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La bitácora personal de Ricardo Martín
Comentando cosas desde 2004
8 de enero de 2008

Jonathan Ive, el corazón de la manzana

En 1997 nadie daba un duro por Apple. La compañía que en su día fundaran Steve Jobs y Steve Wozniak estaba al borde del colapso. Técnicamente eran inferiores a los PCs, que llevaban ya unos años de escalada imparable en cuanto a prestaciones. El diseño también se había descuidado. Nada que ver con aquel primer Apple Macintosh que marcó una época. Pero aquel año, Jobs, que había sido despedido de su propia empresa por los accionistas, volvió. Fue el comienzo de la resurrección. Por aquel entonces había en la compañía un diseñador industrial. Era británico y llevaba en la empresa cinco años. Su nombre era Jonathan Ive. Con el retorno de Jobs, Ive se convirtió de la noche a la mañana en el vicepresidente de diseño industrial de Apple.

Aquel año fue el punto de inflexión en la historia de la compañía de la manzana. De la cabeza de Ive comenzaron a salir diseños revolucionarios. Primero fue el histórico iMac 3G. Sus coloridas carcasas transparentes cambiaron el concepto de ordenador personal, pasando a ser un objeto de diseño y también de deseo. Fue lanzado en agosto de 1998. Después, en 1999, vino el iBook, el portátil que seguía la misma filosofía que el iMac.

A partir de aquí, todos los nuevos productos de Apple llevarían el inconfundible sello del diseñador británico, convirtiéndolo seguramente en uno de los personajes más influyentes en la estética de lo que llevamos de siglo. De hecho, una de sus «obras», el Power Mac G4 (el famoso «cubo»), se expone en el MOMA. iPods, iMacs de todas las generaciones, PowerBooks, MacBooks o el iPhone deben parte de su éxito al buen hacer de Ive y a sus diseños de vanguardia. En 2006 fue nombrado Caballero del Imperio Británico.

4 de noviembre de 2007

Envidia por el eFindex

Banner anunciador del eFindex 07

Como he estado por Zamora este puente, al final me he perdido el eFindex 07 que se celebraba en Cáceres del 2 al 4 de noviembre. Hoy pues, era el último día. ¿Y qué es el eFindex? Se trata de unas jornadas de conferencias y actividades orientadas a las nuevas tecnologías y a la sociedad de información y de cómo estas están impactando en la ciudadanía. Los blogs, al ser la principal herramienta participativa de internet, tiene un lugar muy especial dentro de estas jornadas. También lo tienen la Administración y el Gobierno Electrónicos, la alfabetización digital de jóvenes y mayores, el software libre (a la cabeza de Europa aquí en Extremadura con el Linex) o el periodismo ciudadano.

Uno de los fines últimos del eFindex es fomentar la utilización de las nuevas tecnologías en la vida del ciudadano común, y cómo puede expresar sus propias ideas o colaborar en proyectos colectivos a través de internet. Choca ver a los viejetes hablar de blogs, de YouTube o de correo electrónico. Precisamente el eFindex ha creado un canal en YouTube con una decena de vídeos cortos con algunos contenidos sobre el evento.

Los talleres son la forma de participación de los asistentes. Blogs, videoblogs, podcasts y otras hierbas «neotecnológicas» dejaron de ser palabras desconocidas para muchos cacereños y foráneos que se acercaron a las jornadas.

Sinceramente, me produce una envidia tremenda este tipo de actividades, y sobre todo que se organicen en una tierra tan atrasada en temas tecnológicos (y no tecnológicos). Han demostrado que que existe iniciativa y voluntad y se sabe cómo atraer al aficionado, al curioso, al que quiere aprender. Cáceres, una ciudad pequeña, casi olvidada, como Zamora, pero con ganas e ideas de salir adelante y empleando su tiempo en programar actividades interesantes en vez de quejarse y pedir que los saquen del agujero. Pero me temo que en Zamora primero tendrán que cambiar las mentalidades. ¡Y eso sí que es difícil…!

4 de octubre de 2007

50 años de Sputnik

Hoy se cumplen 50 años de un icono del siglo XX. Una bola de aluminio de 83 kilogramos con antenas en forma de estela de cometa. Por supuesto, estoy hablando del Sputnik 1. A las siete y doce minutos de la tarde del 4 de octubre de 1957, un cohete R-7 despegaba por primera vez de la lanzadera del cosmódromo de Baikonur. Durante tres meses estuvo orbitando la tierra con el «bip, bip» que emitían sus emisores de radio. El resto del mundo pudo escuchar la señal de que los nuevos tiempos habían llegado.

Era el comienzo de la loca carrera espacial, que tantos miles de millones de dólares (y rublos) gastó y malgastó. Como se dice en algunos artículos, no había nada de altruismo ni de limpia investigación científica. Lo cierto es que sin la amenaza nuclear norteamericana y el recelo mutuo, la carrera espacial no hubiera existido. El Sputnik era un símbolo, un importante signo del cambio de los tiempos y también una forma muy publicitada de probar sus cohetes R-7, la verdadera joya de la corona soviética y que podría lanzar armamento nuclear a 8.000 kilómetros de distancia.

Prueba de ellos es que los Estados Unidos agilizaron su programa Júpiter para competir con la «amenaza roja». El primer resultado pudo verse el 31 de enero de 1958 con el lanzamiento del Explorer 1. A partir de aquí las cosas ya no serían las mismas y el mundo miraría más que nunca al cielo.

Con motivo de este 50 aniversario, la prensa ha publicado varios artículos interesantes sobre el Sputnik. Aquí dejo unos cuantos:

3 de octubre de 2007

El kinoautomat

Un cartel anunciador del kinoautomat

El kinoautomat (algo así como «cine automático») es uno de esos inventos típicamente de los años sesenta que tenían un trasfondo de ciencia y técnica sesuda y pensada para el puro entretenimiento. El kinoautomat es el producto de un tiempo y de un lugar. El tiempo, como ya he dicho, es el de finales de los años sesenta y el lugar, la Checoslovaquia comunista que a esas alturas era la avanzadilla del mundo occidental dentro del telón de acero. Junto con Polonia, Checoslovaquia es quizás el país más fértil en cuanto a cinematografía dentro de la órbita soviétiva, así que no es de extrañar que el kinoautomat venga de aquí.

¿Y en qué consistía? El kinoautomat es uno de los primeros intentos de crear un mecanismo de cine interactivo. Su creador fue Raduz Cincera y fue presentado con motivo de la Expo de Praga en 1967. Según la definición de Cincera, el kinoautomat era «el primer mecanismo mediante el cual los espectadores cambian el curso de una película a través de un sistema de votaciones por pulsación de botones en las butacas. Existen varios momentos clave en los que se solicita la participación del público. La alternativa más votada será la que se proyecte.»

El kinoautomat, a pesar de ser muy desconocido, se paseó por diferentes ferias mundiales, como la de Montreal de 1967. El sistema se siguió utilizado en Checoslovaquia durante cuatro años, hasta 1971. En esa fecha, las autoridades comunistas lo prohibieron porque los cineastas implicados en el proyecto eran «políticamente no afines». La película ‘Un Hombre en su Casa’, que se proyectaba mediante este sistema, fue confiscada.

Y nada más hasta hoy. Cuarenta años después de su presentación, el kinoautomat ha sido rescatado del olvido para organizar nuevas (y exitosas) proyecciones, aunque teniendo en cuenta los medios digitales actuales, el kinoautomat se recordará como una extravagancia más del otro lado del muro de Berlín. Precisamente para aprovechar la técnica analógica de antaño y la digital de hoy, se ha editado un DVD con la película y todas sus alternativas para que quien quiera pueda tener su kinoautomat en casa. Para más información se puede consultar su web oficial o este artículo.

24 de septiembre de 2007

Para no perderse con la alta definición

Una captura de la película Sin City en 720p

El primer post de este año lo dediqué a la alta definición. Dije que el 2007 iba a ser su año. Quizás fui demasiado optimista, ya que el avance de este nuevo formato está siendo más lenta de lo esperado. No hay duda de que la guerra de formatos entre el HD-DVD y el Blu Ray, el alto precio de discos y reproductores, y la aparente falta de interés por parte de los usuarios que todavía ven (y con razón) en el DVD un formato bueno y barato están influyendo decisivamente para que no termine de implantarse.

Pero la verdad es que poco a poco a través de las redes p2p se van colando películas ripeadas en alta definición de cualquiera de los dos formatos. El nuevo códec H.264 permite comprimir la información de un disco (unos 25 Gb) hasta el tamaño de un DVD (unos 4,7 Gb) con una calidad excepcional.

Como en todo lo nuevo que nos asalta de repente, nos vemos inmersos en una nueva sopa de letras. Siglas, abreviaturas y conceptos que debemos conocer. Lo más importante es decir que no existe una sola alta definición, sino dos. La primera es la alta definición «baja» o 720p (720 líneas horizontales y progresivas, es decir, fotogramas completos como en el cine y 1280 columnas). Este formato más humilde ya supone un aumento notable de la calidad porque cuenta con más de 150 líneas más que un DVD (que tiene 576×720). Como solución intermedia está el 1080i (1080 líneas horizontales por 1920 columnas y con campos entrelazados, o sea, cada fotograma sólo cuenta con la mitad de la información. Para tener información completa de una escena necesitamos dos fotogramas.). En la parte más alta y por tanto de mejor calidad está el 1080p, que es igual al anterior, pero progresivo.

Y creo que por éste último formato anda el juego. Dentro de no mucho tiempo será el que prevalezca. Desde hace un tiempo ya se comercializan televisores capaces de reproducir imágenes en 1080p. También hace tan sólo unas semanas, Sanyo presentó la Xacti DMX-HD1000, primera videocámara no profesional capaz de grabar en este formato y con un tamaño verdaderamente sorprendente.

La revolución está servida, aunque en un mercado tan voraz y cambiante como el de la electrónica de consumo, es muy difícil decir la última palabra. Seguramente dentro de diez años, el 1080p nos parecerá que tiene una calidad de imagen ridícula.

14 de septiembre de 2007

Impresiones personales sobre el Mac

Una captura de mi escritorio de Mac OS X

Llevo ya cinco días con el iMac y ya no echo de menos el PC. El «periodo de transición» casi obligatorio cuando uno cambia de un medio a otro prácticamente no ha existido. Aparte de la increíble sencillez de manejo del Mac OS X para un novato como yo, ayuda bastante el haber utilizado previamente otros sistemas operativos alejados de la filosofía de Windows. Casi desde que tuve un PC trasteé con linux y su entorno gráfico. Las últimas versiones de Gnome y el sistema operativo de Apple se parecen más a cada nueva versión. Sí, es cierto que aún queda mucho camino para igualarlo, sobre todo en el tema gráfico, pero el modo de uso es muy parecido. Por ejemplo el «montar» las unidades (concepto que no existe en Windows), la incorporación de un terminal estilo Unix (que en realidad es lo que es, ya que Darwin, el núcleo de Mac OS X, está basado en una distribución Unix llamada BSD), la barra superior, igual que Gnome, y otros muchos detalles.

Hablaba antes del asunto gráfico. Es sin duda el aspecto más impresionante de Mac OS X. La pantalla tiene una resolución muy buena y un brillo y contraste como nunca antes había visto en un monitor. Hacen que las fotos se vean con un detalle y unos colores que antes no veía. Para algunas aplicaciones he tenido que ampliar un poco el tamaño de las fuentes para no dejarme los ojos intentando leerlas. La calidad del renderizado suave de las fuentes es prácticamente perfecto.

Y si suave son las fuentes, no lo es menos el funcionamiento general del sistema. Las aplicaciones se instalan rápido y arrancan rápido. Nada de brusquedades ni parpadeos ni errores de dibujado de las ventanas. Algo a lo que estábamos muy acostumbrados en Windows. Mac OS X es como un mayordomo victoriano que no te interrumpe, y si lo hace es muy educadamente y sin hacer ruido. Todavía no me ha salido ni un sólo mensaje de error. Nada de ventanas preguntando a cada momento qué es lo que deseo hacer ni interrupciones para actualizar el sistema.

A nivel físico lo más importante y lo que buscaba se cumple con creces. Lo primero el silencio. No se oye prácticamente nada. Cuando la pantalla queda en reposo no sé si el ordenador está apagado o encendido. Ni siquiera realizando las tareas con más carga de procesador o disco duro. Lo segundo, los cables. La antigua maraña de cables (DVI/VGA, alimentación de pantalla y CPU, ratón y teclado) se reducen a dos: alimentación y teclado. El ratón va conectado a uno de los puertos USB que hay en el teclado.

Otro buen detalle es Front Row. El iMac viene con un pequeño mando a distancia para activar una especie de media center que, a través de menús podemos escuchar música, ver nuestras fotos, nuestros vídeos o DVDs.

Las pegas

Aunque pocos, el iMac también tiene algún inconveniente. El principal de ellos es que, en caso de tener un problema técnico (cruzo los dedos), hay que llevarlo a un servicio técnico autorizado, porque no hay forma humana de que un mortal pueda desmontarlo más allá de cambiar la memoria.

Otra pega que quizás no sea tal, es la aparte falta de transparencia en el funcionamiento del sistema. El iMac no tiene más luces que el indicador de encendido de la webcam. Nada de led de disco duro, de encendido, de lectura de CD/DVD o de cualquier otra cosa. Supongo que será cuestión de acostumbrarse.

10 de septiembre de 2007

Adiós PC. Hola Mac

Una foto de mi nuevo ordenador

Esta tarde he recibo en casa un paquete. Era mi nuevo ordenador. Y, por primera vez en 12 años no era un PC, sino un Mac. Algunos os echaréis las manos a la cabeza. ¡Un Mac! Pues sí. Era el momento de jubilar a mi achacoso y ruidoso PC. Me ha acompañado durante los últimos cuatro años sin prácticamente ninguna ampliación (salvo la tarjeta gráfica). Estoy contento con él. Pero ahora cambiará de manos.

Hay unas cuantas razones que me han llevado a este cambio. A lo largo de los últimos meses he visitado montones de páginas web de los principales fabricantes de ordenadores. HP, Lenovo, Acer, Sony, buscando una máquina que no ocupara mucho espacio, potente, con el mínimo número de cables (hasta ahora tenía un enorme manojo de cables mal escondidos por ahí), con una pantalla medianamente grande (al menos 19») y silencioso. En un principio pensé en un media center de HP con procesador Intel VIIV. Es bastante pequeño, pero al final iba a tener los mismos cables que antes. Otra opción era el DELL con Core 2 Duo, aunque lo descarté por ser grande y demasiado caro. Lo mismo me pasó con la nueva gama de Sony VAIO de sobremesa. Muy buen ordenador, pero ¡a partir de 2.000 euros!. De Acer es mejor ni hablar. Los acabados y el diseño son bastante malos.

Paralelamente a estoy, los ordenadores domésticos de Apple estaban experimentando una disminución de precio y un aumento en sus prestaciones y en la calidad de sus acabados. Al principio temí por que hubiera algún tema de compatibilidad entre Windows y Mac, pero se evaporaron al comprobar que puede instalarse Windows en una partición o utilizar un emulador como WMWare Fusion.

Tal sólo llevo unas tres o cuatro horas con él y, no os voy a engañar, cuesta un poco adaptarse a una nueva filosofía, pero creo que a la larga será beneficioso. Las primeras impresiones han sido incluso mejores de lo que me esperaba. Es absolutamente silencioso y la pantalla es más grande de lo que pensaba. Pero como digo, la migración será lenta hasta que comprenda totalmente cómo funciona el sistema. A buen seguro que en los próximos días escribiré más sobre esta nueva vida de switcher.



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