Lo que tienen las miniseries es que permite ver gran variedad de producciones sin invertir mucho tiempo. Esto tiene sus contras, y es a hora de escribir estas pequeñas reseñas. Por eso este post es un «dos en uno». Dos series que no tienen nada que ver entre sí más allá de estar distribuidas en España por Netflix y ser producciones de enredo, casi de todo bodevilesco.
‘Pera Palas’ta Gece Yarısı’ (aquí traducida como ‘Medianoche en el Pera Palace’) es una producción turca muy reciente –estrenada apenas hace un mes– en la que una periodista visita para hacer una entrevista el famoso hotel de Estambul Pera Palace, pero pronto se verá inmersa en una serie de fenómenos que la llevará al pasado donde conocerá al mismísimo Atatürk. Está bien producida y tiene una factura moderna. Quizá falla el guión en muchas ocasiones con paradojas e inconsistencias que empañan la historia. Tengo la impresión de que los actores están siempre al borde de la sobreactuación, algo que me pone un poco nervioso. Una curiosidad. 6/10.
‘Incastrati’ (aquí bajo el título aparatoso de ‘¡Menuda Encerrona! Misterioso Asesinato en Sicilia’) es la clásica obra italiana de comedia donde el gusto por la gesticulación, el enredo argumental clásico y los personajes estrambóticos se convierte en sublime arte y harán las delicias de aquellos que nos gustan mucho estas movidas. Los protagonistas, Salvatore Ficarra y Valentino Picone (algo así como los Martes y Trece o los Cruz y Raya italianos) también dirigen este artefacto pensado para entretener sin pretensiones. Pero, al menos para los no italianos, nos deja ver las costuras de un microcosmos, el del sur del país, con su picaresca, su tráfico de influencias y su mafia (el gran protagonista). Todo ello tratado con ligereza pero sin evitar la crítica. Disfrutable, especialmente para italófilos. 7/10.
Si yo digo que acabo de ver una serie de ciencia-ficción distópica brasileña, quizá los que buceáis a menudo por el catálogo de Netflix sabéis de qué os hablo. ‘3%’ es, más que nada, una curiosidad que no he podido evitar ver. Al parece, según explica la Wikipedia, está basada en una web serie publicada en 2011 en YouTube. Su creador, Pedro Aguilera, está también detrás de esta, la primera producción de Brasil para la plataforma. Resulta curioso que, al menos la primera temporada (son cuatro en total), recuerda mucho a ‘El Juego del Calamar’. Evidentemente, ‘3%’ se adelantó casi una década a la idea original.
La serie cuenta la historia de un futuro cercano en el que la población común malvive en ciudades infectas, inseguras y pobres. A todos sus habitantes se les ofrece la posibilidad una vez en la vida –al cumplir los veinte años– de participar en «el proceso». Se trata de una serie de pruebas físicas y de ingenio que sirven para seleccionar al 3% que conseguirá pasar al «otro lado», un paraíso donde nunca más tendrán que preocuparse por las necesidades mundanas. Al contrario que en ‘El Juego del Calamar’, los perdedores no son asesinados, sino que regresan humillados al mundo del que habían salido.
Siendo sinceros, la serie consiguió engancharme la primera temporada. La cosa cambia mucho en la segunda, convirtiéndose más en un culebrón que en otra cosa. Por lo menos a mí dejó de interesarme. Desconozco si se reconduce en siguientes episodios y temporadas, pero creo que no lo comprobaré nunca. En cualquier caso, si sólo nos centramos en esa primera entrega, ‘3%’ ofrece una visión alternativa de la ciencia-ficción que desconocíamos por este lado del mundo. Es evidente que, a lo largo de la trama, los personajes reflejan la riqueza cultural y étnica de un país tan enorme como es Brasil. Es por ello que condensa la idiosincrasia del país sudamericano y puede considerarse una fábula, una metáfora de su situación social. 6,5/10.
Cuando uno habla de «marcianadas» nunca se espera que la expresión sea tomada de forma tan literal como aquí. En el poderoso panorama audiovisual francés cabe de todo, y por supuesto series del tipo de ‘OVNI(s)’. Se trata de una producción de 2021 emitida por el Canal+ galo compuesta por doce episodios de treinta minutos cada uno. Está vagamente inspirada en hechos reales, los del organismo GEPAN, encargado de investigar los fenómenos aéreos anómalos en el país vecino y que fue fundado en los años setenta como una división del CNES (la NASA francesa).
Concretamente, la serie transcurre en el año 1978 y se centra en la vida de Didier Mathure, un hombre de mediana edad recién divorciado, quien se encargará de dirigir «como castigo» el GEPAN tras un fracaso en el lanzamiento de un satélite. La oficina, un nido de frikis de los OVNIs a cada cual más estrambótico, han comenzado a investigar unos hechos bastante extraños que les llevará a vivir sorprendentes experiencias.
La vis cómica de los actores (excelentes todos ellos) es notable, sobre todo cuando el peso del humor se carga sobre las situaciones rocambolescas y absurdas que se van presentando. Cabe destacar la humanidad y el respeto con que se trata a todos los personajes, más allá de su posible locura u obsesión. El gusto por la estética (muy cuidada), lo retro y la nostalgia se hacen patentes desde el primer momento. Desde los modelos de vehículos hasta la música (sí, suena hasta Jean Michel Jarre), y pasando por la informática primitiva. En definitiva, ‘OVNI(s)’ es una serie extraña y muy disfrutable para los que les gustó por ejemplo ‘Au Service de la France’ con la que tiene algunas semejanzas y que buscan algo diferente y entretenido. 8/10.
A pesar de que el cine polaco es uno de los más reputados en Europa, en las últimas décadas, las de las plataformas audiovisuales y las series, Polonia no ha mantenido esa presencia y esa calidad. De vez en cuando encontramos rarezas como esta ‘1983’, la primera serie del país eslavo para Netflix. Inusitadamente, se trata de una producción con argumento distópico y situado en un futuro-pasado hipotético. La estética es claramente deudora por una parte de ‘Blade Runner’ (esos puestos de comida vietnamita) y por otro ‘1984’ a la que el título hace guiños.
Kajetan es un héroe nacional, un símbolo, hijo superviviente de los atentados ocurridos en las tres grandes ciudades polacas en 1983. En 2003, veinte años después, Polonia mantiene un férreo régimen comunista autárquico con conflictivas relaciones con el resto de países a excepción de los aliados vietnamitas. Kajetan se mueve en los ámbitos del poder más alto, pero por otra parte, piensa que hay algo que no encaja en la historia de su vida y en la de su país. Establece contactos con la resistencia que pretende instaurar un sistema occidental democrático. Pero por el camino se encontrará muchos obstáculos, alguno de ellos mortal.
Hay algo en ‘1983’ de hierático, de hermético. Algo oscuro que se sale de los cánones de las series de Netflix. El trabajo de los actores siguen una tradición de cierta frialdad –es verdad que la temática no ayuda–. También intentar desentrañar junto al protagonista esa tupida maraña de influencias y acontecimientos ocultados es uno de sus principales atractivos. Pero dicho esto, también es justo decir que no es para cualquier público, para un espectador no habituado a dinámicas que escapen de la órbita occidental.7/10
La historia de Alemania tras la segunda guerra mundial y el dilema de los ciudadanos que formaban parte de la maquinaria nazi y que tuvieron que reinventar sus vidas siempre me ha parecido un asunto interesante y perturbador. Una sociedad y una situación complejas a la que hay que unir la tutela de los aliados –ganadores de la guerra– y de la Unión Soviética comunista. Un puzzle nada sencillo en el que se desarrolla ‘Unsere Wunderbaren Jahre’ (‘Nuestros Maravillosos Años’ en castellano). Se trata de una producción germana de 2020 compuesta de 6 episodios. Y no es la única que se ha acercado en los últimos años a esa época de guerra y postguerra. Por aquí vimos, por ejemplo, la magnífica ‘Unsere Mütter, Unsere Väter’ (llamada aquí libremente como ‘Hijos del Tercer Reich’).
La familia Wolf, propietarios de una fábrica de productos metálicos en Altena, una pequeña localidad de Westfalia, trata de salir adelante tras la derrota de la Alemania nazi. Pero, como suele suceder, el pasado les va a perseguir hasta el final mientras se va abriendo paso la nueva Alemania. Al mismo tiempo, las viejas rencillas de la guerra salen a relucir.
Más allá del trasfondo histórico –que se diluye bastante entre las tramas un tanto inverosímiles– el desarrollo de la serie me ha resultado algo simplón y poco pulido. No he leído la novela homónima de Peter Prange en la que se basa, pero estoy seguro de que muchas situaciones que se narran en el libro y que podrían haber dado mucho más de sí se pasa sobre ellas de refilón sin darles la profundidad que quizá necesiten. Lo mismo el guión, que consigue remontar gracias a actores de reconocida solvencia (estupendos Ludwig Trepte y Anna Maria Mühe en sus papeles). El producto final es interesante, pero se queda muy lejos de las posibilidades que brinda la historia. 6,5/10.
Uno no puede acertar siempre con lo que selecciona para visionar. El trabajo de elección de la siguiente serie a ver muchas veces no es sencillo y hemos de fiarnos de referencias externas o, simplemente, se trata de una selección al azar. El caso de la coproducción francoalemana ‘Alger Confidentiel’ (‘Argel Confidencial’) es paradigmático. Lo tenía todo para poder haber sido una producción de calidad. Un argumento que, si bien es manido, podía haberse desarrollado de forma original contando con un factor geográfico exótico e interesante (la Argelia de Bouteflika después de las primaveras árabes y su relación con sus vecinos y con los países europeos), lo cierto es que dilapida esa posibilidad.
‘Alger Confidentiel’ nos cuenta la turbia relación entre el sector armamentístico y los gobiernos dictatoriales. En este caso Argelia. Un comerciante –traficante– de armas alemán es secuestrado en el país norteafricano y una operación millonaria de venta de armamento corre el riesgo de frustrarse. Para resolver el entuerto contratan a Ralf Eley, una especie de James Bond mezclado con McGiver alemán al servicio de su país, que se encargará de resolver el asunto de la manera más discreta posible. Por otra parte, un grupo de argelinos preparan en Berlín un ataque para interceptar esas armas y organizar un golpe de estado que cambiará el destino de Argelia.
Sin ser malos actores, resuelven la papeleta de forma poco más que correcta. Los giros dramáticos, los tópicos por doquier e incluso la estética nos hace pensar en una de esas películas teutonas que emiten por las tardes en las televisiones generalistas. Sin ambición, rutinaria y nada más. Cuatro capítulos –al menos es corta– que entretienen y nada más. 4/10.
Estrenada el pasado mes de noviembre, ‘Glória’ es la primera serie portuguesa producida para Netflix (aunque con cooperación de la RTP). Personalmente me parece importante que por parte de las plataformas se esté dando cabida a producciones de países que normalmente no tienen cabida en la industria audiovisual internacional. Aquí en España ya tuvimos nuestro momento con ‘Las Chicas del Cable’ en 2017 y nuestros vecinos la tienen ahora con ‘Glória’. Su director, Tiago Guedes, ha dirigido algunas pequeñas producciones para la televisión portuguesa y este es su primer trabajo de cierta entidad. Bien ambientada, con buenos actores y con un guión que, si bien peca de lento y un poco repetitivo, no tiene fisuras.
Portugal 1968. João Vidal es un acomodado ingeniero proveniente de una significada familia adicta al régimen de Salazar. Lo que pocos saben es que es un agente captado por la KGB y el Partido Comunista Portugués para sabotear una instalación estratégica de retransmisión de radio llamada RARET, situada en un pequeño pueblo de nombre Glória do Ribatejo (de ahí el nombre de la serie). Esta instalación, donde conviven portugueses y norteamericanos, está encargada de lanzar emisiones para combatir el comunismo. A lo largo de los diez episodios de que consta ‘Glória’, veremos también la relación, a veces turbia, entre los habitantes de ese pequeño pueblo, el régimen dictatorial y los trabajadores de RARET.
En definitiva, un thriller de espías más que correcto con un trasfondo histórico muy diferente al que estamos acostumbrados, lo cual siempre es de agradecer. 8/10.
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