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La bitácora personal de Ricardo Martín
Comentando cosas desde 2004
11 de marzo de 2009

Cine erótico con El País

Esto de vender a un módico precio o «regalar» un DVD con la prensa está siendo una moda a todas luces rentable. El fuego lo abrió Público hace un año y medio los viernes con Cine Público, películas en su mayoría bastante interesantes. Sobre estas entregas ya he hablado aquí alguna vez. Después vinieron otros. El País, por un euro, incorporaba un DVD con una película de Hollywood de «serie media» los viernes y los sábados. El diario de PRISA vuelve ahora con una nueva colección que lleva anunciando desde hace unas semanas.

Bajo el título de «Que Vuelve el Erotismo», El País presenta diez películas de calidad muy desigual con el denominador común de la temática sexual. De hecho casi todas ellas estuvieron prohibidas en España durante los últimos años de la dictadura. Tal es el caso de las polémicas ‘Portero de Noche’, ‘Historia de O’, ‘Calígula’ o ‘El Imperio de los Sentidos’. Otras son menos conocidas, como es el caso de una de las primeras obras de Russ Meyer, ‘Vixen!’ o la del holandés Paul Verhoeven ‘Delicias Turcas’. La colección se completa con el ‘Casanova’ de Fellini, ‘2046’, la obra maestra de Wong Kar-wai, ‘Bolero’ y ‘Tamaño Natural’, la única obra española de la lista.

Mi opinión es que, habiendo visto la mayoría de ellas, hay un poco de todo. Las hay malas sin paliativos, mediocres (la mayoría) y algunas bastante buenas. Os recomiendo ‘Portero de Noche’, ‘El Imperio de los Sentidos’, ‘Casanova’ y, a años luz por encima de todas, ‘2046’, la mejor sin duda alguna. Tengo muchas ganas de tenerla en DVD porque en cualquier gran almacén la tienen por más de 10 euros, así que merece la pena…

10 de marzo de 2009

Desfase informático

Una de las cosas que más me llama la atención de la informática es su capacidad para la paradoja. Me explico: mientras en algunos campos como el hardware se ha avanzado una barbaridad en los últimos cinco años con el lanzamiento de los famosos ultraportátiles o netbooks, móviles que son en realidad ordenadores, algunos con pantalla táctil, dispositivos con GPS cada vez más baratos, media centers que enchufamos a nuestros televisores, en otros otros aspectos no hemos cambiado nada. Esos ultraportátiles modernísimos siguen llevando Windows XP o Vista (en su mayoría), con virus, tiempos interminables de arranque, errores y baterías con capacidad limitada. Y esta limitación física se nota a la hora de desarrollar un sistema operativo. El caso de Apple y Mac OS X es ejemplar, porque han coseguido con Leopard un entorno verdaderamente amigable, potente, rápido, con la estabilidad de Unix y más intuitivo que Windows, además de una perfecta integración hardware-software. Ahí es donde los ingenieros de Microsoft y los de la comunidad GNU/Linux tienen un espejo en el que mirarse.

Al hilo de este asunto, me ha interesado la noticia que leí ayer sobre el lanzamiento de un sistema operativo «instantáneo» por parte del fabricante de componentes MSI y que han llamado Winki. Se trata de un pequeño dispositivo que se enchufa directamente al conector USB de la placa base del ordenador y que contiene un mini sistema basado en Linux con algunas aplicaciones incluidas para navegar por internet, chatear… El asunto del arranque instantáneo se está poniendo de moda entre los fabricantes y ensambladores. Algunos ya han desarrollado sistemas de suspensión y apagado que permiten arrancar rápido el sistema.

Al igual que los teléfonos móviles cada vez se complican más, los ordenadores han de simplificar su uso con nuevas ideas de interfaz más sencillas y usables. Unas ideas de interfaz que, en parte, provienen del mundo móvil. No pasará mucho tiempo antes de que ambos conceptos, ambas plataformas, lleguen a fundirse. Ahí están ya los rumores sobre un «mini-tablet» fabricado por Apple, a medio camino entre el iPhone/iPod Touch y un netbook, con pantalla táctil de 10 u 11 pulgadas. Si se confirma sería una revolución. Ese es el futuro de la informática que esperamos ansiosos y que está cada vez más cerca. El esquema «monitor-torre-teclado-ratón» tiene ya los años contados.

9 de marzo de 2009

‘Últimas Noticias del Paraíso’

Hace ya unos cuantos años leí ‘Un Millón de Luces’ (Alfaguara, 2004), el que hasta entonces era el último libro de la escritora Clara Sánchez. Ahora me reencuentro con ella al leer su anterior libro ‘Últimas Noticias del Paraíso’ (Alfaguara, 2000), con el que consiguió el Premio Alfaguara de Novela aquel año. Al igual que en aquella, ‘Últimas Noticias del Paraíso’ utiliza un lenguaje coloquial, accesible, pero que termina por ser la manera más eficar para calar en el lector. La novela va creciendo según se avanza en su lectura, se van añadiendo nuevos elementos, nuevos personajes y situaciones inquietantes unas, familiares otras, cotidianas… Clara Sánchez sabe como muy pocos combinar sabiamente la rutina urbana más vulgar con hechos extraordinarios.

Fran es un chico que vive con su madre y su padre siempre ausente en un adosado de una urbanización de las afueras de Madrid. Toda su vida transcurre allí. Allí tiene a Eduardo, su mejor amigo y a Tania, la hermana de Eduardo y posible novia de Fran. Todos ellos habitan un vecindario un tanto peculiar. Mientras Eduardo prospera al terminar el instituto gracias a un dudoso golpe de suerte, Fran consigue trabajo en un videoclub y se aficiona al cine. Cierto día, Eduardo, desaparece sin dejar rastro y comenzarán a desencadenarse una serie de hechos fuera de lo común. A medida que avanzan las páginas, el tono de la narración se vuelve cada vez más amarga, más trascendente. Es cuando Fran llega a ese cruce de caminos en el que hay de elegir sobre qué hacer en el futuro porque sabe que no va a ser joven para siempre.

También me ha gustado el tratamiento casi mitológico que la autora da al microcosmos del suburbio en el que viven (la laguna «misteriosa»), el bus 77 que coge Fran para moverse, las calles empinadas, el centro comercial. Un mundo ordenado y a la vez aburrido. El libro cuenta con estupendos personajes secundarios (algunos no tan secundarios): la misteriosa chica oriental Yu, los perros Hugo y Ulises, el profesor aficionado a los fenómenos paranormales, el vecino con manía persecutoria o la señora de cierta edad que alquila películas pornográficas para verlas con su marido. En definitiva, una obra curiosa que invita a la reflexión.

8 de marzo de 2009

‘Vicky Cristina Barcelona’

Antes de ver ‘Vicky Cristina Barcelona’ ya estaba afilando los cuchillos para destripar al pobre y querido Woody. Es lo que tiene ser una figura eminente del séptimo arte. Es verdad que las últimas obras del de Manhattan no están a la altura de las circunstancias, pero no es motivo para justificar determinadas críticas que he leído por ahí y que tienen mucho más de político que de cinematográfico. Como seguidor de la obra de Allen, y después de haber visto prácticamente todas sus películas, sigo pensando que ‘Un Final Made in Hollywood‘ (2002) es su última cinta auténticamente genial.

En otras manos, ‘Vicky Cristina Barcelona’ sería una pieza digna y a tener en cuenta, pero siendo Woody quien está detrás de la cámara nos sabe a muy poco. Y eso que la película es entretenida, simpática, ágil, delirante en algunos momentos y el trabajo de los actores me ha parecido muy bueno, sobre todo los papeles de Javier Bardem y de Penélope Cruz, pero falta ese plus que maestros como Woody Allen saben agregarle para que destaque sobre el resto. Así, sin ese toque, se queda en una fantasía mediterránea con tópicos (aunque no tantos como se pudiera pensar) hecha para yanquis reprimidos. Un producto destinado a ser visto en los cines cosmopolitas de la fría ciudad de los rascacielos y que sirva de acicate para que oleadas de neoyorkinos se acerquen por la capital catalana.

En definitiva, una película alegre, sin complicaciones, bien producida, muy cuidada y que se ve bien, pero que no aporta nada nuevo a la carrera de Allen. ‘Vicky Cristina Barcelona’ nos confirma que la carrera del genio va hacia un inevitable declive. Una pena… Por cierto, el doblaje al castellano es de juzgado de guardia. Si la véis, hacedlo en versión original subtitulada.

7 de marzo de 2009

La América profunda en Google Street View

Desde que apareció, Google Street View se ha convertido en una de mis herramientas de Google favoritas y una manera estupenda de pasar horas y horas delante del ordenador. Mientras esperamos a que nuestras ciudades reciban la visita del coche negro y nos fotografíe o que procesen las fotos ya hechas, merece la pena echar una ojeada a lo mucho que ya ha registrado el ojo múltiple que todo lo ve. En el caso de los Estados Unidos, ya podemos visitar prácticamente la totalidad del territorio, y no sólo las ciudades. Desde las grandes metrópolis como Nueva York o Los Ángeles hasta ignotos caminos sin asfaltar en algún lugar de Nuevo México o las tortuosas carreteras que bordean el Río Grande y separan Estados Unidos de México.

El otro día pasé un buen rato brujuleando por aquí y por allá, a la búsqueda de cosas curiosas. Pasé por las áreas restringidas militares de los desiertos del centro del país, donde las imágenes de Street View se cortan, supongo que por cuestiones de seguridad nacional, por Roswell, donde hay platillos volantes de pega aparcados junto a los coches y enormes vallas publicitarias del famoso McDonald’s en forma de OVNI, así como muchas otras referencias al célebre acontecimiento ufológico. La América profunda, que se mezcla con los mitos y leyendas modernas, que nacieron aquí y que después de han exportado a todo el mundo a través del cine y la televisión.

Si no lo habéis hecho, os recomiendo al menos perder una tarde para sumergirse en las enormes llanuras de los desiertos, curiosear por las pequeñas ciudades, pueblos, moteles, autopistas… porque uno siempre se puede encontrar cosas chocantes o interesantes, y de paso hacer turismo cibernético sin movernos de casa.

6 de marzo de 2009

‘Guitarras y Tambores’, el regreso de Cola Jet Set

Conozco a Cola Jet Set desde los tiempos de su EP de debut ‘Cosas que no se Olvidan’, allá por 2002, cuando escuché por primera vez ‘Ay, amor’, uno de sus primeros temas (que fue mi tercera canción favorita de aquel año). La banda se formó a partir de Los Fresones Rebeldes y de La Monja Enana. Al igual que con sus predecesores, siempre he seguido su carrera. En 2004 publican su largo de debut, ‘Contando Historias’, el que es sin duda uno de mis discos de pop nacional preferidos de la década. Han pasado cinco años y un EP en 2007 (‘Suena el Teléfono’) y ya tenemos aquí su segundo álbum.

‘Guitarras y Tambores’ (Elefant, 2009) se publicó el pasado 16 de febrero y supone una continuación de su predecesor sólo hasta cierto punto. El sonido está mucho más pulido y técnicamente es mejor, pero a la vez ha perdido el brillo que tienen las producciones de Guille Milkyway. El disco tiene grandes temas como la titular ‘Guitarras y tambores’, ‘El sueño de mi vida’ (que presentaron para Eurovision el año pasado), ‘Suena el teléfono’ o ‘Nadie nos va a parar’, pero no llegan al nivel de canciones chispeantes como ‘Ay, amor’, ‘El amor mejora’ o ‘Quiéreme’. Al menos no en las primeras escuchas. Aunque claro, siendo Cola Jet Set, se merecen todas las oportunidades del mundo…

5 de marzo de 2009

¿Es el universo un holograma?

He escrito ya unas cuantas veces sobre aquellas teorías físicas que desafían la razón y la física y nos hacen replantear lo que conocemos del mundo que nos rodea. El otro día escuché algo sobre una teoría del universo holográfico en la radio, así que me puse a buscar información sobre ella. Y encontré un par de artículos. El primero es ‘The Universe as a Hologram’, una magífica aproximación a los rudimentos de esta hipótesis que tiene algo del mito de la caverna platónico.

En 1982, el físico de la Universidad de París Alain Aspect y su equipo realizaron un experimento que haría cambiar por completo la visión del universo. Descubrieron que bajo ciertas circunstancias las partículas subatómicas se «comunicaban» entre sí sin importar la distancia que los separaba. De algún modo, estas partículas «sabían lo que hacían» otras partículas que se encontraban a decenas, cientos, miles o millones de kilómetros. Esta «comunicación» sería instantánea, violando también el principio de que nada puede viajar más rápido que la velocidad de la luz. Aunque quizás no sea comunicación, sino que ambas partículas separadas por distancias tan colosales sean una misma entidad, de la que estamos viendo dos de sus caras (o también podemos llamarlas «manifestaciones»), pero que no somos capaces de ver en su totalidad. Al igual que un holograma impreso en dos dimensiones puede recrear un mundo tridimensional, las manifestaciones de partículas aparentemente independientes entre sí podrían ser dos caras de una misma realidad que ni siquiera intuimos. Esta conclusión la realizó el físico David Bohm a partir de las investigaciones de Aspect.

Para ilustrar su teoría, Bohm puso un ejemplo: imaginemos una pecera, un pez en su interior y dos cámaras de vídeo conectadas a dos monitores. La primera cámara se colocaría en el frontal de la pecera y la segunda en un lateral, de forma que tenemos dos vistas diferentes y simultáneas del pez. Imaginemos también que el espectador no conoce la existencia de la pecera real, sino que todo su conocimiento se basa en las imágenes de los monitores. La primera idea sería que se trata de dos peces diferentes, pero una observación más detallada lo llevaría a la conclusión de que sus movimientos están relacionados de algún modo misterioso. Bohm aplicó este principio también a la mente humana, acercándose así a otras teorías límite como la de los campos morfogenéticos.

El segundo artículo del que quería hablar lo publicó la revista New Scientist. En él se hacen eco de los descubrimientos realizados en Alemania, en el detector de ondas gravitacionales, el GEO600. Si bien hasta la fecha no se ha logrado dar con ninguna de estas hipotéticas ondas espacio-temporales, sí que se ha descubierto un desconcertante fenómeno que puede tener consecuencias para la física teórica. Según Craig Hogan, físico del Fermilab de Chicago, se ha logrado llegar a la frontera última que separa el espacio-tiempo. Según la teoría de la relatividad de Einstein, el espacio-tiempo es un contínuo. Esto se contradice con los descubrimientos del GEO600, que ha detectado cuantos de espacio-tiempo a niveles subatómicos, como cuando ampliamos una foto que nos parece perfecta y vemos los píxeles. Si esto se confirma, se han descubierto los «píxeles» que forman el espacio-tiempo, valga el símil.

Hogan ha llegado a la conclusión de que, si las evidencias están siendo correctamente interpretadas, el universo podría ser un gigantesco holograma. Para llegar a este punto, Hogan ha tenido en cuenta los estudios de físicos de vanguardia como Leonard Susskind o el premio Nobel Gerardus ‘t Hooft, que en los años noventa conjeturaron sobre el universo holográfico, que a su vez continuaron los trabajos de Jacob Bekenstein en los años setenta sobre los agujeros negros.

Después de leer estos textos e interesarme un poco por el tema, yo, con mi limitada mente, sólo puedo llegar a una conclusión: en realidad sabemos muy poco o nada sobre el mundo que nos rodea, sobre la naturaleza de la materia de la que está construido el universo, ni de lo que hay ahí fuera… A estas teorías, apoyadas en algunas pruebas reales, quizás las desbanquen otras más osadas, o de espíritu totalmente opuesto. Quién sabe. La cuestión es que seguimos siendo unos ignorantes.



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