Terminamos la serie de vídeos sobre nuestro viaje a Polonia con el imprescindible de todo visitante que se acerce al país. Cracovia es, sin duda, su punto turístico más importante, así como su centro cultural y religioso. El casco antiguo, reconocido dentro de los lugares patrimonio de la humanidad de la UNESCO, está rodeado por un anillo verde en el lugar en el que anteriormente estaban las murallas. Desde la plaza del Mercado con la basílica de Santa María y la torre del ayuntamiento hasta la colina de Wawel, con su castillo y su catedral, pasando por la Universidad Jaguelónica, una de las más antiguas de toda Europa. Todo esto aparece en el vídeo que he montado y que espero que os guste…
Continuamos la serie de vídeos sobre nuestro viaje a Polonia con una atracción a la que llevan siglos entrando los viajeros. Es posiblemente uno de los puntos turísticos más antiguos de Europa. Se trata de la Mina de Sal de la localidad de Wieliczka, a pocos kilómetros de Cracovia. Desde tiempos medievales se extrae halita o sal de roca de sus entrañas, formando cavernas fantásticas y pasadizos laberínticos. Actualmente aún sigue en activo, obteniendo sal de mesa del desecado de la salmuera. Desde el siglo XVI, personajes famosos de la historia la han visitado. Copérnico, Chopin o Juan Pablo II son solo algunos ejemplos. La zona visitable sólo se adentra un tercio de la profundidad máxima (unos 125 metros) y una longitud de 3,5 kilómetros. Desde 1978 forma parte del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO.
El solo hecho de nombrar Auschwitz supone nombrar el horror, el exterminio y el recuerdo. En nuestro viaje por Polonia no podíamos olvidarnos el visitar uno de los campos de concentación más conocidos del mundo. Y eso que estuvimos a punto de no poder ir debido a problemas con el autobús desde Cracovia, aunque finalmente pudimos solucionarlo en el último momento. A través de un recorrido de unas tres o cuatro horas bastante apuradas con guía en castellano pudimos ver tanto el campo de Auschwitz I como Auschwitz II-Birkenau. El vídeo es fiel reflejo de lo que pudimos ver aquel once de septiembre. Como nos comentaban, una vez que somos testimonios de lo que allí ocurrió tenemos la obligación de transmitirlo a los demás para que no se vuelva a repetir.
La segunda parte de nuestro viaje a Polonia está dedicado a la ciudad portuaria de Gdansk. Se encuentra a orillas del mar Báltico y desde tiempos medievales ha sido un centro comercial importante. Su peculiaridad es que durante siglos fue un enclave de mayoría alemana dentro de un país eslavo. En el siglo XX, tras la primera guerra mundial, se creo un estado semi independiente dentro de Polonia pero con gobierno germano propio. Fue también el lugar donde el acorazado Schleswig-Holstein realizó uno de los primeros ataques de la segunda guerra mundial en la batalla de Westerplatte. Su influencia hanseática es clara, con edificios de arquitectura similar a la que podemos ver en Amberes, Róterdam o Hamburgo.
Realizamos esta excursión desde Varsovia en tren de alta velocidad y nos plantamos allí en dos horas y media aproximadamente. La ciudad es fácilmente recorrible a pie. Todo está muy cerca y en apenas ocho horas nos dio tiempo a dar una vuelta bastante profunda, con visita de casi dos horas al Museo de la Segunda Guerra Mundial, un extensísimo complejo con infinidad de objetos originales de la contienda, algunos de ellos emblemáticos como la cinta rescatada del citado Schleswig-Holstein, historia viva del siglo XX.
En definitiva, fue una visita rápida pero interesante para comprender la historia de Polonia de forma más completa. Os dejo con el vídeo de lo que vivimos aquel intenso día:
La primera parte de nuestro pasado viaje a Polonia del mes de septiembre está dedicada a su capital, Varsovia. Una ciudad de algo más de un millón y medio de habitantes que ha tenido una historia turbulenta, especialmente a lo largo del último siglo. Su ubicación entre los imperios más pujantes de su época hizo que a menudo se repartieran el país y su capital dejara de serlo. Imperios grandes como el ruso, el prusiano, el austro-húngaro o el sueco, se rifaron el territorio. Tras la segunda guerra mundial, los restos de una ciudad destruida casi en su totalidad, quedó bajo la órbita soviética, si bien mantuvo muy pronto una actitud contestataria y una personalidad propia.
Lo que vimos nosotros al aterrizar fue una ciudad en plena transformación, repleta de obras por todas partes (edificios, carreteras, estaciones, etc) y que aún sigue reconstruyendo su identidad nacional tras la caída del muro de Berlín y el derrumbe del bloque soviético. Al igual que en la capital alemana, aquí pueden verse las huellas de la guerra y la destrucción por las omisiones. El centro de la ciudad, salvo el reconstruido centro histórico, está compuesto de una amalgama de parques (descampados donde antes de la guerra había edificios) y bloques de edificios de viviendas y oficinas funcionales de los años 60 y 70 trazados sobre calles anchas y rectas, muy diferentes a las que existían antes de la destrucción. No encontraremos centros como el de Budapest (que era muy similar a Varsovia), pero si sabemos mirar encontraremos lo que falta, que también es parte de su historia… A lo largo de los cuatro (realmente tres) días que nos mantuvimos allí pudimos recorrer los principales puntos de interés de la ciudad. Espero que os resulte tan interesante como a nosotros.
Cerramos la serie de vídeos largos sobre nuestro viaje por algunos países ribereños del mar Báltico con el que dedico a Helsinki. La capital finlandesa nos recibió en pleno mes de agosto con lluvia y unos 10º de temperatura. Eso nos puede dar una idea de cómo puede ser el clima del norte de Europa. Afortunadamente los siguientes días tuvimos bastante sol, aunque igualmente refrescaba al caer la noche. Antes de visitarlo apenas tenía referencias de la ciudad, al igual que nos ocurrió con Riga o con Tallin. Casi sobre la marcha fuimos descubriendo algunas de las peculiares características de esta capital europea.
Una curiosa mezcla entre gran ciudad y arquitectura de pueblo. En pocos minutos se puede pasar del centro a la naturaleza más absoluta. La convivencia entre la agreste orografía, o más bien geología, y la planificación urbanística es también muy armónica. Por contra, y aunque es verdad que al final todas las ciudades occidentales se parecen cada vez más, cuanto más al este nos desplazamos menos similares son. El caso de Helsinki es curioso, ya que es una ciudad de trazado moderno (no hay edificios anteriores al siglo XVIII) pero construida de manera sobria y muy al estilo finlandés, algo que a los de la Europa del sur nos resulta sosa. El concepto de ciudad medieval de trazado irregular con zonas más modernas según nos alejamos de este centro aquí no tiene mucho sentido. Pero lo mejor es que lo veáis vosotros mismos…
La segunda etapa de nuestro viaje a varios países costeros del Báltico nos llevo por carretera desde Riga hasta Tallin. La carretera bordeaba la costa, aunque apenas pudimos ver el mar. Sobre todo en la zona letona, los árboles eran enormes. Tras una breve para en Parnu, ya en Estonia, nos adentramos tierra adentro hacia la capital del país. En este pequeño país de 45.000 kilómetros cuadrados predominan las llanuras y praderas con bastantes casas de madera y pocas poblaciones, al menos en torno a la carretera por la que circulábamos. Lo cierto es que nos encontramos en un estado a medio camino entre el mundo eslavo y el nórdico, como bien corresponde a su situación. Sus hermanos mayores al norte y oeste son Finlandia (Helsinki está a 80 kilómetros) y Suecia (Estocolmo está a menos de 400 kilómetros) y también algunos de sus principales socios comerciales y culturales. En el otro lado, al este, Rusia, la antigua potencia ocupante y que ahora representa el pasado geográficamente muy cercano (San Petersburgo está a algo más de 350 kilómetros por carretera) pero históricamente cada vez más lejos.
Llegamos a la estación con un calor y una humedad bastante intensos. Pero teníamos por delante tres días para recorrer la antigua Reval medieval, de la que se conservan buena parte de sus edificaciones y fortificaciones casi intactas. También nos pasamos por el bonito parque de Kadriorg, donde tenía su palacio de verano la zarina Catalina I de Rusia.
Pero lo mejor es que veáis el vídeo para haceros una idea de todo lo que contemplamos en esos tres intensos días. Espero que os guste…
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