No es habitual que partiendo de la ficción de un videojuego se adapte una producción cinematográfica y menos toda una serie. En los últimos meses se ha hablado mucho de ‘The Last of Us’, la franquicia de Play Station que han disfrutado muchos usuarios de las consolas de Sony. Un mundo apocalíptico, una lucha por la supervivencia que combinaba aventura gráfica con mundos abiertos en primera persona. Ahora, de la mano de HBO nos llega la serie de nueve episodios protagonizada por Pedro Pascal (‘The Mandalorian’) y Bella Ramsey.
En 2003, después de que una infección por hongos cordyceps provocara una pandemia mundial de zombis, el mundo se divide entre núcleos de población autoritaria y el mundo exterior, donde tanto los infectados como los saqueadores hacen inseguro cualquier asentamiento. Joel es un antiguo constructor que se gana la vida como puede tras perder a toda su familia. Por circunstancias de la vida se encuentra con Ellie que tiene una extraña inmunidad ante las mordeduras de los infectados. Su misión será intentar encontrar un reducto investigador en alguna universidad o en algún hospital donde puedan analizarla y encontrar la causa de esta inmunidad.
Hay varias cosas interesantes en ‘The Last of Us’. La primera, la lectura que podemos hacer en una serie grabada tras la pandemia real de COVID-19 de 2020 y 2021, mostrando un mundo donde la directrices de infecciones cero hacen que se ejecute inmediatamente a quien sea sospechoso de portar el hongo, creando un ambiente de absoluto terror. Y lo segundo, los únicos médicos y enfermeros que aparecen en un capítulo (no quiero hacer espoiler) son bastante siniestros y para nada buscan un beneficio para la humanidad. Todo esto supone un remar a contracorriente de lo que pudiera imaginarse en un mundo donde más que nunca son necesarios tanto los profesionales de la salud como la vida en comunidad y la ayuda mutua. Por lo demás, nada hay en la serie más allá de un entretenimiento estandarizado a lo ‘The Walking Dead’. 6/10.
La industria cinematográfica checa siempre ha sido de las más avanzadas del otro lado del telón de acero junto con la polaca. Quizá más especializada en fantasía y animación, después de la caída del régimen comunista se produjo un desmantelamiento que poco a poco ha ido dando paso a una nueva etapa. La llegada de las plataformas de streaming ha dado nuevas oportunidades de difusión a esos países con filmografías poco conocidas fuera de sus fronteras. El caso de HBO es paradigmático, ya que tienen amplia implantación en Europa central y oriental, dando lugar a producciones bastante curiosas. El caso de ‘Bez Vědomí’ (o ‘The Sleepers’ para el mercado internacional) es uno más de tantos.
A lo largo de seis episodios se echa la vista atrás, hacia los últimos momentos del régimen comunista, una vez caido el muro de Berlín. Marie y Viktor son dos disidentes políticos que después de un exilio en el Reino Unido vuelven a Checoslovaquia tras una amnistía. Allí vivirán entre espías del KGB, del servicio secreto checo y sin saber muy bien en quién confiar. Tras un atropello que casi les cuesta la vida, Marie investigará si detrás de estos hechos se encuentra el todopoderoso estado.
La serie resulta entretenida, aunque tal vez fuera de la República Checa no se entienda del todo. Tengo la impresión de que hay que conocer a fondo la historia reciente del país para captar los matices. En cualquier caso, es una producción sólida, con buena ambientación, un trabajo de los actores bastante buena y un guión que si bien hacia el final es algo flojo y tiene alguna laguna, es totalmente perdonable. Especialmente recomendada para amantes de la historia reciente de Europa. 7/10.
Aprovechando mi suscripción a Apple TV+ he terminado de ver una de sus series estrella. Se trata de ‘Severance’ (aquí traducida como ‘Separación’). Una producción que no tiene nada de convencional. Y eso puede verse desde el minuto uno. Su creador es Dan Erickson, aún un desconocido en el mundillo que aporta puntos de vista innovadores y bastante inquietantes. Es innegable el aire ‘Black Mirror’ que rodea a la serie en cada segundo, y también algún lejano recuerdo a ‘Lost’ y a la Iniciativa Dharma. En cuanto al argumento, el siempre muy americano culto a la empresa pasa por una crítica feroz con otros temas como la alienación en el trabajo.
Mark es un supervisor de un grupo de trabajo en la empresa Lumon, un conglomerado empresarial misterioso que mantiene una veneración casi mística a sus fundadores, que se dedica a la depuración de datos. Todo ello con una particularidad. Han sido sometidos a una operación en la que se les ha implantado un mecanismo en el cerebro para disociar su vida y sus recuerdos. No recordarán dentro de la empresa lo que vivan fuera y viceversa. Pero, como siempre suele ocurrir, algunos empleados «díscolos» intentarán demoler este sistema cuasiesclavista desde dentro.
Todo en ‘Severance’ cumple su función. La eficaz dirección de Ben Stiller en algunos episodios me parece clave para llevar la historia a buen puerto con verosimilitud. Lo que puede considerarse un vacuo ejercicio de estilo retrofuturista a lo Kubrick en los primeros compases se convierte en una profunda reflexión sobre las relaciones en el trabajo y fuera de él, entre empleado y empleador, y sobre el concepto de realidad y consciencia. Todo ello con unos personajes dibujados a mitades, según se encuentren en su puesto de trabajo o en el exterior, siempre interpretados brillantemente por un elenco en el que podemos ver a actores consagrados (Patricia Arquette, John Turturro o Christopher Walken) junto a otros menos vistos (Adam Scott, Britt Lower o Zach Cherry). Sin duda una de las mejores series de lo que llevamos de década. 8,5/10
No es habitual, y en este caso es inédito, poder ver producciones de países como Sudáfrica. Todos conocemos en mayor o menor medida su sangrienta historia en los dos últimos siglos: las guerras zulúes, los boers, el apartheid, Nelson Mandela, etc, pero poco sabemos de su ficción. Eso fue lo que principalmente me hizo comenzar a ver ‘Reyka’, una serie que por otra parte es de lo más convencional del mundo, con el toque exótico de la problemática local no ya entre blancos y negros sino entre clanes y clases sociales.
Reyka Gama es una investigadora policial vuelve a su pueblo natal después de vivir en el Reino Unido. Se encargará de resolver unos extraños asesinatos en un campo de caña de azúcar. Entre los múltiples sospechosos, los propietarios blancos de la plantación. Y junto a ellos una pléyade de personajes de todo tipo que desfilarán por la comisaría. Pero esconde también un trauma personal. Con 12 años fue secuestrado por Angus Speelman, una especie de Anibal Lecter que la aconsejará desde la cárcel. El amor-odio por su captor condicionará su comportamiento.
Ya vemos que el argumento no es especialmente original y está claramente inspirado en célebres películas que todos conocemos. Tampoco la construcción de los personajes es especialmente original y cae en muchos de los clichés de este tipo de ficción policial. Su mayor valor es, sin duda, el antropológico, aportando otro punto de vista a lo repetido mil veces en Hollywood. 6/10.
‘The Spectacular’ es una de esas extrañas miniseries (son sólo cuatro capítulos) con la que se aprende algo de historia, aunque sea ficcionada y dramatizada. En este caso se trata de una producción de Paises Bajos ambientada a finales de los años 80. Un mundo muy diferente al actual en el que pocas veces la paz se perturbaba. Una facción del IRA atentó contra ciudadanos británicos (sobre todo militares) en suelo holandés no pocas veces. La forma de actuar chapucera hizo que muchas de esas acciones armadas erraran en sus objetivos y terminaran por volverse en su contra.
La serie cuenta la historia de una policía experta en este grupo terrorista que se une a un grupo que trata de desmantelar el comando que se oculta en la región de Limburgo. A través de un infiltrado, o más bien con un colaborador de la policía, tratarán de capturarlos. En el otro lado, otra mujer, una temible terrorista a la que no le tiembla el pulso a la hora de apretar el gatillo. Pronto se convertirá en un duelo de astucia y de sangre fría entre las dos.
No son muchas las producciones neerlandesas que llegan a España. Lo cierto es que a pesar de ser una rara avis, ‘The Spectacular’ resulta bastante entretenida e interesante, sin que la tensión se rebaje en ningún momento ni haya momentos de descanso. En definitiva, una agradable sorpresa (con una bonita cabecera retro ochentera) que gustará a aquellos interesados en la historia reciente de Europa. 7/10.
Los encargos en el mundo del arte y en concreto en el audiovisual no auguran buenos resultados. Cuando una institución realiza un encargo de ficción para conmemorar un evento (aquí ya vimos la película «oficial» sobre el descubrimiento, que era más bien olvidable siendo benévolos) se espera que cumpla unos ciertos objetivos más allá de lo puramente artístico que terminan por encorsetar y condicionar demasiado el resultado. ‘Rebellion’ fue encargada en 2016 para conmemorar el centenario del Alzamiento de Pascua por parte de los irlandeses contra los ingleses. Este sería la piedra fundacional de lo que posteriormente sería el estado libre de Irlanda en 1922 y su independencia total del Reino Unido en 1949.
A lo largo de dos minitemporadas nos encontraremos con muchos de los personajes que forjaron, a veces con sus propias vidas, la actual República de Irlanda. La mayoría nos son desconocidos más allá de haber sido protagonistas en otras producciones de ficción más populares como ‘Michael Collins’. Pero es precisamente esa presión por contar la vida de los personajes y la excesiva minuciosidad a la hora de intentar narrar los hechos desde el lado irlandés que consigue matar casi por completo la narrativa cinematográfica, convirtiendo el resultado final en algo insulso, que se puede ver tranquilamente y olvidarlo al día siguiente.
Realmente es una pena. Los actores ingleses e irlandeses son algunos de los mejores, y que ya hemos visto en otras series de las islas. El problema es que aquí temen reventar las costuras y se muestran comedidos y posiblemente coartados. En cualquier caso, si lo que se busca es más que la historia que nos cuentan, la Historia que cuenta, se deja ver sin mayor esfuerzo. 6/10.
Afortunadamente, gracias a las plataformas audiovisuales podemos recuperar series que tal vez pasaron desapercibidas en España o ni siquiera llegaron a emitirse (cada vez es más este último caso). Para ‘The Crimson Petal and The White’ (aquí traducido como ‘Pétalo Carmesí, Flor Blanca’), han tenido que pasar casi doce años (es de 2011) para que forme parte del catálogo de Filmin y así podamos disfrutarla. El formato es el típico de las producciones británicas de la BBC para televisión de las últimas décadas: una miniserie de pocos episodios (cuatro) y con final cerrado. Está basada en la exitosa novela –sobre todo en el entorno anglosajón– del escritor holandés Michel Faber.
Nos cuenta la historia de Sugar, una prostituta que intenta sobrevivir en el Londres hostil y deshumanizado de 1870. Con una cultura y una educación muy superior a la de sus compañeras, su ánimo es aspirar a salir de las cloacas. Tras conocer a un rico empresario de una compañía de cosméticos, piensa que esa es la oportunidad que estaba esperando para prosperar, aunque tendrá que superar el escollo de una mujer enfermiza y desequilibrada y de los convencionalismos victorianos.
Es un tópico cada vez que hablamos de una serie británica, pero los actores, tanto los principales como los secundarios, realizan un trabajo extraordinario. Vemos a viejos conocidos de la televisión como Chris O’Dowd, el desastrado y torpe informático de ‘The IT Crowd’ aquí con un papel bastante más complejo y exigente. También Gillian Anderson o Mark Gatiss bordan sus actuaciones. Y qué decir del papel protagonista, la desconocida para mí Romola Garai, que consigue un perfecto dibujo de una personalidad contradictoria. En conclusión, una agradable sorpresa que, sinceramente, sabe a poco. 7,5/10.
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