El origen del castellano
Siempre he tenido curiosidad por conocer el origen de la lengua castellana. Oficialmente este génesis tiene lugar en el siglo X y XI con las Glosas Emilianenses que todos hemos estudiado en el colegio. Pero las glosas son sólo la primera prueba escrita de una lengua que ya no era el latín. Se sabe que desde que la lengua romana llegó a la península existió una versión del idioma que hablaban las clases populares. Esta adaptación espontánea dependía en buena medida de la zona en la que se desarrollaba. Este «latín vulgar» fue el núcleo a partir del cual se gestarían las lenguas romances.
Por supuesto, los idiomas no nacen de un día para otro, sino que son fruto de una continua evolución, de pequeños pasos. Nada sabemos del monje o monjes del monasterio de San Millán de La Cogolla que escribió el primer texto en proto-castellano. Lo que sí parece es que su intención era aclarar los textos latinos más complicados para hacerlos comprensibles. Es curioso que hasta el siglo XX nadie se percatara del valor de estos textos marginales. Fue en 1911 cuando Manuel Gómez Moreno transcribió por primera vez las glosas. A lo largo de todo el siglo numerosos estudiosos se han dedicado a examinarlas. Actualmente el valioso códice se encuentra en la Biblioteca de la Real Academia de la Historia.
¿Y cómo era ese primer idioma castellano? Pues aún muy cercano al latín. A mi, como profano en estos temas, me ha llamado a atención el uso de «ke» en vez de «que», igual que utilizamos ahora en los mensajes SMS.
Cono aiutorio de nuestro dueno dueno Christo, dueno salbatore, qual dueno get ena honore et qual duenno tienet ela mandatione cono patre cono spiritu sancto enos sieculos delo sieculos. Facamus Deus Omnipotes tal serbitio fere ke denante ela sua face gaudioso segamus. Amen.
Con la ayuda de nuestro Señor Don Cristo Don Salvador, Señor que está en el honor y Señor que tiene el mandato con el Padre con el Espíritu Santo en los siglos de los siglos. Háganos Dios omnipotente hacer tal servicio que delante de su faz gozosos seamos. Amén.
En internet hay mucha y muy buena información sobre estas glosas, como la web que se le dedica en la Biblioteca Gonzalo de Berceo.