‘Super Size Me’ «engorda» la realidad
Acabo de ver por primera vez ‘Super Size Me’, uno de los documentales más populares de los últimos años. Lo podemos colocar en la misma estantería que ‘Bowling For Columbine’, es decir, documentos efectistas en los que el continente deslumbra (o incluso desvirtúa) al contenido o cómo utilizar un tema interesante para realizar un documental-espectáculo que a veces roza el sensacionalismo.
Morgan Spurlock es un joven que decide realizar un experimento con su propio cuerpo comiendo durante un mes sólo en restaurantes McDonald’s. A lo largo de la experiencia, médicos y dietistas controlarán la evolución de su organismo. Morgan recorrerá los Estados Unidos comiendo en restaurantes de la «M» de varios estados. Los resultados son, como era de esperar, desoladores. Entre advertencias de los médicos sobre los riesgos de continuar con el experimento, el protagonista comenzaba a «transformarse» en un ser cansado, insomne y malhumorado. No digo que comer en McDonald’s un mes entero sea bueno para la salud, pero creo que se han exagerado los efectos y lo peor de todo es que casi se nota. Yo personalmente no creo que un mes de comida basura provoque efectos tan perjudiciales. El afán exhibicionista de Morgan me hacen sospechar.
Paralelamente al experimento se intercalan otros datos e imágenes mucho más interesantes que el propio tema central. Se expone cómo las grandes multinacionales de la alimentación elaboran estrategias para introducirse, por ejemplo, en los comedores escolares para que los pequeños se vuelvan adictos a sus productos. El documental también ofrece una visión muy crítica de la conformista e infantiloide sociedad norteamericana.