Sobre diseños rectos y redondos
Desde siempre me ha interesado y he seguido las novedades en cuanto al diseño automovilístico. Pocas muestras de diseño industrial son tan visibles y tan cambiantes como el de los coches. Tan cambiante es que son uno de los quebraderos de cabeza a la hora de ambientar décadas pasadas en una película. Más de una vez me he encontrado en series y películas, sobre todo españolas, con alguna que otra anacronía en este sentido.
Pero este no es el tema del que quería hablar. Este post está más bien orientado a las tendencias del diseño. Todo esto se me ocurrió cuando hace unos meses ví el diseño del nuevo modelo de Opel, el impresionante Insignia. Con él se pone fin definitivamente a las líneas rectas y limpias a las que nos tenían acostumbrados con el Astra (2004) o el Vectra (2002). Junto con Renault y la división de opiniones que provocó el lanzamiento del Mégane en 2002 y Ford, con el Focus en 1998 y el Fiesta en 2002, fueron las puntas de lanza del «diseño recto», que otros fabricantes han seguido.
Igual que en otros muchos campos del diseño, las tendencias en esta última decada se han mezclado mucho. Si en tiempos pasados, las tendencias del diseño eran mucho más homogéneas, la variedad es ahora la norma, aunque siempre hay modelos que marcan una cierta línea a seguir. Como una moda más que es, en el mundo de automóvil todo vuelve, y a un movimiento estético le sigue otro de signo contrario. Las líneas redondeadas han dado paso a las rectas alternativamente. Ya ocurrió a principios de los setenta, cuando se lanzaron los primeros diseños «rectos». Esta tendencia fue acentuándose hasta que fue reemplazada, a mediados de los ochenta, por nuevas líneas redondeadas. Y otra vez, con el cambio de siglo, se vuelve al rigor de las caras planas. Ahora que termina esta primera década, ¿volvemos de nuevo a «lo redondo» o se mezclarán todo tipo de diseños?.