Durante decenas de miles de años, la humanidad ha guardado sus documentos mas preciados grabándolos en piedra, escribiéndolos en papiro, en pergamino, en papel, en celuloide y en multitud de formatos fácilmente legibles por nosotros, habitantes del siglo XXI. Pero, ¿y que ocurrirá a partir de ahora?. Hemos sustituido las cámaras fotográficas con negativo por otras digitales que sólo graban ceros y unos en archivos de acuerdo a unas normas y unas leyes que quizás dentro de diez años estén obsoletas. Hemos confiado a la técnica nuestros textos más valiosos guardándolos en archivos de Word en vez de en cuadernos de papel. ¿Quién nos asegura que dentro de un período de tiempo relativamente corto podremos seguir leyéndolos?
Esta reflexión es el inquietante punto de partida del documental de Jorg Daniel Hissen y Peters Moers ‘La Oscura Era Digital’ (2003). Al terminar de verlo no puedo por menos que darles la razón. En los últimos treinta años los formatos de grabación y lectura automatizada de la información han cambiado vertiginosamente. Con la excusa (o la realidad) de prometer grandes mejoras técnicas, unos sistemas sustituyen a otros muchas veces sin solución de continuidad. Esta sucesión de formatos empujados en buena medida por el mercado deja al anterior sin soporte y obliga a renovarse o morir. La información ha de transformar su forma de representación aproximadamente cada diez años y de soporte físico cada cuatro o cinco. Lo estamos viendo ahora. Los nuevos discos Blu Ray y HD DVD terminarán indefectiblemente por arrinconar al DVD y por supuesto al CD-ROM. Nadie garantiza que dentro de unos años podamos encontrar unidades lectoras de discos compactos de datos. ¿La solución es migrar todos esos CDs a los nuevos formatos? Quizás. Pero esa tarea puede ser compleja si tenemos varios cientos o miles de discos que convertir.
Garantizar la lectura de datos almacenados en sistemas obsoletos lleva preocupando a los expertos desde hace ya bastante tiempo. En el documental se cuenta un caso curioso. En la época de la guerra fría, los servicios secretos y la policía política de la RDA almacenaron su información más sensible en unas cintas magnéticas especiales que sólo era posible leerlas con unas unidades llamadas Robotron. El problema no era el hardware, puesto que se aún se conservan varias máquinas, sino el software. Las aplicaciones capaces de interpretar el contenido de las cintas se había perdido y el lenguaje de programación utilizado para desarrollarlas era un secreto de estado, de forma que sólo unos pocos lo conocían. Estos expertos bien habían abandonado el país tras la caída del muro o habían fallecido. La situación es tal que ahora se almacenan las cintas sin saber si algún día podrán ser leídas.
Algo parecido sucede en los Estados Unidos, meca de la informática. Un proyecto dependiente del Ejército se ha propuesto guardar todo tipo de máquinas para impedir que la información guardada en soportes obsoletos deje de ser legible para siempre. Incluso gente de la calle puede acceder al recinto para recuperar sus datos.
Otro de los grandes quebraderos de cabeza es la durabilidad de los soportes. También es uno de los más polémicos. Los científicos y los estudiosos no se ponen de acuerdo sobre cuánto puede llegar a «vivir» un disco compacto o un DVD. Los más optimistas hablan de unos 30 años, mientras que otros aseguran que 15 años ya serían muchos. En cualquier caso un CD no es una piedra grabada. Su fragilidad puede comprometer la información. No sólo las rayaduras, sino una simple exposición al sol puede dar al traste con los datos. La Long Now Foundation tiene un proyecto llamado Rosetta que se creó con el propósito de conservar la información más importante de nuestra era en un formato que perdure a lo largo de los siglos. Para ello han ideado unos «discos» en la que el texto ha sido micrograbado en espiral. Cada uno de estos discos, de tamaño similar a un CD, puede almacenar 30.000 hojas llenas de caracteres. En un futuro remoto tan sólo será necesario un microscopio para poder leerlos. Pero este sistema no sirve para la creciente información multimedia. Vídeos y fotografías son hoy día la base de nuestra cultura. En Alemania se ha desarrollado otro método que los almacena mediante cristales de memoria holográficos. Variando la posición se puede acceder al vídeo. Incluso puede combinarse con un proyector. Este sistema aún está en fase experimental y se calcula que cuando esté desarrollado la información almacenada podría sobrevivir varios miles de años.
Mi experiencia personal
Grabé mi primer archivo informático en 1986 sobre un disco de 5,25 pulgadas. El ordenador era un IBM PC. El documento probablemente era un programa de BASIC. Aunque hoy tuviera una unidad para esos discos, el contenido sería ilegible. Posiblemente podría acceder a la información, pero carecería de sentido a menos que consiguiera un intérprete de GW BASIC. Mucho pero fue un año después, cuando tuve mi primer ordenador MSX. La organización de los archivos en un disco de 3,5 pulgadas de un MSX no tiene nada que ver con la de los PCs, con lo que la incompatibilidad es mucho mayor. Hace un par de años puse en marcha mi «Operación Rescate» particular. Consistía en recuperar mis viejos discos del MSX y convertirlos de forma que pudiera leerlos con un ordenador moderno. Gracias a un emulador y a algunas utilidades pude extraer los datos (que por cierto estaban perfectos después de mucho tiempo de almacenaje en condiciones no muy buenas) y convertirlas a formato de disco virtual MSX para el emulador. Por si acaso hice también una imagen con los archivos tal cual estaban en el viejo disquete de 720 Kb. Debo tener unos siete u ocho discos de esos con información interesante por recuperar. Quizás dentro de unos pocos años, el soporte esté tan deteriorado que no puedan leerse.
Más grave es el asunto de las 36 cintas de Video 8. Unas sesenta horas de vídeo casero entre 1990 y 2003 con un valor incalculable. Hasta hace poco la cámara era la única forma de reproducir las cintas, pero se averió y ya nadie arregla cámaras antiguas, de forma que si no consigo pronto un magnetoscopio para Video 8, se perderán para siempre. Confío en que la información guardada aún esté en buen estado.