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La bitácora personal de Ricardo Martín
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8 de julio de 2011

Charles Clifford y las primeras fotografías de Zamora

Esta fotografía que véis arriba podría ser una imagen antigua cualquiera de una Zamora ya lejana en el tiempo, prácticamente irreconocible, mucho antes de la reforma de principios del siglo XX que derribaría las torres del puente de piedra. El río crecido indica primavera u otoño, aunque por la ligera niebla quizás sea finales de otoño, otoño de 1854. Se trata posiblemente de la imagen de Zamora más antigua, tomada cuando el invento (milagro o secreto para mucha gente de entonces) de la fotografía estaba reservado a unas pocas y expertas manos hábiles, normalmente franceses o británicos, y requería un instrumental caro, frágil y difícil de transportar.

Era la época del romanticismo. Muchos foráneos desembarcaron en España con el ideal de la aventura, del viaje por el viaje, y de adentrarse en una cultura y unas gentes a menudo idealizadas. Tales fueron los casos de Jean Laurent o del que nos ocupa, el galés Charles Clifford. Clifford se estableció en Madrid hacia 1850 como fotógrafo de estudio. Pero desde esos primeros años y hasta su muerte en 1863 se dedicó a fotografiar diferentes lugares de España. Al contrario de su contemporáneo Laurent, Clifford se dedicó en estos periplos a retratar principalmente paisajes y detalles de monumentos en vez de personajes.

Poco o nada se sabe de su visita a Zamora, cargado con todo su instrumental, imagino que en un carruaje, aquel año de 1854. Es posible que en algún archivo olvidado aún quede constancia de esta presencia sorprendente que, por añadidura, era extranjero, lo que le daría sin duda un aura extra de exotismo. En ese viaje, según cuenta Francisco Alonso Martínez en su libro «Daguerrotipistas, Calotipistas y su Imagen de la España del Siglo XIX», recorrió, además de Zamora, lugares como Valladolid, Medina del Campo, Benavente y Oviedo. Aparte de la imagen que encabeza este artículo, el fotógrafo tomó imágenes también del pórtico de la iglesia de la Magdalena y de la Puerta del Obispo de la Catedral. Precisamente el positivo original de esta última fotografía fue subastada en 2003 por la casa Christie’s de Londres y adjudicada por 1793 libras (2015 euros).

En aquellos años, Clifford era un personaje relativamente popular, sobre todo por haber sido nombrado como fotógrafo oficial de la reina Isabel II. En las publicaciones de la época he encontrado alguna referencia suya y a sus viajes, como esta de la revista El Museo Universal (un curioso Muy Interesante de la época con reportajes sobre física o sobre Egipto) del 30 de julio de 1858:

[…] La incansable perseverancia del señor Clifford ha dado a conocer a toda Europa la riqueza monumental de nuestro país, que ha recorrido casi enteramente, habiendo copiado más de ochocientos monumentos notables. Poco antes de la partida de la corte puso el señor Clifford en manos de la reina una magnífica colección de las vistas que ha sacado en su último viaje a las provincias de Extremadura y Toledo. […]

15 de junio de 2011

¿Una catástrofe natural en la Zamora del siglo X?

En el post que dediqué la semana pasada al documento sobre las murallas y el sistema defensivo en general de Zamora quedó una cosa colgando, un hilo del que he ido tirando estos últimos días. Me refiero al evento que supuestamente produjo, según las teorías naturales, la destrucción del puente romano hacia el siglo X. Todo comenzó con una cita al pie en una de las páginas del texto antes aludido que decía lo siguiente:

La destrucción del puente viejo se sitúa dentro del siglo X, habiendo sido deliberada según Mateos y debida a una catástrofe natural según Fernández Duro y Ursicino Álvarez (20):

(20) Los autores se refieren a un «terremoto originado por un volcán submarino» ocurrido en 949 y se apoyan en el Cronicón de Cardeña para afirmar esto. Creen ver pruebas de ello en topónimos que han llegado hasta hoy día tales como «calle de la Brasa» o «Barrio de las Llamas» y, sobre todo, en la extraña forma en que cayó el puente, en sentido contrario a la corriente. La circunstancia de que sus restos desaparezcan en mitad del cauce actual podría significar, según ellos, que como consecuencia de los movimientos telúricos el cauce duplicó su anchura, llegando hasta las mismas Peñas de Santa Marta.

Rápidamente me puse a buscar información sobre el asunto, partiendo de la pista del Cronicón de Cardeña. Agoté rápido esta vía sin ningún resultado. Pero haciendo diversas búsquedas por diferentes bibliotecas virtuales como la Biblioteca Nacional, la Cervantes Virtual o Google Books (sí, se pueden encontrar las cosas más inverosímiles aquí), finalmente di con algunos datos interesantes. Existe una cita en el Códice o Cronicón Burgense que dice lo siguiente:

Era DCCCCLXXVII Kalend. Junii die Sabati hora nona flamma exivit de mari et incendit plurimas villas et urbes et homines et bestias et in ipso mari pinnas incendit, et in Zamora unum barrium et casa plurimas et in Carrion et in Castroxeriz et in Burgis et in Berviesca et in Calzada et Ponticorvo et in Buradon et alias plurimas villas.

Lo que en castellano viene a decir:

En 977, a las tres horas del sábado 1 de junio una llama surgió del mar e incendió muchos pueblos y ciudades y hombres y bestias. Ese mismo mar incendió unas peñas y en Zamora un barrio y muchas casas y en Carrión y en Castrojeriz y en Burgos y en Briviesca y en Calzada y Pancorbo y en Belorado y en otros muchos pueblos.

Esta pequeña crónica, borrosa e inexacta por la cantidad de siglos transcurridos, nos aclara bastante poco sobre lo ocurrido. Las palabras llama y mar parecen bastante contradictorias. La única explicación posible que se ha dado es la del volcán submarino, sostenida por Fernández Duro y Ursicino Álvarez. Me resulta una teoría bastante difícil de creer. Otras fuentes optan por otras teorías, como la de Antonio Paluzíe Borrell en su artículo ‘Meteoritos Españoles’ (1959) [PDF]. Borrell comenta:

[…] a las tres horas de la tarde del sábado, primero de junio del año 939, equivalente al 977 de la era española usada durante siglos en España, se vieron varios bólidos, algunos de los cuales produjeron incendios. Su trayectoria debió ser muy larga, puesto que entre Zamora y La Calzada hay unos 260 km.

El autor habla directamente de bólidos (meteoritos) y hace referencia a otro estudio, el de ‘Meteoritos Caídos en la Península Ibérica’ de Faura y Sans. Quizás eso explicaría lo de los incendios, pero no las supuestas riadas que arrasarían con el antiguo puente romano.

Después de leer estos y otros documentos he llegado a elaborar una posible teoría que aúna ambas. Varios meteoritos de cierto tamaño cayeron en el noroeste de la península, incluyendo la costa portuguesa de Oporto, provocando un movimiento violento de las aguas tierra adentro con el Duero como principal elemento transmisor. Eso explicaría el hecho de que el puente se derrumbara en la dirección opuesta a la corriente natural del río. Pero no dejan de ser teorías. ¿Sabremos alguna vez la verdad de lo que ocurrió?

9 de junio de 2011

Documento interesante sobre las murallas de Zamora

Ayer, ojeando el foro Urbanity.es dí con un documento interesante sobre las murallas y los puentes de Zamora. Su título es «Plan Director de las Murallas de Zamora. Algunas aportaciones al conocimiento del monumento.» [PDF] y su autor es el historiador Francisco Javier Rodríguez Méndez. Este documento, de 15 páginas, fue publicado con motivo del IV Congreso «Restaurar la Memoria», celebrado en Valladolid en 2006.

A pesar de su brevedad, el texto revela algunos aspectos de nuestras murallas que no son muy conocidas, entre ellas los verdaderos recintos amurallados en las diferentes épocas, así como la situación de sus puertas, que varían ligeramente con respecto a lo admitido oficialmente y reflejado en la famosa maqueta realizada por Juan de Dios Hernández y Jesús Rey de 1993 sobre la Zamora medieval y que se expone en el Centro de Interpretación de las Ciudades Medievales. A través de algunas fuentes gráficas, como el plano de Segundo Viloria de 1870, fotografías de finales del siglo XIX o el famoso dibujo de Wyngaerde y escritas, como los trabajos de historiadores zamoranos insignes como Fernández Duro o Ramos de Castro.

Mención especial merecen en el texto la Puerta de Balborraz, la Puerta Nueva, la reconstrucción del trazado de la muralla en el entorno de la Puerta de San Pedro, la Puerta de Tajamar, o los puentes sobre el Duero. En este último caso sorprende la teoría poco conocida de que la destrucción del viejo puente romano en el siglo X pudo ser intencionada y no provocada por una riada (o la también novedosa teoría del volcán submarino y maremoto subsiguiente en el año 949). La ciudad posiblemente careció de puentes para cruzar el río durante al menos un par de siglos y se vadeaba por la zona más estrecha y menos profunda, en las cercanías de lo que hoy es el parque de los Tres Árboles.

También es de agradecer la inclusión de una bibliografía final con todas las referencias citadas en el texto, entre ellos la cita al documental «Zamora la Bien Cercada» (1999) y a varios artículos publicados en la prensa local.

15 de mayo de 2011

‘Cuatro Estaciones en Zamora’

Cuando ideo un vídeo normalmente lo hago a corto plazo. Es decir, filmo un acontecimiento o un viaje e inmediatamente lo monto. En el caso de ‘Cuatro Estaciones en Zamora’ las cosas han sido muy diferentes. En un primer momento mi intención no era hacer un clip sobre las cuatro estaciones en Zamora, sino algo tan prosaico como probar mi nuevo trípode y como vi que quedaban bien las guardé como material de recurso para el futuro. Esto fue en el mes de julio del año pasado. Desde entonces, en cada viaje a Zamora, el trípode ha sido un elemento imprescindible en mi equipaje. Las siguientes tomas, ya con cierta conciencia de lo que quería hacer, fueron en agosto, noviembre, diciembre, marzo y abril. Curiosamente, el vídeo comienza con la primavera a pesar de que fue la última en ser grabada.

Durante este tiempo, como ya sabéis, he cambiado de cámara y también de objetivos. Este detalle sólo se nota en las tomas con mi gran angular y que siempre son espectaculares, más por la calidad del equipo que por la de quien os escribe. La estructura del vídeo es clara: las cuatro estaciones, sólo separadas por un fundido a negro y un cambio de música. Nada de rótulos que llamarían más a la obviedad que a otra cosa.

Sobre lo que aparece en el clip he de decir una cosa: No se trata de un compendio de monumentos de Zamora, ni siquiera medianamente exhaustivo. Ese no es el fin. Mi intención ha sido reflejar el paso de las estaciones, los cambios que se producen en la vegetación, en la luz, en el río y –por qué no– también en la gente. Todas las tomas de ‘Cuatro Estaciones en Zamora’ están «tal cual». No han sufrido ningún retoque de color, de estabilización o de otro tipo. Tan sólo algunas secuencias han sido aceleradas y a otras les he aplicado un zoom por software para añadir un toque de dinamismo a las tomas más estáticas.

En cuanto a la música, la elección ha sido larga, aunque al final he optado por la solución más sencilla. Para la primavera suena ‘A-N-U-R-U-D-H’ de Future Pilot AKA, y para el verano, otoño e invierno puede escucharse ‘Water from the same source’, ‘Esperanza’ y ‘Last things last’ respectivamente, las tres de Rachel’s. Sin más esperas, os dejo con el vídeo:

20 de enero de 2011

Emma Pollock en Zamora

El otro día me enteré de una noticia tan insólita como inesperada: Emma Pollock, la excomponente del grupo escocés The Delgados y una de las mejores voces del pop independiente internacional, estará en Zamora el próximo martes 8 de febrero. En el momento de escribir esta entrada aún no se conocen los detalles de dónde tendrá lugar el concierto, ni la hora, ni el precio de las entradas. Sin duda es una gran noticia para aquellos indies zamoranos –que hay unos pocos– que quieren tener eventos de primera línea. Yo por mi parte no podré ir porque no cae ni en viernes ni en fin de semana y mis obligaciones laborales no me lo permiten.

Pero eso no significa que el hecho marque un antes y un después. ¿Tocará canciones de su antigua banda The Delgados? Realmente no lo necesita, pero seguro que los fans que seguimos a su antiguo grupo desde los tiempos de ‘Hate’ lo agradecerían. Con dos discos publicados, Pollock tienen ya mucho repertorio, al menos el suficiente para dar un buen y entretenido concierto. Si estáis por Zamora no dudéis en ir.

Para ilustrar este post vamos con algunos clips de Emma Pollock en solitario. Para más información podéis consultar el artículo que escribí con motivo del lanzamiento de su debut en 2007, que fue uno de mis discos favoritos de aquel año. Comenzamos con ‘Paper and Glue’, de su disco ‘Watch the Fireworks’ (2007):

‘Adrenaline’, también de su primer disco:

‘Red orange green’ de su segundo trabajo ‘The Law of Large Numbers’ (2010):

Y por supuesto no puede faltar la que creo que es su mejor canción, ‘Acid test’:

18 de agosto de 2010

Zamora en 1570 según Wyngaerde

El otro día me reencontré por obra y gracia de internet con el dibujo panorámico que de Zamora realizó el paisajista flamenco Anton van der Wyngaerde hacia el sexto decenio del siglo XVI. La primera vez que vi este emblemático grabado fue –si no recuerdo mal– en el Centro para la Interpretación de las Ciudades Medievales de Zamora hace ya algún tiempo. Los dibujos de Wyngaerde son muy populares, puesto que retrató 62 ciudades españolas por encargo del rey Felipe II, comenzando su trabajo en 1561. En parte gracias a este artista sabemos cómo eran muchas de nuestras urbes hace casi quinientos años, siendo un valioso documento para historiadores y curiosos. No me he podido resistir a dedicar un artículo a reflexionar en voz alta y compartir con vosotros algunas de las impresiones sobre esta panorámica.

El retrato de la ciudad fue realizado en el año 1570. Aunque es complicado establecer el lugar exacto de la vista –probablemente la perspectiva no se ajuste por completo a la realidad–, Wyngaerde debió colocarse con sus útiles de dibujo en las inmediaciones del actual campo de fútbol Ruta de la Plata o quizás más hacia el oeste. Podemos establecer esta localización si nos fijamos en el monasterio de San Jerónimo que aparece en un primer plano, justo delante del artista, que debió ver con mucho detalle, ya que dibujó a un personaje dando de comer a las gallinas en uno de los patios del recinto. Hoy apenas se conserva nada de este edificio, sólo algunas piedras y las marcas de los muros (ver imagen de la izquierda). El solar sigue sin edificar y tan sólo hay algunas naves industriales. A través de los mapas de Bing o de Google se pueden ver muy bien las ruinas. También podemos ver otros monasterios, como el de San Francisco (hoy convertido en la sede de la Fundación Rei Afonso-Henriques).

Otro de los elementos centrales del grabado es el puente de piedra con sus dos torres en sus extremos. Una de ellas parece estar en construcción. Si pasamos al otro lado del río nos atrae la atención la Catedral, perfectamente reconocible y aparentemente con pocos cambios respecto a como es en la actualidad. También la vieja Casa del Obispo, reformada en el siglo XVIII, y la puerta de entrada al recinto amurallado. El camino de acceso y toda la zona de las Peñas de Santa Marta está irreconocible y supongo que se trataba de un camino mal arreglado, quizás de tierra o piedras. Ese enorme terraplén servía de protección natural, al igual que la conocida como Peña Tajada. Justo al final (en lo que hoy son las primeras casas de la avenida de Vigo en dirección al puente de piedra –ver imagen a la izquierda–) la muralla descendía hasta el río, abriéndose una pequeña puerta, llamada de Santa Marta, para entrar en la ciudad.

El muro defensivo sigue bordeando el río a lo largo de toda la ciudad. No se adentra hasta llegar a lo que hoy conocemos como Puerta Nueva, en las inmediaciones de la iglesia de Santo Tomé, donde se conserva todavía buena parte de la muralla. Un detalle reconocible de la muralla en esta sección es la rampa de acceso al recinto desde el río y que aún se conserva (ver imagen de la izquierda). Según el dibujo de Wyngaerde, la plaza con soportales donde desembocaba (muy cerca de lo que hoy es la iglesia de La Horta y el colegio Jacinto Benavente) era destinada a la celebración de mercados.

Volviendo los ojos de nuevo al otro extremo nos encontramos con el castillo, otro de los edificios emblemáticos que son reconocibles en el dibujo. Vemos las dos torres que miran hacia la muralla y el Campo de la Verdad, de la que hoy se conserva una de ellas, aunque con las lógicas modificaciones. Lo mismo puede decirse de la torre principal. Adentrarse en el maremágnum de casas, torres, iglesias y plazas que el artista flamenco dibujó quizás sin mucha exactitud, puede ser una aventura casi imposible. La leyenda incluida para referenciar los edificios más destacables es a veces ilegible. A pesar de todo, con un poco de paciencia es posible reconocer muchos de los lugares de nuestra ciudad…

16 de agosto de 2010

Verano cultural de Zamora: Por la buena dirección

Llevaba mucho tiempo desconectado de todo lo que respecta a las «cuestiones zamoranas», en especial lo referido a las actividades culturales destinadas al turista (y también al zamorano), a la proyección que de la ciudad se realiza hacia fuera y, en definitiva, a todo aquello que hacen de Zamora una ciudad moderna. He pasado unos días allí y me he dedicado a recorrer algunos de estos eventos. Lo primero que he de decir es que, después de todas las críticas que hice en su día sobre la más que cutre presencia de Zamora en internet, ahora tengo que reconocer que las cosas han mejorado muchísimo. La web de turismo de la ciudad es bastante completa y, además, es atractiva para el internauta, muy intuitiva y con mucha información en todos los formatos. Uno se da cuenta de que Zamora tiene ahora mucho que ofrecer al visitante.

Uno de los ejemplos más claros es el ya clásico Verano Cultural, que cada año regresa con más fuerza en los meses estivales, con propuestas que año a año se van superando en calidad, organización y originalidad. Por supuesto que todavía se puede mejorar mucho, pero se va por el buen camino. Durante esos días que he estado por allí he podido asistir a las exposiciones de Balborraz (un poco extrañas eso sí, pero interesantes), a la representación del ‘Cerco de Zamora’ en el parque del Castillo o a un concierto de jazz dentro de las llamadas Noches de Viriato. Aún así me perdí muchas cosas, como la iluminación especial de algunas zonas de la ciudad, el teatro clásico al aire libre, las visitas guiadas nocturnas y unos cuantos eventos más. La oferta a lo largo de todo el estío esta siendo abundante. Cualquiera que se acerque por Zamora estos días se llevará una grata sorpresa.

Para todos aquellos que queráis pasaros por allí, aún estáis a tiempo. En la web de turismo de Zamora de la que antes os hablaba encontraréis todo lo necesario para planificar vuestra visita. Se ve que se han puesto las pilas y han comprobado que el potencial turístico que tiene la ciudad puede ser una buena fuente de ingresos si presenta con un envoltorio bonito y atrayente.

Como ilustración a todo esto que os he contado, ahí va un vídeo grabado durante la actuación del trío de jazz Xavier Dotras Trío dentro de los conciertos de las Noches de Viriato (III Festival de Jazz Ciudad de Zamora). En los próximos días colgaré alguno más:



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