Impuestos: es hora de compararse con Europa
El mero hecho de mencionar la palabra «impuestos» ya espanta a más de uno. No hay duda de que se trata de uno de los conceptos más impopulares del mundo occidental, pero también imprescindible si queremos que un país funcione correctamente y cumpla con las premisas del (por desgracia) cada vez más menguado estado del bienestar, en el cual es el Estado quien tiene el deber de velar y proteger los derechos sociales de los ciudadanos. Estas prestaciones van mucho más allá. Forman parte de ellas la sanidad universal y gratuita, la educación y las infraestructuras de todo tipo que tienen por objetivo facilitar y mejorar la vida de todos. Hasta aquí sólo hay obviedades. La idea del Gobierno de afrontar esta fase de la crisis con una subida de los impuestos indirectos, es decir, aquellos que gravan básicamente el consumo, no parece muy acertada en un momento en el que el consumo comienza a despegar (y que además es la base de la economía). Pero este post no trata de analizar si las medidas del Ejecutivo son buenas, malas, acertadas o desacertadas, sino de ir un poquito más allá y levantar la mirada hacia nuestros vecinos para reflexionar y sacar conclusiones.
Si hablamos de impuestos indirectos estamos hablando sobre todo del IVA. Actualmente en España el tipo máximo está en el 16%, mientras que el normal es del 7% y el reducido se sitúa en el 4%. He buscado información sobre cómo está el IVA en otros países de nuestro entorno europeo y me he llevado una sorpresa: la mayoría son más altos que aquí. Ejemplos: Portugal: 20%, 15% y 5% para los tipos máximos, normal y reducido, Francia: 19,6%, 5,5% y 2,1%, Italia: 20%, 10% y 6%, Alemania: 19% y 6%, Grecia: 19%, 9% y 4,5%, Irlanda: 21,5%, 13,5% y 4,8%… así podríamos seguir con todos los países. La lista completa está en la Wikipedia. Conclusión: tenemos uno de los IVA más bajos de Europa.
Otro importante impuesto indirecto es el que grava los hidrocarburos y que suele repercutir, con razón o sin ella, en muchos otros productos debido al encarecimiento del transporte. La Unión Europea marcó un mínimo para el gasóleo (el único sobre el que tengo datos [PDF]) en 245 euros por cada 1000 litros. En España se encuentra (o se encontraba porque desconozco la fecha del documento) en 294 euros, mientras que en Italia asciende a 403 euros, Francia a 376 o Irlanda a 302. Esto por no hablar de Alemania, 440, o Reino Unido, 742 euros. Por contra, Portugal y Grecia cuentan con los impuestos más bajos (272 y 245 euros respectivamente).
Vayamos ahora con los impuestos directos, en concreto al IRPF. Si tomamos como referencia el tramo máximo (el único sobre el que he podido conseguir datos) nos encontramos también con que nuestro porcentaje es también menor (también es cierto que menos progresiva puesto que el tipo medio está por encima que la de la UE) que el de otros estados de nuestro entorno: Aquí tenemos un 43% de gravamen para las rentas más altas. Francia: 45,8%, Italia: 44,9%, Alemania: 47,5%, Finlandia y Austria el 50%, Bélgica, 53,7% y Países Bajos, 52%. Los datos cantan por sí mismos.
Así a grandes números y una vez que he echado un vistazo al capítulo de ingresos [PDF] del proyecto de Presupuestos Generales del Estado para 2009, se deduce que de los 143 mil millones de euros recaudados en 2008, unos 77 mil millones corresponden al IVA sumados a los del IRPF. O sea, aproximadamente la mitad. Indiscutiblemente tienen un peso brutal sobre nuestra economía y por tanto sobre los servicios públicos que el Estado, las Autonomías y los Ayuntamientos prestan y la calidad de éstos. Todas estas cifras y estos números me llevan a formular una pregunta: ¿Cómo vamos a tener los servicios y las infraestructuras que tiene Alemania o Francia (ya no digamos los países nórdicos) si pagamos menos impuestos?