos (medios de comunicación, opinión pública, el FMI –que no sale demasiado bien parado–, la Unión Europea, etc).
Dar mi opinión sobre ‘Servidor del Pueblo’ no es sencillo. Ante todo decir que sus tres temporadas son muy diferentes. La primera es casi una telecomedia comparable a ‘Aquí no Hay Quien Viva’, con guiones planos, simples y previsibles, humor chusco, actuaciones de teatro de fin de curso y con un aroma a propaganda nacionalista inconcebible en la Europa occidental. La segunda temporada y la tercera aunque mantiene algo de la primera gana en complejidad y resulta mucho más interesante. Hay episodios «normales» y otros en los que no sé los guiones fueron escritos bajo los efectos de alguna sustancia tóxica.
En cualquier caso, es un buen retrato antropológico de un país, de lo que es y de lo que quiere ser, de sus miedos y sus esperanzas, sus obsesiones y sus defectos. Creo que ayuda a comprender Ucrania mucho más que mil reportajes y documentales. 7/10.
Dentro de la vasta producción audiovisual del Reino Unido hay para todos los gustos. Series históricas, grandes dramas, policiacas y todo lo que nos podamos imaginar. Dentro de esta última inclasificable categoría encontramos esta serie de seis episodios de apenas 25 minutos cada uno con un regusto punk, aunque no solo punk. Es más, el punk es lo de menos. ‘We Are Lady Parts’ pretende y consigue ofrecer desde la comedia otro punto de vista en el Londres multicultural del siglo XXI, riéndose y dinamitando los tópicos de sus propias costumbres.
Lady Parts es una banda de punk feminista y musulmana a la búsqueda de una guitarrista. Amina, una estudiante de microbiología con aspiraciones musulmanas tradicionales decide probar suerte intentando superar sus miedos y complejos. La historia se irá enredando hasta convertirse en una comedia de equívocos bastante clásica.
Hay que reconocerle a la serie una vis cómica en todas sus actrices bastante conseguida y que es posiblemente lo mejor. Por contra, y aunque la idea es bastante original, el desarrollo no deja de ser convencional, con un final feliz clásico que hemos visto mil veces en la ficción. Y esta predecibilidad lastra un poco un impecable trabajo de las actrices y actores, de la frescura que aporta su directora Nida Manzoor y de esa original idea del punk musulmán con el que a más de uno nos ha explotado la cabeza. 8/10.
No es habitual que partiendo de la ficción de un videojuego se adapte una producción cinematográfica y menos toda una serie. En los últimos meses se ha hablado mucho de ‘The Last of Us’, la franquicia de Play Station que han disfrutado muchos usuarios de las consolas de Sony. Un mundo apocalíptico, una lucha por la supervivencia que combinaba aventura gráfica con mundos abiertos en primera persona. Ahora, de la mano de HBO nos llega la serie de nueve episodios protagonizada por Pedro Pascal (‘The Mandalorian’) y Bella Ramsey.
En 2003, después de que una infección por hongos cordyceps provocara una pandemia mundial de zombis, el mundo se divide entre núcleos de población autoritaria y el mundo exterior, donde tanto los infectados como los saqueadores hacen inseguro cualquier asentamiento. Joel es un antiguo constructor que se gana la vida como puede tras perder a toda su familia. Por circunstancias de la vida se encuentra con Ellie que tiene una extraña inmunidad ante las mordeduras de los infectados. Su misión será intentar encontrar un reducto investigador en alguna universidad o en algún hospital donde puedan analizarla y encontrar la causa de esta inmunidad.
Hay varias cosas interesantes en ‘The Last of Us’. La primera, la lectura que podemos hacer en una serie grabada tras la pandemia real de COVID-19 de 2020 y 2021, mostrando un mundo donde la directrices de infecciones cero hacen que se ejecute inmediatamente a quien sea sospechoso de portar el hongo, creando un ambiente de absoluto terror. Y lo segundo, los únicos médicos y enfermeros que aparecen en un capítulo (no quiero hacer espoiler) son bastante siniestros y para nada buscan un beneficio para la humanidad. Todo esto supone un remar a contracorriente de lo que pudiera imaginarse en un mundo donde más que nunca son necesarios tanto los profesionales de la salud como la vida en comunidad y la ayuda mutua. Por lo demás, nada hay en la serie más allá de un entretenimiento estandarizado a lo ‘The Walking Dead’. 6/10.
La industria cinematográfica checa siempre ha sido de las más avanzadas del otro lado del telón de acero junto con la polaca. Quizá más especializada en fantasía y animación, después de la caída del régimen comunista se produjo un desmantelamiento que poco a poco ha ido dando paso a una nueva etapa. La llegada de las plataformas de streaming ha dado nuevas oportunidades de difusión a esos países con filmografías poco conocidas fuera de sus fronteras. El caso de HBO es paradigmático, ya que tienen amplia implantación en Europa central y oriental, dando lugar a producciones bastante curiosas. El caso de ‘Bez Vědomí’ (o ‘The Sleepers’ para el mercado internacional) es uno más de tantos.
A lo largo de seis episodios se echa la vista atrás, hacia los últimos momentos del régimen comunista, una vez caido el muro de Berlín. Marie y Viktor son dos disidentes políticos que después de un exilio en el Reino Unido vuelven a Checoslovaquia tras una amnistía. Allí vivirán entre espías del KGB, del servicio secreto checo y sin saber muy bien en quién confiar. Tras un atropello que casi les cuesta la vida, Marie investigará si detrás de estos hechos se encuentra el todopoderoso estado.
La serie resulta entretenida, aunque tal vez fuera de la República Checa no se entienda del todo. Tengo la impresión de que hay que conocer a fondo la historia reciente del país para captar los matices. En cualquier caso, es una producción sólida, con buena ambientación, un trabajo de los actores bastante buena y un guión que si bien hacia el final es algo flojo y tiene alguna laguna, es totalmente perdonable. Especialmente recomendada para amantes de la historia reciente de Europa. 7/10.
Aprovechando mi suscripción a Apple TV+ he terminado de ver una de sus series estrella. Se trata de ‘Severance’ (aquí traducida como ‘Separación’). Una producción que no tiene nada de convencional. Y eso puede verse desde el minuto uno. Su creador es Dan Erickson, aún un desconocido en el mundillo que aporta puntos de vista innovadores y bastante inquietantes. Es innegable el aire ‘Black Mirror’ que rodea a la serie en cada segundo, y también algún lejano recuerdo a ‘Lost’ y a la Iniciativa Dharma. En cuanto al argumento, el siempre muy americano culto a la empresa pasa por una crítica feroz con otros temas como la alienación en el trabajo.
Mark es un supervisor de un grupo de trabajo en la empresa Lumon, un conglomerado empresarial misterioso que mantiene una veneración casi mística a sus fundadores, que se dedica a la depuración de datos. Todo ello con una particularidad. Han sido sometidos a una operación en la que se les ha implantado un mecanismo en el cerebro para disociar su vida y sus recuerdos. No recordarán dentro de la empresa lo que vivan fuera y viceversa. Pero, como siempre suele ocurrir, algunos empleados «díscolos» intentarán demoler este sistema cuasiesclavista desde dentro.
Todo en ‘Severance’ cumple su función. La eficaz dirección de Ben Stiller en algunos episodios me parece clave para llevar la historia a buen puerto con verosimilitud. Lo que puede considerarse un vacuo ejercicio de estilo retrofuturista a lo Kubrick en los primeros compases se convierte en una profunda reflexión sobre las relaciones en el trabajo y fuera de él, entre empleado y empleador, y sobre el concepto de realidad y consciencia. Todo ello con unos personajes dibujados a mitades, según se encuentren en su puesto de trabajo o en el exterior, siempre interpretados brillantemente por un elenco en el que podemos ver a actores consagrados (Patricia Arquette, John Turturro o Christopher Walken) junto a otros menos vistos (Adam Scott, Britt Lower o Zach Cherry). Sin duda una de las mejores series de lo que llevamos de década. 8,5/10
No es habitual, y en este caso es inédito, poder ver producciones de países como Sudáfrica. Todos conocemos en mayor o menor medida su sangrienta historia en los dos últimos siglos: las guerras zulúes, los boers, el apartheid, Nelson Mandela, etc, pero poco sabemos de su ficción. Eso fue lo que principalmente me hizo comenzar a ver ‘Reyka’, una serie que por otra parte es de lo más convencional del mundo, con el toque exótico de la problemática local no ya entre blancos y negros sino entre clanes y clases sociales.
Reyka Gama es una investigadora policial vuelve a su pueblo natal después de vivir en el Reino Unido. Se encargará de resolver unos extraños asesinatos en un campo de caña de azúcar. Entre los múltiples sospechosos, los propietarios blancos de la plantación. Y junto a ellos una pléyade de personajes de todo tipo que desfilarán por la comisaría. Pero esconde también un trauma personal. Con 12 años fue secuestrado por Angus Speelman, una especie de Anibal Lecter que la aconsejará desde la cárcel. El amor-odio por su captor condicionará su comportamiento.
Ya vemos que el argumento no es especialmente original y está claramente inspirado en célebres películas que todos conocemos. Tampoco la construcción de los personajes es especialmente original y cae en muchos de los clichés de este tipo de ficción policial. Su mayor valor es, sin duda, el antropológico, aportando otro punto de vista a lo repetido mil veces en Hollywood. 6/10.
‘The Spectacular’ es una de esas extrañas miniseries (son sólo cuatro capítulos) con la que se aprende algo de historia, aunque sea ficcionada y dramatizada. En este caso se trata de una producción de Paises Bajos ambientada a finales de los años 80. Un mundo muy diferente al actual en el que pocas veces la paz se perturbaba. Una facción del IRA atentó contra ciudadanos británicos (sobre todo militares) en suelo holandés no pocas veces. La forma de actuar chapucera hizo que muchas de esas acciones armadas erraran en sus objetivos y terminaran por volverse en su contra.
La serie cuenta la historia de una policía experta en este grupo terrorista que se une a un grupo que trata de desmantelar el comando que se oculta en la región de Limburgo. A través de un infiltrado, o más bien con un colaborador de la policía, tratarán de capturarlos. En el otro lado, otra mujer, una temible terrorista a la que no le tiembla el pulso a la hora de apretar el gatillo. Pronto se convertirá en un duelo de astucia y de sangre fría entre las dos.
No son muchas las producciones neerlandesas que llegan a España. Lo cierto es que a pesar de ser una rara avis, ‘The Spectacular’ resulta bastante entretenida e interesante, sin que la tensión se rebaje en ningún momento ni haya momentos de descanso. En definitiva, una agradable sorpresa (con una bonita cabecera retro ochentera) que gustará a aquellos interesados en la historia reciente de Europa. 7/10.
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