Esta pasada noche ha dimitido Yves Leterme, el Primer Ministro belga «de emergencia» encargado de buscar soluciones de unidad para sacar a Bélgica de la crisis institucional en la que lleva sumida años. Y es que las cosas no son nada fáciles en el país más dividido de Europa. Leterme fue elegido tras ni más ni menos que nueve meses de negociaciones entre los partidos valones y flamencos y el saliente Primer Ministro Guy Verhofstadt. En aquellas épocas estuvo muy cerca la ruptura del país.
Bélgica consiguió la independencia en 1830 de Francia y de la creciente influencia holandesa. Este sólo fue el colofón a una historia tortuosa territorialmente hablando que la ha conformado como una especie de «país Frankenstein» con tres lenguas oficiales (francés, flamenco y alemán) y tres territorios (Bruselas, Flandes y Valonia). Durante mucho tiempo las tensiones de los territorios han estado calmados. El reinado de Balduino I supuso un auténtico bálsamo para las fricciones y las diferencias entre valones y flamencos. Con su muerte en 1993 se reabrieron las grietas ancestrales. A lo largo de los últimos años, el auge de partidos de extrema derecha racista y la subida al poder de partidos cada vez más radicalizados en los gobiernos regionales de Valonia y sobre todo de Flandes, ha propiciado un ahondamiento en las diferencias. Tras la crisis cerrada con el nombramiento de Leterme, vuelve de nuevo el fantasma de la secesión tras su dimisión.
Aunque es una reflexión personal, me da la impresión de que la Bélgica popular, la del pueblo llano, está asistiendo atónito al lamentable espectáculo que están dando sus políticos. También creo que la mayoría de los belgas quieren que el país siga unido. Y si no me remito a aquel experimento sociológico que conmocionó la nación. Para quien no lo recuerde, la televisión pública de la Bélgica valona y francófona (la RTBF) emitió un informativo ficticio en el que se anunciaba la independencia unilateral de Flandes. La polémica que se montó fue tremenda…
Parece una paradoja que el país cuya capital es símbolo y sede de las instituciones de la Unión Europea no sea capaz de dotarse de los mecanismos necesarios para salir de una crisis que, no nos engañemos, está alimentada más por los políticos que por los ciudadanos. Cosa por otra parte que suele ser habitual…
El pasado día 4 de julio se conoció el resultado de la votación popular que organizó Radio 3 para elegir la mejor (o más representativa) canción indie española de todos los tiempos siguiendo una iniciativa internacional. La ganadora fue ‘Qué nos va a pasar’ del grupo donostiarra La Buena Vida. Si recordáis, en mi quiniela de favoritos, este tema estaba entre los diez elegidos. Y me parece que ha merecido ganar, porque es una canción excepcional, la mejor de la banda de Irantzu. No es casualidad que la canción fuera la mejor del año 2001 en mi lista de canciones nacionales de aquel año:
Han sido muchos años de crecimientos desbocados, de nadar en la abundancia, de los abusos en los precios de la vivienda, de la construcción sin freno, de especuladores del ladrillo. Pues todo eso se acabó. Esa época ha terminado. A lo largo de los últimos meses hemos asistido a un crecimiento moderado del precio de la vivienda, hace poco se estancó y ahora hasta baja. Los pisos construidos ya no tienen salida en el mercado, o como dirían los expertos, el sector está en «reajuste». La escandalosa sobrevaloración de la vivienda que ha hecho ricos a unos cuantos y ha hipotecado a la mayoría ha tocado techo.
La certificación de que constructoras, promotoras e inmobiliarias han vivido épocas mejores está en el caso de Martinsa Fadesa. Hoy se ha desplomado en bolsa y que está al borde de la suspensión de pagos. Vamos, en quiebra. No acabo de comprender cómo, empresas que hace unos pocos años estaban montados en el euro, no han sabido digerir el éxito y administrarse inteligentemente para cuando llegaran los malos momentos. Diversificar las áreas de negocio, invertir en otros mercados, yo que sé… Me parece incomprensible. Lo que es claro es que los que terminarán perdiendo son los pobres empleados de a pie…
Así que nada, adiós a la especulación, a la vivienda inalcanzable, a la construcción sin límites… Por fin. Veremos si dentro de unos pocos años uno podrá comprarse un triste piso a un precio mínimamente justo.
‘Esta noche sólo cantan para mí’ es el segundo vídeo de ‘La Revolución Sexual’ de La Casa Azul. Han pasado muchos meses desde aquel primer clip. Ahora Guille da la cara y deja descansar (literalmente) a la ficticia banda de robots que han sido la imagen de La Casa Azul durante unos cuantos años. Buen vídeo con patinadora incluida. Parece que está de moda incluir una. Ya lo hicieron We Are Balboa en ‘Space between bodies’ y más recientemente The Last Shadow Puppets en ‘The Age of the understatement’…
Acabo de añadir 21 nuevas fotografías a mi web ‘Zamora en Imágenes’, con lo que son ya 264 las vistas que pueden contemplarse. Entre ellas hay unas cuantas fotografías nocturnas y, por fin he incorporado fotos de Valorio (una deuda pendiente).
El otro día supimos que la corporación RTVE, la FORTA (que agrupa a las cadenas públicas autonómicas) y Mediapro (propietaria de La Sexta) había adquirido los derechos para emitir la Champions League de fútbol para las próximas temporadas a partir de 2009. Aunque no se ha comunicado el coste de esa operación, fuentes no oficiales cifran esa cantidad en unos 70 millones de euros. La asociación de televisiones privadas UTECA ha criticado que un organismo público financiado con dinero de todos haya entrado en una puja multimillonaria sin límite para llevarse estos derechos. La oferta de RTVE, la FORTA y Mediapro era inalcanzable para el resto de cadenas. El principal perjudicado de esta operación ha sido Sogecable y Antena 3, los actuales titulares de los derechos hasta 2009. En el caso de Sogecable, rentabilizaba la inversión mediante la emisión de los partidos por Pay Per View a través de Digital+.
No tengo una opinión clara sobre el asunto. Creo, por una parte, que la filosofía de una televisión pública no es la de pujar por los megaeventos deportivos, aun cuando esa inversión se pueda rentabilizar. Porque, ¿Cómo se va a rentabilizar? Se supone que a través de la publicidad, lo que va directamente en contra de una televisión financiada por el Estado, que no debería emitir publicidad. De nuevo las buenas intenciones de la refundada RTVE se quedan en papel mojado. Esto nos llevaría hacia otros derroteros, como por ejemplo dilucidar si una televisión pública ha de ser rentable o si debe servir al interés general a cualquier precio. Tengamos en cuenta que, en los demás países europeos, la Champions League es emitida por canales privados (Sky Italia en Italia o la ITV1 en Reino Unido).
Por otra parte también creo que una televisión pública tiene todo el derecho del mundo para competir por los derechos de unos partidos de fútbol que serían emitidos íntegramente en abierto. La UTECA, la principal perjudicada, es parte interesada en multitud de noticias que han atacado furibundamente a RTVE porque esto supone haber perdido una oportunidad inmejorable de hacer caja. En el caso concreto de Sogecable, ha sentado especialmente mal porque detrás de la operación está Mediapro (recordemos la guerra del fútbol por la emisión de los partidos de la liga española). De ahí los artículos tan belicosos en El País sobre este tema. Intereses económicos que nublan la imparcialidad a la hora de enfocar una noticia.
A mi, como no soy aficionado al fútbol, me da exactamente igual si los partidos se emiten en abierto, pagando o no se emiten. Lo que ha quedado muy claro es que el fútbol puede ser sinónimo de grandes audiencias, de rentabilidad y de otros conceptos muy tentadores para todas las cadenas, tanto públicas (por desgracia) como privadas.
A pesar de que conocemos ya muchas filmografías de realizadores coreanos, el cine del país asiático nos da todavía sorpresas muy agradables. ‘I’m a Cyborg but That’s Ok’ (2006) es una de esas sorpresas que uno se encuentra mientras busca otras cosas. El cine de Corea del Sur pasa por ser uno de los más originales y con más talento de lo que llevamos de siglo. No hay más que recordar la asombrosa obra de Kim Ki-Duk (‘Hierro-3’, ‘Primavera, Verano, Otoño, Invierno… y Primavera’ o ‘El Arco’ por ejemplo). Ahora he de añadir a este particular olimpo el nombre de Park Chan-wook. Aunque su filmografía ya es dilatada, hasta ahora desconocía su existencia. Son muchas las virtudes que las alumbran, pero sin duda por encima de todo está la sensibilidad y el talento para saber combinar drama, poesía, tecnología y los aspectos más mundanos de la vida.
Al igual que su colega Kim Ki-Duk, Chan-wook cocina sus películas combinando con sensibilidad y talento el drama, la poesía, la tecnología y los aspectos más mundanos de la vida. Los ingredientes de ‘I’m a Cyborg but That’s Ok’ (creo que aquí se tradujo como ‘Soy un Cyborg’) se mezclan perfectamente para dar un resultado mágico y que atrapa al espectador. En un principio, lo desquiciado del argumento me hizo temer un desarrollo decepcionante, pero Chan-wook sabe bien mantener el pulso narrativo, agregando fuertes dosis de romanticismo, de mala leche o de humor. Otra cosa a destacar es la interesante (y muy natural) unión entre tecnología y tradición, tan a la orden del día en Corea.
La película cuenta la historia de Cha Young-goon, una joven que, tras pasar por una infancia solitaria y traumática, cree ser un cyborg. Su madre decide internarla en una institución psiquiátrica donde conocerá a multitud de personajes extravagantes. Uno de ellos, Park Il-soon, gran jugador de ping pong, se interesa pronto por ella. Establecerán una curiosa relación repleta de fantasía.
Aparte de todo lo mencionado, el realizador Chan-wook se olvida de los complejos cinematográficos para mezclar estilos hasta confeccionar una película inclasificable, humorísticamente violenta a veces, intencionadamente dulzona otras y sarcástica siempre. Visualmente ‘I’m a Cyborg but That’s Ok’ también rompe todos los esquemas tradicionales y sorprende la audacia de muchas de sus secuencias con el mérito de que ninguna de ellas parezca forzada. Una pequeña maravilla que merece la pena ser vista.
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